Pablo Martinez era un hombre de treinta y tantos años de
aspecto serio y autoritario.
Evidentemente, no debía de dejarse manejar fácilmente por
nadie. Cuando el señor Weatherby la hizo, estrar, levantó la vista de unos
documentos que estaba leyendo y le indicó con un gesto frío que se sentara en
el sillón, frente a su escritorio.
—¿Es usted Lali Espósito? –preguntó en tono indiferente.
—Sí. Eso me temo.
Martinez se levantó y la examinó con mirada penetrante.
Al parecer, su respuesta le había resultado graciosa.
—Por su respuesta, me doy cuenta de que está enterada del
alboroto que se montó anoche por su culpa.
—Sí –suspiró Lali—. Verdaderamente horrible y vergonzoso.
—¿Puede deletrearme la palabra “horrible”?
—Sí –respondió Lali cogida por sorpresa.
—¿Cuántas pulsaciones alcanza por minuto con la máquina
de escribir?
Lali se ruborizó.
—Unas trescientas.
—¿Sabe taquigrafía?
—Sí.
Sin apartar la mirada de ella, Martinez cogió un cuaderno
y un lápiz de su mesa y se los tendió.
—Copie, por favor.
Lali apenas tuvo tiempo para sorprenderse, pues él empezó
a dictar enseguida, con monótona y rápida voz:
—Estimada señorita Espósito, como mi ayudante
administrativo, deberá usted desmpeñar las funciones propias de secretaria y
actuar como intermediario entre mis empleados y yo. Deberá usted atenerse
siempre y, estrictamente, a las normas de la compañía, olvidando, si es
preciso, su amistad con el señor Peter Lanzani. Dentro de algunas semanas, nos
trasladaremos al edificio Global, y si en alguna ocasión, intenta usted sacar
partida de su amistas con el señor Lanzani, bien escamoteando sus obligaciones
o bien desafiando las normas que rigen al resto de los empleados, será usted
despedida en el acto y yo mismo tendré el placer de acompañarla hasta la puerta
de la calle. Si por lo contrario, demuestra usted interés e iniciativa pondré
en sus manos todas las responsabilidades que sea usted capaz de manejar. Si
está de acuerdo con mis condiciones, preséntese en mi despacho dentro de dos
semanas, a partir del lunes, a las nueve en punto de la mañana.
Lali terminó de copiar y le miró.
—¿Alguna pregunta, Lali?
—¿Quiere decir que ya tengo el puesto?
—Eso depende de si es usted capaz de pasar a máquina mi
dictado sin ningún error en un tiempo razonable.
Lali estaba demasiado perpleja ante sus modales fríos e
indiferentes como para pensar en los nervios, así que, sin esperar más, se
sentó ante la máquina de escribir, y al cabo de unos minutos le presentó un
folio mecanografiado.
—Aquí tiene su dictado, señor Martinez.
—Muy eficiente –comentó el vicepresidente después de
examinarlo—. Dígame, ¿de dónde sacó Weatherby la idea de que era usted una
cabeza de chorlito?
—No sé. Esa impresión le causé, desde luego.
—¿Le importaría explicarme qué es lo que pasó?
—No, en absoluto. Todo fue un… malentendido.
—Bueno, está bien, lo dejaremos así. Y ahora, ¿quiere
preguntarme algo? Ah sí, su sueldo.
El sueldo resultaba más bajo que el ofrecido por Philip;
exactamente dos mil dólares mensuales, pero Lali confiaba en su promesa de que
le pagaría la diferencia.
—Y bien, ¿acepta el trabajo?
—Sí –dijo Lali con una débil sonrisa—. Y no. A mí me
gusta la idea de trabajar con usted porque sé que tendría la oportunidad de
aprender muchas cosas. Pero no quiero el trabajo si usted se ve obligado a
ofrecérmelo por… por…
—¿Por Peter Lanzani?
—Sí.
—Peter no ha influido en absoluto con mi decisión. Lo
conozco desde hace años, y somos muy buenos amigos. Sin embargo, la amistad no
tiene nada que ver con los negocios. Peter tiene su trabajo y yo el mío. Yo
nunca he pretendido decirle cómo tiene que desempeñar su trabajo y le aseguro
que no voy a permitir que él difa a
quién debo elegir como secretaria.
—Entonces, ¿por qué ha querido entrevistarme hoy si no
superé las pruebas de acceso?
—Ah, es eso. Verá, mi anterior secretaria, una mujer
eficiente y responsable que merece todos mis respetos, no le gustó nada a
Weatherby desde el primer momento. Por eso
no me fié excesivamente del criterio de nuestro jefe de personal y
prefiero seleccionar personalmente… ¿comprende? Creo que trabajaremos muy bien
juntos, Lali.
—Gracias, señor Martinez. Nos veremos dentro de quince
días.
—Llámeme Pablo.
Lali sonrió, y estrechó la mano que él le tendía.
—En ese caso, puede usted llamarme Lali.
—Sí, ya la estaba llamando así.
—Adiós, Pablo.
Lali salió exultante de júbilo y cruzó la soleada calle
en dirección a su coche. Cuando estaba dentro, las puestas de la entrada
principal de edificio de Globe Industries se abrieron y apareció Peter Lanzani
en persona. Lali creyó por un momento que la había visto y se dirigía hacia
ella, pero de pronto giró a la derecha y se dispuso a doblar la esquina.
—¡Peter! –gritó entonces Lali impulsivamente—. ¡Peter!
Peter miró hacia atrás y Lali agitó la mano. En cuanto la
vio, esbozó una sonrisa y acudió a paso rápido.
—¡Hola!
—¡Hola! ¿A que no adivinas dónde he estado? –exclamó Lali
alegremente
Peter La contempló largamente con los ojos brillantes.
—Vamos a ver… estás muy guapa… ¿En un pase de modelos?
Lali se sintió muy halagada, pero decidió no dejarse
llevar excesivamente por su entusiasmo.
—No, he estado ahí enfrente, en Lanco Electronics y me
han dado el trabajo, gracias a ti.
—Entonces, ¿lo has aceptado?
—¡Por supuesto! Me pagan un sueldo buenísimo, mmi jefe es
encantador y el trabajo parece interesante. ¿Qué más se puede pedir?
—¿Estás contenta?
Lali asintió, y luego esperó unos instantes en silencio,
con la esperanza de que le pidiera el número de teléfono o le dijera algo. Pero
Peter le sujetó la puerta para que entrara en el coche sin decir absolutamente
nada, en vista de lo cual, Lali creyó llegado el momento de arriesgarse.
—Peter –dijo—. Esto hay que celebrarlo… Te invito a
comer; tú sólo tienes que elegir el sitio.
Peter vaciló una fracción de segundo, pero luego sonrió.
—Es la mejor oferta que me han hecho en todo el día.
Continuará...
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Buen día linduras!!!!
buenoooooooo... mas que nada me alegra leer sus comentarios acerca de la nove, me parece que poco a poco se van enganchando... hay nuevas lectoras y eso esta buenísimo... y hay muchas lectoras que recuerdo que me leían antes y que ahora las vuelvo a leer eso esta maravilloso... bueno nada poco a poco me estoy poniendo al ruedo de nuevo con esto de administrar el blog.
A todas las personas que quieran que les avise de la nove, pueden dejarme su twitter y así les aviso y eso...
mi twitter es @Fics_Laliter
Muaaaaa... :D
Hoy encontré tu nove y me re gusto! Escribís re bien!! Te felicito. Espero con ansias el proximo capítulooo!!
ResponderEliminarMuchas gracias! Me re alegra que te guste la nove... :D
EliminarPero yo no la escribo. Todas las novelas en este blog son adaptaciones!
Cada vez se pone mejor, espero el próximo :)
ResponderEliminarOtrooo :)
ResponderEliminarjajaj no estoy completamente segura si lali entiende que peter es el dueno pero me da risa jajaj y mas pablo todo serio jajajaja mas!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMas!
ResponderEliminar+++++++++++++++++++++++++++++
ResponderEliminarMe encanta mucho la nove :) lastima q mañana ya me voy de vacaciones pero apenas llegue me voy a leer todos los capis de una
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarmas nove!!!!
ResponderEliminarComo allí meta la pata!!!...jajaja y con el jefe nada menos...
ResponderEliminarMe encanta la nove
Me encanto el cap de verdad avisame cuando subas plis @alaznelaliter bss
ResponderEliminarMas!!!!
ResponderEliminarVamos a ver que tal les va...
ResponderEliminarAvisame @amorxca
Aaa me mueroo
ResponderEliminarMaass
K inocente es ,aún no se da cuenta quien es Peter.
ResponderEliminarMuy sensato el proceder d Pablo!!!
Acuerdo con Chari,es tan inocente,JAJA no creo le guste luego cdo vea cómo son las cosas ,bah aunq no nos engañemos ella tambien esconde algo!
ResponderEliminarTan linda e ingenua Lali! Jaja
ResponderEliminarMe encanto!