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jueves, 20 de diciembre de 2012

Capítulos CATORCE y QUINCE

Hacía mucho tiempo que no tenía una cita oficial con una mujer, por lo que ni siquiera recordaba cómo debía ser. Sus relaciones pasadas, debido a su trabajo, no solían durar más de una noche, y desde luego nunca empezaban con algo tan formal como una «cita».

Pero con Lali, todo parecía surgir de manera natural.

Quizá porque había esperado más de diez largos años a permitirse siquiera pensar en ella como mujer, acariciarla como mujer, y más importante, desearla como mujer.

Siempre tenía remordimientos. Ella era, después de todo, la viuda de su hermano, pero ¿durante cuánto tiempo más tenía que negarse todo lo que de verdad le importaba en la vida? ¿Todo a lo que había renunciado para que su hermano Pablo tuviera lo que él siempre había querido y deseado?

Y cuando Pablo lo tuvo todo, lo tiró por la borda como si no fuera nada.

Como menor de los dos, Peter siempre había cuidado de su hermano.

La incapacidad de Pablo para concebir pareció comerle vivo. Pronto empezó a beber y comportarse violentamente, lo que hizo temer a Lali por su matrimonio.

Fue Lali quien llamó a Peter y le suplicó que ayudase a su hermano. De ahí surgió la idea.
Peter y Pablo hicieron un pacto; un juramento solemne entre hermanos. Peter engendraría un hijo para Pablo a través de la inseminación artificial, pero una vez hecho, no volverían jamás hablar de ello, por el bien del niño.

Peter jamás podría reconocer al hijo como suyo, y mucho menos reclamarlo. Pablo siempre sería el único padre del bebé.

Pero el bebé resultó ser bebés, dos preciosas gemelas que habían cautivado el corazón y el alma de Peter desde el momento en que sus ojos se posaron sobre sus diminutas caritas en la habitación del hospital donde acababan de nacer.

No podía soportar la idea de que la mujer a la que había amado en secreto durante tantos años hubiera dado a luz a sus hijas, unas hijas que nunca podría reclamar como suyas.

Entonces sintió un atisbo de arrepentimiento ante lo que había hecho, pero ya era demasiado tarde. El daño ya estaba hecho. Aunque de lo que nunca se había arrepentido era de las dos gemelas a las que había dado la vida.

Tampoco nadie había imaginado que Pablo muriera y dejara a Lali viuda y a las gemelas huérfanas. La muerte de Pablo complicó aún más las cosas para Peter, y mucho más para Lali.

Mi querida Lali.

Peter la estrechó aún más entre sus brazos, y la besó con más intensidad, como si su presencia pudiera borrar todo el dolor y todo el rechazo que las niñas y ella habían tenido que sufrir por culpa de Pablo. Cuando Lali se quedó embarazada, Pablo no pudo aceptar haber sido incapaz de engendrar a sus propias hijas. Peter nunca supo con exactitud si fue el orgullo o la vanidad lo que provocó la rabia y el desprecio que su hermano sentía contra sí mismo, pero fuera lo que fuera, fue suficiente para destruirlos a todos.

Peter no podía entender por qué su hermano era incapaz de apreciar todo lo que tenía: una hermosa mujer que lo amaba, dos hijas gemelas maravillosas, y un hogar estable, cosas que Peter hubiera deseado para sí.

En lugar de eso, Pablo le echó toda la culpa a Lali, hasta el punto de llegar a rechazar a las gemelas con su frialdad. Peter sabía lo mucho que había sufrido Lali viendo la actitud de Pablo hacia sus hijas, sobre todo porque todo el plan de la inseminación artificial había sido idea de Pablo.

Cuando las gemelas apenas tenían tres años, Pablo se emborrachó y salió en el coche. Cuando el coche de Pablo se estrelló contra los quitamiedos, éste murió al instante.

La policía lo consideró un accidente de tráfico.

Pero Peter y Lali sospechaban que podía haber sido algo más, aunque nunca lo habían hablado. Como las circunstancias del nacimiento de las gemelas, era uno de esos temas de los que no podían hablar, porque abriría una caja de Pandora para la que probablemente no estaban preparados.

Tras la muerte de Pablo, Peter volvió a Chicago, pero reprimió su lengua y su corazón. Sabía que no era el momento de acercarse a ella, y de decirle lo que sentía por sus hijas y por ella. Y tampoco sabía cuál podría ser el impacto en las niñas y en Lali.

Por eso huyó una vez más, sabiendo que si no lo hacía podría hacer algo que alejara para siempre a Lali de su lado.

Sabía que tenía que darle tiempo, y por eso aceptó gustoso el papel de tío cariñoso y protector, hasta que escuchó el mensaje de las gemelas sobre Amadeo.

La sola idea de que otro hombre quisiera quedarse con Lali y con sus hijas era insoportable, y por eso había vuelto por fin a reclamar a sus hijas y a la mujer que amaba más que a la vida misma. Ahora sólo tenía que pensar cómo hacerlo exactamente sin destruir la confianza que había entre ellos, la lealtad al pacto que habían sellado, y sobre todo su relación con Lali y con sus hijas.
—Lali: Peter.

Sin aliento y temblando, Lali se apartó, consciente de que eran el centro de atención.
—Lali: La música ha empezado otra vez, y estamos... en medio de la pista, por no decir dando un espectáculo —dijo, llevándose la mano al corazón, que latía tumultuosamente.
—Peter: Aguafiestas.
Con una sonrisa, Peter le rodeó la cintura con el brazo y la sacó de la pista de baile, llevándole hacia su mesa, ajeno a las miradas entre cómplices y divertidas que les dirigían algunos de los presentes.
—Peter: ¿Te apetece beber algo más, Lali, o un postre? —le preguntó, a la vez que le retiraba la silla para que se sentara.
Él estaba tan afectado como ella por el beso.
—Lali: No, gracias, Peter.
Nerviosa, Lali buscó la servilleta que había dejado doblada en la mesa. Tenía que hacer algo con las manos, e intentar pensar y recapacitar sobre lo que estaba pasando con Peter.

Y con su corazón.

Y eso no podía hacerlo cuando él estaba acariciándola, o besándola, o abrazándola,
—Peter: ¿Cansada? —preguntó él, sentándose frente a ella.
—Lali: Un poco.
De repente, Lali recordó algo y sonrió.
Peter estiró la mano por encima de la mesa y tomó la suya.
—Lali: Casi lo olvido. No te he dado las gracias por las rosas —dijo ella. Una sonrisa iluminó su rostro al recordar el ramo de rosas blancas—. ¿Cómo te has acordado de que las rosas blancas eran mis flores favoritas?
—Peter: Porque recuerdo que me lo dijiste una vez — dijo él, encogiéndose de hombros y restándole importancia.
—Lali: Sí, pero Peter, eso tuvo que ser, no sé, por lo menos hace nueve o diez años —dijo ella—. Seguro que antes de casarme con Pablo. ¿Cómo has podido acordarte de algo tan insignificante?
—Peter: Siempre recuerdo las cosas que para mí son importantes, La —dijo él, alzando sus dedos entrelazados hasta sus labios, y depositando un suave beso en los dedos femeninos.
Lali sintió el impacto del beso hasta en los dedos de los pies, que se encogieron en sus zapatos.
—Lali: Nunca dejarás de sorprenderme —le aseguró ella.
—Peter: Ni tú a mí —respondió él—. ¿Lo has pasado bien esta noche?
—Lali: Ha sido una noche maravillosa —admitió ella con una sonrisa, recordando cómo se había sentido hacía apenas unos momentos entre sus brazos.
No recordaba la última vez que un hombre le había hecho sentirse así.

Peter sonrió, aliviado.
—Peter: Esto de las citas románticas no está tan mal, ¿verdad?
—Lali: No —dijo ella, y suspiró una vez más—. En absoluto.
Entonces ¿por qué no se sentía tan relajada y satisfecha cuando estaba con Benjamin? Con Benjamin lo único que sentía eran nervios.
—Peter: Me alegro, porque creo que tenemos que repetirlo otra vez.
—Lali: ¿Otra vez? —repitió ella—. Peter, ¿quieres explicarme exactamente qué es lo que estás tramando? —preguntó ella en tono cauto.
—Peter: Verás, Lali, por si acaso no te habías dado cuenta, te estoy cortejando.
—Lali: ¿Cortejándome? —dijo ella, perpleja—. Pero ¿por qué?
—Peter: Te estoy cortejando, Lali, porque ya era hora.
—Lali: ¿Hora? —repitió ella confusa, sin entender nada.
—Peter: Sí —dijo él, llevándose las manos femeninas a los labios—. Ahora por fin me toca a mí, La. Y no pienso desaprovechar la oportunidad.

Capítulo QUINCE



A mitad de semana, las temperaturas habían bajado significativamente, lo que recordó a Peter lo fríos que podían llegar a ser los inviernos en Illinois.

Pero todos los materiales necesarios para la sala de juegos de las niñas estaban ya allí, apilados en una esquina del sótano, y eso lo iba a mantener muy ocupado.

Llevaba todo el día corriendo de un lado para otro, con la cinta de medir alrededor del cuello, el cinturón de herramientas colgado a la cintura, y enfrascado en su proyecto de construir una sala de juegos para las niñas en el sótano de la casa.

Hacía mucho tiempo que no hacía ningún tipo de ejercicio o trabajo físico, aparte de cargar el equipo de fotografía, y para su sorpresa, descubrió que le gustaba, a pesar de que aún tenía el hombro y las costillas un poco doloridos.

No era un proyecto complicado, y tampoco difícil. Después de dibujar los planos, se los había enseñado a Lali y a las niñas para su aprobación.

Había decidido dividir el sótano en dos secciones. Una sería una sala de juegos con estanterías donde las niñas pudieran colocar libros y juguetes, y la otra un cuarto con suelo de madera, un espejo que cubriera toda una pared y una barra de ballet para que las niñas pudieran ensayar. Los trabajos avanzaban a buen ritmo, y Peter pensaba tenerlo todo terminado en dos o tres semanas. Contando, por supuesto, con la ayuda de las niñas.

Sin su ayuda, probablemente podría tenerlo terminado en una semana o diez días. Pero merecía la pena poder disfrutar de sus sugerencias y de su compañía, así como ver la expresión de orgullo en sus caras por haber trabajado en un proyecto que les encantaba.

Eran dos niñas magníficas. Y se merecían todo lo mejor del mundo. Y eso incluía un padre, pensó con firmeza, limpiándose el sudor de la frente con el dor¬so de la mano, mientras iba a buscar otro listón de madera.

—Lali: ¿Peter?
La voz de Lali sonó en lo alto de la escalera, y Peter alzó la cabeza.
—Peter: ¿Sí?
—Lali: Te llaman por teléfono.
Peter no tenía ni idea de la hora, pero tenía que ser tarde. Las niñas ya se habían acostado hacía al menos una hora. ¿Quién podría llamar a esas horas?, se preguntó, frunciendo el ceño.

Recordando que aquella tarde había pasado por el despacho del arquitecto para hablar de los otros planos que había realizado para el edificio de carruajes en la parte posterior de la casa, Peter prefirió subir a responder a la llamada, en lugar de decirle a Lali que tomara el recado.

Quería que fuera una sorpresa, y no quería estropearla si Lali se enteraba de que estaba trabajando con un arquitecto.

Subió las escaleras de dos en dos, y miró a Lali, que llevaba un chándal amarillo y el cabello recogido en un moño y sujeto con un lápiz. En las manos, llevaba su teléfono móvil.
—Peter: Gracias —dijo él.
Peter tomó el teléfono que le ofrecía, y le dio un beso en los labios.
—Peter: Bonitas gafas —bromeó, cubriendo el aparato con la mano. Lali se ruborizó, sacudió ligeramente la cabeza, y volvió de nuevo al salón. Peter dejó que su mirada siguiera el suave balanceo de las caderas femeninas, y sonrió. Después se apoyó en la encimera, y se frotó el hombro con gesto ausente.
—Peter: Peter Lanzani —dijo al teléfono—. ¿Cómo estás, Sam? —preguntó, al reconocer la voz de su abogado—. ¿No me digas?

Fascinado, Peter empezó a pasear por la cocina, escuchando a su abogado y haciendo un esfuerzo para ocultar su entusiasmo. Tenía que asegurarse de analizar bien todos los aspectos de la nueva propuesta profesional antes de tomar una decisión.

En el salón, Lali removió el fuego de la chimenea antes de hundirse de nuevo en el sofá. Intentó concentrarse en los informes sobre el progreso de sus alumnos para las reuniones con los padres que tenían lugar a lo largo de toda la semana. Pero su cabeza no estaba en el trabajo. Estaba en la cocina, en la llamada de Peter.

Con un suspiro de cansancio, se recostó en el sofá con las piernas encogidas y se quedó mirando a las llamas que crepitaban en la chimenea del salón.

Detestaba admitirlo, pero empezaba a sentirse como Cenicienta, todo el día corriendo de aquí para allá, ocupándose de las niñas, de la casa, de su trabajo, para llegar a la noche totalmente exhausta y sin ganas de hacer nada.

Pero ahora siempre disfrutaba de un rato junto a Peter.

Era una delicia encontrar a alguien esperándola cuando regresaba del trabajo, alguien interesado en escuchar cómo le había ido el día, o sus problemas. Además, todos los días después de cenar, Peter y las niñas se iban al sótano o a su habitación hasta la hora de acostarse, dejándole un rato de tranquilidad.

Por primera vez desde el nacimiento de sus hijas, Lali supo por fin lo que significaba tener un compañero de verdad, porque eso era en lo que se había convertido Peter.

Cuando por fin se quedaban solos, a veces charlaban, a veces veían una película, y a veces no hacían más que contemplar el fuego que chisporroteaba en la chimenea y comer palomitas, disfrutando en silencio de su mutua compañía.

Se estaba acostumbrando a tener a Peter a su lado, pensó un poco nerviosa. Se estaba acostumbrando a depender de él, a depender de su presencia, y eso era peligroso. Lo sabía.
Y si había olvidado lo peligroso que era, la llamada de aquella noche se lo había recordado con toda claridad.

Como en ocasiones anteriores, cada vez que el teléfono de Peter empezaba a sonar, los días hasta su partida estaban contados.
Con un suspiro, Lali intentó concentrarse en los papeles que tenía en el regazo.
—¿Lali?
Lali levantó la cabeza y vio a Peter de pie en la puerta del salón.
—Lali: ¿Te vas? —le preguntó de repente sin pensar.
—Peter: ¿Irme? —repitió él con el ceño fruncido.
Pero su expresión se tornó en sonrisa cuando vio a Lali buscar el lápiz. Se acercó a ella y tiró del lápiz que ella había utilizado para recogerse el pelo en un moño.
—Peter: Pero si acabo de llegar —dijo él, dándole el lápiz—. ¿No me digas que ya estás ansiosa por deshacerte de mí? —preguntó preocupado.
—Lali: No —Lali sacudió la cabeza—. No, claro que no.
—Peter: La, tengo que preguntarte una cosa.
—Lali: Pregunta.
—Peter: ¿Es sobre el edificio de los carruajes de atrás? ¿El que no usa nadie?
Lali frunció el ceño.
—Lali: ¿Sí? ¿Qué le pasa?
—Peter: ¿Estarías de acuerdo en alquilármelo?
—Lali: ¿Alquilártelo? —Lali se echó a reír—. Peter, no tiene calefacción. Y se está casi cayendo. ¿Para qué demonios quieres alquilarlo?
—Peter: Digamos que tengo un proyecto entre manos en el que estoy trabajando y necesito un lugar para hacerlo — sonrió—. ¿Qué me dices? ¿Me lo alquilarás?
Lali se encogió de hombros.
—Lali: No, no te lo alquilaré. Pero puedes utilizarlo cuando quieras, como quieras y durante todo el tiempo que quieras.
—Peter: ¿Estás segura? —preguntó él.
—Lali: Totalmente. De todas maneras nadie lo usa. Pero debo advertirte, no tiene ni calefacción, ni electricidad, ni agua corriente. Y a medida que pasen los días y nos metamos más en el invierno, el frío la va a hacer inhabitable.
—Peter: No importa —dijo—. Yo me ocuparé de eso.

Ya había hablado con el arquitecto sobre contratar a una empresa para instalar la calefacción, el agua, y la electricidad.
—Peter: ¿Entonces de acuerdo?
—Lali: Sí, de acuerdo.
—Peter: Bien. Escucha, seguramente verás algunos trabajadores entrando y saliendo en las próximas semanas, pero no te alarmes.
—Lali: Sólo procura que las niñas no vayan por allí mientras estén trabajando. El suelo no está muy bien, y no quiero que se hagan daño.
—Peter: De acuerdo —dijo él, frotándose el hombro.
—Lali: ¿Te vuelve a doler el hombro? —preguntó ella, preocupada.
—Peter: Un poco.
—Lali: Tienes que dejarlo descansar un poco. Has estado trabajando en el sótano sin parar, y puede que sea demasiado pronto.
—Peter: Sí, quizá tengas razón, pero quiero terminar la sala de juegos de las niñas lo antes posible —dijo él, mirando al fuego, frotándose de nuevo el hombro—. Será mejor que baje a recoger abajo, y lo dejé por hoy. ¿Has terminado tú ya por hoy? —preguntó, mirando el montón de papeles que había en el sofá.
Ahora sí, pensó Lali.
—Lali: Sí, más o menos.
—Peter: Bien. ¿Por qué no abres una botella de vino y preparas unas palomitas, mientras yo cierro abajo?
—Lali: Bien.
—Peter: Vuelvo en diez minutos.
Lali asintió, mordiéndose el labio inferior mientras lo veía alejarse. Quizá todavía no se fuera, pero se iría pronto, y ella sabía que tenía que fortificar sus defensas y proteger su corazón, porque si no, cuando Peter se fuera, le rompería el corazón.

Y esta vez no estaba muy segura de poder hacer algo para impedirlo.

Continuará...

32 comentarios:

  1. Qe estara tramando Peter entre manos??
    espeero mas, beso :)

    Arii

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  2. subi mas nove

    te sigo desde colombia

    lina castillo

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  3. MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS!! @flordemariia

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  4. LISHFKRGFHWLEIFHRWILJFJLLWJLFW SON PERFECTOS JUNTOS!!! ME ENCANTA ESTA NOVE ESTA MUY PERO MUY BUENA ♥ y AMO que Peter al fin se haya decidido a conquistar a Lali y cuidar de las nenas es tan tierno ♥.♥ ya quiero que le diga a Lali que no se va a ir y ella no piense que su corazon se va a romper :( por fasssss QUIERO MASSS, muchas gracias :D @LuciaVega14

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  5. Ya quiero descargarla cuando termine :D ♥

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  6. AMO AMO esta nove me lei todos los apitulos de una y me encanta!!!
    Amo la relacion Peter-Alali-Luz ♥
    Y Laliter tambien!
    espero mas capis!!

    besos!!!!

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  7. No!!!! Que no se ponga defensas para peter!!! Me encanta!! Más!

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  8. y vuelven a ser dos caps!!!!! =) y yo feliz de la vida jajaja XD

    de verdad me encanta como esta avanzandoooo porque tienen un tonteo/histeriqueo entre los dos increible =)

    espero mas noveee besos

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  9. jajajajaja haaay quee lindos!! me encantaan Lali & Peter awww (:

    @mf_lazaro

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  10. Q linda relacion tienen!Es una pseudo amistad histerica!Peter va a instalarse una oficina o algo así,no piensa ni ahí irse!aqui hay AMOR!

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  11. El no se va, estoy muy segura :D ...

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  12. estoy loca por saber k va hacer con ese sitio... buenisimo el cap!!!!!!!!

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  13. estos 2 capitulos fueron muy tiernos
    ame como se estan dando las cosas
    me intriga lo que peter este tramando jaja
    beso

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  14. Jummm q esta tramando peter haha quiero más esta súper linda la nove

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  15. admito que yo tambien pense que se iria jajaja ntc... que tramara el estupido y sensual de peter jajaa

    novela solo tù: http://morithalaliter.blogspot.mx/

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  16. quiero mas novela!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    <3

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  17. me encanta masssssssssss

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  18. Mas lindos los dos capis y Peter no se va a ir
    @Masi_ruth

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  19. me encanto sigue jaja

    mass noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

    :)

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  20. Me encanta!!! Me encanta como se estan acercando y que Peter quiera hacer todas estas cosas para Lali y para las niñas *----*
    Y cuando se "declaro"? Awww
    Espero el proximo
    Besos

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  21. mass!!! me encantaron los cap!!

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  22. lco amo que peter se juegue por lali
    ojala que cuando peter se tenga que ir lali lo impida

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  23. Si la lali supiera que peter no tiene ninguna intencion de irse q se muere por ella y que lo unico que quiere es a ella y a sus hijas no estaria tan preocupada me mata este peter tab tierno tan protectos tan ENAMORADO bueno LOS DOS ESTAN ENAMORADOS jajja

    AMO ESTA NOVELA espero mas prontito besitos FELIZ NAVIDAD

    @casiamaia Amaia

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  24. me podes pasar todas tus noves por correo porfa

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