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miércoles, 18 de febrero de 2015

CAPÍTULO TREINTA



Poco después de llegar a la oficina, Lali recibió la llamada de Philip.

—Siento meterte prisa, querida, pero quiero esa información hoy mismo. Podrás encontrar los documentos que necesitamos en el departamento de ingeniería.

—Haré lo que pueda –dijo Lali con voz hueca.

—Estupendo, eres muy amable. Te espero abajo, frente al edificio, a las cuatro en punto. Tú sal del vestíbulo y verás un coche. Será cuestión de diez minutos.

Después de colgar, Lali se dirigió directamente al departamento de ingeniería, sin tomar precauciones para no ser vista, pues pensaba contárselo todo a Pablo en cuanto volviera.

—El señor Martínez necesita dos expedientes de estos cuatro proyectos –le dijo a la secretaria de ingeniería, tendiéndole el papel.

En cuestión de un momento, Lali tenía en su poder las cuatro carpetas. Las llevó a su escritorio y comprobó que en cada uno de ellas había una cubierta que contenía el nombre del proyecto, un sumario del material técnico aportado por Lanco, y finalmente la cantidad a que ascendía la oferta.

Lali fotocopió las cubiertas y después volvió a guardar cada original en su carpeta correspondiente. A continuación sacó un botecito de TippEx, la sustancia branca que utilizan las mecanógrafas para corregir los errores, y se concentró cuidadosamente en la tarea de borrar las cantidades de las ofertas de Lanco. Después las escribió, incrementando cada una de ellas en varios millones de dólares. El líquido corrector se notaba perfectamente en las hojas en las que había sido aplicado, pero se volvía invisible al hacer nuevas fotocopias. La estratagema era perfecta.

Pero precisamente cuando volvía de la fotocopiadora, un hombre joven de aspecto flemático y gordinflón se acercó a ella.

—Perdone un momento, señorita. –le dijo—. Pertenezco al servicio de mantenimiento de la fotocopiadora, que lleva todo el día funcionando mal. ¿Le importaría volver a fotocopias esos originales para asegurarme de que ya funciona bien?

Lali le obedeció un tanto intranquila, pero no sorprendida, pues sabía que era cierto que la máquina fallaba.

—Parece que lo ha imprimido perfectamente –dijo el hombre echando una ojeada a las copias resultantes.

Antes de marcharse, Lali le vio arrojar los papeles al cesto, por lo que no vio fue que los recuperaba un momento más tarde.


El Cadillac la esperaba junto a la acera del edificio. La ventanilla se abrió automáticamente y Lali le tendió el sobre a Philip a través de la rendija.

—Espero que comprendas la importancia que esto tiene para nosotros y…

Ciega de ira, Lali dio media vuelta y volvió a entrar en el edificio. Estuvo a punto de tropezarse con el técnico de la fotocopiadora, pero es su apresuramiento no se dio cuenta de que escondía una cámara fotográfica en la espalda.


—¡Menos más que has vuelto, por fin! –exclamó Julia al ver entrar a Peter en el despacho el miércoles por la tarde—. Mike Wash necesita hablar contigo inmediatamente. Dice que se trata de un asunto de máxima urgencia.

—Dile que suba –ordenó Peter, quitándose la chaqueta—. Y luego necesito que reserves una habitación de hotel. Me marcho con Lali a Londres de Vacaciones.  Que el avión nos espere en el aeropuerto.

—¿Lo sabe Lali? Está ahora mismo en el despacho de Pablo, con un montón de trabajo entre manos.

—Ya la convenceré de que mi plan es más urgente que su trabajo.

Cinco minutos más tarde, Mike Walsh y el hombre gordinflón se presentaron en su despacho, acompañados por Pablo y Eugenia.

—¿Qué ocurre, Mike? –preguntó mientras sacaba una botella de champán del bar.

—Hay un espía filtrado en el proyecto Rossi –comenzó el abogado cautelosamente.

—Exacto. Te lo avisé yo mismo.

—Los hombres que estuvieron en Casano intentando obtener información de Rossi trabajan para Whitworth.

Peter se detuvo un momento con la botella de champán en la mano.

—Continua.

—Es evidente que hay una mujer entre nuestros empleados que está espiando para Whitworth. Yo me he encargado de que Rudy tuviera acceso a las llamadas que recibiera y de que la vigilara.

Peter sacó cuatro copas de cristal del armario sin dejar de pensar en la preciosa sonrisa de Lali en cuanto le diera la noticia de sus vacaciones.

—Te escucho. Continua.

—Ayer fue fotografiada cuando entregaba a Philip Whitworth las copias de cuatro ofertas para contratos de Lanco. Tenemos en nuestro poder otras tantas copias de los documentos que le pasó para utilizarlas como prueba en el juicio.

—Ese hijo de… Pablo, voy a hacer lo que debería haber hecho hace cinco años. A partir de ahora, quiero que Lanco presente ofertas para todos los contratos que él pretenda por debajo de los costes, ¿está claro? ¡Quiero perder de vista de una vez para siempre a ese bastardo!

—Podemos extender la autorización para el arresto de la mujer –prosiguió el abogado—. Ya he discutido el asunto con el juez Spath y sólo espera tu palabra para redactar la denuncia.

—¿Quién es ella? –preguntó Pablo mientras Peter empezaba a sorber el champán.

—¡La amante de Whitworth! –exclamó Rudy, escupiendo las palabras—. La he investigado personalmente. Esa fulana vive como una reina en una lujosa urbanización de Bloomfield Hills a costa de Whitworth. Va vestida como una modelo, y…

Peter sintió una sacudida, y tuvo que apoyarse en el bar.

—¿Quién es ella? –preguntó.

—Lali Espósito –se apresuró a decir el abogado antes de que Rudy pudiera seguir hablando. La habitación se sumió en un silencio profundo—. Peter, sé que esa chica ha estado trabajando para ti y que es la misma que sufrió una caída delante de nosotros aquella noche. He querido esperar a decírtelo antes de presentar cargos contra ella. ¿Quieres que…?

—Vuelve a tu despacho –le ordenó Peter con la voz alterada por la pena –y espera allí. Te llamaré. Y en cuanto a ese individuo –añadió, señalando a Rudy con la cabeza, pero sin mirarle—. ¡Lo quiero fuera de mi vista!

Pablo se acercó a él, le volvió la espalda.

—Peter…

—¡Fuera! –gritó Peter—. Julia, llama a Lali y dile que quiero verla aquí dentro de diez minutos. Luego puedes marcharte a casa. Son casi las cinco.


Cuando se fueron todos, Peter solo deseaba morir.

Continuará...

12 comentarios:

  1. Es una tonta tenia que contarle antes!! Otroooo

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  2. Adhiero tendria q haberle contado ahora va a tener q remar muchooooooooooooooooooooooooooo

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  3. Nooo, quiero otro capitulo, porfa

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  4. Wowwww que capítulo la q se viene.., que intriga por que le dira peter a lali

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  5. X esperar se le hizo la noche a Lali.
    Me temo k Peter va a ser extremadamente duro con ella

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  6. Nooooo subí otro porfa subí otro
    @x_ferreyra7

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  7. Nooooo, oh por dios esto no tenia q pasaaarrr

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  8. En serio? Ay madre miaaa se va a liar una buena

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  9. Se pudrio todooooo ptm

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  10. Ah! Por la pendejada de Lali de no decirle la verdad en las miles oportunidades que tuvo! :/

    Re tarde te comento, pero leo! Besos

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