—Lali: Alai parecía contenta tras la charla que tuvo contigo
después de cenar —dijo abandonando la corrección de una carta que Peter había
escrito a mano.
Se sentaron juntos frente al escritorio y el amable
tictac del reloj les recordó que la medianoche se aproximaba. Habían apagado
los fuegos; la casa a oscuras estaba más fría, y Lali sintió un escalofrío
mientras trabajaba junto a Peter a la luz de una lámpara.
—Peter: Le va a gustar la academia Winthrop. Tiene muy
buena reputación, como academia y... como cualquier otra cosa. Me he asegurado
de que sea la clase de lugar en el que alguien como Alai pueda encajar.
—Lali: ¿Cuando dices «alguien como Alai» te refieres a
alguien del Sur?
Peter sonrió y enredó los dedos en uno de sus rizos sin
poder evitar la tentación.
—Peter: Sí, a eso me refiero.
—Lali: ¿Crees que tiene alguna duda respecto a quedarse
aquí en lugar de irse con su madre?
—Peter: No. En absoluto.
Lali dejó la carta y se frotó los nudillos con aire
ausente.
—Lali: Cuando la lleves a la academia, asegúrate de que
sepa que siempre será bienvenida en esta casa.
—Peter: Lo haré. Y te propongo una cosa... Si tú la
llevas de compras mañana y consigues todo lo que necesite, la acompañaré a la
academia al día siguiente. Entonces, las dos se habrán ido a finales de semana
y... Dios, casi me asusta decirlo, todo volverá a la normalidad.
Lali rozó tres veces el escritorio de madera con los
nudillos y cruzó los dedos.
—Peter: Mientras tanto —dijo poniéndose en pie y
atrayéndola hacia sí—, la noche es joven...
—Lali: De hecho —replicó con una risita nerviosa tratando
de liberarse—, la noche no es tan joven. Me estoy cayendo de sueño...
—Peter: Yo sé cómo mantenerte despierta. —Inclinó la
cabeza pero ella se volvió abruptamente.
—Lali: Peter, ahora no. —No podía hacerlo. No podía
porque Nina seguía bajo el mismo techo. Le habría resultado desagradable. Tenía
que asegurarse de que Nina estaba bien lejos, para que no existiese el peligro
de que Nina apareciese en sus pensamientos, ya fueran los suyos o los de Peter,
interfiriendo en su amor.
Peter se quedó quieto. Su buen humor se había esfumado
visiblemente, su expresión se hizo circunspecta y resentida.
—Peter: ¿Cuánto va a durar esto? —Preguntó con suavidad—.
¿Hasta que me vuelva loco?
—Lali: No tengo ganas...
—Peter: Ya sé que no tienes ganas... Pero yo sí, y eso es
tanto un problema tuyo como mío.
Irritada por sus malas maneras, Lali cruzó los brazos y
la miró. Tenía muy poca paciencia últimamente. ¿Por qué le costaba tanto
contenerse?
—Lali: No puedo forzar mis sentimientos, Peter.
—Peter: Entonces, finge que lo sientes —espetó—. ¿O no es
eso lo que haces siempre?
Aquel fogonazo de crueldad dejó helada a Lali. Pudo
apreciar que Peter se arrepentía al instante de lo que había dicho; el
remordimiento se dibujó en su cara, pero antes de que pudiese decir nada, ella
replicó fríamente;
—Lali: Si estás tan ansioso, acabemos de una vez. ¿Qué te
parece aquí mismo? Vamos, por favor, pero date prisa.
Se miraron a los ojos durante un buen rato, ninguno de
los dos parecía dispuesto a bajar la vista.
—Peter: No volveré a pedírtelo —dijo finalmente con voz
cortante—. No volveré a molestarte. Cuando lo consideres adecuado, cuando estés
preparada, o haya salido la luna llena, o lo que demonios estés esperando,
házmelo saber. —Se dispuso a salir de la habitación, pero se detuvo y añadió—:
Y entonces, me lo pensaré.
Lali se resistió darle una patada en el trasero. Pero si
creía que era ella la que iba a hacer el primer movimiento después de lo que
había dicho, ¡podía esperar sentado!
Lali se percató al mirar por la ventana de que las
primeras señales de la primavera se dejarían notar en cuestión de semanas.
El verano siempre aparecía de rondón y apenas duraba;
había que hacer uso de la intuición para saber que había llegado. En cuanto
comprobaba que ya no nevaría más ni correría aquel viento helado durante lo que
quedaba de año, aparecía el verano con todo su esplendor; era la época de las
playas de Cape Cod y de bañarse en el agua fría, rebuscar almejas en la orilla
y utilizar creativamente las algas que traía la marea.
Sonrió y se imaginó a Peter en la playa. Sus ojos
destacarían con el trasfondo del océano. Cuando llegase el verano, tendría que
encontrar un modo de apartarle del trabajo y obligarle a que la llevase a Cape
Cod durante unos días. Alguna vez tendrían que realizar su viaje de bodas, y
ese sería el lugar perfecto. Arrobada por el placer que le suponía planear el
futuro, miró hacia la puerta al oír los pasos de Nina sobre el pulido suelo de
la sala de desayuno.
—Lali: Supongo que querrás tomar algo antes de irte —dijo.
Se dio cuenta de que le resultaba muy fácil mostrarse amable con Nina ahora que
sabía que desaparecería de su vida en menos de media hora.
—Nina: Tal vez un poco de café —dijo sentándose a la
mesa—. No me gusta viajar con el estómago lleno.
—Lali: Ciertamente te espera un largo viaje.
Nina no replicó; se limitó a mirar a Lali desde detrás de
sus largas y oscuras pestañas.
—Lali: Estoy segura —prosiguió sin cambiar el tono de
voz, sirviéndole café en una taza de plata— que Peter lamenta mucho haberse
visto obligado a salir esta mañana sin despedirse de ti. Pero tenía que
recuperar el tiempo que perdió ayer al llevar a Alai a la academia.
—Nina: Ya sabía que tendría que salir temprano esta
mañana. Nos despedimos anoche. —El modo en que Nina habló le hizo imaginar una
larga y tierna despedida. Irritada, Lali tuvo que recordarse una vez más que Nina
estaba a punto de irse. ¿Es que se había detenido el tiempo, por qué corría tan
despacio?
—Lali: Ambos te deseamos lo mejor en Inglaterra...
—Nina: Y yo a vosotros —dijo. Sus fríos ojos grises
brillaron con una luz misteriosa mientras aceptaba la taza de café de manos de
Lali—. Me gustas, Mariana. Tal vez te resulte difícil creerlo, pero así es.
Sería difícil que no me gustases. Antes de conocerte, creía que para haber
atrapado a Peter tenías que ser tan hábil como una alimaña. Pero me equivoqué.
Peter se ha casado contigo porque eres una alegre mujercita, y tienes esa
hermosa sonrisa... Eso es lo único cálido que ha encontrado en este frío lugar,
entre toda esta gente fría. Lo pillaste en el momento justo en el lugar
adecuado, y ese fue tu punto de suerte. Pero sigo lamentándolo por ti, no
formáis una pareja equilibrada, y eso nunca cambiará.
—Lali: Peter se casó conmigo por una única razón. Le hago
feliz. Y eso sí que no cambiará nunca.
—Nina: Supongo que el tiempo dirá si tengo o no razón...
—Lali: Demostrará que estás equivocada.
—Nina: Puede ser. —se puso en pie sin haber tocado el
café—. En cualquier caso, te deseo suerte, Mariana. Lo lamento mucho por ti.
Porque entiendo mejor que nadie qué es lo que sientes por él.
Con la sangre helada, Lali centró la vista en lo que
ocurría al otro lado del cristal, ignorando a Nina hasta que esta se fue.
Continuará...
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Intenté quitarle la marca a la imagen y fallé!!
me quedo horrible! pero bueno es Nina!! jaja
+15 +CAPS
LA MATOOOOOOOOO!!! MATEMOS A NINA!!! Y NOOOOOOOOOOOOO PORQE PELEARON!!! :( @LuciaVega14
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Mas!!!!!!!
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mas noveeeeeeeeeeeeeeeee!! laliterrr!
ResponderEliminarNo me gusta Nina!!MAAAAS NOVE!!
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ResponderEliminarMENOS MAL QUE NINA YA SE VA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarEspero que vuelva todo a la normalidad :D
ResponderEliminara que la odio
ResponderEliminarMASSS
NINA TIENE QUE IRSE!!!!!MAAAS NOVELA!! ;)
ResponderEliminarmas noveeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarODIO A NINA ES INSOPORTABLE...QUIERO LALITEEEEEEER
ResponderEliminarMAS NOVEEEEEE
Perdon pero es una IDIOTA con todas las letras, gracias a Dios que se fue y espero no vuelva a aparecer en la historia. Yo siendo Lali la saco de los pelos de mi casa y le doy una patada en el trasero por entrometida.
ResponderEliminarMaría.
Que se vaya e una vez!!! más
ResponderEliminarSOBERBIA,HASTA EL FINAL.
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