—Lali: Oh, Dios mío, Peter, ¿qué demonios haces tú aquí?
—preguntó a la vez que Peter la sujetaba con sus fuertes brazos y la hacía
girar en el aire.
A sus treinta y cinco años, Peter llevaba muy bien su
edad. Sus ojos, de un verde oscuro muy parecido a los de su difunto hermano,
tenían unas largas pestañas negras que cualquier supermodelo envidiaría.
Con un metro ochenta y cinco de estatura, era un hombre
que irradiaba seguridad en sí mismo, y que atraía a la gente hacia él como si
fuera un imán, especialmente a las mujeres. Tenía el pelo negro y ondulado, una
elegancia informal y desaliñada, y un amor por la aventura y el peligro que le
había llevado a elegir una profesión ciertamente arriesgada. Peter era lo que
la madre de Lali siempre había llamado un «chico malo», un tipo de hombre que
sentía el imprudente y apasionado deseo de vivir cada momento de su vida como
si fuera el último.
Todo eso unido al encanto y simpatía que derrochaba, le
convertía en el centro de las fantasías románticas de muchas mujeres.
Entre las que también se incluía Lali.
«Mi querido Peter», pensó ella, rodeándole el cuerpo con
los brazos, y disfrutando por un momento del contacto con el fuerte cuerpo
masculino, que emanaba calor y energía. Desde poco después de contraer
matrimonio con Pablo, Peter se había ido convirtiendo paulatinamente en su
mejor amigo, su protector y por encima de todo la persona en la que más
confiaba.
Como de costumbre, hacía tres meses que no sabía nada de
él. Pero Peter era así, y ella se había acostumbrado.
—Lali: ¡Cómo me alegro de verte! —dijo ella, cuando él la
dejó de nuevo en el suelo, alzó las manos y le enmarcó la cara con ellas —Te
hemos echado muchísimo de menos —dijo, con una risa que quería ocultar también
las lágrimas de alegría y emoción que pugnaban por salir de sus ojos—. ¿Qué
haces aquí? ¿Y por qué no nos avisaste de que venías? Creíamos que estabas
trabajando en algún país de Oriente Medio.
Reportero gráfico famoso en todo el mundo y con un montón
de premios en su haber, el trabajo de Peter lo llevaba de un país a otro
siguiendo el rastro de las últimas noticias.
—Peter: Y allí estaba, Lali —dijo con una sonrisa,
incapaz de ocultar la alegría que sentía al verla.
Lali estaba preciosa, como siempre, y ahora al verla,
Peter se dio cuenta de que la había echado de menos mucho más de lo que había
imaginado—. Pero he decidido volver una temporada —continuó—. Y si te lo
hubiera dicho, habría estropeado la sorpresa, ¿no crees? Ahora déjame mirarte.
La mirada masculina recorrió y apreció cada centímetro del
cuerpo de Lali, desde su castaña melena, corta y ondulada, hasta las puntas de
las botas que llevaba. Parecía más una adolescente que una madre, con el cuerpo
pequeño y curvilíneo, los ojos enormes e intensos, más negros que castaños, y
la boca sensual e invitadora.
Peter sintió una mezcla de amor y lujuria en su interior,
una sensación casi de mareo. Incapaz de resistirse, deslizó los brazos
alrededor de la cintura femenina, y clavó los ojos en los de ella durante un
largo e intenso momento.
—Peter: Estás preciosa, La —dijo con una sonrisa,
apretándola contra sí—. Como siempre — añadió muy bajito, en un tono de voz que
era sólo para ella.
Lali se estremeció. Así, tan cerca de él, sintiendo el
calor de su cuerpo, perdiéndose en el olor que emanaba de su cuerpo, recordó
por primera vez en mucho tiempo que era una mujer joven y apasionada.
Intensamente afectada por el impacto que Peter seguía
teniendo en ella, incluso después de tanto tiempo, Lali hizo un esfuerzo para
controlar sus emociones, y ladeó la cabeza.
—Lali: Peter.
Le temblaba la voz. La traidora reacción de cada una de
sus terminaciones nerviosas hizo que su cerebro enviará mensajes de alarma a
todo su ser. Sabía muy bien que no podía dar rienda suelta a sus sentimientos
hacia Peter.
—Peter: Te he echado de menos, La— susurró, ignorando la
advertencia escrita en los ojos femeninos—. De la cabeza a los pies —añadió,
bajando la cabeza hacia ella, con la boca a sólo unos centímetros.
Lali trató de hacer acopio de valor para apartarse de él.
Pero en ese momento la boca masculina acarició la suya, y Lali sintió que toda
su firmeza se desvanecía.
Peter besaba igual que hacía todo lo demás, muy bien, y
Lali se sujetó a su camisa, casi sin aliento, mientras él le hacía olvidar todo
cuanto la rodeaba. Fue un beso glorioso, pensó Lali con un suspiro, rodeando el
cuello masculino con los brazos y besándolo a su vez. Maravillosamente
glorioso. Hacía años que ningún hombre la besaba así.
Años desde que se había permitido el lujo y el placer de
sentir tantas y tan profundas emociones. Y por un momento las disfrutó,
olvidando su firmeza y resolución para mantener a raya sus sentimientos hacia
Peter.
Lali siempre había sabido que a pesar de su reacción
física hacia él, emocionalmente no podía permitir que Peter se apoderara de su
corazón. Eran personas muy diferentes, con deseos, necesidades y formas de vida
muy distintas, y por mucho que adorara a su cuñado, sabía que jamás podría
cambiarlo. Cosa que, por otro lado, tampoco deseaba.
Por eso lo aceptaba tal y como era, el hombre más amable,
cariñoso y generoso que había conocido, pero siendo muy consciente de que no
estaba hecho para ella. Apoyó las manos temblorosas contra su pecho, y le
apartó, aunque sin dejar de sujetarse a su camisa, por temor a perder el
equilibrio y caer al suelo.
—Peter: Perdón.
La puerta principal se cerró con un golpe seco, más
fuerte de lo necesario, y Peter y Lali se separaron de un salto y se volvieron
a mirar a Benjamin.
Lali se ruborizó, y miró a Peter. Por lo visto, besarse
en los labios con tu cuñado en mitad de una cita con otro hombre no estaba
considerado de muy buena educación a juzgar por la expresión en el rostro de Benjamin.
—Lali: Benjamin —dijo en tono inseguro. Después aspiró
hondo e hizo un esfuerzo por sonreír—. Quiero presentarte a Peter Lanzani, mi
cuñado. Peter, éste es el señor Amadeo, el subdirector del colegio donde
trabajo.
—Benja: Soy Benjamin— dijo, avanzando hacia Peter con la
mano extendida—. Un gran amigo de Lali. Y de las niñas.
—Peter: Eso me han dicho— dijo, en un tono de voz que
inquietó ligeramente a Lali.
Peter tomó la mano de Benjamin y la estrechó con fuerza,
provocando una ligera mueca de dolor en la cara del hombre.
—Peter: Las niñas me han hablado mucho de ti —añadió
Peter, en un tono de voz que quería ser una advertencia.
—Benja: No me digas —dijo—. Ya sabes lo dramáticos que
pueden ser los niños.
—Peter: No, no lo sé —dijo—. ¿Por qué no me lo explicas
tú? —añadió, mirando al salón medio en penumbra a la luz de las velas. —¿Por
qué está todo tan oscuro, La? ¿Se te ha olvidado pagar la factura de la luz?
—preguntó Peter, ignorando a Benjamin.
Y sin esperar respuesta, recorrió todo el salón apagando
velas y encendiendo luces, y terminando con cualquier atisbo de romanticismo.
—Peter: Así está mucho mejor —dijo satisfecho — . Ahora
cuéntame lo que ibas a decirme de las niñas. Aunque te advierto —se detuvo al
lado de Amadeo y apoyó las manos en las caderas—, que siento una gran debilidad
por las dos, y no creo que me haga ninguna gracia escuchar palabras críticas
con ellas. Claro que si estás dispuesto a arriesgarte — concluyó Peter con una
forzada sonrisa en los labios.
Benjamin se movió nervioso, y sonrió débilmente.
—Benja: Sí, para mí son dos niñas encantadoras —aseguró
el hombre, nervioso.
—Peter: ¿Ah, sí? —preguntó—. No era eso lo que tenía
entendido.
—Lali: Peter—susurró dándole un codazo en la espalda—.
Compórtate, por favor, y sé bueno. Benjamin es mi cita.
—Peter: Oh. Creía que sólo era tu jefe.
Lali miró a Benjamin.
—Benja: En absoluto —aseguró, en tono irritado, tratando
de hacerse con las riendas de la conversación—. Lali y yo somos mucho más que
empleada y jefe. ¿No es así? —preguntó con una sonrisa, y sin molestarse en
esperar la respuesta de Lali continuó hablando—. En los últimos meses nuestra
relación se ha estrechado mucho.
—Peter: ¿No existe una normativa o ley que prohíbe las
relaciones personales entre empleados y jefes en los colegios? —preguntó,
mirando a Lali, que echaba chispas de rabia por los ojos ante la indiscreción de
Peter.
—Benja: No, no la hay —dijo, alisándose el cuello de la
camisa.
—Peter: Pues debería haberla —dijo alegremente, guiñando
un ojo.
—Benja: Nuestra relación personal es eso. Personal —
explicó, en un tono de voz que habría helado el agua del jarrón de rosas, y que
dejaba muy claro que su relación con Lali no era en absoluto asunto de Peter.
Divertido, Peter se limitó a arquear una ceja.
—Peter: ¿No me digas?
Al ver la carísima botella de vino francés que esperaba
sobre la mesa, Peter se acercó y sin dudarlo dos veces se sirvió en una de las
copas.
—Peter: ¿Es por algo en especial? —preguntó
inocentemente, alzando la copa en el aire.
Peter estudió el líquido burdeos al trasluz durante un
breve momento, como si fuera un experto enólogo, antes de llevarse la copa a
los labios y apurarla de un largo trago. Benjamin, al verlo, palideció de
rabia.
—Benja: Ese vino era para acompañar nuestra cena —le
espetó el hombre furioso.
—Peter: Estupendo —dijo acercando una silla a la mesa
elegantemente preparada para dos comensales—. Estoy muerto de hambre. ¿Cuándo
cenamos?
Continuará...
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Perdooooooon! me re colgue!!!....
ya les subo más caps!!!! :D
JAJAJAJAJJAJAJAJAJ NAH LO AMOOOOOO
ResponderEliminarSE BESARON!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ♥ MUERTE A BENJAMIN MUERTE A BENJAMIN... QUIEN DIJO ESO??? :O
ResponderEliminarYA QUIERO VERLO RECIBIENDO A LAS NENAS ME MUERO DE AMOR TE JURO QUE ME MUERO ♥
ResponderEliminarFUI LA PRIMERA EN COMENTAR !?!?!?!? VOY A RECORDAR ESTE MOMENTO(?
ResponderEliminarN
ResponderEliminarO
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No me pusiste cuandtas firmas (? JAJAJAJA vos sabes que me pedis y tenes xD soy vicio @LuciaVega14
ResponderEliminarLo amo!! ES genial!! Sabe muy bien como marcar el territorio!! me encanta más!!
ResponderEliminarsiempre comento par! no se porqe :|
ResponderEliminarDios que bello!!!!!!!!! esosi que es marcar territorio un beso desde que llego!!!!
ResponderEliminarme encantaaaa
ResponderEliminarayyy me encanat!! estoy muyy contenta de q volviste a escribir amo tus noves!!!!!!!!!
ResponderEliminarN
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mas :D
ResponderEliminarno me habia dado cuenta de que el blog tenia nieve arriba :O jajajajaja
ResponderEliminarjajajajajaja!!!! que buena este Peter es único, me encanto el capitulo...
ResponderEliminarMAS MAS MAS!!!!
jajajajaj lo ame a peter! me encantaaa masss!
ResponderEliminarajajajja lo ameeeeeeeee mas
ResponderEliminarNONONO !!!!!!!con esta nove me haces matar de risa,entre el apreton de manos q le descuartizo los huesos,el apagar las velas y prender las luces y despues sentarse y el cuando cenamos?no puedo más,JAJA!
ResponderEliminarQ manera de canalizar,JAJA
amooo a peterr de verdad me muero de risaa jajajajajaja pobree benjamin no puede contra el obvio pff y lali tiene que aceptar que se muere por peter y mas con el beso *-* mas novee please me encantaa!!
ResponderEliminar@mf_lazaro
jajajajajja lo ame a Peter, me rei en todo el capítulo, llego justo a tiempo jaja ...
ResponderEliminarMaría.
PD: a mi el cursor me parece como una especie de pingüino-gato jajaja
Si! no?? jajajaja :D
Eliminarjajajaja me encanto, aguante Peter, Benjamin se podria ir llendoo! masss :)
ResponderEliminarya me enamore de este peter jajaa (como en el de la vida real) y se nota que esta celoso... repito: benja no sabe que hacer jaja
ResponderEliminarJajajaja.. mori de risa con este capitulo!!!
ResponderEliminarPeter muy sutilmente ,y a la vez descaradamente, está consiguiendo lo k se propone.
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