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miércoles, 14 de enero de 2015

CAPÍTULO TRECE



La luz del sol iba adquiriendo una tonalidad rojiza sobre la aguas cuando Peter desplegó la vela, levó el ancla y puso rumbo a la Cueva. Sentado en la proa, contemplaba a Lali con atención.

—¿En qué estás pensando? –le preguntó de repente.

Lali dudó un momento antes de contestar.

—Pensaba que apenas te conozco, sé muy poco acerca de ti.

—¿Y qué te gustaría saber?

—Bueno, para empezar, cuéntame de qué conoces a Andrea Middleton y a toda esa gente de la fiesta.

—Andrea y yo crecimos en el mismo barrio, vivíamos en casas vecinas, cerca de donde está el restaurante de Tony.

Lali le escuchó asombrada; aquel barrio no era ni muchísimo menos de los mejores de Detroit, sino más bien humilde. Peter sonrió adivinando sus pensamientos.

—Andrea se casó con George, que le doblaba la edad, para escapar del ambiente en que habíamos nacido.

Lali decidió que aquel era el momento preciso para abordar una cuestión que a ella le interesaba y que Peter parecía querer evitar a toda costa.

—Peter, me contaste que tu padre había muerto y que a ti te criaron tus abuelos, pero dime; ¿qué pasó con tu madre?

—Nada especial. Volvió a casa de sus padres el día después del entierro de mi padre.

Lali se sintió intrigada por la aparente indiferencia con que Peter se refería a aquel particular. No por curiosidad, sino por auténtico interés por comprenderle, Lali insistió:
—Qué extraño, ¿tu madre no te llevó con ella?

Peter le explicó un poco incómodo:

—Verás; mi madre era una jovencita rica y mimada que vivía en una de las grandes mansiones de Grosse Pointe, Un buen día, mi padre fue allí para arreglar algo de la instalación eléctrica y ella se enamoró perdidamente de él. Un par de meses después, dejó plantado al hijo de papá que era su novio y se casó con mi padre, que no tenía ni un mal penique. Por lo que sé; ella tardó muy poco en arrepentirse, pues mi padre quería que vivieran exclusivamente de lo que él ganaba trabajando, y ella le odiaba por ello. Incluso después, cuando su negocio empezó a progresar, mi madre seguía despreciándole a él y a su medio de vida.

—Entonces, ¿por qué no se separaron?

—No sé. Mi abuelo decía que en un determinado aspecto, y solamente por eso, mi madre estaba loca por mi padre.

—¿Te pareces tú a tu padre?

—Dicen que somos como dos gotas de agua. ¿Por qué me lo preguntas?

—No, por nada. Continúa con tu historia, por favor.

—No hay mucho más que contar. Después del entierro, mi madre declaró su intención de olvidar la vida de estrecheces que había llevado hasta entonces y se fue a vivir de nuevo con sus padres, a Grossie Pointe. Al parecer, a mí también quería olvidarme, porque me dejó con mis abuelos. Tres meses más tarde, se casó con su antiguo novio y pasado un año tuvo un hijo… mi hermano.

—Pero iría a verte de vez en cuando, ¿no?

—No.

La idea de que una madre que abandonaba impudentemente a su hijo resultaba terrorífica  para Lali.

—Entonces, ¿no volviste a verla nunca?

—Sí, la veía de vez en cuando, pero siempre por accidente. Una noche paró su coche en la gasolinera donde yo trabajaba.

—¿Y qué te dijo?

—Me dijo que le revisara el aceite –respondió Peter sin inmutarse.

—¿Y nada más?

—No… Bueno, sí, también me dijo que comprobara cómo andaban las ruedas de aire.

Aquello era increíble y más increíble aún que Peter se lo relatase con aquella tranquilidad. A Lali se le llenaron los ojos de lágrimas, pero intentó disimularlo levantando la vista y haciéndose pantalla con la mano, como si estuviera contemplando la luna.

—¿Lali?

—¿Sí?

Peter se inclinó hacia ella y la cogió por la barbilla.

—¡Estás llorando! –exclamó, mirando sus ojos brillantes de lágrimas con incredulidad.

—¡Bah, no hagas caso! También lloro muchas veces en el cine.

Peter se echó a reír y la hizo sentarse en su regazo, mientras Lali le rodeaba con ambos brazos y le acariciaba con sentimiento maternal.

—Me imagino –le dijo con voz trémula—. Que entonces tu hermano tendría un montón de cosas con las que tú ni siquiera te atreverías a soñar.

Peter le hizo volver la cara y la miró a los ojos con una sonrisa.

—Mira, Lali, tuve unos abuelos maravillosos y te aseguro que lo ocurrido con mi madre no me ha dejado ningún trauma.

—¡Claro! Es lógico, ¿no? ¿A quién le importa que su madre le abandone y que vuelque todas sus atenciones en otro hijo?

—Vamos, déjalo –le interrumpió Peter en tono burlón—. Vas a hacerme llorar.

—Yo lloraba por el niño de entonces, no por el hombre de ahora –aclaro Lali muy seria—. A pesar de aquello, o quizás gracias a ello, ahora eres una persona fuerte e independiente. Quizás tu hermano sea más digno de compasión.

Peter se echó a reír.

—Tienes mucha razón… mi hermano es un asno.

Lali siguió con su reflexión sin hacer caso de su comentario irónico.

—Lo que yo quería decirte es que tú has alcanzado el éxito por tus propios medios, sin la ayuda de una familia rica. Por eso tú eres más… grande que tu hermano.

—¡Anda! ¿Será por eso? Yo creía que era cuestión de los genes. Mi padre y mi abuelo eran muy altos…

—¡Peter, estoy intentando hablarte en serio!

—Perdona.

—Cuando eras un niño, soñarías con llegar algún día a ser tan rico como el marido de tu madre y tu hermano, ¿verdad?

—No. Quería ser más rico.

—Y entonces fuiste a la universidad y estudiaste ingeniería. ¿Y después qué hiciste?

—Quería iniciar un negocio propio, pero no tenía dinero suficiente.

—Qué pena –suspiró Lali.

—Bueno, ya sabes bastante de la historia de mi vida –concluyó Peter—. Ya estamos llegando a la playa.

La cena se desarrolló placenteramente en la terraza que dominaba el acantilado, a la luz de las velas.

—No te molestes –dijo Peter cuando Lali se levantó con la intención de recoger la mesa—. La asistenta se ocupara de eso mañana por la mañana.

Acto seguido, sirvió dos copas de licor, le tendió una a ella, y la contempló recostado en su asiento.

Lali giró la copa entre sus dedos, tratando de disimular su nerviosismo. De pronto, la atmósfera se había vuelto tensa, después de satisfacer su apetito, Peter se disponía a satisfacer sus deseos sexuales; se le notaba en la mirada y en la sonrisa.

Lali bebió de su copa, pensando que de un momento a otro, Peter se iba a levantar y la iba a llevar al interior de la casa. Le observó mientras se encendía el cigarro con una mezcla de miedo y de impaciencia. Los segundos pasaban; y ella sentía escalofríos.

—¿Tienes frío? –preguntó Peter en voz baja.

Lali negó enérgicamente con la cabeza, temerosa de que aprovechara aquella excusa para hacerla entrar.

—No, Aquí afuera se está muy bien. Podemos quedarnos un rato más.

Al cabo de unos minutos, Peter apagó el cigarrillo y retiró su silla de la mesa. Pero Lali se anticipó a lo que pudiera ocurrir, con el corazón palpitante.

—¿Me pones un poco más de licor? –pidió, acercándole la copa.

Peter pareció sorprenderse un poco al principio, pero enseguida volvió a llenar las dos copas y se sentó, mirándola sin ningún disimulo. Mientras tanto, Lali, que estaba demasiado nerviosa como para devolverle la mirada o soportarla siquiera, esbozó una sonrisa trémula y se acercó a la barandilla de la terraza. Desde allí, por encima de la superficie del lago, se distinguía una, multitud de luces parpadeantes en las colinas.

Peter se acercó a ella por detrás.

—Tienes frío –murmuró, abrazándola por la cintura—. ¿Así estás mejor? Pero, ¿por qué tiemblas? Ven, vamos adentro –añadió llevándola hacia la puerta.

Lali estaba tan nerviosa que hasta que no se encontró en el dormitorio no se dio cuenta de que la puerta aquella no era la que daba al salón. Se quedó allí, quieta, con la mirada fija en la amplia cama de matrimonio, y cuando sintió el chasquido de la cristalera corredera que Peter acababa de cerrar, sintió un sobresalto.

Acto seguido, Peter la abrazó por detrás y, apartándole el pelo, recorrió su cuello suavemente con los labios, mientras ella respiraba agitadamente. No tardó en sentir la mano que tenía en la cintura deslizarse hacia arriba, con movimientos lentos e insinuantes.

—Peter… todavía no estoy cansada.

—Bien –susurró él, acercando los labios a su oído—. No pienso dejarte dormir todavía.

—Lo que quiero decir es –balbució Lali mientras Peter dejaba pequeños besos por su cuello—. Lo que quiero decir es que no quiero acostarme todavía.

Pero aquellas caricias la dejaban sin fuerzas, y se abandonó, reclinándose en su pecho, notando la clara evidencia de su excitación viril.

—Lali, te he esperado ya una eternidad… por favor, no retrases más el momento.

Al oírle, las dudas de Lali se desvanecieron, pues aquellas palabras eran prueba de los profundos sentimientos de Peter con respecto a ella. Por eso no hizo nada para impedir que Peter deslizase sus manos por debajo de su camisa, pero cuando la despojo de ella, y la hizo volverse entre sus brazos, el corazón parecía querer salírsele del pecho.

—Mírame –susurró Peter, tomando su cabeza entre las manos—. Esto vamos a hacerlo los dos juntos. Por favor, desabróchame la camisa.

A pesar de la confusión en que se encontraba, Lali se dio cuenta de que Peter pretendía introducirla  en los preliminares del acto amoroso, dando por hecho que habría tenido amantes jóvenes e inexpertos. Por fin, con los ojos bajos y las manos algo torpes, inició su tarea de desabrochar los botones, mientras Peter terminaba de desnudarla. Cuando Lali acabó, sus manos, como movidas por una voluntad propia, le retiraron la camisa y acariciaron ávidamente su pecho fuerte. Peter era maravilloso, y en aquel momento era suyo; sólo suyo.

Introdujo los dedos entre su vello negro y se inclinó, besándole suavemente. Sintió que Peter se estremecía y que la obligaba a levantar la cabeza hacia él. Sus ojos verdes ardían al mirarla.

Entonces la besó; trazando suavemente el contorno de sus labios al principio, y después, presa de una pasión incontrolable, se hizo dueño de su boca y buscó ávidamente el contacto de su lengua.

Lali arqueó la espalda, dejándose llevar y participando a la vez con sus caricias. Cuando ambos estaban ya sin aliento, Peter alzó la cabeza y la miró con una expresión indescriptible.
—¡Lali, te deseo!

Dicho esto, se apoderó de su boca con un beso casi violento y la estrechó con todas sus fuerzas, mientras Lali gemía, sintiendo en su vientre la señal inequívoca de su virilidad.

De pronto todo lo que había a su alrededor desapareció cuando Peter la levantó en sus brazos sin dejar de besarla y la condujo a la cama. Una vez allí se despojó rápidamente del resto de su ropa y Lali pudo admirar su cuerpo. Peter se tumbó sobre ella y besó sus pechos con delicadeza exquisita, dejando en ellos un rastro húmedo. Después, las caricias de Peter se multiplicaron, excitándola y atormentándola. Lali se retorcía y gemía, presa de sus manos, y el deseo que la invadía por dentro iba haciéndole cada vez más apremiante.

Cuando sintió a Peter moverse sobre ella, le acometió un deseo salvaje, desconocido hasta entonces, de aceptarle en su interior. Pero cuando Peter le separó las rodillas con las suyas, Lali sintió miedo.

—Peter, espera. Yo…

—Ahora, Lali –susurró él.

Cedió, abrazándole y alzando las caderas hacia él. Peter se hundió en su valle húmedo lentamente, produciéndole sólo un momento insignificante de dolor que quedó olvidado cuando empezó a moverse en su interior con una lentitud que la atormentaba.

—Los días que he esperado para tenerte me has parecido una eternidad –susurró Peter.


Poco a poco, sus movimientos fueron aumentando en fuerza y en intensidad, y Lali sintió que su excitación alcanzaba el máximo posible, y al rebasarlo estallaba en oleadas de placer y de éxtasis. Casi al mismo tiempo, Peter la abrazó con fuerza y se unió a ella en la relajación absoluta de placer.

Continuará...

21 comentarios:

  1. Wooww, estaba deseperado, se dio cuenta que era virgen??

    Masss

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  2. Me encantoooo.. Masssss

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  3. Yo también estaba pensando si se habrá dado cuenta que era virgen...

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  4. Si se dio cuenta lo mencionara ahora,pero si de tan "entusisamado" q estaba no lo percibió tal vez nunca se entere.Lali no se resistio demasiado!JAJA

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  5. Pensamos lo mismo ,si se daría cuenta d su virginidad.
    Lali estaba temerosa ,pero con lo enamorada k está ya,no puso resistencia

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  6. masssssssssssssssssssssssssssssssssss

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  7. Sigo pensando que todo va demasiado rapido ... Veremos que tal les va después

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  8. Uy! Buen capítulo.. Ya veremos como sigue todo :)
    Estoy con Juli! Van demasiado rápido

    Besos y gracias, Danii

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  9. Bueeeenisimoo... Me encantooo!! No se dio cuenta qe era virgen??!!... awww me encaanto son taan lindos!!

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  10. Haaaaa no savia que habías vuelto a subir... Me encantan tus noves
    +++++++
    @x_ferreyra7

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  11. Dani ya te lo dije por tw me encanta que hayas vuelto no sabes lo que te extrañamos,lo bueno que regresaste y con buenas historias porque esta nove me encanta,no pude comentarte estos dias sorry y ahora te comento estando con mi amore al lado manejando y regresando a casa,me aseguro de escribirte porque al llegar quedaré rendida :)
    Sobre la Nove me encanta que haya rock jaja pero como soy jodida me hubiese gustado que Lali se haga desear más jajja y que Peter sufra jajaja algo me dice que Lali sobre todo estará en serios problemas entre la razon y sentimientos cuando se entere quien es Peter.
    Nena avisame por tw @masi_ruth
    Y tómate tu tiempo con lo de adaptarte al mundo tecnológico nuevamente jaja :)
    Besotes y mil gracias por volver y llevarnos a nuestro mundo de fantasia.

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  12. masssssssssssssssssssss

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  13. +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

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  14. ay peter eres bueno en lo que haces no que si ? ....dios eso debió ser placentero se leyó deben ser muy fuertes las cosa que se sienten en el acto mas aun si peter es el personaje con el cual te envuelves ......MASmasMAS

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