Capítulo ONCE

Tras una hora de retozar por todo el huerto, Lali tomo a Mateo y volvió a la casa para sus lecciones de la tarde.

— No me gustan las clases — dijo Mateo, lanzando un suspiro mientras se acercaban a las puertas francesas en el lado de la casa. — Prefiero jugar.

—Lali: Sí, pero debes aprender a hacer cuentas.

—Mateo: No es necesario, en realidad. Ya se contar hasta cien. Y estoy seguro de que nunca voy a necesitar más de un centenar de nada.

Lali sonrió. 

—Lali: Practica la lectura, entonces. Y serás capaz de leer un montón de historias de aventuras.

—Mateo: Pero si me paso el tiempo leyendo historias de aventuras, no tendré tiempo de vivirlas.

Lali negó con la cabeza y se rió. 

—Lali: Yo debería saber debatir mejor contigo, Mateo. Eres tan inteligente como un carro lleno de monos.

El niño correteaba por las escaleras y se volvió para mirarla. 

—Mateo: ¿No vas a entrar, tía?

—Lali: Todavía no. — dijo distraídamente, con la mirada atraída por el bosque más allá de Ramsay House. —Creo que voy a dar un paseo.

—Mateo: ¿Voy contigo?

—Lali: Gracias, Mateo, pero en este momento necesito un paseo en solitario.

—Mateo: Vas a buscar al perro. — dijo sabiamente.

Lali sonrió. 

—Lali: Puede ser.

Mateo la miró especulativamente. 

—Mateo: ¿Tía?

—Lali: ¿Sí?

—Mateo: ¿Alguna vez te vas a casar?

—Lali: Tengo que encontrar al caballero correcto primero.

—Mateo: Si nadie lo es, yo puedo serlo cuando sea grande. Pero sólo si soy más alto, porque no quiero mirarte hacia arriba.

—Lali: Gracias — dijo con gravedad, reprimiendo una sonrisa cuando ella se volvió y se dirigió hacia el bosque.

Era un paseo que había tomado cientos de veces antes. El paisaje era familiar, sombras rotas por la luz solar se volvían fragmentos a través de las ramas de los árboles. Los sonidos eran familiares, el canto de los pájaros y el susurro de las hojas, y los murmullos de un millón de pequeños animales.

A pesar de su conocimiento de estos bosques, Lali una sensación de que debía ser cautelosa. El aire estaba cargado con la promesa de. . . algo. 

A medida que fue más lejos, la sensación se intensificó. Su corazón se comportaba extraño, un pulso salvaje despertó en sus muñecas, la garganta e incluso en las rodillas.

Hubo movimiento hacia adelante, una forma se deslizo a través de los árboles y los helechos. No era una forma humana. Recogiendo una rama caída, Lali hábilmente la partió a la longitud de un bastón. La criatura se quedó inmóvil, y el silencio descendió sobre el bosque.

—Lali: Ven aquí — dijo a cabo.

Un perro llegó corriendo hacia ella, estrellándose a través de arbustos y hojas. Noto que era un terrier. Se detuvo a pocos metros de ella, el perro gruñó mostrándole los dientes largos y blancos.

Lali se quedó quieta y lo estudió con calma. Era delgado, su pelaje corto a excepción de la cara y las orejas y cerca de los ojos. Tan expresivos ojos brillantes, redondos como chelines.

No había duda de que su cara le era conocida. Ya lo había visto antes.

—Lali: ¿Albert? — Dijo con asombro.

Las orejas del perro se contrajeron al oír el nombre. Agachándose un gruñido salio de su garganta, un sonido de furiosa confusión.

—Lali: Te trajo con él. — dijo dejando caer el palo. Sus ojos se nublaron por las lágrimas, dejó escapar una risita. — Estoy tan contenta de que se mantuviera en la guerra a salvo, ven, Albert, vamos a ser amigos. — Ella se quedó inmóvil y dejo que el perro se acercara con precaución. Olió sus faldas, girando lentamente. En un momento sintió la nariz húmeda y fría al lado de su mano. Ella no se movió para acariciarlo, sólo le permitió familiarizarse con su olor. Cuando vio el cambio en su rostro, los músculos de la mandíbula relajada y con la boca abierta, le habló con firmeza. — Siéntate, Albert.

Su parte inferior se dejó caer al suelo. Un gemido salio de su garganta, un silbido. Lali alargó la mano para acariciar la cabeza y rascarle detrás de las orejas. Albert jadeaba con entusiasmo, con los ojos cerrados disfrutando de los cariños.

—Lali: Así que has escapado de él, ¿verdad? — preguntó, alisando la gorguera tiesa sobre su cabeza. — Niño travieso. Supongo que has tenido un buen rato cazando conejos y ardillas. Y hay un rumor malicioso sobre un pollo desaparecido. Es mejor mantenerse al margen de los astilleros de aves de corral, o no te irá bien en Stony Cross. ¿Quieres que te lleve a casa, muchacho? Es probable que él te esté buscando….

Se detuvo con el sonido de algo. . . alguien. . . moviéndose a través de la espesura. Albert volvió la cabeza y soltó un ladrido feliz, saltando hacia la figura que se aproximaba.

Lali tardó en levantar la cabeza, luchó para moderar su respiración, y trató de calmar el tartamudeo frenético de su corazón, era consciente del perro saltando alegremente de regreso a ella, con la lengua colgando. Él miró a su amo como si le dijera “¡Hey, mira lo que encontré!”

Dejando escapar un lento suspiro, Lali miró al hombre que se detuvo aproximadamente a tres metros de distancia.

Peter.

Continuará...

Bueno linduras.... eso todo por hoy!

sé que las deje en un parte kljdsfkjnaksdfjijf y seguramente
no estan pensando cosas amables y lindas de mí jaja 

PERO mañana seguimos con la maratón!

y les juro que son caps IMPERDIBLES!!! 

GRACIAS POR LEER Y FIRMAR!

BESOSS GIGANTESCOS!

mañana más :D