El mar se lo tragó.
Por un instante, cuando sumergió la cabeza bajo el agua
helada, Peter se preguntó, como siempre hacía, si esta vez el mar lo arrastraría
hasta las profundidades donde nunca llegaba el sol, donde no nadaban los peces,
donde la oscuridad era tan honda como el frío.
Pero rápidamente se libró de aquellos pensamientos y se
dispuso a hacer el trabajo para el que había sido entrenado. Dio un par de
enérgicas y potentes patadas, echó la cabeza hacia atrás y subió hacia la superficie.
El sol, que estaba rodeado de nubes, le dio la
bienvenida. Le llevó un momento orientarse. Miró hacia la izquierda y divisó la
embarcación que había volcado a unos tres metros de distancia. Después, alzó la
vista hacia el helicóptero que sobrevolaba la zona. Las hélices azotaban el
aire haciendo que las aguas se alborotaran y empezaran a crear espuma. El ruido
era estruendoso. Levantó un brazo para hacer una señal a Monk y después se
dirigió hacia la embarcación en cuyo casco permanecían dos hombres.
-¡Dios! -gritó el mayor de los dos cuando vio que se
acercaban-. Nos alegramos de verlos, chicos.
Peter sonrió. Sujetando la embarcación, miró a los dos
hombres. Debían de ser padre e hijo. El menor no debía de tener más de
diecisiete años. Estaba asustado y tenía frío. ¿Quién podría culparlo? Desde
luego, estar en el casco de un barco que ha volcado no es una situación muy
alentadora.
Tiró del barco hacia un lado.
-Peter: ¿Necesitan que los llevemos a algún sitio?
El helicóptero se acercó de manera que la cabina estaba
al borde de la superficie del mar. Desde el interior, descendieron una cesta
que utilizaban para transportar a las víctimas en los rescates.
-Por amor de Dios, ¡sí! -gritó el hombre mayor dándole
una palmada a su hijo en la espalda-. Lleven a mi hijo primero.
Peter hizo una señal con la cabeza y el helicóptero
acercó la cesta todo lo que pudo. Agarrándola con fuerza, Peter siguió
pataleando para mantenerse a flote.
-Peter: No es necesario. La cesta es lo suficientemente
grande. Hay sitio para todos nosotros.
El joven parecía estar un poco inquieto, pero era normal.
Para darle confianza, Peter dejó a un lado sus propios temores y empujó el
barco para que se hundiera en el agua. Estaba listo, así que agarró al muchacho
del brazo con su mano libre y lo arrimó hacia él. En ese momento oyó que Monk
murmuraba algo a través de la radio.
-¿Quieres moverte ya, Lanzani?
-Peter: Ya voy. Un momento.
-¿Con quién estás hablando? -gritó el joven en medio de
aquella confusión mientras que Peter lo ayudaba a meterse en la cesta.
-Peter: Con ellos- le contestó señalando hacía el
helicóptero. Después, volviendo la mirada hacía el otro hombre, gritó -.
¡Vamos!
El padre subió a la cesta con mucha menos dificultad que
su hijo. Después subió Peter y cuando todos estuvieron listos gritó.
-Peter: Llévanos a casa J.T.
A medida que el helicóptero empezaba a moverse, la cesta
se balanceaba suavemente en el aire. Monk comenzó a subir la cesta hasta que, al
llegar a la altura del helicóptero, la sujetó a él y los ayudó a subir a bordo.
-¿Todo el mundo está bien? -gritó entre el ruido del
motor del helicóptero.
-Sí -dijo el padre mientras subía al helicóptero-. Muchas
gracias por salvarnos.
Monk envolvió a los dos hombres en mantas mientras que Peter
sonreía y salía de la cesta secándose el rostro.
-Peter: Siempre es un placer -dijo sintiendo aún la
ráfaga de adrenalina que recorría su interior-. ¿Qué es lo que le ha sucedido
a vuestra embarcación?
El padre agitó la cabeza y se recostó contra el helicóptero.
-El maldito barco empezó a hacer aguas. Casi antes de que
pudiéramos terminar de pedir ayuda a través de la emisora, había tanta agua en
cubierta que volcó y caímos al agua. Después conseguimos subirnos al casco y
esperamos allí hasta que llegaron.
-No me gustan los barcos -gritó Monk-. Si Dios hubiera
querido que estuviéramos en el agua nos habría dotado con agallas.
Peter se rió ante el comentario de su compañero. Aquel
hombre odiaba el agua. Era extraño que hubiera terminado destinado en Rescate y
Salvamento.
-Peter: ¿Y volar sí te gusta? -le pinchó aunque sabía perfectamente
la respuesta.
-Sí, claro. Es más seguro. ¿Has visto alguna vez marea en
el cielo?
Mientras padre e hijo se relajaban y empezaban a disfrutar
del trayecto en helicóptero, Peter se río con Monk y se dijo a sí mismo que era
un hombre afortunado. Saltar desde helicópteros para ganarse la vida, ¿había
algo mejor que eso?
Continuará...
A la tarde siguiente Lali estaba dispuesta a tomarse un
descanso. Había pasado los últimos días encerrada en la librería y en la
pequeña casa de estilo rural de Rochi. No conocía a nadie en la ciudad. Salvo a Peter Lanzani. Pero no le había visto
desde la tarde anterior en la que se había marchado apresuradamente de la librería
sin decirle nada.
Por supuesto, no es que quisiera verlo.
Pero pasar tanto tiempo sola hacía que tuviera mucho
tiempo para pensar. Y eso no era necesariamente algo bueno.
Además, sólo porque estuviera sola en una cuidad que no
conocía no significaba que no pudiera salir a divertirse y conocer gente. Por
eso decidió ir a dar una vuelta por el paseo marítimo a la hora de comer
mientras miraba, sin demasiado interés, algunos escaparates.
Pero ahora se estaba arrepintiendo de haber salido a
pasear. Hacía un calor horrible.
Incluso llevando una camiseta y unos pantalones cortos de
lino, sentía que el calor crepitaba en su interior. Se dio cuenta de que el
bochorno de Carolina del Sur era bastante diferente del de Nueva York. Se
levantó el pelo por encima de la nuca para dejar que la suave brisa del océano
refrescara su humedecida piel. Como recompensa tuvo un breve momento de
frescura, pero se terminó antes de que pudiera empezar a disfrutarlo.
Alrededor de ella, familias enteras charlaban y reían juntas.
Las parejas se hacían carantoñas y se agarraban de las manos mientras el sonido
de las cámaras de fotos era casi melodioso.
Llegó hasta una esquina y se detuvo en la acera. Cuando
el semáforo se puso en verde, cruzó la calle y se dirigió hacia la bahía. Cuanto
más cerca estuviera del agua, más agradecería el frescor de la brisa.
Había un montón de barcos alineados en el puerto. Había
pescadores por todo el embarcadero. Un par de personas montando en monopatín se
movían entre la multitud como si fueran bailarines. A una niña pequeña se le acababa
de volar el globo y su madre la consolaba mientras que el globo ascendía hacia
el cielo. Lali sonrió y siguió caminando. El ambiente olía a perritos calientes
y bronceador. Al pasar por uno de los puestos, se detuvo. Se compró un perrito
caliente y un refresco y continuó hasta unas escaleras que conducían hacia unas
rocas y una pequeña cala. Estaba cerca del embarcadero, pero lo suficientemente
lejos de la multitud como para poder disfrutar de un momento a solas.
Se sentó sobre una roca y le dio un bocado a su perrito
caliente mientras medio oía los sonidos que tenía a su alrededor y fijaba la
vista en un par de surferos que se aproximaban a la costa. Cerca del mar, la
temperatura era mucho más agradable.
-Lali: Qué extraño me resulta estar sentada en la playa
en mitad de un día de trabajo -murmuró mirando a su alrededor rápidamente.
Hablar sola era uno de los primeros signos de desvarío. Naturalmente; no quería
que hubiera testigos de ellos.
Si ahora mismo estuviera en casa estaría corriendo por la
Quinta Avenida agarrando con fuerza su bolso y andado rápidamente acorde al
ritmo de la ciudad de Nueva York. Estaría yendo de una reunión a otra para
reunir voluntarios y donaciones para la organización benéfica en cuestión para
la que estuviera trabajando en aquel momento. Habría reuniones, comidas y demás
en los restaurantes más de moda de la ciudad...
Pero aunque tuviera los días tan ocupados, sus noches
estaban vacías.
Lali se estremeció, dio otro mordisco al perrito caliente
y se dijo a sí misma que su vida era plena. Tenía un buen trabajo. Un trabajo
importante. En el gran esquema de la vida, ¿realmente importaba que durante los
últimos cinco años ella hubiera dejado de vivir su propia vida?
-Lali: Genial -murmuró, doblando la servilleta y tomando
un trago de su refresco-. Fiesta de autocompasión en la bahía. Trae tu propio
vino.
Se levantó y empezó a caminar hacia la playa. Se quitó
las sandalias y dejó que el agua le refrescara y acariciara los pies.
Cuando su teléfono móvil sonó, Lali estuvo a punto de
ignorarlo. Dando un respiró, se echó mano al bolsillo de sus pantalones cortos
de lino y sacó el teléfono. Miró el número antes de contestar.
-Lali: ¡Rochi! ¿Qué tal por Hawai?
-Rochi: ¡Dios, qué bien sienta estar fuera una temporada!
-dijo su amiga soltando un suspiro de satisfacción. Después añadió-. Jamie, no pegues
a tu hermano con la pala.
Lali se rió y empezó a caminar lentamente por la orilla
del mar. La marea iba y venía con una regularidad que contrastaba con los
gritos de los niños que jugaban en la playa.
-Rochi: ¿Qué tal te va por allí? -le preguntó tan pronto
como hubo solucionado el problema con Jamie.
-Lali: Muy bien. El negocio va estupendamente.
-Rochi: ¿Y Peter?
Lali separó el móvil de su oreja y se sonrió.
-Lali: No tienes vergüenza.
-Rochi: Oye, no sé a lo que te refieres...
-Lali: ¿Ah, no? -se rió-. Eres imposible.
-Rochi: Soy una romántica.
-Lali: Que está perdiendo el tiempo.
-Rochi: Vamos -intentó sonsacarle-. Tienes que admitir
que está buenísimo.
-Lali: Lo está -admitió dejando escapar un suspiro al
recordar el aspecto de Peter-, Pero recuerda que ha prometido no tener sexo.
-Rochi: ¡Aja! Confía en mí, está al límite. Seguro que no
te costará mucho empujarle hacia el precipicio.
-Lali: Pensaba que, supuestamente, tú ibas a ayudarlo.
-Rochi: Estoy intentando ayudarlos a ambos.
-Lali: Me parece un poco inoportuno.
-Rochi: Si tú lo dices...
-Lali: No me interesa -contestó con firmeza mientras se
preguntaba si, en realidad, en vez de convencer a Rochi no estaba intentando
convencerse a sí misma-. En serio, no estoy interesada.
-Rochi: Vale, vale. Veo que estás siendo cabezota. Olvídate
de lo que he dicho.
-Lali: Ya lo he hecho -le aseguró.
Desde la distancia, le pareció oír un grito. Miró en la
dirección de la que provenía el sonido y vio cómo un hombre saltaba desde el
muelle al océano.
-Lali: ¡Qué tonto!
-Rochi: ¿Qué? ¿De quién me hablas?
Agitando la cabeza, Lali dijo:
-Lali: Un imbécil acaba de tirarse al agua desde el
muelle.
-Rochi: ¡Qué locura!- chilló-. Estando tan cerca de la
orilla y con tantas rocas y bancos de arena...
-Lali: Ahora está nadando hacia la orilla. Parece ser que
ha sobrevivido.
-Rochi: Ya sabes lo que se dice -dijo-. Dios protege a
los idiotas y a los borrachos. ¡Jamie! ¡Tampoco des a tu hermano con el cubo!
-Lali: Si es un idiota o un borracho es un misterio -murmuró
sin prestar mucha atención a lo que le decía su amiga puesto que mantenía la
mirada fija en el imbécil que nadaba entre las olas-. Pero es un buen nadador.
Cuando finalmente llegó a la orilla, se levantó y se
dirigió hacia ella. Llevaba una camiseta negra pegada al musculoso pecho y
unos pantalones vaqueros cortos que le caían bajo las caderas. Mientras ella lo
contemplaba, él seguía acercándose, sonriendo, hasta que Lali se dio cuenta y
sintió que el estómago le daba un brinco.
-Lali: No me lo puedo creer -susurró.
Continuará...
-Rochi: ¿Qué?
-Lali: Es él. Peter.
-Rochi: ¿El idiota que ha saltado desde el muelle?
-Lali: El mismo. Y se dirige hacia aquí -dijo tratando
de ignorar el latido de su corazón y las mariposas que sentía en el estómago.
-Rochi: Vaya, vaya –dijo riéndose-. ¿No es fascinante?
-Lali: No molestes… ve y rescata a tus hijos -murmuró antes
de colgar a Rochi que aún seguía riéndose.
Se guardó el teléfono móvil en el bolsillo y agarró en un
puño las sandalias con firmeza. Esperó a que Peter se aproximara más a ella. Si
hubiera tenido algo de sentido común, se habría dado media vuelta y se habría
marchado por donde había venido.
Pero el orgullo hizo que permaneciera en el sitio.
De ninguna manera iba a salir huyendo de él y darle la
satisfacción de creer que podía intimidarla tan fácilmente.
-Peter: ¿Vienes aquí a menudo? -preguntó.
-Lali: ¿Estás loco?
La sonrisa de Peter se hizo mayor y el corazón le dio un
brinco. Era ridículo cómo aquel hombre podía desestabilizar su equilibrio.
-Peter: Legalmente, no -dijo apartándose el agua de la
cara con una de sus enormes y morenas manos.
Le colgaban de las caderas unos pantalones empapados.
Tenía las piernas largas y bronceadas. Iba descalzo. En general, su aspecto era
atlético, fuerte y, en definitiva, magnífico.
-Lali: ¡Has saltado desde el muelle!
-Peter: Sí -se dio media vuelta y comenzó a agitar el brazo
por encima de su cabeza.
Dos hombres en el muelle empezaron a hacer lo mismo.
-Lali: ¿Tu pandilla?
Peter sonrió y se volvió de nuevo hacia ella.
-Peter: Son mis hermanos.
Miró a Lali y vio que estaba enfadada, pero, aun así,
estaba guapa. Sus grandes ojos marrones, llenos de desaprobación, brillaban
intensamente. Pero en ellos también podía verse reflejado algo más. Algo que
parecía entusiasmo, excitación. Y eso hizo que el salto, desde el muelle le
hubiera merecido la pena.
Peter aún podía oír los gritos de alegría de Eliseo y Germán
cuando, después de divisar a Lali, les había dicho a sus hermanos que se
llevaran con ellos su caña de pescar. Sin embargo, lo que él quería era que
ellos presenciaran cómo era capaz de ganar la apuesta.
-Lali: ¿Son tus dos hermanos gemelos?
-Peter: Rochi te ha contado muchas cosas sobre mí,
¿verdad?
-Lali: Sólo lo imprescindible -contestó mientras metía
los tobillos en el agua-. Nunca mencionó que te sintieras atraído por la
muerte.
Él inclinó la cabeza hacia atrás y se rió.
-Peter: ¿Atracción por la muerte? ¿Por saltar desde un
muelle? Nena, para mí ese salto ha sido como si hubiera saltado desde el sofá.
-Lali: ¿Qué me dices de las rocas y de los bancos de
arena?
-Peter: Entre el cuarto y el sexto poste hay una zona más
profunda. Hemos saltado desde ese muelle desde que éramos unos niños.
-Lali: Así que siempre has estado loco.
-Peter: Bastante.
-Lali: ¿Te criaste aquí?
-Peter: ¡Vaya! Parece ser que Rochi ha olvidado darte
algunos detalles.
Lali se rió y miró a Peter encogiéndose de hombros.
-Lali: Ahí está ese ego de nuevo. Al contrario de lo que
puedas pensar, Rochi y yo no hemos hablado de ti con detenimiento.
Él volvió a reírse. Había algo en la manera en que podía
cambiar de la ira a la risa que le resultaba muy atractivo. No hay nada como
una mujer imprevisible para hacer que un hombre se rinda a sus pies.
Sin mencionar la sensualidad que despedía su cuerpo. No
le había resultado difícil divisarla desde el muelle. Su perfil era
inconfundible. Tenía más curvas que el circuito Indy 500 y su melena castaña ondeaba
en el aire como si se tratara de una bandera. Probablemente todos los hombres
que se encontraban cerca habían empezado a calentar sus motores.
Y el suyo estaba más que caliente y preparado.
Sin embargo, dejó a un lado ese pensamiento. Ya no era un
adolescente que se dejara llevar por la influencia de sus hormonas. Tenía
control sobre sí mismo. Podía hablar con ella sin babear. Y, por supuesto,
podía demostrárselo a sus hermanos ya que sabía que aún le estaban observando
desde el muelle.
-Peter: Muy bien -le dijo acercándose a ella-. Entonces
deja que te cuente algunas de las divertidas historias de los hermanos Lanzani.
Lali sonrió y movió la cabeza.
-Lali: Así que son cómicas...
-Peter: ¿Con nosotros? Totalmente. Nos mudamos a Baywater
cuando teníamos trece años. Camilo tenía quince. Nuestro padre era marine, así
que, hasta entonces, habíamos estado viajando -sonreía cuando lo contaba.
Parecía recordar todos aquellos cambios y mudanzas con cariño-. Vivimos en
Alemania, Okinawa, California e incluso pasamos una temporada en Hawai.
-Lali: ¿Todo eso antes de los trece años?
-Peter: Sí -el agua estaba fría, el sol brillaba y tenía
una mujer bella a su lado. Nada podía ir mejor-. De todas formas, cuando mi
padre fue destinado a la MCAS de Beaufort...
-Lali: ¿MCAS?
Él sonrió.
-Peter: Perdona. Los marines solemos utilizar mucho las
siglas. La MCAS es la estación aérea del cuerpo de marina.
-Lali: Ah -asintió ella.
-Peter: Cuando le destinaron allí, nosotros le seguimos
como siempre. Mi padre hacía que cada mudanza fuera una aventura. Nueva ciudad,
nuevos amigos, nueva escuela...
Lali permaneció en silencio durante un minuto o dos.
Después, lo miró fijamente.
-Lali: Debió ser muy duro.
-Peter: Podría haberlo sido -admitió sorprendido por la
empatía que le mostraban sus ojos. Pero él no necesitaba su simpatía-. De hecho
lo es para los hijos de otros marines. Pero nosotros siempre nos teníamos los
unos a los otros. Cuando empezábamos en una nueva escuela, nosotros ya
llevábamos hechos nuestros amigos.
-Lali: Es práctico.
Peter pensó que era mucho más que práctico. Los hermanos Lanzani
habían permanecido juntos en lo bueno y en lo malo. Incluso cuando discutían,
que era bastante a menudo, había un nexo de unión entre ellos que era mucho más
poderoso que cualquier otra presión externa.
-Peter: Bueno, pueden decirse muchas más cosas acerca de
tener una familia numerosa. Siempre tienes a alguien en quien apoyarte.
-Lali: O con quien pelear.
-Peter: Sí, claro. Nosotros también hemos tenido nuestras
grandes peleas. De hecho, aún las tenemos de vez en cuando. ¿Tú tienes
hermanos?
-Lali: Un hermano mayor -respondió-. Pero no tenemos
mucha relación.
Estaba ocultándole algo. Podía verlo en la forma en que
se había apartado de él. Su lenguaje corporal decía mucho más que sus palabras.
-Peter: ¿Y por qué?
Se puso tensa y levantó la barbilla como si estuviera
preparándose para una batalla que parecía acostumbrada a librar.
-Lali: Por muchas razones. Pero no estamos hablando de
mí, ¿recuerdas?
Peter no dijo nada. Muy bien. Lo dejaría pasar por el
momento, pero retomaría el tema en cualquier otra ocasión. Quería saber por qué
sus ojos se entristecían al hablar del tema. Por qué fruncía el ceño al
mencionar a su familia. Pero, sin embargo, tampoco quería realmente explorar el
porqué de su curiosidad.
Así que de buena gana volvió a retomar el tema y siguió
hablando de su familia.
Por ahora.
-Peter: Muy bien -inspiró, miró de nuevo hacia el mar y
continuó hablando-. Mamá, como de costumbre, lo organizaba todo. Papá se
ocupaba de que todo pareciese una gran aventura, pero mamá hacía todo el
trabajo. Se encargaba de hacer las maletas y empacar todo, de las facturas, de
negociar con los transportistas... En fin, todo.
-Lali: Tu madre también está loca -dijo ella, aunque en
sus palabras podía percibirse la admiración.
Él se rió.
-Peter: Ella sería la primera en estar de acuerdo con eso
-le respondió encogiéndose de hombros-. Sin embargo, todo cambió cuando nos
mudamos aquí. A mamá le encantó todo esto. Decía que conectaba con este sitio.
Le gustaba todo, el sur, la gente... Cuando descubrió Baywater, le dijo a mi
padre que ése seria el lugar donde nos quedaríamos.
-Lali: ¿Y podía hacer eso? ¿Tenía la opción de elegir
destino?
-Peter: No es fácil, pero sí. Lo único que hay que hacer
es solicitar un puesto en un departamento que no destine a gente fuera y listo.
Pero mamá jamás le hubiera permitido hacer eso. Sabía cuánto le gustaba cumplir
misiones en otros destinos.
-Lali: Pero, ¿qué pasaba cuando le destinaban fuera
durante un año o dos? Porque esas cosas suceden, ¿verdad?
-Peter: Claro, Mamá le dijo que siguiera su camino, que
nosotros permanecíamos aquí. Mamá quería que fuéramos a la escuela y tuviéramos
algo de estabilidad -metió las manos en los bolsillos de sus vaqueros e hizo
una mueca al darse cuenta de que se había lanzado al agua sin pensarlo y tenía
la cartera dentro. Sólo había visto a Lali se había arrojado al agua de
repente.
Agitó la cabeza.
-Peter: Mamá quería que acabáramos el instituto en un
mismo lugar.
-Lali: Así que ella se quedó aquí con vosotros y dejó que
su padre se marchara...
-Peter: Sí -sonrió-. Papá se marchaba cada seis meses,
pero mamá seguía ahí al pie del cañón, ocupándose de todo hasta que él
volviera. Mi madre le dijo a mi padre que aquél era su hogar y que no iba a
mudarse más.
-Lali: Una mujer muy fuerte.
-Peter: No sabes cuánto -se rió, recordando cómo su madre
había sido capaz de criar a cuatro hijos y hacer que pareciera incluso fácil
hacerlo-. Papá continuó así durante un par de años. Después, se agenció un
puesto fijo en la estación aérea del cuerpo de marines y permaneció allí hasta
que se jubiló no mucho tiempo después.
-Lali: ¿Y ahora?
Peter suspiró.
-Peter: Murió hace unos cuantos años.
-Lali: Lo siento.
Él la miró.
-Peter: Gracias. Mamá aún vive en su casa aquí en Baywater.
Le encanta saber que sus tres hijos están destinados aquí. Así los tiene cerca
para incordiarlos siempre que quiera
-Lali: Y todos ustedes la adoran.
Él se encogió de hombros.
-Peter: ¿Cómo no hacerlo?
-Lali: ¿Y tu otro hermano?
-Peter: Ah, Camilo. El padre Camilo -la miró y alzó una
mano para apartar un mechón castaño de su rostro y colocarlo detrás de su
oreja-. El sueño de cualquier mujer irlandesa es poder decir que su hijo es el
sacerdote de la iglesia del pueblo, así que mi madre está encantada. Al menos
por ahora. Hasta que a uno de nosotros le destinen fuera.
-Lali: Pero, aunque estén separados, siempre permanecerán
unidos.
Peter la observó y vio que la tristeza había vuelto a
ensombrecer sus ojos.
Había algo en su interior que le pedía reconfortarla,
borrar esas sombras de su mirada y hacerla reír. Y eso le preocupaba.
Continuará...
_______________________________________________
Siiii les dejo tres para disculparme por no subir rápido!
espero q les gusten los caps!
Y MAÑANA SE VIENEN MáS!!! :D
BESOS Y GRACIAS POR LEER!
Que Lindo Peter ya le ha contado algo de su vida, ahora falta Lali, gracias por los capis.
ResponderEliminarMasi_ruth
Me encanto! Cada dia me atrapa mas esto :) @Alumbranmiser
ResponderEliminarMuy burenos los tres!Se van conociendo cada día un poco más,flor de amiga resultó Rochi!
ResponderEliminarMe encanta, peter no quiere pero termina siendo tierno!! Rochi una genia! Más!
ResponderEliminarWooowwww 3 caps :) eso me gusta jejeje estuvieron buenísimos hahaha cada vez mas bueno te espero mañana mas :)
ResponderEliminarSeeee me encaaaanta!!! Qe paso con la familia de Lali?? Me dejaste intrigada...
ResponderEliminarPasate por mi blog?? Novelaliter-adaptadas.blogspot.com GRACIAS
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ResponderEliminar+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
ResponderEliminar+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
ResponderEliminarmmm peter dijo que llevo a sus hermanos para ver como ganaba la apuesta pero no creo que la gane haciendo cosas como acomodarle el pelo contarle toda su vida de su familia y queriendo reconfortarla, me encanto lo que hizo rochi muy bien planeado y asi desoriento a los 2 tanto a peter como a lali :P
ResponderEliminarMaaaaaaas!!!! Me encantaa!
ResponderEliminarUn besito, @clau_carpediem
apa! me parece que no va a durar mucho peter ajajaj me encanta como hablan de su persona! besos espero mas! giu del blog http://laliternuestrouniversoencomun.blogspot.it/
ResponderEliminarque lindos capitulos
ResponderEliminarMuy buenos.Peter ni más verla ya se lanza al agua,jajaja,le importa más d lo k el cree.
ResponderEliminarMáaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!
ResponderEliminarEsta muy buena :)
Waoo estaa Bunisimaa lanovee no habiaa podido leerla pff me encantto jajaja me encantaa peter es lo maas :DD!!
ResponderEliminar@maaff_lazaro
me encantaaaaaa
ResponderEliminarque pasara con lali?? espero mas
ResponderEliminarPeter, aunque se haga el duro, es un tierno total.
ResponderEliminarme encantoooo
ResponderEliminarQue buenos caps :D
ResponderEliminarmuero por laliter
subeee mas
Maaas novelaa! me encantooo!mas mas
ResponderEliminary la nove?????????????????????
ResponderEliminarME ENCANTO!
ResponderEliminarYA ESTOY AL DÍA!
ESTA GENIAL LA NOVE!
QUIERO SABES MAS SOBRE LALI!
BESOS
Te quiero
@vagomi
Awwww si subiste tres! me encantaron los cap! buenisimos, qe tiernos esos dos juntos y por dios Peter lerijwjflewjewl lo amooooooo ♥ @LuciaVega14
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