Aunque en el fuero interno de Lali sentía un torbellino
de pena, de miedo y de ira, supo mantener su compostura.
—Verás, yo estaba asegura de que no ibas a querer que
trabajara para ti, e intenté hacérselo comprender al señor Weatherby –dijo Lali dirigiéndose a la puerta—. Pero me dijo
que cuando te enterases de que soy bilingüe, cambiarías de opinión.
—¿Bilingüe? –repitió Peter despectivamente.
Lali se volvió hacia él con la mano ya en la puerta.
—Sí, por eso puedo decirte lo que pienso de ti en
perfecto italiano. Pero es mucho más gratificante decírtelo en nuestro idioma:
¡eres un idiota!
Lali salió de allí como una flecha, y cuando ya se
encontraba en el ascensor, sintió una mano que la asía por la muñeca.
—Vuelve ahora mismo a mi despacho –rugió Peter.
—¡Quítame las manos de encima!
—Mira Lali, aquí hay cuatro personas que nos están
mirando, y una de dos: o entras en mi despacho por tu propio pie, o te juro que
te arrastro yo mismo hasta allí.
—¡Vamos, atrévete! –gritó Lali fuera de sí—. ¡Te
denunciaré por asalto!
Inesperadamente, Peter abandonó su actitud violenta y
esbozó una sonrisa.
—Tienes unos ojos preciosos, Lali. Cuando te enfadas,
chispean como…
—¡No digas tonterías! –gritó Lali mientras se revolvía en
vano para liberar su muñeca.
—Conozco muy bien tus ojos…
—¡Haz el favor de no hablarme así! ¡No quiero que me
trates como si fuera tu amante!
—Mentira, te encantaría que te tratara de esa forma.
Aquel repentino cambio de tono dejó completamente
desconcertada a Lali, que se encontró de pronto sin ánimos para discutir y
bastante alterada en general. Dándose por vencida, se recostó en la pared y,
con una mirada suplicante, murmuró:
—Peter, por favor, déjame marchar.
—No puedo. Cada vez que te veo, me parece más difícil
dejarte marchar.
—¡Pero si acabas de despedirme!
—Pero acabo de volver a contratarte.
La situación era tan absurda que Lali fue incapaz de
soportar aquella irresistible sonrisa, aparte del hecho de que no podía
permitirse el lujo de perder aquel trabajo, así que, aunque de mala gana, le
siguió por el pasillo hasta el despacho de su secretaria, que comunicaba con el
suyo por una puerta.
—Julia –dijo Peter a la mujer de cabellos grises que se
encontraba sentada en el escritorio—. Esta señorita es Lali Espósito, y va a
trabajar en el proyecto Rossi. Mientras yo asisto al almuerzo, acomódela aquí
mismo, en el otro escritorio, y póngala a traducir la carta que ha enviado es
señor Rossi esta mañana— y dirigiéndose a Lali con una cálida sonrisa, añadió—:
Tú y yo vamos a tener una larga conversación cuando vuelva.
Julia Calvo, así se llamaba la secretaria de Peter,
parecía tan contrariada como la propia Lali por su repentina presencia en
aquella oficina.
—Es usted muy joven, señorita Espósito –comentó con
tonillo desagradable, mirándola de arriba abajo.
—No se preocupe, estoy envejeciendo rápidamente –replicó Lali.
E ignorando la sutil mirada de la buena señora, ocupó el
escritorio de frente al de ella y se enfrascó en su trabajo.
A la hora y media, el teléfono de Julia sonó y Lali se
levantó apresuradamente a contestarlo.
—¿Diga?
—¿Julia? –preguntó la afectuosa voz femenina en tono
inseguro.
—No. Soy Lali Espósito. La señora Calvo de encuentra
fuera de su despacho en estos momentos. ¿Quiere dejar algún recado?
—Oh eres tú, Lali. Hola. Soy Eugenia Suarez. No quiero
interrumpir a Peter, así que, ¿podrías hacerme el favor de decirle que llego a
Nueva York en el último vuelo de la mañana? Dile también que iré directamente
desde el aeropuerto al Recess Club, y que le espero allí a las siete.
—En este momento está almorzando, pero descuida, le daré
el recado.
¡Aquello de coger los recados de las amiguitas de Peter
era lo último! Nada más colgar el teléfono, éste volvió a sonar. En esta
ocasión se trata de una mujer con acento sureño que preguntaba por “Piti”
—Lo siento ene este momento no está. ¿Quiere dejar algún
recado?
—¡Vaya por Dios! –exclamó la mujer con fastidio—. Soy
Tini. Piti no me ha dicho en qué plan es la fiesta del sábado y no sé qué
ponerme. Dígale que le llamaré esta noche a casa.
Lali colgó con tanta energía, que se estuvo a punto de
derribar el aparato al suelo.
Afortunadamente, cuando Peter volvió a la oficina, ella
ya había recuperado la calma, con la misma correcta amabilidad.
El timbre de su intercomunicador no tardó en sonar, y
poco después, a voz sensual y profunda de Peter se dejaba oír.
—Lali, ¿puedes entrar un momento, por favor?
Lali cogió las notas que había tomado de las respectivas
llamadas y entró.
—¿Sí?
—Ven aquí –le dijo Peter, que se encontraba apoyado en su
escritorio con los brazos cruzados.
A Lali no le pasó desapercibida su inquietante mirada,
por lo que avanzó con cautela hacia él y se detuvo fuera de su alcance.
—Más cerca.
—Así está bien. Demasiado cerca, diría yo.
Peter dijo con voz solemne:
—Tú y yo necesitamos aclarar algunos aspectos personales.
¿Por qué no salimos esta noche a cenar para poder charlas tranquilamente?
—Lo siento, pero esta noche ya he quedado.
—Entonces, ¿mañana? –insistió Peter, teniendo la mano
hacia ella.
Lali aprovechó aquel gesto para colocarle los papeles en
la mano.
—Mañana tienes otra cita, con la señorita Suárez, en el
Club Recess, a las siete.
Peter ignoró sus palabras.
—Me marcho a Italia el miércoles…
—Que tengas un buen viaje.
—Volveré el sábado –prosiguió Peter con cierta
impaciencia—. Iremos…
—Lo siento –interrumpió Lali con una sonrisa burlona—. Yo
el sábado tengo otras cosas que hacer y tú también. Tini ha llamado preguntando
si la fiesta del sábado es de etiqueta o no. A propósito, te llama “Piti”… ¡Qué
pareja tan encantadora. Tini y Piti!
—Cancelaré esa cita –declaró Peter.
—Pero yo no cancelaré la mía. Bueno, ¿quieres algo más?
—Sí, maldita sea. Quería decirte que sé que te he hecho
daño, y lo siento.
—Acepto tus disculpas –le interrumpió Lali alegremente—.
Al fin y al cabo, sólo has herido mi orgullo.
—Lali, te estoy pidiendo perdón porque…
—No te repitas, Peter, ya te has disculpado.
—…porque quiero que nos llevemos bien a partir de ahora.
Por el bien de los dos tendremos que ser discretos y no dar pie a murmuraciones
dentro de la empresa. De todas formas, creo que con un poco de cautela no las
podremos arreglar.
Lali enrojeció de indignación.
—¡Arreglárnoslas! ¿Para qué? ¿Para tener una aventura?
—Lali, yo te deseo y sé perfectamente que tú me deseas a
mí. También sé que estás furiosa conmigo porque después de ser tu primer amante
te he…
—¡Pero… qué va! –Protestó Lali, deshaciéndose en una
melosa sonrisa—. Yo no cambiaría aquella noche por anda del mundo. Es más, ya
he decidido que cuando tenga una hija te llamaré a ti para que la inicies. Si
es que todavía sigues “activo”.
La distancia de seguridad no sirvió de nada, porque
Peter, con los ojos llameantes, se acercó a ella y la atrajo hacia sí.
—Eres preciosa e insoportable…
Y entonces la besó con una mezcla de ira y deseo
contenido. Pero Lali apretó los dientes y, haciendo un esfuerzo supremo, se
separó de él.
—¡Maldita sea, déjame! –sollozó, apoyado la cabeza en su
pecho.
Peter aflojó su brazo.
—¡Si pudiera dejarte, te dejaría, Lali, de verdad! –exclamó
con desesperación. Y después, apartándole el pelo de la cara, añadió—. Después
de que te marcharas de Harbor Springs,
no pude dejar de pensar en ti ni un momento. Y hoy, en la comida de trabajo,
era incapaz de concentrarme por tu culpa. ¡Te aseguro que no puedo evitarlo! Es
superior a mis fuerzas.
Aquella confesión echó abajo las defensas de Lali,
rindiéndola y seduciéndola infinitamente más que un beso.
Se encontraban así, mirándose a los ojos sin decir nasa
cuando una voz destemplada, que procedía de la puerta, vino a interrumpirles.
—¿Se trata de esto el proyecto de máxima prioridad para
el que Lali ha sido requerida?
Lali se desasió de los brazos de Peter al mismo tiempo
que Pablo entraba en el despacho.
—Me parece que las cosas se van a poner un poco difíciles
para Lali –prosiguió Pablo en tono burlón—. En primer lugar, me temo que Julia
ha presenciado buena parte de esta conmovedora escena, y, teniendo en cuenta la
fidelidad ciega que te profesa, no me extrañaría que le echase todo la culpa a
Lali. Y en segundo lugar, da la casualidad de que esa cita que quería que Lali
anulase el sábado, era precisamente conmigo, y teniendo en cuenta que tú y yo
somos amigos íntimos y que la semana tiene siete noches, me parece un mal
detalle por tu parte que quieras robarme mí noche –en aquel punto, Peter arrugó
el entrecejo con expresión feroz, pero Pablo, habiendo caso omiso, prosiguió su
perorata—. Ya que obviamente los dos estamos detrás de la misma chica, creo que
lo más prudente sería establecer las reglas de juego. En primer lugar: ¿vale
perseguirla dentro de la oficina? Yo no estoy dispuesto a atenerme a…
Lali que se había quedado muda, recobró por fin la
facultad de hablar.
—¡Me niego a escuchar ni una sola palabra más!
Dicho eso, se dirigió con paso resuelto a la puerta.
Pablo se apartó de su paso, y esbozando una sonrisa
burlona, se dirigió a Peter:
—Como te iba diciendo, Peter, estoy dispuesto a…
—Espero que tengas una buena razón para justificar esta
inesperada visita –le interrumpió Peter secamente.
—En efecto. Existe una razón. Curtis ha llamado cuando yo
no estaba. Creo que quiere hablarme de un asunto…
Lali acababa de salir por la puerta cuando, al oír aquel
nombre, se paró en seco, y sintió que empezaba a sudar.
Curtis era uno de los seis sospechosos que le había
enumerado Philip para que estuviera atenta por si oía pronunciar su nombre.
“Curtis quiere hablarte de un asunto…”
Lali se dejó caer en su silla e intentó escuchar algo
más, pues ellos habían bajado la voz y, con el ruido de los teléfonos y la voz
de Julia, resultaba imposible.
Pero cabía la posibilidad de que Curtis fuera el nombre
que pila en lugar del apellido. El hombre que Philip buscaba se llamaba Michael
Curtis, y Pablo sólo había dicho “Curtis”, sin más. Lali se apresuró a buscar
en la guía telefónica de los empleados de Global Industries: figuraban dos
hombres llamados Curtis; quizás fuera uno de ellos.
Pero enseguida surgió otro impedimento: Lali consideraba
a Pablo incapaz de actuar como intermediario en un asunto tan sucio. No era
propio de Pablo.
—Si no tienes trabajo –se oyó la voz fría como el hielo
de Julia—, no me importaría pasarte parte del mío.
Lali se sonrojó hasta las orejas y se concentró en sus
papeles.
Para alivio de Lali, Peter permaneció en una reunión el
resto de la tarde y cuando dieron las cinco, todavía no había aparecido. Cuando
terminaba de recoger sus cosas, Pablo apareció y se dirigió directamente a su
escritorio.
—¿Quieres hablar conmigo? –le preguntó Pablo.
—Está bien.
Una vez es su
despacho, y sentados frente a frente, Pablo rompió el fuego.
—¿Y bien? Venga, dime lo que sea, porque entre tú y yo ya
no tiene sentido andarse con formalidades.
—En ese caso… —comenzó Lali un tanto nerviosa—. Dime…
¿por qué te quedas ahí… escuchándolo todo? ¿Por qué se te ocurrió decir esas
cosas de nosotros,,, de ti y de mí?
—Cuando volví de comer y me enteré de que te habían
mandado a trabajar con Peter, subí inmediatamente para asegurarme de que todo
marchaba bien. Julia me dijo que acababas de entrar en su despacho y yo abrí la
puerta por si acaso hacía falta rescatarte. Y allí estabas tú… mirándole con
una sonrisa angelical mientras le dabas los recados telefónicos de otras
mujeres y rechazabas sus proposiciones deshonestas. ¡Estuviste magnífica Lali! –exclamó
rompiendo a reír—. Ya me marchaba cuando de pronto Peter empezó a pasarse de la
raya diciéndote que no podía dejar de pensar en ti. Por último, cuando te vi
llorar contra su pecho, no pude contenerme más y entré.
—¿Por qué?
—Pues porque no quería que te hiciese daño, porque en ese
caso tú probablemente te marcharías de la empresa y yo quiero que sigas aquí…
no sólo porque alegres mi triste oficina con tu bonita presencia, sino también porque eres una secretaria
eficiente… y a decir verdad, me agradas.
Lali sonrió ante aquel cumplido, pero no se dio por
satisfecha con su contestación. En realidad, Pablo no le había aclarado por qué
había mentido de aquella manera delante de Peter, haciéndole creer que entre
los dos existía algo.
—Entonces –murmuró Lali expresando sus pensamientos—, si
Peter cree que tú estás interesado en mí, se lo tomará como un desafío, y le
resultaré todavía más atrayente. No escamoteará tiempo y esfuerzos hasta
conseguirme. Además, como estará ocupado persiguiéndome, no le quedará tiempo
libre para dedicárselo a Eugenia, ¿verdad?
Pablo entornó los ojos.
—Peter, Eugenia y yo fuimos juntos a la universidad.
Somos amigos desde hace años.
—¿Amigos íntimos?
—Hace muchos años Eugenia y yo estuvimos prometidos. Quizás
debería cumplir mi amenaza y dedicarme a perseguirte yo también –añadió con una
sonrisa diabólica.
Lali sonrió.
—Tengo el presentimiento de que eres tan cínico y taimado
como él. Bueno, bueno, no pongas esa cara; también son muy guapos los dos.
—Gracias.
—¿Estaban Peter y tú en el mismo club de estudiantes? –preguntó
Lali.
—No, Peter estaba en la universidad con una beca, y no
podía permitirse el lujo de pertenecer a un club de estudiantes. Haz el favor
de no poner esa cara de pena, boba. Peter no tenía dinero, pero era inteligente
y se convirtió en un ingeniero de los mejores. También tenía todas las chicas
que se le antojaban, incluidas algunas que me gustaban a mí.
—No estaba poniendo cara de pena por el –dijo Lali,
poniéndose en pie, dispuesta a marcharse.
—¡Ah! A propósito. Hablé con Julia y le dejé bien claro
quién había seducido a quién hace unas cuantas semanas.
Lali suspiró con desesperación.
—Pues yo hubiera preferido que no…
—¡Todo lo contrario! Deberías alegrarte. Verás, Julia
trabajó ya para el abuelo de Peter, así que le conoce desde que era un
chiquillo y le quiere mucho. Es muy rígida en cuestiones de moral, y profesa un
odio especial a todas las mujeres agresivas que se dedican a perseguirle. De no
ser por mí, te habría hecho la vida imposible.
—Pues si es una moralista, no me explico cómo puede
trabajar para Peter.
—Peter y yo somos sus favoritos, piensa que ya no tenemos
remedio.
Cuando estaba a punto de marcharse, Lali se volvió con
expresión pensativa.
—Pablo, ¿entonces subiste al despacho sólo por mi causa?
¿Te inventaste la excusa de que Curtis quería hablar con Peter?
—No, eso era verdad –contestó Pablo, mirándola con
curiosidad—. Aunque, desde luego, lo utilicé como una excusa. En cuanto te marchaste,
Peter me dijo muy enfadado que el asunto Curtis no era lo suficientemente
importante como para justificar mi intromisión. Pero… ¿por qué me preguntas por
Curtis?
—Por nada especial –repuso Lali sonrojándose.
—Bueno, vamos. Yo también me marcho ya.
Salieron juntos del edificio, justo a tiempo para que
Lali tuviera ocasión de ver a Peter subiendo a su lujoso coche. El también
reparó en ellos, y dirigió a Lali una significativa mirada que contenía algo de
promesa y algo de desafío.
—¿Dónde, señor Lanzani? –preguntó el chofer.
—Al aeropuerto Metro.
Peter volvió la cabeza y contempló a Pablo y a Lali
cruzando el bulevar, fijándose en el armonioso movimiento de caderas de ella y
en la gracia y la desenvoltura de su manera de andar. Pensándolo bien, todo lo
de Lali le atraía; le divertía, le ponía furioso, despertaba sus deseos
sexuales. Lali reunía en sí una mezcla de inocencia y sensualidad, de ternura y
de agresividad, que la convertían en una persona muy especial.
Cómodamente reclinado en su asiento, Peter
meditó acerca de la aventura que se había propuesto vivir con ella. Sabía que
era una locura mantener relaciones con una empleada suya, y por eso se
arrepentía de haberle conseguido un puesto de trabajo en su propia empresa,
cuando podía haberla colocado en cualquier otra de algún amigo suyo. Pero ya
era demasiado tarde y, además la deseaba.
Continuará...
Capítulo larguito ;)
Mañana más!!
+++++++
ResponderEliminar@x_ferreyra7
Más!!!
ResponderEliminarPara mi , peter sigue siendo idiota
ResponderEliminarMass
Holaaaaa!
ResponderEliminarUffs veremos!....
Lali que paso?! Hiba tan bien, siendo fuerte y todo pero la besa y adiós todo jajajja
Peter la vera como un desafío o algo así..
A lo mejor si siente amm atraído por ella pero nada más
Me sigue pareciendo ammm idiota podría decirse..
Jajajjaa me quede como que? Pablo con Lali en serio? Pero ya después entendi jajaja
Creo que Pablo y Lali se llevarán super bien y harán un buen equipo..
Uhhhhh ya esta averiguando algo de la empresa..
Espero k puedan hablar tan bien como Lali lo hace con Pablo
ResponderEliminarMas!
ResponderEliminarMaaaaaaaaassssss
ResponderEliminarPeter sigue siendo el mismo imbecil
ResponderEliminarMe encantoooo.. Otroooo
ResponderEliminarBue! Pasó de todo!Y Peter no baja los brazos parece y ella creo q se esta metiendo en arenas movedizas entre ambos y su investigacion!
ResponderEliminarQuiero que Lali actúe así siempre pero que no se derrumbe por un beso de peter
ResponderEliminarMas mas mas mas
ResponderEliminarmas noveeeeeeeeeeee
ResponderEliminarcapitulo doble plissssssssssssssss
ResponderEliminarmasssssssssssssssss
ResponderEliminarmass
ResponderEliminarMassssss
ResponderEliminarJaja Que inteligente Pablo, eh!
ResponderEliminar