Lali pidió las llaves al mayordomo a las once y media,
pero cuando llegó a su coche, se encontró con la desagradable sorpresa de que
éste se encontraba bloqueado por otros seis vehículos, por lo menos. Cuando después
de conseguir localizar a los propietarios, éstos retiraron los coches, ya eran
las doce, y Lali no podía más con sus nervios. Por fin, se puso en camino,
temiendo que Peter no la hubiera esperado.
Cuando llegó al final del camino que él le había
indicado, puedo ver una gran casa de fachada acristalada en forma de “ele”; una
típica residencia veraniega de las que abundaban en la costa del Pacífico.
Lali salió a toda prisa del coche y subió corriendo por
la escalera de la entrada, hasta la puerta, Apretó el timbre; esperó, nada.
Volvió a apretarlo; esperó un rato más largo, nada tampoco. La tercera vez,
sabía ya con seguridad que no había nadie dentro para abrirle. Lali miró
tristemente al jardín de césped que se extendía a sus pies, Ni siquiera cabía
la esperanza de una puerta trasera, pues la casa terminaba en el mismo
precipicio que descendía hasta el lago.
No quedaba más que pensar que Peter no la había esperado,
creyendo, por su tardanza, que había optado por marcharse a Missouri. Él no
tenía el coche allí, así que lo más probable era que se hubiera marchado a
algún lugar con el dueño de aquella casa.
Lali echó a andar por el sendero que conducía a la salida,
desolada y con ganas de llorar. No podía quedarse allí sentada esperando que
Peter acudiera a dormir aquella noche, y tampoco podía volver a casa de los
Middleton sin él, pues ella no era más que su acompañante. Se sentía como una
tonta por haber intentado hacerle una jugarreta a un hombre que era un maestro
en semejantes menesteres. Por pasarse de lista iba a tener que pasarse aquel
día en la carretera, de vuelta a Missouri, en vez de disfrutar de unas horas
maravillosas con Peter.
Cuando se disponía a entrar en el coche, oyó un extraño
ruido metálico a su izquierda y, al volver la cabeza, vio que había unas
escalinatas excavadas en la roca que descendían hasta la playa por ese lado.
Con el corazón palpitante, inició el descenso sospechando que allí había
alguien.
Se detuvo en el último escalón; paralizada por la emoción
y la alegría; ante sus ojos se erguía la figura alta y ágil de Peter, vestido
únicamente con sus pantalones blancos de tenis. Se encontraba muy ocupado
arreglando el motor de una pequeña lancha sobre la arena, de espaldas a ella.
En un momento determinado, consultó su reloj de pulsera y
luego miró con evidente impaciencia a su derecha. Lali siguió su mirada y quedó
conmovida por lo que allí vio. Peter había extendido dos mantas sobre la arena,
bajo una sombrilla, y un poco más allá, un mantel preparado con cestas de
picnic que tenían el aspecto de estar repletas de comida.
Lali, con una sonrisa, avanzó hacia él.
—¡Hola! –gritó alegremente
.
Peter, que en aquel momento se encontraba agachado
manipulando una llave inglesa, le dirigió una mirada fría e impenetrable.
—¿Creías que ya no vendría? –preguntó Lali en tono
inocente.
Peter sonrió con sarcasmo.
—Ah, ¿es que no era eso lo que querías hacerme creer?
Aquello no era una pregunta, sino una acusación en frío.
El primer impulso de Lali fue negarlo, pero termino por asentir con la cabeza
sin poder contener una sonrisa.
—Exactamente— admitió, satisfecha al ver que el enfado de
Peter desaparecía, sustituido por una mirada de interés—. Dime, ¿te daba pena
que me hubiera marchado así, sin despedirme?
—Muchísima pena. Oye, Lali –añadió, poniéndose de pie y
avanzando hacia ella.
Lali retrocedió un paso.
—¿Sí?
—¿Te apetece comer algo antes?
—¿Antes? –repitió Lali en un susurro—. ¿Antes de qué?
—Antes de ponernos a navegar.
—¡Vaya! –exclamó Lali, rompiendo a reír a carcajadas—.
Sí, gracias, comeré algo. Me encanta navegar.
Aquel día resultó ser uno de los más felices de la
existencia de Lali. Llevaban dos horas navegando y durante ese tiempo se había
establecido entre ellos una agradable camaradería. Habían charlado y reído
hasta la saciedad, y en aquel momento descansaban en silencio. Lali contemplaba
el puro cielo azul, surcado por algunas nubecillas blancas. Peter, sentado en
la proa, la miró sonriente y ella le devolvió la sonrisa. Luego, volvió la cara
al cielo, consciente de que los escrutadores ojos verdes de Peter no se
separaban de ella.
—Podríamos echar aquí el ancla para tomar el sol y pescar
un poco. ¿Te apetece? –preguntó Peter.
—Sí, estupendo.
—Con un poco de suerte, podremos pescar algo de pescado
azul para la cena –comentó Peter, sacando dos cañas de pescar—. También hay
unos salmones estupendos en el lago, pero para capturarlos necesitaríamos cañas
especiales, y además, es muy complicado.
Lali había ido a pesar muchas veces con su padre por los
ríos y arroyuelos de Missouri, pero nunca lo había hecho desde una embarcación.
No tenía idea, por tanto, de cómo era aquella caña especial ni las complicadas
maniobras que habría que hacer con ella, pero estaba dispuesta a averiguarlo,
pues si al hombre del que estaba enamorada le gustaba la pesca, a ella también.
—¡Ha picado uno! –exclamó Peter media hora después,
tirando del sedal.
Lali dejó caer su caña y corrió hacía él excitadísima,
dándole órdenes a gritos.
—¡Mantén la caña arriba y el sedal tenso! ¡No dejes que
se afloje! Ahora será mejor que sueltes un poco el sedal.
—Eres un poco mandona, ¿no te parece? –exclamó Peter con
una sonrisa y tirando con fuerza—. Bueno ¿qué te parece? –exclamó con orgullo
casi infantil señalando el hermoso pez que se retorcía en el extremo del
anzuelo.
Al ver su sonrisa ilusionada y sus ojos brillantes, Lali
sintió que el amor que Peter despertaba en ella crecía y le oprimía el pecho
con una emoción desconocida.
—Es un pez grandísimo –dijo.
Y en aquel momento, aparentemente sin importancia, Lali
tomó una decisión inquebrantable.
Aquel hombre era ya dueño de su corazón; era justo que
aquella misma noche tomara posesión de su cuerpo.
Continuará...
K rápido k se enamoró!!!.y ya quiere darlo todo.
ResponderEliminarPor querer jugarle una broma casi le sale mal,pero en realidad parece q ella es como aire fresco para él q dicho sea es un divino,un osito en piel de león,Buena decision la de lali aunq intuyo q algo interferira,espero equivocarme!
ResponderEliminarMuy linda nove,me encanta cada dia más!
Sigue
ResponderEliminarMaaas!
ResponderEliminarMaasss
ResponderEliminarMaass, cuantos caps tiene??
ResponderEliminarAhora a esperar para ver cuando peter demuestra que también está enamorado...me encanta
ResponderEliminarOtroooo :D
ResponderEliminar+++++++++++++++++++++++++++++++++++
ResponderEliminar:o!!
ResponderEliminaray que lindo capitulo..........MASmasMAS
ResponderEliminarmaaaaaaaaaas cappppppss
ResponderEliminarMaasss
ResponderEliminarMe encantaa
Coincido con Chari. Todo muy rápido, me parece.
ResponderEliminarMe gusto el cap! Menos mal Peter se le paso el enojo rápido con su aceptación! Uy que decisión tomo Lali!
ResponderEliminarDANII y yo mas que feliz de estar de nuevo el blog con vos subiendo novela!
Tenemos que hablar! 😄