Al día siguiente, Lali se encontraba en su trabajo con
más buena voluntad que éxito, ya que cometió numerosas faltas al pasar a
máquina unas cartas, no atendió a las llamadas telefónicas de Pablo y
traspapeló una carpeta muy importante. En el descanso de la comida, salió a
pasear por los alrededores del edificio de Global Industries, esperando, contra
toda esperanza que Peter apareciera de nuevo. Pero, naturalmente, sus deseos no
se cumplieron y, lejos de mejorar, su estado de ánimo se ensombreció todavía más,
pues de aquel modo acababa de consumir el poco orgullo que todavía le quedaba.
¡Y después, se habla tanto de la liberación sexual de las
mujeres!, pensó con amargura, mientras se disponía a mecanografiar una carta
aquella misma tarde. Por lo que a ella le tocaba, no consideraba el sexo como
un asunto intrascendente, pues era precisamente el hecho de haberse acostado
con Peter lo que la hacía sentirse utilizada y rechazada.
—¿Ha tenido un mal día? –le preguntó Pablo. Dándole un
informe que Lali había repetido dos veces por culpa de los errores.
—Sí, y lo siento mucho. Pero le aseguro que no me ocurre
a menudo.
—No se preocupe… todo el mundo se levanta con el pie
izquierdo de vez en cuando. Tengo que llevar este informe a la oficina de
control, que está en el edificio nuevo –añadió después de firmar al pie de la
última página—. ¿Conoce ya los despachos que hemos instalado allí?
Lali esbozó una sonrisa. El “edificio nuevo”, como todo
el mundo lo llamaba, era el que albergaba Global Industries.
—No, no las conozco. Según tengo entendido, el lunes
debemos trasladarnos allí, ¿no es verdad?
—Efectivamente. Aunque Lanco sea de las filiales más
recientes y menos productivas de Global Industries, las oficinas que hemos
construido en su edificio son verdaderamente impresionantes. Antes de
marcharse, por favor, ¿puede enseñarle esto a Susan Brook, en relaciones
públicas, y preguntarle si lo ha visto ya? En caso de que no, dígale que esa
copia es para su archivo. Cuando vuelva, supongo que ya se habrá marchado. Qué
pase buena noche.
Unos minutos después, Lali se dirigía con actitud
lánguida al departamento de relaciones públicas, saludando a su paso a los
empleados, aunque sus sonrisas eran falsas, pues en su fuero interno solo
pensaba en Peter. Por fin, llegó al despacho de Susan Brook, y, haciendo un
esfuerzo para salir de su desolado ensimismamiento, le tendió la carpeta.
—Te traigo esto de parte de Pablo; me pregunta si lo has
visto. Si no, puedes quedarte con esta copia para tu archivo.
Susan sacó un recorte de periódico de la carpeta y lo
ojeó.
—No, no lo había visto –dijo con una sonrisa, sacando una
gran carpeta de periódicos y revistas y guardándolo adentro—. Me encanta
mantener el archivo al día para él. ¡Qué hombre! Está buenísimo, ¿verdad?
Pero Lali no escuchaba a Susan, pues su atención había sido captada por una
portada de Newsday que logró entrever
en el interior de la carpeta. En ella, la fotografía de un hombre moreno y de
mirada penetrante la sacudió como un escalofrío.
—¿Quieres verlo? –preguntó Susa amablemente—. Por mí no
hay problema; puedes llevarte la carpeta a tu escritorio y revolverla a placer.
—Gracias –respondió Lali con un hilo de voz.
Cuando se vio sola en su escritorio, con la carpeta
abierta, sus manos temblaban. Trazó con un dedo las cejas de Peter, la boca que
le sonreía desde la cubierta de la revista. J. PEDRO LANZANI, decían las
grandes letras rojas. PRESIDENTE FUNDADOR DE GLOBAL INDUSTRIES. No, no podía
creer aquello. Su mente se negaba a aceptarlo.
Lali dejó el ejemplar de la revista a un lado y concentró
su atención en el recorte de periódico que Pablo acababa de darle. La fecha se
remontaba dos semanas atrás, precisamente el mismo día en que Peter la había
despedido de Harbor Springs, pretextando la inminente visita de su socio. El titular
decía: LOS REYES DE LAS FINANZAS Y SUS RESPECTIVAS MUJERES SE REÚNEN DURANTE
CINCO DÍAS EN HARBOR SPRINGS. En la página, fotografías y comentarios acerca de
la fiesta, aunque una de las fotografías, colocada en el centro, destacaba
sobre las demás. En ella se veía a Peter, en el porche de la casa de la Cueva,
en actitud muy cariñosa junto a una mujer rubia que Lali no había visto en la
fiesta. El comentario a pie de foto decía así: “Arriba el industrial de
Detroit, J. Pedro Lanzani acompañado por su compañera de siempre, Eugenia
Suárez, posando en el porche de la casa
de la señorita Suárez, en Harbor Springs”.
Su compañera de siempre… La casa de la señorita Suárez
La pena atravesó el corazón de Lali como un puñal.
¡Entonces Peter la había llevado a la casa de su novia!
—¡Dios mío! –susurró en voz alta, rompiendo a llorar.
Primero le había hecho el amor y después la había
despedido apresuradamente, pues su novia, sin duda, había decidido unirse al
grupo en Harbor Springs.
Como si estuviera ansiosa por atormentarse sin necesidad.
Lali leyó la noticia al cabo de un rato y, después, el artículo de ocho páginas
de Newsday dedicaba a Peter. Cuando hubo
terminado, la revista cayó al suelo
entre sus manos.
Ahora comprendía el odio que Bebe Leonardos profesaba a
Peter. Según Newsday, Peter y Bebe
habían tenido un apasionado romance que duró hasta que Peter la dejó a ella por
una actriz francesa… la misma que jugaba al tenis medio desnuda en la fiesta de
Harbor Springs.
Lali continuó leyendo sin poder contener más la risa
histérica. Mientras ella viajaba hacia Missouri, Peter había estado haciendo el
amor con su novia, y durante el fin de semana, mientras ella le hacia el jersey
y sin apartarse un momento del teléfono, había acudido con Eugenia a un baile
benéfico en Palm Springs.
Vencida por la tristeza y el sentimiento de humillación,
Lali rompió a llorar con todas sus fuerzas, la cabeza recostada en la mesa.
Lloraba por su propia estupidez y por la cantidad de sueños rotos e ilusiones
que había construido y que ahora veía caer hechos pedazos; pero también lloraba
de vergüenza, por haberse dejado seducir por un hombre de quién ni siquiera
conocía el nombre. ¡Y menos mal que, por pura suerte, no se había quedado
embarazada, porque en ese caso, ya hubiera sido el colmo!
Al recordad la triste historia de su niñez, abandonado
por su madre, lloró con más fuerza; ¡Lástima que no le hubiera estrangulado a
tiempo!
De pronto, oyó una voz a través de sus hipidos.
—¿Lali? –preguntó Pablo, acercándose—. ¿Qué pasa?
Lali alzó sus ojos húmedos de lágrimas.
—Yo creía… creía que era un modesto ingeniero que soñaba
con montar un negocio propio algún día. ¡Y él dejo que lo creyera! ¡No me dijo
la verdad!
Pablo la miró con una mescla de compasión y confusión.
—Lali…
—Dime… ¿puedo salir de aquí sin que nadie me vea? ¿Se ha
marchado todo el mundo a casa?
—Si pero no puedes conducir en este estado. Yo te llevo a
casa…
—No. ¡Estoy perfectamente bien! Puedo conducir.
—¿Seguro?
Lali empezó a tranquilizarse, y consiguió que su voz no
temblara.
—Sí. Ha sido la impresión y la vergüenza, pero ya se me
ha pasado.
Pablo recogió la revista del suelo, la metió en la
carpeta y se la dio a Lali. Ella la cogió mecánicamente y se dirigió a su casa,
donde paso tres horas leyendo todo el material, sin llorar, pues ya no le
quedaban lágrimas.
A la mañana siguiente, Lali aparcó su coche junto al
cartel que rezaba: “reservado para los empleados de Lanco”. El nombre Lanco
tenía un nuevo significado para ella después de lo que había averiguado la
noche anterior. Lanzani Electronic Components. Según The Wall Street Journal la empresa fue fundada por Peter y su
abuelo doce años atrás, en un garaje que ocupaba la parte trasera del edificio
donde ahora se encontraba el restaurante de Tony.
Salió del coche con la carpeta en la mano. Ahora sabía
que Peter había construido un imperio financiero que mantenía a flote gracias a
los espías que introducía en las empresas de la competencia. Por lo visto, su
ausencia de escrúpulos para los negocios se hacía extensiva a su vida personal.
Al entrar en la oficina, y recibir, como todos los días,
el amable saludo de los empleados, se sintió culpable al pensar que ella iba a
contribuir en la destrucción de la empresa en la que ellos trabajan. Aunque no
se tratara necesariamente de destruir la empresa, puesto que Lanco se
mantendría a pie si era capaz de competir honradamente para obtener los
contratos. En caso contrario, era preferible su desaparición a la ruina de sus
competidores honrados, entre ellos la compañía de Philip Whitworth.
Antes de llegar a su despacho, se detuvo un momento,
pensaba en Pablo. ¿Sabría él que Lanco estaba pagando a espías? Tal cosa le
parecía imposible, pues Pablo era demasiado integro para avenirse a semejante
juego.
—Gracias por dejarme llevar la carpeta a casa –dijo nada más
entrar.
Pablo levantó la vista del informe que estaba leyendo y
contempló su rostro pálido y ojeroso.
—¿Qué tal te encuentras hoy?
—Me siento avergonzada… y un poco tonta.
—¿Te importaría decirme que te ha hecho Peter para que te
pongas así? No hace falta que entres en detalles, pero comprende que es difícil
creer que lloraras de ese modo sólo por que habías averiguado que es rico y
famoso.
—Yo creía que era un simple ingeniero… por eso hice
algunas cosas de las que ahora me arrepiento. ¿Comprendes?
—Ya –repuso Pablo—. ¿Qué harás ahora?
—Me concentraré plenamente en mi trabajo y procurare
aprender todo lo que pueda.
—Pero… ¿qué harás cuando veas a Peter?
—¡No pienso volver a verle!
Pablo esbozó una sonrisa y le dijo con voz solemne:
—Lali, el sábado próximo se celebra un cóctel en el
restaurante giratorio del nuevo edificio de Global Industries. Acudirán todos
los jefes directivos de nuestras compañías con sus secretarias. El propósito de
la fiesta es reunirnos a todos para que nos vayamos conociendo antes de ocupar
el mismo edificio. Tendrás la oportunidad de conocer a todas las secretarias
con las que vas a trabajar, y también a sus jefes. Peter es el organizador… el
anfitrión, digamos.
—Si no te importa, preferiría no ir.
—Sí me importa.
Lali se encontraba atrapada. Pablo no era el tipo de jefe
que permitiera que la vida personal de sus empleados interfiriese en su
trabajo. Y tampoco podía permitirse el lujo de perder su trabajo de secretaria,
pues eso significaba que ya no podría averiguar a quién pagaba Peter para
espiar la compañía Whitworth.
—Más tarde o más temprano, tendrás que encontrarte con
Peter, Lali –añadió Pablo, en tono persuasivo—. Si le ves el sábado, será
mejor, porque no te cogerá de sorpresa. Así que no se hable más, pasaré a
recogerte a las siete y media.
Continuará...
pobre lali!!! peter es un hdp!! subi otro mas
ResponderEliminarNo se sabe quien de todos ahi es mas engañoso, no confio en nadie. Lali tendria que tener cuidado!
ResponderEliminar+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
ResponderEliminarLali es muy ingenua
ResponderEliminarMas!!!
ResponderEliminarOtro!!!!
ResponderEliminarMas!! Subi otro xfa!!
ResponderEliminarMas!! Haz un maratooooooon!!! Plis ++++++
ResponderEliminarMasmasmasmasmasmasmasmasmas
ResponderEliminarOtro! Pobre lali
ResponderEliminar+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
ResponderEliminarPeter aparece ya!!! Pobrecita lali, se ha sentido engañada!
ResponderEliminarMas nove!!
++++++++++
ResponderEliminar@x_ferreyra7
Que forro Peter no llamarla ni nada y que ahora aparezca esas noticias es todo muy raro.
ResponderEliminarPorfa subí otro capi mas 😊
subi mass!! porfaa maraton!!
ResponderEliminarMe temo que lo que comente en capítulos anteriores no RS verdad... Peter no se ha enamorado ya de Lali...ni de ninguna otra mujer...es un hombre frío y mujeriego y ojalá Lali se porte como una buena mujer y lo haga sufrir hasta verlo casi implorar que la ama... He dicho jajaja
ResponderEliminarAdemás k se presente impresionante del brazo d Pablo en esa fiesta!!!.
EliminarHe dicho ,jajajja.
Jajaja...eso eso...me falto solo eso...
EliminarOuch pobre Lali, otrooo!!
ResponderEliminarSe pone reinteresante esta novela' que fea la actitud de Peter y espero que Euge no sea nada mas q una amiga
ResponderEliminarPobre lalii
ResponderEliminarMass
Bueno,cómo se van complicando las cosas,pero Lali frente en alto y hacer frente a Lanzani como si siempre hubieras sabido la verdad!No se por q pero creo q Pablo esta buscando algo más tras llevar ahi a Lali
ResponderEliminarPeter hdp! Maaaas
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