BIENVENID@S - YA PODÉS DESCARGAR EL NUEVO BONUS "El Camino Del Sol" - Twitter @Fics_Laliter - Correo: Ficslaliter123@gmail.com

miércoles, 31 de octubre de 2012

Capítulo 71



Peter la estaba esperando en su dormitorio, vestido con ropa limpia, con el pelo todavía húmedo y brillante. Se miraron a los ojos, sin sonreír, y entre ellos se estableció una corriente de señales invisibles. Peter estaba tenso. Ella estaba furiosa. El se preparó para resistir, y ella también.

Bajo todo eso, yacía una sobrecogedora sensación de frustración. No habían hecho el amor desde hacía semanas, y todos los canales de comunicación que habían mantenido siempre abiertos ahora estaban cerrados. La mezcla del deseo y la rabia formaba una frontera entre ellos.
—Lali: Preferiría hablar en la biblioteca —dijo tensa—. Será más difícil que nos oigan.
—Peter: Supongo que tienes pensado ponerte a gritar—dijo secamente.
—Lali: Espero que no sea necesario. Pero si no quieres escucharme, entonces tendré que hacerlo. Y si tienes la intención de tomarte esto a la ligera y reírte de mí, entonces saldré por la puerta y no regresaré hasta que ella haya salido de esta casa.
Cualquier rastro de bueno humor desapareció del rostro de Peter.
—Peter: Intentaré aceptar sus sentimientos, señora Lanzani... si tú aceptas los míos. ¿Bajamos a la biblioteca?


El atardecer teñía la biblioteca de tonos rosados que se mezclaban con la luz de las lámparas.

Peter se sirvió una copa, y al ver que Lali le tendía la mano, le sirvió una aguada versión de lo mismo. Lali recibió de buen grado el calor y el efecto sedante del licor, y dio un trago tras otro hasta notar que sus dientes ya no golpeteaban el cristal del vaso al beber. Cerró los ojos y esperó a que el licor se asentase en su estómago, después miró a su marido con una indescriptible mezcla de emociones.
—Lali: ¿Cómo has podido traerla aquí?
—Peter: No me dijo que vendría con nosotros hasta que fue demasiado tarde para hacer otra cosa. Pero la mañana en la que nos íbamos...
—Lali: Alai ya me ha contado los problemas que ha tenido con su familia —dijo—. Una lástima. Tengo mucho en común con los parientes de Nina: yo tampoco quiero que viva conmigo.

Peter echó la cabeza hacia atrás y bebió de un trago el whisky que quedaba en el vaso; un movimiento preñado de gracia masculina. Después la miró con intensidad.
—Peter: No va a quedarse con nosotros mucho tiempo. Cuando Victoria se fue a Inglaterra, les dijo a Alai y a Nina que se fuesen con ella. Victoria tiene familia allí que se haría cargo de ellas. Pero ambas se negaron. Alai sabía que yo iría a buscarla. Y Nina... Bueno, supongo que no quería cambiar de país, pero aparte de eso no creo que pensase en nada más.

Lali podría haberlo estrangulado. «Sí que pensó. Nina sabía a la perfección lo que estaba haciendo: sabía que volvería a verte. ¡Quería saber si podía hacerte volver a su lado, idiota!»
—Peter: Pero ahora —prosiguió—, Nina está pensando seriamente en la posibilidad de irse a Inglaterra. Va a quedarse unos días hasta que encontremos algo para Alai, y después se reunirá con Victoria.
—Lali: ¿Y por qué no se ha quedado en el Sur mientras se hacía a la idea?
—Peter: No tenía lugar en el que quedarse. Y pensé que para Alai sería mejor tener compañía aquí arriba. Tú y yo somos extraños para Alai, Nina es la única familia que...
—Lali: Oh, déjate de historias —le interrumpió encaminándose hacia la ventana—. Nina no ha venido aquí por el bien de Alai. Y tendrías que haberte dado cuenta de que Nina disponía de los medios necesarios para alojarse en un hotel durante unos días.
—Peter: Sí, claro, eso habría sido sumamente caballeroso. Dejar a una mujer joven, viuda reciente, sola en un hotel...
—Lali: Pero ambos sabemos también que no la has traído aquí porque seas un maldito caballero.
—Peter: Entonces, dime por qué la he traído aquí —dijo con falsa amabilidad.

Lali apoyó la frente en el frío cristal de la ventana, intentando tragar saliva a pesar del nudo que se le había formado en la garganta.
—Lali: Cuando estabas enfermo y tenías aquellas fiebres... —empezó a decir, y la habitación quedó sumida en un completo silencio—, creías estar reviviendo el pasado, la época justo anterior a la guerra y también durante la misma. Hablabas sin parar de las batallas, de tus padres, de tus amigos... Pero de lo que más hablabas... era de ella. Nina. —Sofocó una risotada—. Odio ese nombre. Lo he oído tanto... Le suplicabas que no se casase con Clay. Hablabas de su hermosura... Dijiste que... que tú... la amabas. —Se dio la vuelta muy despacio. El rostro de Peter mostraba una expresión pétrea, como una estatua—. ¿Por qué no me hablaste de ella? —le preguntó con un hilo de voz.
—Peter: No era necesario.
—Lali: ¿Qué pasó? ¿Por qué se casó con Clay?
—Peter: Porque era un Price. Un Price legítimo. Los Price eran una influyente familia antes de la guerra. Yo era un don nadie. Nina y yo habríamos cuidado el uno del otro, pero cometí el error de presentarle a mi medio hermano... No tardaron mucho tiempo en prometerse.

Oh, Dios. Si podía haber perdonado a Nina por algo así, sin duda tenía que importarle mucho. Lali se retorció ante semejante injusticia. ¿Cómo podía mirar a Nina a la cara después de lo que le había hecho?

—Lali: No pareces culparla por haber elegido a Clay —dijo cortante.
—Peter: En su momento, claro que la culpé. —La sombra de una sonrisa cruzó su cara—. Dios, claro que sí, la culpé, la maldije, y planeé un centenar de maneras de recuperarla. Pero mis sentimientos han cambiado con el paso del tiempo. Ahora entiendo por qué lo hizo. No comprendía lo desvalidas y dependientes que son las mujeres... Nina tomó la única decisión que podía tomar. No tenía libertad para escoger otro camino. Era obvio que Clay, con su apellido y su dinero, podía ocuparse de ella de un modo en que yo no podía.
—Lali: La estás excusando. No tenía por qué escoger a Clay. Su apellido, su dinero, su familia... no tenía por qué suponer una diferencia...
—Peter: No creo que tú seas la persona más adecuada para juzgarla por lo que hizo. Ibas a casarte con Benjamín por el mismo motivo que ella lo hizo con Clay.
—Lali: ¡Eso no es cierto! —exclamó sorprendida—. Hay una gran diferencia. Yo amaba a Benjamín.

—Peter: ¿En serio? —negó con la cabeza muy despacio y esbozó una cansada sonrisa—. Eso ya no importa. Cuando estaba en prisión lo entendí todo. Aprendí un montón de cosas en Governor's Island, en particular todo lo relacionado con sentirse indefenso. No tenía ningún control sobre lo que me sucedía. Aceptaba lo que me daban, intentaba aprovecharme de cualquier situación, pero en última instancia estaba indefenso. Por primera vez en mi vida. Bueno, también era el caso de Nina. Y el tuyo.
—Lali: ¡Yo no estoy indefensa!
—Peter: Ya no. Has cambiado. Pero Nina no. Ella siempre estará indefensa.
—Lali: ¿Y por qué tienes tú que protegerla? ¿Has pensado ocuparte de ella el resto de su vida?
—Peter: No. No tardará en encontrar alguien que se haga cargo de ella. Es lo que mejor se le da. Lo único que te pido es que aguantes la situación durante unos cuantos días. No durará para siempre.
—Lali: Doy por hecho que tú estarás trabajando, como es normal. —Al ver que asentía, Lali no pudo evitar una mueca de desprecio—. Eso me temía. Dime, ¿qué se supone que tengo que hacer con Alai y Nina? ¿Qué debo decirle a Nina? ¿Cómo voy a mirarla y mantener una conversación civilizada si no puedo olvidar que durante tus delirios no hacías más que nombrarla?
—Peter: Ten presente una cosa —dijo con una dulzura sobrecogedora—. No hay nada entre Nina y yo. No lo hay desde hace mucho tiempo. Recuerda que ella ha pasado por un infierno durante los últimos años. Recuerda que mientras tú estabas sentada junto al pote de las chucherías en la tienda de tu padre flirteando con los clientes, ella temía que los yanquis quemasen su casa con ella dentro, o que la violasen, o que la matasen. Ha tenido que enterrar a su marido, y ha visto cómo sus vecinos y amigos se peleaban por asuntos relacionados con la Reconstrucción, temas de los que tú conversabas tomándote un café y unas pastas. Recuerda cuando sentías lástima de ti misma, recuerda eso.
—Lali: Qué afortunada es —replicó con una helada mirada— de tenerte para que la defiendas de mí.
Peter maldijo y se pasó la mano por el pelo. Se volvió para servirse otra copa.

—Lali: Tal vez no resulte difícil encontrar temas de conversación con ella. Tenemos mucho en común. ¿No es así, Peter? —Lo miró hasta que él dejó el vaso sobre la mesa.
—Peter: ¿A qué te refieres?
—Lali: Nina y yo te tenemos a ti, Peter. —¿Realmente era capaz de hablar así, con aquella envenenada dulzura?—. Pero ¿en qué medida? ¿Cuánto llegó a conocerte? ¿Tanto como yo? ¿Fueron amantes?

La miró como si no pudiese reconocerla.
—Peter: ¿Cómo eres capaz de preguntar algo así?
—Lali: ¿Fueron amantes?
—Peter: Si eso es lo que marca la diferencia para ti, entonces ¡vete al infierno!
—Lali: ¿Lo fueron? —susurró.
—Peter: No —dijo respirando con dificultad. Parecía más ofendido de lo que jamás lo había visto— No lo fuimos entonces y no lo somos ahora.
—Lali: Deja de mirarme de ese modo. Eres tú el que ha provocado todo esto trayéndola aquí. La tienes metida en la cabeza, así que no me culpes por preguntarte.
—Peter: Eres increíble —dijo en voz baja, y no se trataba de un cumplido—. Me sorprende que hubiese un tiempo en que no fueses tan dura.
—Lali: ¿Preferirías a una mujer más... indefensa?
Incluso Lali tuvo que admitir que había ido demasiado lejos. Peter se dio la vuelta dándole la espalda y apretó los puños; estaba tan furioso que no podía mirarla a los ojos.

 Un tanto atemorizada, Lali pasó a su lado y se detuvo ante la puerta mirándole la espalda.
—Lali: No quiero que esta situación se extienda indefinidamente, Peter. No voy a tolerar tenerla aquí más que unos pocos días, eso es todo. Si esto se convierte en una guerra de resistencia por saber quién se quedará más tiempo, te garantizo que ganará ella, porque yo no podré soportarlo.
—Peter: ¿En qué demonios te has convertido?
En una mujer que te ama, pensó. Una mujer que temía perderlo.
—Lali: Intento ser sincera contigo —dijo.
—Peter: No sé a quién pretendes engañar. ¿Por qué no admites que estás celosa? Si te sientes tan insegura, si no puedes confiar en mí, entonces no te conozco tan bien como creía. Creía conocerte lo suficiente para hacer que este matrimonio funcionase.
—Lali: Este matrimonio funcionaba muy bien hasta que la trajiste aquí. ¿Crees que es razonable pedirme algo así? ¿Crees que es justo?
—Peter: No —dijo lacónico—. No lo creo.
Que lo admitiese la desconcertó.
—Lali: Entonces... no entiendo por qué me pides que aguante.

Peter permaneció en silencio durante un buen rato. Cuando habló, parecía tan tranquilo y convencido que Lali se sintió como una niña.
—Peter: No siempre puedo darte una razón de por qué hago las cosas. Pero tampoco te pido que justifiques todo lo que tú haces. ¿Quién ha dicho que las cosas entre nosotros siempre tengan que ser justas? El matrimonio no funciona de ese modo. No hemos firmado contrato alguno. La única garantía es la que te di cuando puse un anillo en tu dedo.

Continuará...
__________________________________________

:0 
+15 +NOVE

22 comentarios:

  1. NOOOO... otroo otrooo otrooo

    ResponderEliminar
  2. uuuh, asi nooo.. !!! mas nove

    ResponderEliminar
  3. ;0 ooo x dios esto esta mal muy mal ;0

    ResponderEliminar
  4. VEZ QUE LA ODIOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!!! L A
    O D I O !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

    ResponderEliminar
  5. NINA ANDATE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!1

    ResponderEliminar
  6. Maaaaas! ODIO A NINA y como PETER no se da cuenta de las cosas!!!

    Maaaaas!:DD

    ResponderEliminar
  7. por lo menos se lo admitio a Lali es un avance! porqe no es JUSTO ¬¬

    ResponderEliminar
  8. Odio q por culpa de ella se pelen!! Más!!

    ResponderEliminar
  9. K patuo y necio ,trayendo con él a Nina,debería saber k desencadenaría en eso,una pelea k traerá consecuencias.

    ResponderEliminar