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viernes, 23 de enero de 2015

CAPÍTULO DIECIOCHO



Lali llegó el lunes a la oficina con el firme propósito de olvidar de una vez por todas a Peter, y con esta resolución, se concentró plenamente en su trabajo.

En el descanso del almuerzo, las otras secretarias  le propusieron que se reuniera con ella después del trabajo  para tomar una copa, y ella aceptó encantada. Cuando volvió al despacho por la tarde, el teléfono estaba sonando. Era el jefe de personal que quería verla inmediatamente en su despacho.

—Como no disponemos de demasiado tiempo, seré breve –le dijo el señor Weathrby en cuanto llegó—. Para empezar, le diré que toda la información contenida en los formularios de nuestros nuevos empleados es automáticamente incorporada al ordenador central de Global Industries. Así cuando surge un proyecto que requiere alguna certificación especial, se le notifica al departamento de personal y el computador se encarga de seleccionar a la persona adecuada. Esta mañana, el director de personal de Global Industries ha recibido una llamada urgente solicitando una secretaria que domine el italiano, y el computador la ha elegido a usted. Bueno, para ser exactos, es usted la segunda elegida, pues la primera se encuentra en baja por enfermedad. Este proyecto dura tres semanas, durante las cuales usted deberá abandonar su puesto actual por las tardes. Yo mismo me encargaré de informar de ello al señor Martínez y le proporcionaré una secretaria suplente para las tardes que usted deba ausentarse.

—Pero… señor Weatherby, yo todavía estoy aquí en periodo de aprendizaje, y creo que a Pablo, al señor Martínez, mejor dicho, no le va a agradar demasiado este imprevisto…

—El señor Martínez no va a temer más remedio que aguantarse –repuso el jefe de personal fríamente—. Yo personalmente desconozco la naturaleza del proyecto que requiere el dominio del italiano, pero se trata de un asunto máximamente prioritario y confidencial. Debe usted presentarse en la oficina del señor Lanzani inmediatamente.

—¿Cómo? –Exclamó Lali alarmada, poniéndose de pie—. ¿Sabe el señor Lanzani que soy yo la persona elegida?

Weatherby la miró con desdén.

—El señor Lanzani se encuentra en una reunión en este momento, y su secretaria no ha creído conveniente interrumpirle para informarle de esta sustitución de última hora.


Lali se acercó al escritorio de la secretaria de Peter, en el piso dieciocho.

—Mi nombre es Lali Espósito. El señor Lanzani ha solicitado una secretaria bilingüe, y me envían de la oficina de personal.

En aquel momento, la puerta del despacho de Peter se abría y de él salían seis hombres.

—La reunión ha terminado ya –anunció la secretaria—. Le diré al señor Lanzani que está usted aquí. Ya puede usted pasar. La está esperando –añadió después de hablar con él por el interfono.

No me espera a mí, pensó Lali muy nerviosa.

Cuando entró en su despacho, Peter estaba hablando por teléfono, apoyado en su escritorio y de espaldas a ella. Lali respiró profundamente, cerró la puerta y entró en el lujoso despacho.

—De acuerdo –dijo Peter por el auricular, después de una pausa—. Llama a la oficina de Washington y di que quiero que el equipo de relaciones públicas esté esta misma noche el Global Oil, en Dallas.

Con el teléfono apoyado en el hombro, Peter cogió unos folios de encima de la mesa y se puso a leerlos mientras Lali contemplaba su ancha espalda como hipnotizada, recordando que ella le había acariciado, y que aquellos musculosos brazos la habían abrazado. En el sofá verde, a su espalda, Peter se había arrodillado ante ella para examinarla el tobillo…

—Notifica a la refinería de Oklahoma que todavía pueden surgir algunos problemas hasta que arreglemos definitivamente este asunto. De acuerdo. Vuelve a llamarme cuando hayas hablado con el equipo de relaciones públicas en Dallas.

Después de colgar, se enfrascó en la lectura de los papeles que tenía en la mano. Lali vaciló un momento antes de anunciar su presencia, no sabiendo cómo llamarle. En un principio estuvo a punto de decir “Peter”, pero se detuvo a tiempo. Como tampoco estaba dispuesta a dispensarle  el tratamiento respetuoso de “Señor Lanzani”, optó finalmente por no llamarle de ninguna manera.

—Tu secretaria me ha dicho que podía entrar –dijo acercándose más al escritorio.

Peter se volvió rápidamente, dejó caer los papeles, y, metiendo las manos en los bolsillos, la contempló con una expresión inescrutable. Después habló:

—Has elegido un mal momento para disculparte, Lali. Tengo que marcharme dentro de cinco minutos para asistir a un almuerzo de trabajo.

Como no podía hacer otra cosa, Lali reprimió su indignación y esbozó una sonrisa irónica.

—Siento herir tu amor propio, pero no he venido aquí para disculparme de nada, sino porque el señor Weatherby, del departamento de personal, me ha enviado.

—¿Para qué? –preguntó Peter fríamente.

—Para ayudarte en un proyecto que requiere una secretaria bilingüe durante las tres próximas semanas.

—Entonces me estás haciendo perder el tiempo. Primero, porque tú no tienes la experiencia suficiente ni estás cualificada para este tipo de trabajo y en segundo lugar, porque no te quiero ver aquí.

Lali se sintió tan herida por su actitud despectiva, que no pudo contener sus deseos de provocarle.

—En ese caso, ¿serías tan amable de telefonear al señor Weatherby y decírselo tú? Yo ya le he explicado las razones por las que no quería trabajar para ti, pero él insistió en que subiera.

Peter presionó una tecla del intercomunicador.

—Dígale a Weatherby que venga inmediatamente –después, dirigiéndose a Lali, añadió—: ¿Te importaría explicarme cuales fueron las razones que le diste?

—Le dije que eres un desvergonzado libertino, y que antes prefería que me mataran a trabajar para ti –mintió Lali.

—¿Eso le dijiste?

—Sí –contestó ella sin alterar su sonrisa.

—¿Y qué respondió Weatherby?

Incapaz de soportar su mirada gélida, Lali se concentró en sus uñas.

—Bueno, me dijo que, probablemente, muchas de las mujeres que se han acostado contigo piensan lo mismo de ti, pero que mi deber es anteponer mi lealtad a la compañía a la repugnancia que me produces.

—Lali –dijo entonces Peter suavemente—. Estás despedida.


 Continuará...
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Lo siento!! 
Mañana les subo dos!! :)

32 comentarios:

  1. Peter te odio hay Lali que vas a hacer

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  2. Se enojó Peter!JAJA vamos a ver q pasa ahora,cómo se las ingenia Lali,!Encima él esperaba una disculpa???J>AJAJA SOÑA!

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  3. ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

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  4. Hola! Me encanta la novela! Avísame cuando publiques nuevos capítulos... Mi tw es @hq_may GRACIAS!

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  5. Holaaa
    Jajajajajja en serio esperaba una disculpa como porque?!!!
    Que cretino es Peter aghh
    Todavía le dice con aquella voz que ko la quiere ver ahí...
    Vamos!!!! Que bien Lali en vez de llorar, salir enojada o algo así se enfrenta a el
    Quee?! Es en serio?! La despidió?!

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  6. Que???? Peter es muy cruel!
    Mas!!

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  7. +++++++++++++++++++++++++++++++++++

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  8. Maldito peter!!
    Ya quiero leer el siguiente capitulo!!

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  9. ++++++++++++++++++++

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  10. Oohhhh el señor se ofendió? Que se fastidie!!!!! OLE POR LALI

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  11. +++++++++++++++++++++

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  12. Peter es un cretino verdadero!

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  13. +++++++++++++++++++++++++++

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  14. Un arrogante ,prepotente.
    Seguramente jamás ninguna mujer le dijo sus verdades taaaaan claritas y directas.

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  15. Porfi decime que mañana al despertar me encuentro con 4 capítulos ya que es domingo u.u

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  16. +++++++++++++++++++++++++

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  17. Maas porfa!! Ayer no subiste

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  18. MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS

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  19. Jajajaja! 'E encanto lo que le dijo Lali

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