Cuando Lali llegó a la gran mansión Whitworth, se
encontraba agotada y sin ánimos para nada, lo cual no resultaba extraño después
de haber tenido que conducir dos horas seguidas para llegar puntual a su cita
con Philip Whitworth y haber pasado por todas las peripecias que le habían
sucedido después.
Su intención era dormir una noche en aquella casa y, al
día siguiente, viernes, salir a buscar un departamento.
Acudió a abrirle un mayordomo uniformado.
—Buenas tardes –empezó a decir pero fue interrumpida por
Philip.
—Lali, estaba preocupadísimo por ti. Dime, ¿por qué has
tardado tanto?
Parecía tan ansioso, que Lali se arrepintió de haberle
hecho esperar y se sintió un poco culpable por la estratagema que había
empleado para procurar que no la aceptaran en Lanco. En pocas palabras le
explicó que las cosas no habían marchado demasiado bien y le contó
apresuradamente su caída frente al rascacielos de Global Industries.
A continuación, el mayordomo la condujo hasta su
habitación, y allí se duchó, se peinó y se cambió de ropa.
Abajo, junto a la entrada del comedor, la esperaba
Philip, que la recibió con una sonrisa.
—Eres muy rápida, Lali –comentó amablemente—. Carol, ¿te
acuerdas de Lali? –añadió, dirigiéndose a su mujer.
Lali sí que recordaba perfectamente su carácter frío y
desagradable, pero a pesar de sus reparos, tuvo que reconocer que Carol
Whitworth no había perdido su belleza.
—Si, como no me voy a
acordar –dijo Carol con una sonrisa estudiada—. ¿Qué tal estás, Lali?
—Resulta evidente que Lali está muy, pero que muy bien,
mamá –intervino Ben Whitworth, levantándose de su sillón.
Y diciendo esto, paseó su mirada por el cuerpo de Lali
sin el menor disimulo. Ella intentó no darse por aludida y aceptó con una
sonrisa el vaso de whisky que Ben le ofrecía. Después, se acomodó en el sofá, y
un instante más tarde, Ben había abandonado su sillón y estaba sentado junto a
ella.
—Has cambiado mucho –comentó, mirándola de arriba abajo.
—Tú también.
Ben extendió el brazo en el respaldo del sofá, por detrás
de ella.
—Si no recuerdo mal, cuando estuviste aquí de pequeña, no
nos llevamos demasiado bien.
—No, la verdad –dijo Lali, dirigiendo una mirada inquieta
a Carol, que contemplaba el flirteo de su hijo con absoluta indiferencia.
—¿Y por qué no nos llevábamos bien?
—Pues… no lo recuerdo.
—Yo sí –dijo él con una sonrisa—. Me porté fatal contigo.
Lali le miró y le pareció que lo sentía de verdad.
—Si, no fuiste muy amable.
—Pero tú tampoco te quedaste corta. Eras una niña
malcriada.
—La verdad es que sí –admitió Lali con una sonrisa.
En aquel momento, el mayordomo anunció que la cena estaba
servida, y Ben, levantándose inmediatamente, le ofreció el brazo.
—¿Vamos?
Cuando estaban terminado el último plato, el mayordomo
apareció en el comedor.
—Una llamada telefónica para la señorita Espósito. Es el
señor Weatherby, de la compañía Lanco.
Philip Whitworth sonrió satisfecho.
—Muchas gracias, Higgins. Haga el favor de traer el
teléfono a la mesa.
La conversación telefónica fue breve, y Lali se limitó
prácticamente a escuchar. En cuanto colgó, se encontró con las miradas
impacientes de todos.
—Vamos, vamos, cuenta –le urgió Philip—. Carol y Ben
también saben lo que vas a hacer para ayudarnos.
—Al parecer el hombre que me atendió después de mi caída
debe tener un amigo muy influyente en Lanco. Este amigo acaba de llamar al
señor Weatherby, que me ha ofrecido inmediatamente un puesto de secretaria que,
según dice, me va a la perfección. Mañana mismo tendré una entrevista.
—¿Te ha dicho quién va a entrevistarte?
—Sí, el señor Martinez.
—Pablo Martinez –murmuró Philip con una enigmática
sonrisa.
Poco después, Ben se marchó a su apartamento de Detroit y
Carol se retiró a acostarse. Cuando Lali se disponía a hacer lo mismo, Philip
le pidió que se quedase un momento.
—Escucha –dijo—. Es posible que Martinez quiera que
empieces a trabajar inmediatamente. ¿Cuánto tiempo necesitarás para ir a tu
casa, recoger todas tus cosas y volver aquí?
—No sé exactamente, porque no podré marcharme a casa
hasta que haya encontrado un apartamento aquí.
—Claro, es cierto. Tienes que buscar algún sitio para
vivir… ¡Ya sé! Verás: hace unos cuantos años, compré un piso en Bloomfield
Hills para una tía mía. Pero por el momento ella está en Europa y piensa
quedarse un año más, por lo menos. Yo estaría encantado si te quedas en el piso
mientras tanto.
—No, no. De ninguna manera –dijo Lali inmediatamente—. Ya
has hecho bastantes cosas por mí Philip. Esto sería abusar de tu amabilidad.
—Insisto Lali. De todas maneras, me harías un gran favor.
Así no tendría que pagar al guardia que vigila la casa. Si lo aceptas, los dos
saldremos ganando.
Lali pensó que si se ahorraba la cantidad mensual de un
alquiler tendría más dinero para mandarle a su padre, y por esta parte estaba
bien, pero…
—No sé, Philip…
Pero él ya había sacado una pluma del bolsillo y estaba
escribiendo algo sin hacer caso de sus objeciones.
—Mira, aquí tienes la dirección y el número de teléfono
del piso –dijo, tendiéndole una tarjeta—. Pon estos datos cuando rellenes los
formularios mañana. Así no te relacionarán conmigo.
Lali sintió un escalofrío al recordar la desagradable
tarea que le tocaba desempeñar en Lanco… espiar. Bueno, no era exactamente
espiar, sino averiguar el nombre de un traidor. Además, así tendría la
oportunidad de volver a encontrarse con Peter Lanzani, que trabajaba al lado.
La voz de Philip vino entonces a interrumpir sus
pensamientos.
—Si te ofrecen definitivamente el puesto de secretaria
mañana, márchate cuanto antes a Missouri. Yo mientras me encargaré de que el
piso esté preparado para cuando llegues.
A la mañana siguiente, exactamente a las once y media en
punto, Lali tuvo la suerte de encontrar una plaza de aparcamiento al lado de
las oficinas de Lanco, y frente al edificio de Global Industries. En medio de
un estado de miedo mezclado con impaciencia se dirigió con paso resuelto al
despacho del señor Weatherby.
El jefe de personal la recibió con una sonrisa de
circunstancias, pero no obstante, resultaba fácil adivinar que todo aquel
asunto le contrariaba bastante.
—Señorita Espósito, le aseguro que no habría ahorrado
tiempo y problemas si me hubiera dicho desde el principio que es usted amiga
del señor Lanzani.
—¿Es que le dijo el señor Lanzani que yo era amiga suya? –preguntó
Lali con curiosidad.
—No –replicó el señor Weatherby haciendo ostensibles
esfuerzos por disimular su irritación—. El señor Lanzani telefoneó al
vicepresidente, quién llamó al jefe de mi jefe, que anoche llamó a mi jefe, que
a su vez me llamó a mí y me dijo que había ofendido e infravalorado a la
señorita Espósito, que es una mujer brillante y cualificada y muy amiga del
señor Lanzani, No me dijo más; colgó inmediatamente.
A Lali le parecía increíble que ella sola hubiera podido
provocar tanto furor.
—Siento hacerle causado tantos problemas. Usted tenía
razón, porque tal y como yo rellené los formularios, no estaba capacitada para
el trabajo.
El hombre asintió.
—Yo le dije a mi jefe que usted no sabía hacer la “o” con un canuto y… ¿sabe lo que me
contestó? Pues me dijo que aunque escribiera usted a máquina con los dedos de
los pies, le traía sin cuidado. Bien, y ahora, si es tan amable, acompáñame al
despacho del señor Martinez, nuestro vicepresidente ejecutivo; su secretaria
acaba de marcharse a California. Quiere entrevistarla a usted como posible
sustituta.
Lali le siguió por los pasillos, con la desagradable
impresión de que el tal señor Martinez le ofrecía el trabajo por obediencia a
sus superiores. Sin embargo, en cuanto entró en su despacho y le vio, abandonó
la idea.
Continuará...
jajajja y lali sigue sin imaginar que peter es el director jajajaja y supongo que en vez de pablo estara peter jajajja
ResponderEliminarpobre senor jajaj todo lo que le dijeron y solo por que a peter le gusto lali jajajaj
jajajajajajajajajajajajajajaja
ResponderEliminarMe encanta
ResponderEliminarOtrooo :))
ResponderEliminarLali parece tan inocente.
ResponderEliminarSubi masss!!! Esta buenisimo
ResponderEliminarSe esta metiendo enn la boca del lobo! (si no comento es porq ando con problemas 2tecnicos"pero te leere como sea!)
ResponderEliminarSe acaban de conocer y ya Lali arma semejante lío en la empresa! Jajaja y lo que viene...
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