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miércoles, 21 de enero de 2015

CAPÍTULO DIECISIETE



Llegó el día y mientras contemplaba en el espejo de su cuarto el efecto del vestido de gasa color oro viejo sobre su esbelta figura, Lali no podía, por más que lo intentaba, sentirse tranquila. La razón era que estaba a punto de encontrase cara a cara con el hombre que la había seducido son la menor contemplación, despidiéndola después con la promesa de que la ayudaría en caso de que se hubiera quedado embarazada; el multimillonario a quién había invitado a almorzar en un día aciago.

Después de abrocharse la parte de arriba del vestido, que dejaba al descubierto sus hombros y su espalda, Lali empezó a pensar cómo se comportaría en la fiesta. Después de lo ocurrido, probablemente Peter esperaría encontrarla furiosa y entristecida, que era exactamente como estaba, pero estaba dispuesta a no demostrárselo. Por el contrario, le haría creer que el fin de semana en Harbor Springs para ella había significado, cómo para él, una aventurilla divertida y sin importancia. Bajo ningún concepto le trataría con frialdad, pues semejante actitud delataría sus verdaderos sentimientos. Lo más eficaz era la indiferencia y el tono amistoso, aunque el esfuerzo la destrozase.

Mientras meditaba estas cosas, Lali buscaba infructuosamente los pendientes de su madre, que no aparecían por ninguna parte. No podía haberlos perdido, porque siempre los trataba con mucho cuidado, por ser el único recuerdo material que le quedaba de ella. De pronto, se hizo una luz en su mente: recordó que los había llevado puestos en la fiesta, y que después, en la cueva, cuando estaban en la cama, Peter se los había quitado…

¡Los pendientes de su madre se habían quedado entre las sábanas revueltas de la cama de la novia de Peter!

Lali se apoyó con desaliento sobre la cómoda. Para aumentar sus males, ahora descubría que los pendientes de su madre se encontraban en poder de Eugenia.

Cuando las puertas de ascensor se abrieron en el piso ochenta y uno y se dispuso a entrar en el elegante restaurante del brazo de Pablo, Lalu distaba mucho de sentirse tranquila. Lo primero que pensó al verse rodeada de gente fue que Peter se encontraba allí, en alguna parte, y no pudo evitar un estremecimiento.

Se acercaron a la barra y, mientras Pablo pedía las bebidas, Lali miró a su alrededor. Entonces, un grupo se desplazó hacia un lado, y allí estaba Peter…

En el extremo opuesto del salón, de pie, riendo con muchas ganas, se encontraba Peter. Lali le miró a hurtadillas, con el corazón palpitante, y reconociendo aquellas facciones armoniosas; la elegancia de su porté; la fuerza contenida de sus movimientos. Junto a él, la mujer rubia hablaba y reía, mientras se apoyaba en su brazo de una manera que denotaba familiaridad.

Por la angustia que la invadió en aquel momento, Lali habría jurado que no era sangre, sino ácido caliente lo que corría por sus venas. Aquella era Eugenia Suárez, su novia oficial, y el vestido de punto color arena que llevaba era el mismo que Peter le había prestado a ella en Harbor Springs.

Lali apartó rápidamente la mirada y se volvió a Pablo, con la intención de hablar con él, pero lo encontró distraído, con los dientes apretados y la mirada clavada en la preciosa mujer rubia que acompañaba a Peter. En su rostro se leía el deseo, la amargura y la rabia de los celos. No cabía duda, pensó Lali; Pablo estaba enamorado de Eugenia.

-Ten tu copa, Lali. Tengo una idea: ¿qué te parece si charlas un rato con Peter acerca de la fiesta o de tu nuevo trabajo, y después, con una encantadora sonrisa, te despides y te largas conmigo?

Lali aplaudió la idea.

-Me parece estupendo, pero tampoco hay necesidad de ir a su encuentro, ¿no crees? Como es el anfitrión, lo más normal es que Peter se dé una vuelta preguntándole a todo el mundo que tal lo está pasando.

-Tienes razón –asintió Pablo-. Esperaremos a que ellos vengan a nosotros.

En el transcurso de la hora siguiente, Lali tuvo la ocasión de confirmar sus sospechas de que su jefe estaba enamorado de Eugenia, pues Pablo desplegó todos los medios necesarios para que la pareja anfitriona se fijara en ellos. Cada vez que Eugenia los miraba, Pablo se volvía a Lali y le sonreía o le contaba cualquier cosa para hacerla reír. Lali por su parte, cooperaba en aquella pequeña comedia, fingiendo que se lo estaba pasando divinamente… aunque lo hacía sólo por Pablo, pues sabía perfectamente que a Peter le traía sin cuidado cómo estuviese ella.

Cuando apuraba su segunda copa, Pablo le pasó el brazo por los hombros sin previo aviso.

-Lali, ¿ves a ese grupo de ahí? –añadió, esbozando una sonrisa bien visible-. Son los miembros del consejo directivo: todos ellos son industriales acaudalados. El del extremo de la izquierda es Horacio Suárez, el padre de Eugenia. La familia Suárez –aclaró- se dedica al petróleo desde hace varias generaciones. El hombre que está a su lado es Crawford Jones. Él y su esposa pertenecen a dos poderosas familias unidas por fuertes lazos.

-Entonces, ¿son inseparables? –preguntó Lali con una sonrisa burlona.

Una voz dolorosamente conocida se unió a la conversación en aquel punto, diciendo:
-Sí son inseparables, Los dos son bastante feos, y a nadie le gustaría que anduviesen juntos por ahí, asustando a los niños.

Lali se puso tensa y giró sobre sus talones hasta encontrarse cara a cara con Peter, que a miraba con expresión burlona. Afortunadamente, el orgullo pudo más que la pena que sentía al verle y reunió fuerzas suficientes para estrecharle la mano con una sonrisa.

-Hola, Peter.

-Hola, Lali –repuso él sonriente.

Inmediatamente después, Pablo le presentó a Eugenia.

-Llevo toda la tarde fijándome en tu vestido Lali –dijo la joven-. Es precioso.

-Gracias, eres muy amable –contestó Lali, Y sin mirar a Peter, añadió-: Yo también me he fijado en tu vestido nada más entrar. Mira, Pablo, ahí está el señor Simmons. ¿No querías hablar con él? ¿No perdonan un momento?

Y dicho y hecho, Lali y Pablo se alejaron de los anfitriones sin mirar atrás. Poco después, Pablo se enfrascó en una animada conversación con el vicepresidente, así que Lali tuvo que echar mano a toda su simpatía y sus mejores encanto para desenvolverse sola en la fiesta, y lo consiguió con mucho éxito, pues pronto estuvo rodeada por un grupo de admiradores que no se separaron de ella. Lali evitó en todo momento dirigir la mirada en dirección a Peter, aunque un par de veces se encontró con sus ojos verdes sin querer. Pasaron tres horas, y al final, la tensión de saberse con él en la misma habitación se le hizo insoportable, y sintió la necesidad imperiosa de escapar un momento. Así que hizo una ligera seña a Pablo, que se encontraba charlando con un grupo de hombres en la barra, indicándole que le esperaba en la terraza. Pablo asintió con una sonrisa.

Lali atravesó la puerta cristalera y se dejó envolver por el fresco aire nocturno, respirando profundamente. Avanzó hacia la barandilla y contempló el espectáculo de luces y sombras que se extendía a sus pies, ochenta y un pisos debajo. Permaneció allí, recreándose en el silencio y sorbiendo su bebida, hasta que escuchó el rumos de la puerta corredera al abrirse y cerrarse.

-¿Qué tal lo estoy haciendo? –preguntó sin volverse, dado por hecho que se trataba de Pablo.

-Lo estás haciendo muy bien –respondió la profunda voz de Peter-. Ya estoy completamente convencido de que me he vuelto invisible.

Lali se puso a temblar violentamente.

-La fiesta está siendo muy agradable –comentó con la voz más serena que pudo fingir.
-¿Me has echado de menos?

Lali abrió mucho los ojos.

-No, He estado muy ocupada.

Peter se apoyó en la barandilla y la contempló detenidamente.

-Entonces –dijo-. ¿No me has echado de menos? ¿Ni un poquito?

-Te repito que he estado muy ocupada. Además, ¿por qué iba a echarte de menos? Tú no eres el único hombre disponible en el estado de Michigan, ¿sabes?

Peter arqueó las cejas fingiendo que cavilaba.

-¡Vaya, vaya! ¿insinúas que te has dedicado a… enriquecer tu experiencia? En ese caso, ahora que cuentas con elementos de juicio para comparar, ¿podrías decirme cual es mi calificación?

-Esa pregunta es estúpida.

-Tienes razón. Vamonos.

Dicho eso Peter apuró de un trago lo que quedaba de bebida en su vaso, y, cogiéndola de la mano, la condujo hacia una puerta que se abría en otra de las paredes del edificio.

Pero antes de que la hiciera entrar, Lali recuperó el dominio sobre sí misma, y se detuvo.

-Peter, me gustaría hacerte una pregunta, y quiero que me contestes con sinceridad. Cuando nos separamos en Harbor Springs, ¿tú tenías intención de volverme a ver… es decir, de salir conmigo?

-No –contestó Peter, mirándola tranquilamente a los ojos.

Aprovechando la impresión que su cortante repuesta había provocado en Lali, Peter tiró de ella y la hizo pasar por la misteriosa puerta.

-¡Un momento! ¿Dónde vamos?

-A mi casa o a la tuya; da lo mismo.

-¿Para qué?

-Para una chica tan lista como tú, esa me parece una pregunta bastante estúpida.

Ante aquello, Lali no se pudo callar.

-¡Eres el tipo más egoísta y más cretino que he encontrado en mi vida! Para que te enteres, yo no voy por ahí acostándome con todo el mundo, y además, no me gusta la gente que es capaz de… ¡la gente como tú, en una palabra!

-Pues hace cuatro semanas, bien que te gustaba –replicó él fríamente.

Lali sintió que la vista se le nublaba y que la sangra se le agolpaba en la cara.

-¡Hace cuatro semanas yo creía que eras una persona especial! Hace cuatro semanas, yo no sabía que eras un playboy millonario que se dedicaba a acostarse con mujeres como quién se cambia de ropa. ¡Eres un hombre despreciable: promiscuo, inmoral y sin principio! ¡Eres despiadado y egoísta, y de haberte conocido un poco más, ten por seguro que no te habría dado ni los buenos días!

Peter la contempló impasible, y dijo en tono desafiante:
-Entonces, ahora que me conoces, no quieres nada conmigo, ¿verdad?

-¡Exactamente! –Gritó Lali-. Y…

Con un rápido movimiento, Peter la envolvió con sus brazos y la asaltó con un beso lleno de fuerza y sensualidad. En el momento en que la tocó, todo el cuerpo de Lali se estremeció con el deseo de ser poseída por Peter. Sin darse cuenta apenas, como si hubiera perdido la razón, le rodeó con sus brazos y se apretó contra él, recreándose en la sensaciones que aquel cuerpo viril producía en ella.
-Esto es una locura –murmuró Peter cuando se separaron, jadeantes-. Puede salir alguien en cualquier momento… ¿Quieres venir conmigo?

Lali le contempló, apoyada en la pared.

-No. Ya te lo he dicho…

-Por favor, ahórrate una lección de moral. Si tanto espanto te produzco, búscate un hombre tan ingenuo como tú y acuéstate con él, a ver qué sacan en claro entre los dos.

Lali estaba tan furiosa que en aquel momento no le dolieron aquellas durísimas palabras.


-Espera un momento –dijo-. Tu amiguita, o tu novia o lo que sea esa tal Eugenia, tiene los pendientes de mi madre. Los olvidé en su casa, es su cama, cuando estaba con su amante. Por mí se puede quedar contigo, tú ya no me interesas. Pero quiero que me devuelva los pendientes cuando antes. Quiero esos pendientes… -repitió con la voz temblorosa por la pena que empezaba a embargarle con una fuerza irresistible.

Continuará...

22 comentarios:

  1. Peter se paso y me gustaria verla con la actitud de la fiesta pero que no fuera fingido

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  2. Que estupido peter, lo odio, cm le dice esas cosas??!!!
    Massss

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  3. ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

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  4. Q odioso resultó,bien ahi ella poniendo distancia aunq no se cuanto le puede durar ,evidentemente su cuerpo responde a él!

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  5. Lo del vestido ha sido el colmo!!!!!!!!!!!! Darle el vestido de la otra y dejar q Eugenia lo use para una fiesta en la q sabia la veria a ella,!!!!!!!!

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  6. Capituloon! Subí otro porfaa!!

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  7. Que le dirá Peter??? Aaay!!! Ya quiero que subas el siguiente capitulooo!! Me vuelvo loca!

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  8. peter es un cretino .....lo odio

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  9. MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSSSSSSSSS

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  10. mas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

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  11. Peter muy prepotente y seguro d si mismo.

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  12. A mi me gusta este peter frio, cuando se de cuenta q lo q siente no es solo pasional se irá suavisando..seguii

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  13. Holaaaaa que bueno que ya volviste!!!
    Me estaba poniendo al día con los caps..
    Me podrías avisar cuando subas nove Porfa..

    Ahhhhhh que prepotente es Peter... En serio lo del vestido fue demasiado.... Pobre Lali.. Osea le presto el vestido de Euge...
    Ay vamos!!!! Bien dicho Lali..
    Por lo que veo Lali y Pablo se llevarán muy bien jajaja
    Uhhhhh Peter detrás de Lali..
    Que dirá Peter?! Skksksksks ya quiero otro Cap
    @angie_garciaa

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