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jueves, 5 de febrero de 2015

CAPÍTULO VEINTICUATRO



—Hoy es mi cumpleaños –anunció Pablo nada más ver a Lali—. Normalmente. La secretaria suele traer una tarta para su jefe. Pero supongo que tú, como llevas poco tiempo, no lo sabías.

Lali echó a reír satisfecha de poder mirar a Pablo cara a cara libre del peso del compromiso adquirido con Philip.

—Pues mira, no sólo te he traído la tarta reglamentaria, sino que también tengo aquí un regalo para ti, hecho por mí misma.

Pablo desenvolvió el paquete, ansioso como un chiquillo, y sonrió entusiasmado al ver el jersey.

—No deberías haberte molestado… pero me alegro mucho, porque me encanta.

—Este jersey es tu regalo de cumpleaños y también una muestra de agradecimiento por tu ayuda.

—Gracias a ti, Lali. Y a propósito de ayuda, siento no poderte echar una mano con Peter. Julia me ha comentado que parece una carga de dinamita a punto de estallar, pero que tú aguantas el temporal con entereza. Está encantada contigo. Te la has ganado.

—A mí también me gusta ella –murmuró Lali, entristeciéndose un poco al oír el nombre de Peter.
Cuando Lali se hubo marchado y él se quedó solo, Pablo cogió el teléfono y marcó el número de Julia.

—Hola, Julia. Soy Pablo. Dime, ¿qué ambiente se respira por ahí esta mañana?

—Huele a pólvora. Yo diría que el ambienta está explosivo.

—¿Va a estar Peter en su despacho esta tarde?

—Sí ¿por qué? –Porque he decidido acercarle una cerilla encendida a ver qué ocurre.

—¡Pablo, no lo hagas! –exclamó Julia bajando la voz.

—Nos veremos un poco antes de las cinco, preciosa.


Cuando volvió de comer, Lali se encontró en su escritorio un maravilloso ramo de rosas rojas en un jarrón, acompañadas de una nota que decía: “Gracias, mi amor. P.” Peter la observaba mientras tanto apoyado en el marco de la puerta con ojos fríos e inexpresivos.

—¿Algún admirador secreto? –preguntó con ironía, hablándole con voz personal por vez primera en cuatro días.

—No exactamente.

—¿Quién es él?

—No estoy del todo segura.

—¿Qué no estás segura? ¿Cuántos hombres conoces cuyo nombre empiece por “P”? ¿Qué hombre de los mucho con quienes sales sería capaz de gastarse más de cien dólares en flores para darte las gracias?

—¿Cien dólares?

—Se ve que cada vez te va mejor. Debes haber aprendido mucho para dejarlos tan contentos.

—¡Es que ahora tengo mejores profesores!

Después de atravesarla literalmente con la mirada, Peter se internó en su oficina y la dejó sola durante el resto del día, hasta que a las cinco menos cinco, exactamente, Pablo hizo su entrada triunfal en el despacho vestido con su nuevo jersey verde.

—¿Dónde está Julia?

—Se marchó hace casi una hora –le informó Lali—. ¡Ah! Me encargó que te dijera que el extintor más cercano está al lado del ascensor… no sé que querrá decir, pero bueno… Espera un momento, voy a llevarle estas cartas a Peter y ahora mismo vuelvo.

Lali se puso de pie sin saber lo que estaba a punto de ocurrir, y que ocurrió en cuestión de segundos.

—Te echo de menos todo el día, cariño –susurró Pablo, atrapándola entre sus brazos. Un momento después la soltó con tal brusquedad, que la dejó tambaleándose.

—¡Peter! Mira el jersey que Lali me ha regalado por mi cumpleaños. Lo ha hecho ella misma. Te he traído un trozo de mi rata de cumpleaños para que la pruebes… también la ha hecho ella. Toma, ahora me voy. Hasta luego, Lali, amor mío.

Lali le siguió con la mirada completamente atónita, y de pronto se sintió zarandeada.

—¡Malvada! ¡Le has regalado mi jersey! Dime: ¿le has regalado a él algo más de lo que me pertenece a mí?

—¿De qué estás hablando?

—De tu cuerpo. De eso estoy hablando.

—¡Cómo te atreves a insultarme, hipócrita! Desde que te conozco, me has repetido mil veces que te parece muy bien que una mujer satisfaga sus necesidades sexuales con el hombre que quiera y cuando le apetezca. Y ahora… ahora que crees que yo he hecho eso… ¡me insultas! ¡Y encima tú! ¡Tú! ¡Tú que serías sin duda el campeón en los juegos olímpicos de resistencia en la cama!
Peter la soltó como si su solo contacto le produjera calambres.

—Sal de aquí, Lali –susurró con furia contenida.


—¿Se puede saber qué bicho te picó ayer? –preguntó Lali a Pablo al día siguiente en cuanto entró a la oficina.

—Yo diría que fue un impulso irreprimible.

—¡Pues yo diría que estás completamente loco! ¡No te puedes imaginar cómo se puso conmigo! ¡Me llamó de todo! Yo creo… que él también está loco.

—Ahí está –afirmó Pablo—. Está loco por ti. Julia y yo estamos convencidos.

—Están todos locos –suspiró Lali—. Lo peor es que tengo que subir allí arriba a trabajar con él, y no sé que voy a hacer, ¿comprendes?

—Yo te aconsejo cautela.

Pablo tenía razón, pues a partir de aquel día, la vida en la oficina se convirtió en un verdadero infierno; Peter trabajaba todo el día como un poseso, sin dejar de repartir órdenes, amenazas y gritos a diestro y siniestro, de manera que el ambiente tenso y de terror que se estaba creando en el piso dieciocho no tardó en extenderse al resto de las secciones, hasta que llegó un momento en que nadie se atrevía a reír en voz alta en las escaleras, en los ascensores, ni a cotillear como de costumbre, junto a las fotocopiadoras.

Había sin embargo dos personas para las que Peter era siempre amable. Una de ellas, Julia y la otra Martina. Martina llamaba tres veces al día por lo menos, y Peter, por muy ocupado que se encontrara siempre tenía tiempo para atenderla y charlar con ella. Desde su escritorio, Lali oía sin querer su voz seductora y melosa cuando hablaba con aquella mujer, y el corazón se le encogía de rabia.

El miércoles por la tarde, Peter debía salir de viaje a Chicago, para alivio de Lali, que después de tantos día de contener los nervios y las lágrimas a duras penas, no veía el momento de verle marchar.

A las cuatro, dos horas antes de la prevista para su salida, Peter llamó a Lali a la sala de juntas para que tomase notas, junto con Julia, en una reunión de financieros. En medio de la reunión, que discurría con toda normalidad, se oyó la vos destemplada de Peter:

—¡Anderson! ¡Si procura dejar de mirar el escote de la señorita Espósito estoy seguro de que la reunión acabará sin incidentes!

Lali se sonrojó hasta las orejas, al igual que el señor Anderson.

En cuanto salió el último financiero de la sala de juntas, Lali, haciendo caso omiso de la mirada de advertencia de Julia, se volvió hacia Peter hecha una furia.

—¡Supongo que estarás satisfecho! ¡No sólo me has humillado a mí, sino que casi le provocas un infarto a ese pobre anciano! ¿Qué será lo siguiente? ¡Me muero de ganas de saberlo!

—Despediré a la primera mujer que se atreva a abrir la boca –dijo Peter fríamente antes de salir de allí.

Lali, fuera de sí, quiso seguirle, pero Julia la retuvo.

—No discutas con él –dijo la mujer mirando a Peter con una sonrisa beatífica, como si estuviera contemplando un prodigio divino—. Tal y como está hoy de humor, te despediría en menos de lo que canta un gallo; y después se arrepentiría durante toda su vida. Además, afortunadamente, pasará dos días en Chicago, así que tendremos tiempo para recuperarnos. Mañana tú y yo nos vamos a ir a comer por ahí; a Toni´s, si te apetece. Nos lo hemos ganado.

Continuará...

17 comentarios:

  1. Menos mal que está Julia calmando las aguas, porque el señor Lanzani está que provoca un tsunami en cualquier momento.

    Pablo está como una puñetera cabra, ¿por qué hace eso? pobre Lali que es ella quien tiene que aguantarlo!! jajajaa

    espero maaaaas

    Inma

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  2. me encanta... más por favor

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  3. Jajajjajja q gracioso pablo, pero pobre lali q tiene q aguantar

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  4. +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

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  5. Jajajaja me encanta Pablo sacando de sus casillas a Peter sabe donde le duele

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  6. Peter es muy celoso e histérico o simplemente es bipolar

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  7. Le agradezco a Pablo lo que ha hecho porque gracias a eso me he dado cuenta que Peter esta totalmente enamorado de Lali y se comporta así por sus celos...

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  8. Más Nove
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  10. Cuando sera el dia que se suban novelas que no sean machistas?. Misterio...

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  11. Ibas a subir dos, subi otro porfaa, sos genia

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  12. Jajajajajjaj me encanta Pablo!!! Como provoca a Peter.. Igual antes debe de advertir a Lali poner se quede como en shock porque nos sabe que onda..
    Uhhhhh creo que alguien está celoso!!!!
    Ay me encanta Julia, que bue o que freno a la lali

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  13. Con Martina parece k quiere pagarle con la misma moneda.
    Jjajajjajaja Pablo!!

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