BIENVENID@S - YA PODÉS DESCARGAR EL NUEVO BONUS "El Camino Del Sol" - Twitter @Fics_Laliter - Correo: Ficslaliter123@gmail.com

viernes, 9 de enero de 2015

CAPÍTULO NUEVE



Lali contempló el ir y venir de las azules aguas del lago Michigan que iba a morir a la playa con suaves olas erizadas de espuma.

—Ya estamos a punto de llegar –dijo Peter cuando abandonaron la autopista y se internaron en una carretera comarcal.

Poco después, tomaron un camino privado de la finca, bordeado de naranjos cargados e frutos, Cuando llegaron al pequeño aparcamiento repleto de lujosos automóviles, el sol del crepúsculo lo llenaba todo con su luz anaranjada. Un poco más allá, se levantaba una gran mansión de estilo modernista de tres pisos, rodeada por un extenso jardín con mesitas y sombrillas, que iba a dar a la playa. Los camareros se afanaban pasando bandejas entre los invitados, que superaban el centenar y que pululaban por la playa o reposaban en la tumbonas que rodeaban la piscina.

En el horizonte dorado del lago se encontraban los perfiles de varias embarcaciones de recreo, que navegaban perezosamente por sus tranquilas aguas.

Peter salió del coche y abrió la portezuela de Lali. Después, la cogió del brazo y la condujo por entre los lujosos coches deportivos hasta un grupo de invitados. Lali reconoció entre ellos a varios actores de cine famosos y otras caras conocidas del mundo del espectáculo.

Peter no parecía impresionado no intimidado ante aquel despliegue de belleza y opulencia, por el contrario, daba la impresión de que la presencia de aquella gente le irritaba.

—Lo siento, Lali, si yo hubiera sabido que la “reunión intima” iba a ser una cosa así, no te habría traído. Esto va a ser una fiesta ruidosa y llena de gente.

Lali intentó sonreír, sin mucho éxito.

—No te preocupes, con un poco de suerte no se darán cuenta de que estamos aquí.

—No cuentes con ello.

Se detuvieron junto a la pequeña barra improvisada para uso de los invitados. Mientras Peter servía las copas, Lali, en lugar de quedarse mirándole como una estúpida intentó adoptar una actitud natural y se dedicó a contemplar los alrededores. No había pasado ni un minuto cuando una bellísima pelirroja se acercó a Peter, abandonando precipitadamente el grupo donde se encontraba.

—¡Peter, cariño! –dijo entre risas, abrazándole.

Peter dejo la botella de licor que tenía en la mano y le dio un beso, después, observo a Lali. La pelirroja no se separó ni un centímetro de él y le miró fijamente a los ojos, con una cálida sonrisa.

—Ya empezábamos a pensar todos que nos ibas a dejar plantados –dijo—. Aunque yo sabía que tenías que venir, porque el teléfono no ha dejado de sonar en toda la tarde. Llamaban de tu oficina, preguntando por ti. Los criados tienen un montón de recados para ti. Dime, ¿quién es tu amiga? –añadió, soltándole y mirando a Lali con curiosidad.

—Lali, te presento a Bárbara Leonardos.

—Llamame Bebe. Mis amigos me llaman así –y a continuación se volvió a Peter, como si ella no estuviera—. Yo pensaba que ibas a venir con Eugenia –dijo.

Peter hizo una mueca.

—¿Ah, si? Y yo creía que tú a estas alturas estarías en Roma con Alex.

—Hemos estado, pero he venido para verte.

Cuando su amiga se hubo marchado, Peter empezó a darle explicaciones.

—Bebe es…

—No te molestes, sé quién es. La heredera de la mayor fortuna americana del petróleo, casada con un armador griego. Estoy harta de verla en las revistas y en los periódicos.

Peter le dio su bebida, cogió la suya y luego señaló a una pareja que en aquel momento pasaba junto a ellos, cogidos del brazo.

—¿Conoces a aquellos?

—No –respondió Lali—. No me suenan de nada.

Peter le sonrió.

—Pues en ese caso, te los presentaré. Son los anfitriones de la fiesta, y además muy buenos amigos míos.

Lali contempló con curiosidad a la pareja: una bella mujer de treinta y tantos años y un hombre maduro, rayando en los sesenta, bastante grueso.

—¡Peter! –exclamó la mujer sonriendo encantada y abrazándole cuando salieron a su encuentro—. ¡Hacía meses que no sabíamos nada de ti! ¿Dónde te habías metido?

—Ten en cuenta que todavía queda gente que tiene que trabajar para ganarse la vida –respondió Peter con una sonrisa—. Mira Lali, te presento a nuestros anfitriones, Andrea y George Middleton.

—Hola, Lali, me alegro mucho de conocerte. Pero vamos a ver –añadió volviéndose a Peter—, ¿qué hacen aquí ustedes dos solos, lejos de todo el mundo? Nadie se habrá dado cuenta de que llegaron.

—Precisamente por eso hemos venido aquí detrás –dijo Peter bruscamente.

Andrea se echó a reír, sonrojándose ligeramente.

—Ya sé que te prometí que esto iba a ser una reunión íntima, pero es que no se me pasó por la imaginación que fuera a venir tanta gente. Tenemos un lío tremente en la casa. Apropósito, la gente se está vistiendo ya para la cena. ¿Ustedes irán a la Cueva o prefieren vestirse aquí?

Lali sintió deseos de que se la tragase la tierra. ¿Cómo iba a cambiarse si no había llevado ningún vestido de fiesta? Disimuladamente, pellizcó el brazo de Peter, pero él, haciendo caso omiso, dijo:
—Será mejor que Lali se vista aquí. Mientras tanto yo iré a la Cueva para contestar a las llamadas que me hayan hecho y volveré vestido.

Andrea sonrió a Lali.

—La casa está rebosante de gente; si te parece bien tú y yo podemos meternos en mi habitación y George buscará otro lugar para cambiarse. ¿Vamos?

—Perdona un momento –intervino Peter—. Creo que Lali quiere decirme algo. Ve tú delante.

En cuanto la pareja se hubo alejado, Lali miró a Peter angustiada.

—Peter, no tengo nada que ponerme, ¿no tendrás tú algo en tu casa?

—Sí, hay bastantes cosas en la Cueva. Creo que encontraré un vestido para ti –dijo Peter en tono tranquilizador—. Yo me encargare de mandártelo, no te preocupes. Estará en la habitación de Andrea cuando te vayas a vestir.

El interior de la casa era un hervidero de bullicio, voces y risas de los invitados; camareros que corrían de acá para allá con ropa recién planchada y bandejas de bebidas… Peter detuvo a uno de los criados y le preguntó por los recados telefónicos. Al momento le entregaron un papel.

—Lali, nos veremos fuera, junto a la piscina, dentro de una hora. ¿Podrás arreglártelas sin mí hasta entonces?

—Sí, no te preocupes, Tú tomate todo el tiempo que necesites.

—¿Seguro?

Con aquellos maravillosos ojos verdes clavados en los suyos, Lali no estaba segura ni de su propio nombre, pero no obstante se despidió con una sonrisa. Cuando Peter se hubo marchado, se encontró con Bebe junto a ella, mirándola sin ningún disimulo.

—Bebe, ¿sabes dónde hay un teléfono? –le preguntó Lali—. Quiero llamar a casa.

—Sí por supuesto. Y a propósito, ¿dónde está tu casa?

—En Fenster, en el estado de Missouri.

—¿Fenster? –repitió Bebe, arrugando la nariz, en una mueca de desagrado.

Y acto seguido se marchó, dejándola solo en una salita.
La conferencia con su padre no fue demasiado larga, pues ambos sabían lo mucho que costaba. Pero su padre tuvo tiempo para reírse de lleno de orgullo y asombro cuando se enteró del trabajo que había conseguido, además del piso que le ofrecía Philip Whitworth sin cobrarle alquiler. Por supuesto, por no preocuparle, Lali no mencionó en qué consistía el trabajo para Philip; con asegurarle de que sus problemas económicos habían terminado, era bastante.

Después de colgar el aparato, cuando se disponía a abrir las puertas correderas de la salita para salir, Lali oyó una chillona voz femenina que provenía del pasillo.

—¡Bebe, querida, qué guapísima estás! ¡Qué vestido tan bonito! Oye, ¿tú sabias que Peter Lanzani iba a venir y que todavía no ha aparecido?

—Sí, ha venido –respondió Lali—. He estado hablando con él.

—Pues menos mal que ha venido, porque Carlton me ha sacado a la fuerza de la playa divina en la Bermudas sólo para verle a él. Al parecer tiene que hablarle de u asunto de negocios muy importante.

—Pues tendrá que ponerse en la cola –dijo Bebe con indiferencia—. Porque Alex y yo también hemos venido a verle. Alex va a proponerle que se asocie con él para montar una cadena de hoteles por todo el mundo. Llevaba dos semanas intentando localizarle por teléfono desde Roma, pero como no contestaba, no hemos tenido más remedio que coger un avión y venir.

—Pues tampoco he visto a Eugenia –comentó la otra.

—No la has visto porque Peter no la ha traído… ¡Ya verás cuando conozcas su nuevo fichaje! ¡Es increíble! Es una cría de dieciocho años directamente importada de una granja de Missouri. Hace un momento Peter le estaba diciendo que tenía que dejarla sola durante una hora y le preguntaba si podría arreglárselas sin él.

En aquel punto, las voces se alejaron, pues las dos mujeres, salieron del pasillo.


Lali salió de la salita con ganas de asesinar a alguien, pero, con un suspiro, decidió que lo mejor que podía hacer era tranquilizarse, pues al fin y al cabo no merecía la pena.

Continuará...

5 comentarios:

  1. Ufff todos creen que lali aun es una adolecente, yo las hubiera matado !!!!
    Massss

    ResponderEliminar
  2. Mejor así!!.
    Lali a mantener el orgullo bien alto!!!
    Matar a alguien ,jajajjajaja,ya se dió cuenta quien es Peter

    ResponderEliminar
  3. Creo q Lali les va a dar una sorpresa a todos ahi,JAJA

    ResponderEliminar
  4. Esa fiestecita va a ser todo un desafío para Lali y sorpresas para todos

    ResponderEliminar