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viernes, 24 de febrero de 2012

Capítulo Veinticinco



Una larga hora más tarde, Cande abrió la puerta del piso de su amiga y dejó entrar a Peter que se quedó un minuto en el vestíbulo contemplando a Lali.

La joven estaba sentada en el sofá de la sala enfundada en una bata rosa y con los cabellos húmedos, como si acabara de salir de la ducha. Nico, sentado junto a ella, parecía una torpe gallina con sus polluelos. Para un hombre tan decidido y seguro de sí mismo, parecía apesadumbrado, impotente y dispuesto a arrancar la cabeza del primero que se atreviera a alterar a su pequeña hermana.

Sólo que no era una pequeña, pensó Peter mientras su mirada se deslizaba por las suaves curvas bajo la bata. Era una mujer. Una mujer cuyo cuerpo conocía íntimamente. Una mujer que había tenido que soportar más de lo que cualquier otra hubiera podido resistir. Peter observó aliviado que las manos que sostenían la jarrita de chocolate caliente ya no temblaban.
-Peter: ¿Cómo está? —preguntó mientras Cande colgaba su chaqueta en un perchero.
-Cande: Es más fuerte de lo que parece —contestó suavemente— Cuando llegué estaba bajo los efectos de la conmoción, pero ahora ya se encuentra mejor. Mejor que Nico, si quieres que te diga la verdad —añadió con una sonrisa compasiva.
-Peter: ¿Él te pidió que vinieras?
-Cande: Sí, me llamó cuando venía camino a casa.
Peter le apretó el brazo.
-Peter: Sos una buena amiga.
-Cande: No lo suficiente, de lo contrario nunca habría permitido que se marchara de la biblioteca con ese idiota.
-Peter: No digas eso. No podrías haberlo sabido. Ninguno de nosotros llegó siquiera a sospecharlo.
Can dejó escapar un hondo suspiro.
-Cande: Esa es la parte más espeluznante de todo esto. Nunca se sabe.

Hacía una hora, Peter había observado cómo Vico, Pablo y los agentes escoltaban a un esposado Benjamín Amadeo al coche policial. Luego lo acomodaron en el asiento trasero mientras el doctor gimoteaba y profería amenazas contra todos ellos. Más tarde, Peter pacientemente se había sometido al interrogatorio del inspector Vincent. Pero todo lo que deseaba era encontrarse junto a la mujer que amaba.

La mujer que amaba. Sí, era cierto, pensó mientras la contemplaba desde el vestíbulo. Estaba furioso consigo mismo por haber tardado tanto tiempo en darse cuenta de que la amaba quizá desde su adolescencia y que casi había tenido que perderla para comprender la verdad. Afortunadamente, no era demasiado tarde para convencerla de que ella también estaba enamorada de él.

Peter entró en la sala de estar. Lali alzó la vista al sentir sus pasos.
-Peter: Hola, osita —saludó con dulzura al tiempo que se acuclillaba ante ella y le cubría las rodillas con las manos.
La joven le sonrió con dificultad, pero con la valentía que Peter siempre había visto en ella.
-Lali: Hola, Rambo —saludó con un suspiro— Recuérdame que nunca intente sacarte de tus casillas.
-Peter: ¿Crees que me puse furioso? —preguntó apretándole los muslos— No, sólo expresé mi opinión.
Ella miró las manos de Peter y pasó un dedo sobre los nudillos magullados.
-Lali: Gracias —susurró con los ojos llenos de lágrimas.

Peter volvió la vista hacia Nico, que le devolvió una mirada indescifrable que muy bien hubiera podido significar: «Quita tus manos de mi hermana, amigo». Aunque no le importó en absoluto. Mantuvo las manos donde estaban con la mirada fija en los ojos de Lali.
-Peter: Quiero hablar con tu hermana, Nico. Y solos.
-Nico: ¿Y qué pasa si me niego?
Peter vio en los ojos de Nico una terca obstinación. Entonces cerró los suyos con un suspiro. Así que habría que dirimir la cuestión por la vía agresiva, pensó al tiempo que se ponía de pie. Nico hizo lo mismo y ambos se enfrentaron con una dura expresión en el rostro.
-Peter: Lo que tengo que hablar con Lali es un asunto que sólo nos concierne a los dos.
-Nico: ¿Y qué es lo que tienes que decir a mi hermana que yo no pueda oír?
Peter supo que iba a perder a su amigo.
-Peter: De acuerdo. Nunca quise que esto sucediera, pero ha sucedido. Lo he combatido con todas mis fuerzas. Pero perdí la batalla. Amo a tu hermana, Nico. Estoy enamorado de ella. Por tanto, si quieres armarla aquí mismo, hazlo. Sin embargo, quiero que sepas que no me voy a defender, así que puedes golpearme a tu gusto, si crees que lo merezco. Pero Lali será mía con o sin tu aprobación.

Y sin más, esperó la respuesta de Nico, preparado para resistir el primer puñetazo.
-Nico: Bueno, pedazo de idiota. Hace años que he esperado que te dieras cuenta de que la amabas, zoquete —dijo finalmente, con una amplia sonrisa.
Peter parpadeó, mudo de asombro.
-Peter: ¿Qué dices?
Nico prorrumpió en una carcajada.
-Nico: Llévatela. Con mis bendiciones. Es tuya. Y espero que desaparezca de sus ojos esa mirada de borregos que se  ponen cada vez que se miran —dijo al tiempo que le ofrecía la diestra. Tras un segundo de vacilación Peter la tomó en la suya y ambos se estrecharon las manos con cálida firmeza.
-Peter: ¿Lo sabías? —preguntó con incredulidad.
Tras un bufido, Nico volvió la mirada a Cande, que sonreía con los ojos empañados.
-Nico: Claro que sí, toda la ciudad lo sabía... excepto ustedes.
Con una sonrisa de oreja a oreja que expresaba su alivio y alegría, Peter se volvió a Lali, que en ese momento se levantaba del sofá.
-Lali: ¿Así que voy a ser tuya? —espetó con rabia.
-Peter: Vamos, osita. No es así, yo...
-Lali: ¿Y tú? —continuó mientras se volvía a su hermano, ignorando a Peter— ¿Me vas a entregar a él? Me entregas a él y luego estrechan la mano como si yo fuera una propiedad que pasa de una manos a otras —dijo con los brazos cruzados sobre el pecho— Bueno, ambos se pueden ir al infierno. Nadie me regala a nadie. Y no seré posesión de nadie hasta que yo quiera serlo. Salgan de aquí. Ambos, antes de que decida manifestar mi opinión sobre las actitudes machistas rompiendo un par de floreros sobre sus duras cabezas.
-Nico: Vaya, vaya... —comentó el hermano, muy divertido.
-Peter: Ya oíste a la dama. Quiere que te marches, Nico.
-Lali: Quiero que ambos se marchen —le recordó Lali.
-Peter: Cande, ¿te importaría conducir a Nico hasta la puerta? —pidió con toda cortesía.
Can dirigió a Lali una sonrisa llena de disculpas antes de tomar el brazo del hermano.
-Cande: Vamos, Nico. Creo que quieren estar solos. Bueno, al menos uno de ellos.
-Peter: Adiós, Cande. Piérdete, Nico —dijo guiándolos a la puerta.
-Nico: Apuesto por ti —se las ingenió para decir antes de que Peter le cerrara la puerta en las narices y Cande le deseara buena suerte.

Luego se quedó con la mirada fija en la puerta mientras organizaba sus pensamientos. Iba a necesitar esa buena suerte.

Continuará…

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En la nocheee el finall!! :)

12 comentarios:

  1. dioss cuando he leido lo que ha dicho peter, he pensado que Nico lo mataba!! jajaja menos mal!!
    espero el final!!

    besosss :)

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  2. mas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

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  3. aiiiii!! a mi tambien me ha dado coraje como han hablado de machistas!!! espero el ULTIMO ANSIOSA!!! besitoss

    faty****

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  4. me encanto quiero ya el final amo esta nove

    Angie,costa rica

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  5. no lo dejes asii !! sube otrooooo !!! :):):)

    ya era hora .. pensaba qe nico iba a sentarle mal !! jajaja
    @DsiiRS

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  6. aii spero con ansiias el final!

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  7. Muuuuy bueno =)
    me encanta la actitud de lali jajajaja
    y nico es un groso!
    espero mas
    un beso!
    Juli♥

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  8. jajaja me encanto lali y peter tambein pierdete nico :P
    y luego noco toso el mundo lo sabe excepto ustedes :P

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  9. Suele pasar los ultimos como siempre en enterarse ellos,pero Lali lo tenia mas k claro,era el quien dudaba,no creo k se la haga muy dificil.

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  10. Me encanto el capitulo!
    Lo mejor Nico y Peter! jaja
    Besos
    @vagomi

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  11. UIII! SE acaaboo? NOOO!! TIene epilogoo?
    Spero mas noves tuuya<s!

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