Cuando llegó ante la puerta de
Peter, Lali se paró por un momento a arreglarse el pelo. Estaba feliz por
volver a verle, y al mismo tiempo temía su reacción cuando le contara lo de
Philip, porque después de haber sido sometida a chantaje. Pensaba contárselo
inmediatamente, sin esperar más.
—¡Bienvenido! –exclamó
alegremente al entrar.
Peter se encontraba de pie
junto a la ventana, de espaldas a ella y contemplando el cielo oscuro y lúgubre
que presagiaba una noche de lluvia.
—Cierra la puerta. ¿Me has
echado de menos? –preguntó sin volverse.
Lali sonrió.
—Sí –dijo abrazándole por la cintura desde atrás y
apoyando la mejilla en su espalda rígida.
—¿Cuánto me has echado de menos?
—Si me miras, te lo demostraré.
Peter dio media vuelta y, sin mirarla, se dirigió al sofá
y se sentó allí.
—Ven aquí.
Lali obedeció e intentó descifrar la extraña expresión de
su rostro en la penumbra… parecía imposible y distante en sus ademanes. Cuando
se disponía a sentarse a su lado, la cogió por la muñeca y la obligó a hacerlo
sobre su regazo.
—Demuéstrame cuanto me quieres –dijo con voz ronca.
Entonces la estrechó entre sus brazos y la besó
ardientemente al tiempo que la tumbaba el sillón y le abría la blusa.
—¿Me deseas ahora?
—Sí –gimió Lali, retorciéndose bajo sus caricias.
De repente la agarró de los brazos y la zarandeó con
fuerza.
—Pues entonces abre bien los ojos. Quiero estar seguro de
que te das cuenta de que quien está sobre ti soy yo, y no Philip Whitworth.
—¡Peter! –gritó Lali.
Sosteniéndola brutalmente, Peter la obligó a ponerse de
pie con él.
—Escúchame, ¡Por favor! –exclamó Lali aterrorizada ante
su mirada inhumana—. Deja que te lo explique…
—Explícame eso –le ordenó, obligándole a mirar las cuatro
fotocopias extendidas sobre la mesa.
Junto a las fotocopias, había unas ampliaciones de
fotografías en las que se la veía a ella inclinada sobre un Cadillac y una
copia de un documento del estado de Michigan que demostraba que aquel coche era
de Philip Whitworth.
—¡Por favor, Peter! ¡Yo te amo!
—Lali, dime. ¿Me amarás todavía dentro de cinco años
cuando tu amante y tú salgan de la cárcel?
—Peter, por favor, escúchame. Philip no es mi amante,
sino un pariente lejano. El me dijo que pidiera trabajo en Lanco, pero te juro
que nunca le he dicho nada –Lali empezó a tartamudear tremendamente
impresionada por el desprecio con que Peter la miraba—. Hasta… hasta el día en
que nos encontramos en el baile, me dejó tranquila, pero ahora está
chantajeándome. Me amenazó con contarte una serie de mentiras si yo no…
Peter la contemplaba con expresión sarcástica.
—¡Claro! Tu pariente te está chantajeando.
—¡Sí! Philip creía que tú pagabas a alguien para que le
espiara y me envió aquí con la misión de descubrir la identidad del espía, y…
—Aquí el único que paga un espía es Whitworth. ¡Y el
único espía eres tú!
La soltó entonces, y trató de empujarla lejos, pero Lali
se asió a su brazo desesperadamente.
—Por favor, escúchame –le suplicó casi fuera de sí. Peter
se libró de ella de un manotazo, y Lali se dejó caer en el suelo entre sollozos
histéricos—. ¿Por qué no me escuchas? –gritaba—. ¡Lo único que te pido es que
me escuches!
—¡Levántate! –rugió Peter—. Y abróchate la blusa
–mientras ella obedecía, abrió la puerta y llamó a unos agentes de seguridad
que esperaban fuera—. ¡Sáquenla de aquí!
Antes de salir de allí, Lali le dirigió la última mirada
suplicante, pero el rostro de Peter parecía una máscara si vida.
Los guardias la condujeron en silencio hasta la puerta. La
noche se extendía sobre Detroit y con ella había llegado una lluvia furiosa,
sacudida por ráfagas de viento. Lali alzó la cabeza, buscando distraídamente el
coche de la policía. Los guardias que la escoltaban retrocedieron, pero uno de
ellos, antes de marcharse, se quedó mirando su blusa empapada y le preguntó en
tono compasivo:
—¿No tiene abrigo, señorita?
Lali miró al vacío. Su abrigo y su bolso se habían
quedado arriba en el despacho de Peter.
—Sí –dijo con un hilo de voz—. Arriba.
El guardia dudó un momento.
—Voy a por ellos –dijo al fin, y volvió al interior del
edificio con sus compañeros.
Lali se quedó inmóvil en la acera, mientras la lluvia
helada la empapaba con su multitud de agujas. No le llevaban a la cárcel,
entonces, no sabía dónde ir, sin dinero y sin llaves.
Como una autómata, empezó a andar por Jefferson Avenue,
cuando vio dos figuras familiares que se dirigían al edificio.
—¡Pablo! –gritó esperanzada cuando Eugenia y él estaban a
punto de pasar de largo sin verla.
Pablo se volvió rápidamente, pero todas las esperanzas de
Lali se borraron al ver su mirada acusadora, llena de furia.
—No tengo nada que decirte –replicó sin detenerse.
Sin fuerzas ya para nada, Lali echó hacia atrás sus cabellos
empapados y siguió andando, cuando de pronto, Pablo, cogiéndola del brazo, la
retuvo.
—Toma –le dijo en
tono hostil—. Ponte mi abrigo.
Lali se desasió de su mano.
—No me toques. No quiero que nadie vuelva a tocarme.
En la expresión de Pablo hubo un brillo de preocupación
que no tardó en extinguirse.
—Ponte mi abrigo –repitió—. Vas a coger una pulmonía con
este frío.
A Lali le importaba muy poco morirse de frío en aquellos
momentos.
—Dime, ¿Tú también crees lo que cree Peter?
—Sí, lo creo.
—En ese caso, no quiero tu abrigo. Cuando se sepa la
verdad, quiero que le digas a Peter de mi parte que no quiero volver a saber
nada de él. ¡Qué no se le ocurra buscarme!
Sin saber a ciencia cierta a dónde se dirigía, Lali
anduvo varias manzanas hasta llegar a la única puerta donde habían de admitirla
sin pedirle nada a cambio. El restaurante de Tony.
Lali llamó con los nudillos en la puerta trasera,
temblando de frío y de pena. Pronto
apareció Tony.
—¿Lali? –dijo—. ¡Lali! ¡Dios mío! ¡Dominic, Joe, vengan
rápidamente!
Continuará...
No seas guacha no me lo dejes ahí .. Subió otro porfaaa
ResponderEliminar@x_ferreyra7
Subi otro porfavor no dejes asiiii..
ResponderEliminarNo seas guacha no me lo dejes ahí .. Subió otro porfaaa
ResponderEliminar@x_ferreyra7
+++++++++++++
ResponderEliminarmassssssssssss
ResponderEliminarPobre Lali la situación tb es dificil de creer porque todo apunta para no creerle.Ojala y Peter descubra la verdad pronto
ResponderEliminarohh sube otro porfas, ya quiero saber como sigue!!!
ResponderEliminarAyy nooo pobre Lali aunque para Peter tb es fea la situación, ojala y la escuche
ResponderEliminarOtroooo :)
ResponderEliminarTony si k la escuchará.
ResponderEliminarTenía derecho a réplica para defenderse, y Peter ,no se lo permitió.
Mas!!
ResponderEliminarAyyy dioss, porq no la dejan explicar????????
ResponderEliminaren parte peter tiene razon, esta enfadado y es normal que actue asi. No tanto por la empresa sino porque la quiere y cree que lo ha engañado.
ResponderEliminarCreo que Eugenia y Pablo lo van a hacer entrar en razon
Espero maas
sigue por favor! Justo te quedas en lo mas intrigante bueno al menos para mi, y Pablo mas tierno no puede ser
ResponderEliminarSubeeeee
ResponderEliminarmas plis
ResponderEliminarNoveeeeeeeeeee
ResponderEliminarmas mas mas mas mas
ResponderEliminarmas novelaaa
ResponderEliminarmas mas mas
ResponderEliminarSigueeeeeeeee
ResponderEliminarmasss
ResponderEliminarHayy no pobre lali maloooos!
Q Peter no le crea y se sienta traicionado ante las pruebas puedo entenderlo,q no la escuche ya me parece injusto de su parte,ahora Pablo no estaba al tanto del tema,no era q Lali quiso renunciar por eso y él hizo q P lo impidiera...q le pasa,yo crei q ahi iba a estar el aliado de ella para q Peter entrara en razón....muy buen cap!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarTerrible! Pero es que, lose to, pero insisto una verdad así no se puede retrasar tanto como ella lo hizo
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