Varias horas después, Lali se unió al desayuno familiar.
—Lali: Tengo buenas noticias para todos —informó al grupo
con una radiante sonrisa en el rostro—. Parece ser que nuestro paciente va a
salir de ésta. Esta madrugada se ha despertado y hemos estado hablando un rato.
He ido a ver cómo se encontraba y le he tocado la frente justo antes de venir.
Está durmiendo plácidamente y no parece tener fiebre. —«Y tiene hermosos ojos
verdes», añadió para sus adentros.
—Grimsley: Son muy buenas noticias, señorita Lali
—mientras dejaba en la mesa una gran fuente de huevos revueltos y arenques
ahumados.
—Ya lo creo que sí —intervino León, de catorce años—.
¿Crees que sabrá jugar al ajedrez? Mateo juega fatal. —León dirigió a su
hermano menor una mirada fulminante.
—¿Crees que le gustarán las meriendas con pastas y té, Lali?
—preguntó Aleli, de seis años, con la esperanza brillando en sus ojitos ámbar.
—Por descontado que no —intervino Mateo. Puso los ojos en
blanco con toda la aversión masculina de que puede hacer acopio un niño de diez
años—. Es un hombre, no una...
—Lali: Ya basta, Mateo —le regañó con un tono que hizo
callar al niño inmediatamente. Se giró hacia Aleli y acarició los rizos de la
pequeña—. Estoy segura de que le encantará tomar el té contigo.
Mateo y León resoplaron disgustados. Aleli sonrió
alegremente.
Winston entró en el comedor con ropa de trabajo. A
petición de Lali, tanto él como Grimsley comían en el comedor con el resto de
la familia. En casa de los Espósito nadie estaba para formalismos, y los dos
sirvientes eran como dos miembros más de la familia.
—Lali: Buenos días, Winston. Tengo buenas noticias. El
hombre se ha despertado y le ha bajado la fiebre.
Winston negó repetidamente con la cabeza y señaló a Lali
con su recio dedo acusador.
—Winston: ¡Que me encadenen a la regala y me golpeen con
el sextante! Hay que tener cuidado con quién mete uno en casa. Espero que no
sea ningún asesino, señorita Lali. Lo arrastramos hasta aquí, le salvamos su
miserable vida y ahora tenemos que rezar para que no sea un criminal que nos
pueda matar mientras durmamos. Parece despiadado, ya lo creo que lo parece. He
visto suficiente mundo con su padre, que en paz descanse, para reconocer a un
canalla en cuanto lo veo. Lo mataré con mis propias manos. Le...
—Lali: Estoy segura de que no será necesario —interrumpió
sin apenas poder contener la risa—. Parece un hombre muy agradable.
—Cande: ¿Te ha dicho algo, Lali?
—Lali: Sólo ha dicho unas pocas palabras. Tenía mucho
dolor, de modo que le di un poco de láudano. Tal vez se encuentre mejor
conforme vaya avanzando la mañana.
Tía Julia levantó súbitamente la cabeza y miró hacia
arriba, con una expresión de confusión en el rostro.
—Julia: ¿Cabaña? ¿Para qué queremos una cabaña?
Lali se mordió la cara interna de los pómulos para
contener la risa. Tía Julia siempre estaba absorta en el libro que estaba
leyendo o en su labor de punto. Con la atención fija en su última novela o labor,
y siendo un poco sorda, raramente podía seguir una conversación entera.
—Cande: No, nadie va a construir ninguna cabaña, tía Julia
—contestó en lugar de su hermana levantando la voz—. Esperamos que el herido
mejore durante esta mañana.
Tía Julia asintió, con la comprensión reflejándose en sus
ojos.
—Julia: Bueno, eso espero. La pobre Lali ha cuidado a ese
hombre hasta la extenuación. Recuperarse por completo es lo mínimo que puede
hacer él. Y me alegra oír que no vamos a construir ninguna cabaña. No la
necesitamos para nada. Ya tenemos bastante con la casa, el establo y el corral.
Todos los días, después de desayunar, el grupo recogía la
mesa y luego cada uno se dedicaba a sus obligaciones. Todo el mundo se ponía
manos a la obra para ayudar en las tareas domésticas.
Haciendo caso omiso de las protestas de León y Mateo, Lali
reunió a toda la familia para encargarle a cada uno la tarea de aquel día. A
los chicos les tocaba sacudir las alfombras de sus dormitorios, una tarea que
odiaban, aduciendo que era cosa de mujeres. Sin inmutarse, Lali los mandó
afuera. A Cande le tocaba sacar el polvo, y a tía Julia zurcir ropa. Aleli iría
a recoger los huevos al gallinero mientras Winston reparaba el tejado. Y Lali
trabajaría en el jardín con Grimsley en cuanto comprobara cómo se encontraba Peter.
Lali fue a coger la cesta de los huevos para entregársela
a Aleli.
—Lali: ¿Has visto a Aleli? —le preguntó a Cande.
—Cande: No durante los últimos minutos. Probablemente ya
está de camino al corral.
—Lali: Se ha olvidado de coger la cesta —dijo con un
suspiro. Fue hasta la puerta principal, salió al exterior y cruzó el césped.
Cuando llegó al corral, asomó la cabeza y miró dentro.
—Lali: ¿Aleli? ¿Dónde estás? Te has olvidado de coger la
cesta. —Sólo obtuvo el silencio como respuesta. Miró alrededor, sin ver ni
rastro de su hermana pequeña.
«Y ahora, ¿dónde puede haberse metido esta niña?»
_____
Peter abrió lentamente los ojos con un gran esfuerzo,
parpadeando ante la fuerte luz solar que se colaba por la ventana. En silencio,
repasó mentalmente su anatomía y constató, para su alivio, que se encontraba
mejor que la última vez que se había despertado. Le seguían doliendo la cabeza
y el brazo, pero el dolor sordo que le paralizaba todos los huesos del cuerpo
se había esfumado.
Giró la cabeza y se encontró mirando fijamente a una niña
pequeña de cabello castaño que estaba sentada en el sofá. Recordaba vividamente
a la joven que había visto la última vez que se había despertado, y aquella
niña era un duplicado en miniatura de ella.
Los mismos rizos relucientes, los mismos llamativos ojos
de color ámbar. Era obvio que eran madre e hija.
La niña apretaba una vieja y desgastada muñeca entre sus
rollizos bracitos y estudiaba a Peter, con el rostro iluminado por una ávida
curiosidad.
—Hola —le dijo con una sonrisa—. Por fin se ha
despertado.
Peter se humedeció los resecos labios con la punta de la
lengua.
—Peter: Hola —le contestó con voz ronca.
—Me llamo Aleli —dijo la niña, balanceando las piernas
adelante y atrás como un péndulo—. Y usted se llama Peter.
La pequeña le enseñó su muñeca.
—Aleli: Le presento a la señorita Josephine
Chilton-Jones. Puede llamarla señorita Josephine, pero no la llame nunca Josie.
A ella no le gusta, y no se deben hacer cosas que no le gustan a la gente.
Peter, sin saber si la pequeña esperaba una respuesta, se
limitó a volver a asentir con la cabeza. Al parecer, su respuesta agradó a la
niña, porque volvió a estrechar a la muñeca entre sus brazos y siguió hablando.
—Aleli: Estaba muy grave. Los mayores se turnaron para
cuidarle, pero a mí no me dejaron. Todo el mundo dice que soy demasiado
pequeña, pero eso no es verdad. —Se inclinó hacia delante—. Tengo seis años,
¿sabe? De hecho, estoy apunto de cumplir siete. —Después de facilitarle esta
información, se recostó en el respaldo del sofá y volvió a balancear las
piernas.
En vista de la mirada expectante de la niña, Peter llegó
a la conclusión de que la pequeña quería que le dijera algo. Se rompió la
cabeza intentando pensar en algo que decirle, pero se le había quedado la mente
en blanco. La última vez que había mantenido una conversación con un niño él
debía de ser también un niño.
—Peter: ¿Dónde está tu madre? —le preguntó por fin.
—Aleli: Mi mamá está muerta.
—Peter: ¿Muerta? Pero... si la vi ayer por la noche
—susurró visiblemente confundido.
—Aleli: Ésa era Lali. Es mi hermana, pero me cuida como
si fuera una mamá. Nos cuida a todos. A mí, a Cande, a León, a Mateo, a tía
Julia, a Grimsley, a Winston y hasta a Pierre. Ah, y también a los perros y la
gata. Mamá está muerta.
—Peter: ¿Dónde está tu padre?
—Aleli: Papá también está muerto, pero tenemos a Lali. Yo
quiero mucho a Lali. Todo el mundo la quiere. Tú también la querrás —predijo la
pequeña asintiendo solemnemente.
—Peter: Ya entiendo —dijo aunque no entendía nada.
¿Aquella joven cuidaba de toda aquella gente? ¿La única adulta? No, la niña
había mencionado a una tía, ¿no?—. ¿Tienes una tía?
Aleli asintió, y el gesto hizo rebotar sus brillantes
rizos.
—Aleli: Oh, sí, tía Julia. Es hermana de papá, y vino a
vivir con nosotros cuando él murió. Se parece mucho a papá, pero ella no tiene
barba, sólo un bigote muy pequeño. Tienes que sentarte en su falda para verlo.
Está bastante sorda, ¿sabe?, pero huele a flores y me cuenta cuentos
divertidos.
Sin hacer ninguna pausa para respirar, la niña prosiguió:
—Lali: Y luego está mi hermana Cande. Es muy guapa y
viene a casi todas las meriendas que organizo. León y Mateo son mis hermanos.
—Hizo una mueca de disgusto—. Supongo que son simpáticos, pero siempre se están
metiendo conmigo y eso no me gusta.
—Peter: ¿Y quiénes son los demás... Winslow, Grimsdale y
Pierre?
A Aleli se le escapó una risita.
—Aleli: Querrá decir Winston, Grimsley y Pierre. Antes
eran marineros, igual que papá, pero ahora viven con nosotros. Pierre es el
cocinero. Es muy refunfuñón, pero hace pasteles que están para chuparse los
dedos. Winston arregla las cosas que se estropean en casa. —Se acercó más a
Peter y se inclinó hacia delante, de una forma claramente conspiradora—. Tiene
tatuajes por todo el cuerpo y los brazos muy peludos y dice las palabras más
feas que se pueda imaginar, como «vete al asqueroso infierno», y dice que
Grimsley es «una patada en el trasero».
Peter se quedó mudo. Miró aquellos perfectos y diminutos
labios que acababan de decir «vete al asqueroso infierno» y «trasero » y notó
que se contraían sus propios labios.
—Peter: ¿Y quién es Grimsley?
—Aleli: Es nuestro mayordomo. Le crujen las rodillas
cuando se mueve y siempre está perdiendo las gafas. Él y Winston estaban con
Lali cuando ella le rescató. Le trajeron a casa y Lali le ha estado cuidando
desde entonces. Estaba muy grave —dijo con un inequívoco tono de reprimenda—.
Estoy contenta de que ahora se encuentre mejor porque así Lali podrá descansar.
Está muy cansada y lleva una semana entera sin venir a mis meriendas. —Aleli
miró a Peter con curiosidad—. ¿Le gustaría venir a mi próxima merienda? La
señorita Josephine y yo servimos los mejores bollitos de todo Halstead.
Antes de que a Peter se le ocurriera una respuesta
adecuada, la puerta se abrió de par en par y Lali entró a toda prisa en la
habitación.
—Lali: ¡Aleli! —Arrodillándose delante del sofá, Lali
abrazó a la pequeña y la atrajo hacia sí—. ¿Qué estás haciendo aquí? Te he
estado buscando por todas partes.
—Aleli: Estaba invitando a Peter a mi próxima merienda.
Lali se giró hacia la cama con el rostro iluminado por
una tierna sonrisa.
—Lali: ¿Cómo se encuentra esta mañana, Peter?
—Peter: Mejor. Hambriento.
Estampando un breve beso en los relucientes rizos de
Aleli, Lali se liberó de los pegajosos brazos de la pequeña y se acercó a la
cama. Puso la palma de la mano en la frente de Peter y se amplió su sonrisa.
—Lali: Ya no tiene fiebre. Me desharé de este bichito y
volveré enseguida con su desayuno. Ven conmigo, Aleli —instó a la niña dándole
un golpecito en la mano—. Las gallinas te están esperando. Te echan
terriblemente de menos.
Aleli saltó del sofá y dio unos pasos hacia la cama. Se
inclinó hacia delante hasta que su boca estuvo a la altura de la oreja de
Peter.
—Aleli: Las gallinas me echan de menos porque yo
no les llamo «asquerosos y malolientes pajarracos», como Winston —le susurró al
oído. Se enderezó y asintió, dirigiendo a Peter una mirada de complicidad.
Luego le dio la mano a Lali y dejó que ésta la guiara fuera de la alcoba.
Continuará...
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Hola! ^-^
les dejo el cap de hoy!...
jejejeje
ResponderEliminaraleli como siempre unica
massssssssssssssssss
ke hara peter kon su angel???
regresara o no???'
masssssssssss
noveeeeeeeeeee
=)
que tierna Aleli... puede que tenga un papel importante el la futura relacion de Lali y Peter? jajajaja más más!
ResponderEliminarmas mas mas poooorfavor puedes puedes PUEDES?!mori de amor con Aleli atte. Chikis
ResponderEliminarpor fín!!!pero tus noves siempre valen la espera!!!
ResponderEliminary mañana todas tenemos un día más que especial, el cumple del más hermoso del universo...
más nove
amo esta nove jaja
ResponderEliminarMas tierna Aleli!
ResponderEliminarMas Novee
@sarapinyana
<3
ResponderEliminarmeee encanta la noovee
ResponderEliminarMe encantó Alelí y todo lo q dijo de Lali!Por suerte Peter ya esta bien!Ahora a leer lo q se viene!
ResponderEliminarno hay mas????????
ResponderEliminarno dale danii subi otro mas dale k ya desperto y la intigra me mata ajajjaj mas novelaaaaaaaa
ResponderEliminarJajajaja re graciosa alelí ajajajajaja me encanto y peter creía q era la hija ....subí otro dale mas mas mS
ResponderEliminarhay que lindo me encanta aleli toda informandole a peter cosita :Py peter pobre niqeu decirle ajja me encanto que aleli le decia cosas complices jaja :P y lali en el desayuno masss
ResponderEliminarAleli muy tierna!! Espero más!
ResponderEliminarJajajaj,más tierna aleli,jajajaj,masmasmasmasmasmasmasmasmas,seguila,me ENCANTA,besos
ResponderEliminarBeth
Que amor Aleli, espero el proximo :)
ResponderEliminarmasssssssssss es hermosa la nove.Y aleli ah invitado peter a unas de sus meriendas con la señorita josephin esperemos peter pueda asistir xD seguila esta re buena
ResponderEliminarK joya Aleli!!,le dió toda la información a Peter,ahora el sabe todo lo k Lali hizo x el ,y lo buena k es Lali.Peter k pensaba k Aleli era la hija d Lali.
ResponderEliminarQUe linda ALELI
ResponderEliminarmas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarse que no soy una comentaria asidua en el blog :$ jajajaja pero 1 me gusta mucho la nove y 2 AME el banner!!!!!!! Bueno en general tienes una facilidad para decorar el blog que me puede! Nada eso Danii, te felicitoooo!
ResponderEliminarBesos y nos estamos leyendo!
@caparatodos