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jueves, 8 de enero de 2015

CAPÍTULO SIETE




Peter se puso al volante del coche y la llevó a un pequeño restaurante cercano que ostentaba en la puerta un cartel con el nombre de Tony’s. El comedor era cálido y acogedor, y los manteles a cuadros blancos y rojos le daban un toque casero.

El camarero que fue a la puerta al verles entrar saludó a Peter como si le conociera y los condujo hasta la única mesa libre de todo el local. Lali notó que había pocas mujeres en el establecimiento, y que los hombres, todos con corbata y chaqueta, perecían ejecutivos.

Al cabo de un momento, otro camarero se acercó a su mesa y saludó a Peter alegremente.

—Me alegro de verte por aquí, amigo –dijo, tendiéndoles los menús.

—Tomaremos el especial de la casa, Tony –dijo Peter, y luego, dirigiéndose a Lali, aclaró—: El especial es un sándwich a la francesa… ¿Te parece bien?

—Sí, sí, pide lo que quieras, Peter. Estamos celebrando un nuevo trabajo, lo que quiere decir que puedo permitirme el lujo de invitarte lo que quieras.

Cuando Tony se hubo marchado, Peter le preguntó:
—¿Qué te parece la idea de vivir en Detroit, Lali? Viniendo de Missouri, una ciudad como ésta debe imponer bastante, ¿no?

—No creas. Viví en Chicago hasta los doce años, así que ya sé cómo es la vida en una gran ciudad. Cuando mi madre murió, mi padre y yo nos trasladamos a Fenters, en Misouri, donde él había nacido. Allí, mi padre trabajó como profesor en el mismo colegio en el que se había educado.

—¿Eres hija única?

—Sí, aunque no del todo, porque mi padre se volvió a casar cuando yo tenía trece años. Mi madrastra trajo hijos de su anterior matrimonio: una niña dos años mayor que yo y un niño un año mayor.

Peter pareció advertir la nota de disgusto que empañaba su voz.

—Yo creía que a todas las niñas les gustaba la idea de tener un hermano mayor. ¿A ti no?

El rostro vivaracho de Lali se iluminó con una sonrisa.

—Sí, al principio me gustaba la idea, pero en cuanto lo vi, cambié de opinión. Gastón y yo nos caímos muy mal a primera vista. Después, él no hacía más que gastarme bromas pesadas, tirarme las tranzas y robar dinero de mi alcancía. Yo me vengaba diciéndole a todo el mundo que era un mariquita… ¡Pero no me sirvió de mucho, porque cada día salía con una chica distinta!

Peter sonrió divertido.

—¿Y tu hermanastra? ¿Cómo era?

—Guapísima. Ni siquiera podía andar tranquilamente por la calle, los chicos no la dejaban en paz.

—¿Y te quitaba a ti los novios?

—La verdad es que yo no tenía novios… hasta que cumplí diecisiete años.

Peter contempló con expresión incrédula sus luminosos ojos cafés, sus delicadas facciones y sus suaves cabellos castaños.

—Qué raro que no tuvieras novio.

—Pues te aseguro que es la verdad –murmuró Lali, ruborizándose y bajando los ojos.

En aquel momento, llegó Tony con dos inmensos sándwiches de carne y una jarrita de salsa. Con un gracioso ademán, los colocó en la mesa, exclamando.

—¡Tienen que probarlos! Están buenísimos.

Así lo hizo Lali.

—¡Humm, delicioso!

—Me alegro que te guste –replicó el simpático hombrecillo retorciéndose el bigote—. ¡Ah! Y le aconsejo que se deje invitar por Peter. El tiene ya mucho dinero, fue su abuelo quién me prestó el dinero para abrir este  local.

Dicho esto, se marchó tal y como había venido; como una exhalación.

La comida transcurrió en silencio, roto a veces por Lali para preguntar detalles acerca del propietario del restaurante. Por lo poco que le dijo Peter, supo que su familia y la de Tony habían sido amigas durante tres generaciones y que en una ocasión el padre de  Peter había trabajado para el de Tony.

En cuanto terminaron, Tony apareció y retiró los platos.

—¿Qué les apetece de postre? –Preguntó Tony, mirando a Lali—. Mejor decidiré yo. A usted, señorita, le traeré un canoli o… algún spumoni especial. Mis spumoni no tienen comparación con los que se venden en las tiendas. Los míos son los de verdad, con cremas de todos los sabores y rellenos de…

—Trocitos de fruta y nueces –dijo Lali con una sonrisa—. Así los hacía mi madre.

Tony abrió desmesuradamente los ojos y la estudio más despacio.

—¡Usted es italiana! –exclamó con un aspaviento.

—Sólo a medias.

En cuestión de un minuto, Tony averiguó su nombre completo, el nombre de la familia de su madre y se enteró de que iba a ir a vivir a Detroit, donde no conocía a nadie.

—Si necesitas cualquier cosa, Lali, no dudes en acudir a mí. Una joven sola en una ciudad tan grande como esta necesita una familia que la ayude en caso de apuro. Aquí siempre habrá un plato de comida para ti, ¡un plato de estupenda comida italiana! Y ahora dime, ¿qué tal un estupendo spumoni de postre?

Lali sonrió.

—Sí, por favor.

Peter guiñó un ojo al italiano.

—Lali necesita alimentarse. Está en edad de crecimiento, Tony.

Lali recibió aquel comentario con cierta exasperación.

—Peter –dijo al cabo de un momento—, ¿puedo hacerte un pregunta?

—Sí, como no.

Lali se apoyó con los brazos cruzados en la mesa y le miró directamente a los ojos.

—¿Te importaría decirme por qué te refieres a mí siempre como si fuera una colegiala quinceañera?

Peter esbozó una sonrisa burlona.

—La verdad es que no me había dado cuenta. No sé, será para recordarme a mí mismo que eres muy joven, que vienes de un pueblecito de Missouri y que, probablemente, ere muy ingenua.

—¡Pues para que te enteres, yo ya soy toda una mujer, y no sé a santo de qué viene eso de que procedo de un pueblo! Ah, y además no sé por qué te lo habré parecido, pero te aseguro que yo tengo ni un pelo de ingenua.

Peter abandonó su actitud burlona y se inclinó sobre la mesa, mirándola fijamente.

—Ah ¿no?

—No, ya te lo he dicho.

—Pues en ese caso, ¿qué piensas hacer este fin de semana?

Lali estuvo a punto de saltar de alegría, pero la cautela la contuvo.

—¿Qué harás tú? –preguntó.

—Tengo una fiesta que organizarán unos amigos míos en su casa, cerca de Harbor Springs. Cuando nos hemos encontrado esta mañana, iba para allá. Se tarda cinco horas en llegar en coche… y estaríamos de vuelta el domingo.

Lali había pensado salir para Fenster aquella misma tarde, pero al fin y al cabo tenía tiempo de sobra para recoger sus cosas en dos semanas. No corría tanta prisa y… simplemente, le entusiasmaba la idea de marcharse con Peter.

—¿Tus amigos no pondrán ningún inconveniente en que yo vaya contigo?

—Al contrario; esperan que aparezca con alguien.

—En ese caso –concluyó Lali con una sonrisa—, acepto encantada. Además, ya tengo la maleta en el portaequipajes del coche.

Antes de salir del restaurante, Peter dijo que tenía que hacer una llamada telefónica y, mientras tanto, Lali fue al cuarto de baño. Cuando salía, reconoció su alta figura junto al teléfono que había en la entrada del pasillo. Aunque estaba hablando en voz baja, pudo entender una sola palabra que bastó para ponerla en guardia: “Eugenia”

Lo primero que pensó Lali es que había elegido un momento poco apropiado para hablar con otra mujer. O quizás… Sí, le había dicho que sus amigos esperaban que apareciese con alguien, por tanto era muy posible que hubiera quedado ya y que ahora estuviese llamando para deshacer la cita.

Cuando Peter puso en marcha el pequeño deportivo de Lali, se quedó mirando preocupado una lucecita roja que advertía algún fallo en el funcionamiento de la batería. Lali se apresuró a tranquilizarle.

—No te preocupes, no creo que le pase nada. Esta mañana, al salir de casa, me pasé por un taller y el mecánico no encontró nada. Me dijo que podía ser un fallo del sistema eléctrico que hace que la luz se encienda sin motivo. El coche es nuevo, no tiene más de seis meses…

—Si quieres podemos ir en él a casa de mis amigos, así nos aseguraremos de que no le pasa nada y podrás hacer el viaje hasta Missouri con toda confianza.

—Estupendo.

—Cuéntame más cosas de tu familia y de ti –le instó Peter cuando salían del aparcamiento.

Lali volvió la cabeza, intentando disimular su nerviosismo. El pequeño entramado de mentiras que había urdido al principio crecía cada vez más. El problema era que Peter tenía amigos en Lanco, y por tanto no podía decirle que había pasado los últimos años en la universidad, pues al rellenar la solicitud de trabajo había omitido ese dato. Además, también le había mentido con respecto a su edad, ya que le faltaban todavía tres semanas para cumplir veintitrés años, y había dicho a Tony que no conocía a nadie en Detroit por no descubrir su relación con Philip. Lali suspiró; muy bien, olvidaría sus cinco últimos años de vida.

—Oye, ¿era tan difícil mi pregunta como para que la tengas que pensar tanto? –dijo Peter alegremente.

—Ya te lo he contado todo. Gas, mi hermanastro, tiene ya veinticuatro años, y está casado. Mi hermanastra, Rocío, se casó en abril. Su marido es mecánico.

—¿Y tu padre y tu madrastra?

—Mi padre es profesor. Es un hombre muy inteligente. Mi madrastra es una mujer estupenda; le quiere mucho.

—Me extraña que tu padre, siendo profesor, no te animara a ir a la universidad en lugar de trabajar pronto como secretaria.

—Sí, claro que me animó –respondió Lali sin darse cuenta.

Pero afortunadamente, Peter, ocupado en tomar una difícil curva, pareció no escucharla. Al cabo de pocos minutos, habían salido de la ciudad y se encontraban en la autopista, dejando atrás la zona de fábricas y los lujosos barrios residenciales de Detroit.

—¿Tú no llevas equipaje? –preguntó entonces Lali.

—No. Tengo algo de ropa en mi casa de Harbor Springs.

Lali se colocó las gafas de sol y procuró no mirarle demasiado, pues la proximidad de su cuerpo varonil la turbaba. Sentada junto a él, como estaba, percibía el aroma de su colonia, y sentía tentaciones de rozar su muslo con la rodilla. Aquel hombre era un peligro… y ella estaba un poco loca al marcharse con él así, por las buenas. Pero es que la atraía con una fuerza irresistible. 

Continuará...

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Si quieren que les avise cuando suba un nuevo capítulo, pueden dejarme su twitter!! :D

mi twitter es @Fics_Laliter

9 comentarios:

  1. Hola soy nueva leyendo tu blog y me encanta mi twitter es @ruiz_alai
    Avisame porfavor ☺

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  2. Massss
    Cuantos capitulos tiene esta novela?

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    Respuestas
    1. Todavía no estoy segura... un promedio de cuarenta... tal vez...

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  3. Creo que en este donde, nos vamos a divertir un rato...

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  4. Q osada,lo conoce y al otro dia se va de fin de semana con él,JAJA lo q va a ser este programa ambos escondiendo cosas,jaja
    Si podes avisame! @lina_AR12

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  5. Peter no se identifica y Lali k tiene k cubrirse con mentiras

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  6. Loca es poco! Sí, le consiguió un trabajo pero a la segunda vez que lo ve acepta irse de viaje con él??? :0
    Jajaja
    Besos, leeré mas

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