Capítulo 81

Peter arqueó una de sus oscuras cejas mientras miraba a Nina con sus ojos verdes.

Ella le mantuvo la mirada sin avergonzarse. El perfecto óvalo que formaba su pálido rostro se destacaba contra el tono borgoña de las paredes del restaurante. El camarero rodeó deprisa la mesa, llenando de nuevo sus copas con agua sin verter una sola gota en el mantel. En cuanto el camarero se fue, Peter habló con mucha calma.

—Peter: Si por mi fuera, podrías vivir en Boston. Podrías vivir en la misma calle y eso no supondría ningún problema para mí. No me importa. Probablemente eso no diga mucho a favor de mi sentido de la compasión... pero me es indiferente.

—Nina: No puedes convencerme de que en tu corazón no queda un ápice de sentimiento por mí.

—Peter: ¿Sinceramente...? Tal vez una o dos cicatrices. Pero nada más.

—Nina: ¿Ni siquiera rabia? —le preguntó mirándolo con intensidad—. Me cuesta creerlo.

—Peter: Sentí rabia durante mucho tiempo. Y entonces empecé a entender por qué lo hiciste, por qué te casaste con Clay, por qué no quisiste estar conmigo después de la guerra...

—Nina: ¡Pero yo sí quería! ¡Sí quería! —Pudo apreciar un deje de desesperación en su voz—. He deseado tantas veces volver atrás en el tiempo para revivir aquel día. No habría dicho nada de lo que dije... No sentía lo que dije. No quería herirte. Nunca quise hacerte daño, pero tenía demasiadas cosas en las que pensar para tener en cuenta tus sentimientos. Todos éramos egoístas... ¡Tú también lo fuiste!

—Peter: Yo también fui egoísta —repitió en voz baja.

—Nina: Entonces entiendes que...

—Peter: Lo entendí y te perdoné hace mucho tiempo.

—Nina: Entonces, ¿qué nos impide estar juntos ahora? —preguntó desconcertada.

—Peter: Para empezar, que estoy casado.

—Nina: No te estoy pidiendo que rompas tu matrimonio. No pretendo conseguir un anillo de boda... Solo te quiero a ti. Me quedaré aquí, y te recibiré con los brazos abiertos siempre que me necesites...

—Peter: No te necesito. Tras dejar atrás la rabia, dejé de querer estar contigo. —Peter se detuvo; le desagradaba tener que mostrarse duro e insensible. Pero Nina no le ofrecía otra alternativa—. Dejé de pensar en ti.

—Nina: No me lo creo.

—Peter: No me importa lo que tú creas, siempre y cuando te vayas de Boston en las próximas veinticuatro horas.

—Nina: Pero si no te importa si me quedo o no...

—Peter: Pero a mi esposa sí le importa, y eso es lo fundamental. Si tengo que cargarte personalmente en el próximo barco que zarpe del puerto o en el próximo tren que salga de la estación, lo haré. Tienes el resto del mundo para ti... Elige cualquier lugar excepto Massachusetts.

—Nina: ¿Y qué hay de ti? Mariana no va a ser capaz de hacerte feliz toda la vida. Muy pronto querrás tener cerca a alguien que te comprenda, alguien que haya nacido en el mismo lugar que tú, alguien que pueda hablar contigo del pasado. No compartes un pasado con ella. Compartes un pasado conmigo.

Peter podría haberle respondido de cien maneras distintas. Podría haberle hecho entender muchas cosas: lo poco que significaba para él el pasado, lo bien que le entendía Lali, y lo fácil que le resultaba a ella hacerle feliz.

Podría haberle dicho lo mucho que le complacía su vida en el Norte, y el sentido y la satisfacción que le aportaba, pero Nina solo tenía que entender una cosa, y únicamente había un modo de decírselo.

 —Peter: La amo, Nina.

Peter notó que la determinación que había en los ojos de Nina disminuía. Pero aun así dijo:

—Nina: Hubo un tiempo en que me amaste a mí.

—Peter: Me sentía atraído por ti. Me interesabas. Pero eso no era amor. No era real.

—Nina: Nunca nada ha sido tan real para mí.

—Peter: Entonces, lo siento. Y espero que algún día encuentres a alguien. Pero no hay posibilidad alguna entre tú y yo. He estado buscando a Lali toda mi vida. Ahora la tengo, cualquier otra cosa no sería sino un premio de consolación.

—Nina: ¿Un premio de c-consolación?

—Peter: Sí. No lo dudes.

—Nina: Peter... Peter, no lo entiendo. —Su tenacidad empezaba a menguar, y parpadeó varias veces confundida—. ¿Qué ves en ella? ¿Qué ha hecho para atraparte? ¿Es más...? —Nina buscó en vano las palabras—. ¿Es más guapa que yo? ¿Es eso lo que tú crees? ¿Es porque le gusta hablar del periódico contigo?

La lástima que reflejaban los ojos de Peter era real.

—Peter: No sé si puedo explicarte algo que tú no puedes ver, o tocar o sentir. No lo entenderías. No es por algo que haga o diga... No es por su aspecto, aunque bien sabe Dios que no le encuentro fallo alguno. A veces, las personas no tienen que hacer nada para que las quieras... simplemente las quieres, y no puedes evitarlo.

Ella bajó la vista y se quedó mirando el mantel, negándose a responder. Pero él interpretó su silencio y supo que a la mañana siguiente ella se iría de Boston.

Continuará...

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Y faltan 3 caps mas o menos para terminar!!! :D

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