Una larga hora más tarde, Cande abrió la puerta del piso
de su amiga y dejó entrar a Peter que se quedó un minuto en el vestíbulo
contemplando a Lali.
La joven estaba sentada en el sofá de la sala enfundada
en una bata rosa y con los cabellos húmedos, como si acabara de salir de la
ducha. Nico, sentado junto a ella, parecía una torpe gallina con sus polluelos.
Para un hombre tan decidido y seguro de sí mismo, parecía apesadumbrado,
impotente y dispuesto a arrancar la cabeza del primero que se atreviera a
alterar a su pequeña hermana.
Sólo que no era una pequeña, pensó Peter mientras su
mirada se deslizaba por las suaves curvas bajo la bata. Era una mujer. Una
mujer cuyo cuerpo conocía íntimamente. Una mujer que había tenido que soportar
más de lo que cualquier otra hubiera podido resistir. Peter observó aliviado
que las manos que sostenían la jarrita de chocolate caliente ya no temblaban.
-Peter: ¿Cómo está? —preguntó
mientras Cande colgaba su chaqueta en un perchero.
-Cande: Es más fuerte de lo que parece —contestó suavemente—
Cuando llegué estaba bajo los efectos de la conmoción, pero ahora ya se encuentra
mejor. Mejor que Nico, si quieres que te diga la verdad —añadió con una sonrisa
compasiva.
-Peter: ¿Él te pidió que
vinieras?
-Cande: Sí, me llamó cuando venía camino a casa.
Peter le apretó el brazo.
-Peter: Sos una buena amiga.
-Cande: No lo suficiente, de lo contrario nunca habría
permitido que se marchara de la biblioteca con ese idiota.
-Peter: No digas eso. No podrías haberlo sabido. Ninguno
de nosotros llegó siquiera a sospecharlo.
Can dejó escapar un hondo suspiro.
-Cande: Esa es la parte más espeluznante de todo esto.
Nunca se sabe.
Hacía una hora, Peter había observado cómo Vico, Pablo y
los agentes escoltaban a un esposado Benjamín Amadeo al coche policial. Luego
lo acomodaron en el asiento trasero mientras el doctor gimoteaba y profería
amenazas contra todos ellos. Más tarde, Peter pacientemente se había sometido
al interrogatorio del inspector Vincent. Pero todo lo que deseaba era
encontrarse junto a la mujer que amaba.
La mujer que amaba. Sí, era cierto, pensó mientras la
contemplaba desde el vestíbulo. Estaba furioso consigo mismo por haber tardado
tanto tiempo en darse cuenta de que la amaba quizá desde su adolescencia y que
casi había tenido que perderla para comprender la verdad. Afortunadamente, no
era demasiado tarde para convencerla de que ella también estaba enamorada de
él.
Peter entró en la sala de estar. Lali alzó la vista al
sentir sus pasos.
-Peter: Hola, osita —saludó con dulzura al tiempo que se
acuclillaba ante ella y le cubría las rodillas con las manos.
La joven le sonrió con dificultad, pero con la valentía
que Peter siempre había visto en ella.
-Lali: Hola, Rambo —saludó con un suspiro— Recuérdame que
nunca intente sacarte de tus casillas.
-Peter: ¿Crees que me puse
furioso? —preguntó apretándole los muslos— No, sólo expresé mi opinión.
Ella miró las manos de Peter y pasó un dedo sobre los
nudillos magullados.
-Lali: Gracias —susurró con los ojos llenos de lágrimas.
Peter volvió la vista hacia Nico, que le devolvió una
mirada indescifrable que muy bien hubiera podido significar: «Quita tus manos
de mi hermana, amigo». Aunque no le importó en absoluto. Mantuvo las manos
donde estaban con la mirada fija en los ojos de Lali.
-Peter: Quiero hablar con tu hermana, Nico. Y solos.
-Nico: ¿Y qué pasa si me niego?
Peter vio en los ojos de Nico una terca obstinación.
Entonces cerró los suyos con un suspiro. Así que habría que dirimir la cuestión
por la vía agresiva, pensó al tiempo que se ponía de pie. Nico hizo lo mismo y
ambos se enfrentaron con una dura expresión en el rostro.
-Peter: Lo que tengo que hablar con Lali es un asunto que
sólo nos concierne a los dos.
-Nico: ¿Y qué es lo que tienes
que decir a mi hermana que yo no pueda oír?
Peter supo que iba a perder a su amigo.
-Peter: De acuerdo. Nunca quise que esto sucediera, pero
ha sucedido. Lo he combatido con todas mis fuerzas. Pero perdí la batalla. Amo
a tu hermana, Nico. Estoy enamorado de ella. Por tanto, si quieres armarla aquí
mismo, hazlo. Sin embargo, quiero que sepas que no me voy a defender, así que
puedes golpearme a tu gusto, si crees que lo merezco. Pero Lali será mía con o
sin tu aprobación.
Y sin más, esperó la respuesta de Nico, preparado para
resistir el primer puñetazo.
-Nico: Bueno, pedazo de idiota. Hace años que he esperado
que te dieras cuenta de que la amabas, zoquete —dijo finalmente, con una amplia
sonrisa.
Peter parpadeó, mudo de asombro.
-Peter: ¿Qué dices?
Nico prorrumpió en una carcajada.
-Nico: Llévatela. Con mis bendiciones. Es tuya. Y espero
que desaparezca de sus ojos esa mirada de borregos que se ponen cada vez que se miran —dijo al tiempo
que le ofrecía la diestra. Tras un segundo de vacilación Peter la tomó en la
suya y ambos se estrecharon las manos con cálida firmeza.
-Peter: ¿Lo sabías? —preguntó con
incredulidad.
Tras un bufido, Nico volvió la mirada a Cande, que
sonreía con los ojos empañados.
-Nico: Claro que sí, toda la ciudad lo sabía... excepto
ustedes.
Con una sonrisa de oreja a oreja que expresaba su alivio
y alegría, Peter se volvió a Lali, que en ese momento se levantaba del sofá.
-Lali: ¿Así que voy a ser tuya?
—espetó con rabia.
-Peter: Vamos, osita. No es así, yo...
-Lali: ¿Y tú? —continuó mientras
se volvía a su hermano, ignorando a Peter— ¿Me vas a entregar a él? Me entregas
a él y luego estrechan la mano como si yo fuera una propiedad que pasa de una
manos a otras —dijo con los brazos cruzados sobre el pecho— Bueno, ambos se
pueden ir al infierno. Nadie me regala a nadie. Y no seré posesión de nadie hasta
que yo quiera serlo. Salgan de aquí. Ambos, antes de que decida manifestar mi
opinión sobre las actitudes machistas rompiendo un par de floreros sobre sus
duras cabezas.
-Nico: Vaya, vaya... —comentó el hermano, muy divertido.
-Peter: Ya oíste a la dama. Quiere que te marches, Nico.
-Lali: Quiero que ambos se marchen —le recordó Lali.
-Peter: Cande, ¿te importaría conducir a Nico hasta la
puerta? —pidió con toda cortesía.
Can dirigió a Lali una sonrisa llena de disculpas antes
de tomar el brazo del hermano.
-Cande: Vamos, Nico. Creo que quieren estar solos. Bueno,
al menos uno de ellos.
-Peter: Adiós, Cande. Piérdete, Nico —dijo guiándolos a
la puerta.
-Nico: Apuesto por ti —se las ingenió para decir antes de
que Peter le cerrara la puerta en las narices y Cande le deseara buena suerte.
Luego se quedó con la mirada fija en la puerta mientras
organizaba sus pensamientos. Iba a necesitar esa buena suerte.
Continuará…
----------------------------------
En la nocheee el finall!! :)
dioss cuando he leido lo que ha dicho peter, he pensado que Nico lo mataba!! jajaja menos mal!!
ResponderEliminarespero el final!!
besosss :)
mas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminaraiiiii!! a mi tambien me ha dado coraje como han hablado de machistas!!! espero el ULTIMO ANSIOSA!!! besitoss
ResponderEliminarfaty****
me encanto quiero ya el final amo esta nove
ResponderEliminarAngie,costa rica
no lo dejes asii !! sube otrooooo !!! :):):)
ResponderEliminarya era hora .. pensaba qe nico iba a sentarle mal !! jajaja
@DsiiRS
aii spero con ansiias el final!
ResponderEliminarMuuuuy bueno =)
ResponderEliminarme encanta la actitud de lali jajajaja
y nico es un groso!
espero mas
un beso!
Juli♥
jajaja me encanto lali y peter tambein pierdete nico :P
ResponderEliminary luego noco toso el mundo lo sabe excepto ustedes :P
Suele pasar los ultimos como siempre en enterarse ellos,pero Lali lo tenia mas k claro,era el quien dudaba,no creo k se la haga muy dificil.
ResponderEliminarMe encanto el capitulo!
ResponderEliminarLo mejor Nico y Peter! jaja
Besos
@vagomi
Me encantoo!
ResponderEliminarUIII! SE acaaboo? NOOO!! TIene epilogoo?
ResponderEliminarSpero mas noves tuuya<s!