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sábado, 27 de octubre de 2012

Capítulo 55



Peter aún no se había acostumbrado a la rudeza del clima, y siempre estaba tentado de maldecir al tiempo atmosférico cada vez que salía de casa. El frío del invierno en el norte se le colaba en el tuétano de los huesos, y el viento lograba filtrarse por las diferentes capas de ropa.

Dado que Lali había vivido en Massachusetts toda su vida, estaba acostumbrada a los rigores del invierno y no le prestaba especial atención. Para Peter casi resultaba intolerable, insistió en que todas las habitaciones de la casa estuviesen caldeadas y en mantener todas las estufas a pleno rendimiento, lo cual a Lali no le hacía demasiada gracia. Sin embargo, como deseaba que estuviese contento y de buen humor, se forzó a aprender a gastar carbón y leña sin pestañear.

Durante una semana especialmente dura en lo relativo al clima, las franjas de nieve que cubrían las calles de Boston se fundieron parcialmente, dando como resultado varios centímetros de hielo cuando las temperaturas volvieron a caer en picado. Recorrer la ciudad era difícil y desagradable en el mejor de los casos, y en algunas zonas de la ciudad simplemente imposible. Peter llegó a casa desde la redacción del periódico completamente helado, con el pelo oscurecido por la humedad de la aguanieve y la lluvia.

—Lali: ¿Por qué no llevas sombrero? —preguntó frunciendo el ceño mientras lo ayudaba a quitarse el abrigo.
—Peter: Lo olvidé —dijo afligido castañeteando los dientes—. Un grave error.
—Lali: Muy grave —coincidió al tiempo que le quitaba la bufanda y lo miraba con preocupación—. ¿Por qué estás tan mojado?
—Peter: Washington Street... Había demasiado hielo para ir en coche... Tuve que caminar desde la esquina... Un verdadero infierno.
—Lali: Tienes la cara y las manos heladas —exclamó, intentando calentarlas mediante fricción, pero sus fútiles esfuerzos únicamente lograron que sonriese.
—Peter: No solo las manos y la cara…
Lali estaba demasiado preocupada para reír. Lo llevó escalera arriba sin perder tiempo y le insistió para que se quitase la ropa y se envolviese en una bata caliente de inmediato. Peter se quedó frente a la chimenea durante un buen rato, tumbado y tiritando como un gato.

Cenaron en el dormitorio, sobre una pequeña mesa frente a la chimenea, mientras las doradas llamas obligaban a las sombras a retirarse al fondo de la habitación.

Lali entretuvo a Peter contándole las cosas que había hecho a lo largo del día. Mientras le daba tragos a su coñac, Peter parecía más pensativo de lo que en él era habitual. Sus largos dedos se curvaban alrededor de la copa; con el pulgar acariciaba suavemente el borde. En momentos como ese, sus movimientos desprendían una lánguida gracia y Lali podía quedarse horas observándolo.
—Lali: Y entonces el diputado Gowen dijo... Peter, ¿me estás escuchando?
—Peter: Te escucho —le aseguró sin énfasis, apoyando la espalda en el respaldo y poniendo los pies desnudos en la silla de su mujer. No sin dificultad, dejó de contemplar el rostro de ella a la luz de las velas y se concentró en la conversación—. ¿Qué dijo el diputado Gowen?
—Lali: Habló de proteger la industria naval del país y de fortalecer de nuevo la armada.
—Peter: Bien. La han tenido muy descuidada desde que acabó la guerra.
—Lali: Y dijo que habíamos tenido ventaja en la construcción naval durante los años cincuenta, cuando los barcos se construían con madera, pero ahora que se fabricaban con hierro, los británicos nos habían adelantado. El diputado Gowen cree que deberíamos aumentar las ayudas a los navieros americanos así como los impuestos que cobramos a todas las cosas que importamos gracias a nuestros barcos.
—Peter: Sigue —dijo en voz baja, apoyando el mentón en la mano y mirándola a los ojos.
—Lali: Si te interesa todo lo que dijo... tomé algunas notas durante su conferencia y podrías leerlas. —Se encogió de hombros como si no fuese con ella la cosa—. O puedo contártelo. No me importa.
—Peter: Notas —repitió empujado por su curiosidad. Se preguntó de qué estaría hablando, y se esforzó por no sonreír—. Sí, me gustaría echarles un vistazo.
Evidentemente, esa era la respuesta que Lali quería oír, por lo que se puso en pie nerviosa y se acercó a la mesa del cambiador.
—Lali: Las tengo ahí. —Abrió el cajón superior y sacó un estrecho mazo de papel—. Son solo unos garabatos.

En cuanto le pasó las notas, Lali se sintió asaltada por un montón de dudas. Quería ojearlas antes de que él pudiese leerlas. No sabía qué le había llevado a escribir mientras escuchaba la conferencia. Durante la mañana le había parecido una buena idea, pero de repente se arrepentía de habérselo dicho a su marido.

Pero como Peter siempre estaba hablando de sus reporteros, acerca de sus aciertos y de los errores que cometían, ella quería saber si era capaz de escribir un artículo. Lali se preguntó pesarosa si sus esfuerzos le pondrían a Peter en un compromiso. Solo el miedo a parecer incluso más estúpida de lo que ya se sentía evitó que dijese algo más. Cruzó las manos a su espalda, demasiado inquieta para sentarse.

A mitad de la primera página, Peter la miró.
—Peter: Yo no creo que esto sean solo unos garabatos, La.
Se encogió de hombros y apartó la vista para que pudiese seguir leyendo. Cuando Peter acabó, dejó el artículo sobre la mesa con mucho cuidado. Su rostro mostraba una extraña expresión, algo que Lali no logró descifrar.
—Peter: Es perfecto. No podría proponer ni una sola mejora. ¿Cuánto tiempo has tardado en escribir esto?
—Lali: Oh, una hora o dos. —Se había pasado toda la mañana, pero él no tenía por qué saberlo.
—Peter: La escritura, la longitud, el estilo... todo está como tiene que estar... —Le agasajó con una incrédula sonrisa—. ¿Sabes lo mucho que Pablo y yo tenemos que presionar a nuestros reporteros para que hagan algo como esto?

Tuvo que esforzarse mucho para borrar de su cara la estúpida sonrisa que la invadió debido al placer que le produjeron sus halagos.
—Lali: Solo quería intentarlo.
—Peter: Me gustaría pasárselo a Pablo.
—Lali: ¿Quieres decir para que lo publique en el Examiner?
—Peter: Sí, a eso me refiero.
—Lali: No creo que sea lo bastante bueno —dijo a modo de evasiva.
—Peter: No es momento para ser modesta —dijo secamente—. Es lo bastante bueno.
—Lali: ¿En serio lo crees? —Le sonrió radiante—. Si quieres, llévaselo a Pablo, pero no le digas quién lo ha escrito. Fírmalo con mis iniciales, así si no le gusta, nadie tendrá por qué saberlo.
—Peter: No le diré quién lo ha escrito —le aseguró—. Pero probablemente sospeche algo.
—Lali: ¿Estás intentando darme coba o realmente te ha gustado el artículo?
—Peter: No pretendo darte coba. —Peter le echó un vistazo al artículo y pasó los dedos por la primera página, todavía sorprendido por la clara precisión de su escritura. Una curiosa sensación de orgullo invadió su pecho al recapacitar en lo que había hecho su esposa—. De hecho, me avergüenza admitir que me has sorprendido.
—Lali: ¿Te avergüenza?
—Peter: No debería sorprenderme algo como esto. Siendo tú la que lo ha escrito, no. —Se puso en pie y se acercó a ella, le tomó el mentón y le alzó la cara. ¿Era consciente Lali de lo poco que se parecía a la chica con la que se había casado? Un año atrás, ella poseía algo, un destello especial que le había atraído contra su propia voluntad. Ahora, ese innombrable destello de magia se había transformado en algo mucho más potente. Que Dios se apiadase de él cuando ella aprendiese a utilizarlo—. Eres maravillosa. —Sonrió lentamente—. ¿Harías algo por mí, La?

—Lali: ¿Qué?
—Peter: Nunca dejes que piense en ti simplemente como mi... compañera de juegos.
—Lali: ¿Existe la posibilidad de que lo hagas?
Miró de soslayo hacia la cama.
—Peter: Me temo que al apreciar ciertos talentos tuyos haya pasado por alto otros.
—Lali: ¿Y yo puedo pensar en ti como mi compañero de juegos?
Su rostro se iluminó con una sonrisa.
—Peter: Siempre. —Deslizó la bata de Lali dejando al aire sus hombros y rozó la parte superior de sus pechos con los pulgares, escuchando el levísimo gemido que ella dejó escapar a modo de respuesta—. ¿Estás cansada de hablar? —susurró mientras le mordisqueaba el lóbulo de la oreja—. Entonces, vamos a la cama, La. Esta noche tengo un juego nuevo para ti.

Ella lo siguió sin pensarlo, hechizada por la promesa de su malévola sonrisa.

Continuará...
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+15 +NOVE

22 comentarios:

  1. massssssssssssssssssssssssssssssssssmassssssssssssssssssssssssssssss

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  2. Maaaaaaaaaassss!!!!! (((:

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  3. me encanto massssssssssss espero el proximo cap

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  4. Ayyy cuando el dijo "eres marvillosa" crei que voy a morir. Los dos son tan tiernos juntos que quiers llorr ja. Mi pregunta es cuendo se van a enfrentar a los sentimientos que tienen, y que va a pasar con eso despues. Mas nove!(:

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  5. hasta cuando haras maraton??

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  6. me encanta como escribess-!!

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  7. Buenisimooo! Amoo a peter es un tierno tortal! pro ya quiero saber cuales son sus secretos ;D me encanta la nove!

    @mf_lazaro

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  8. Awwwwwwww estamos tod@s orgullos@s de Lali :D ♥ ME ENCANTO ME ENCANTOOOOOO GRACIAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!! MASSSSSS POR FAS!!! ELLOS Y SUS JUEGOS SIEMPRE QUERIENDO INNOVAR(? JAJAJAJA

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  9. ya te hago 20 firmas si queres(? jajajajaja

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  10. Me encanta, ya veo que lali termina ayudando en el periodico! más!!

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  11. me encanto mas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

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  12. mas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

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  13. Lali va a terminar participando activamente en el periódico.

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