Capítulo Seis

-Peter: No puedo creer que un tipo como yo haga esto —murmuró para sí mismo.

Hundido tras el volante de su nuevo todoterreno negro, Peter frunció el ceño al ver que Lali se dirigía al Royal Diner del brazo de Teo Gorki.

La chica se había movido rápido. O tal vez era Gorki el que la había «seducido». No dudaba que lo que hacía en ese momento era simplemente un acto de espionaje, por más que Nico lo llamara «no perder de vista a Lali».

De pronto, se enderezó en el asiento, con todos los sentidos alertas. ¿Había visto bien? ¿La mano del doctor no se apoyaba en una zona bastante baja de la espalda de Lali, y con demasiada familiaridad? La puerta del restaurante se cerró tras ellos antes de que Peter pudiera decidir si había sido un gesto fortuito o una ilusión visual.

Sin vacilar un segundo, bajó del vehículo y se encaminó al restaurante. Nico quería que vigilara a Lali y eso era lo que iba a hacer. Nada más. La noche anterior había llegado a la conclusión de que, a pesar de lo que él quisiera o de las provocaciones sensuales de Lali, ella estaba fuera de su alcance en términos románticos.

Y con ese pensamiento abrió la puerta del Royal Diner, preparado para una pequeña intervención creativa.

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Teo Gorki realmente era un hombre atractivo, de una manera reservada, un tanto sofisticada, decidió Lali mientras se sentaba a la mesa de un apartado frente a él.

-Teo: ¿Estás segura de que este sitio está bien? —el buen doctor preguntó con una sonrisa contrita. Una sonrisa atenta e... interesada, pensó Lali, agradablemente sorprendida.

-Lali: Muy bien —aseguró. Y mucho mejor estaba que pareciera un tanto tímido, incluso inseguro. Había que verlo. Un hombre con su aspecto, tan impresionante y seguro de sí mismo que se sentía un tanto inseguro frente a ella.

Esa tarde, cuando se marchaba del hospital se había acercado a él en la zona de estacionamiento, se había presentado y le había preguntado si deseaba acompañarla a cenar.

Estaba muy orgullosa de sí misma por su comportamiento moderado, segura de sí misma, no demasiado amistosa, y él graciosamente había aceptado su ofrecimiento. Habría dicho que incluso con una cierta ansiedad.

Y en ese momento se encontraban allí.

Lali lo miró disimuladamente por encima de la carta. Teo Gorki no era exactamente lo que se podría llamar descaradamente apuesto, no como Nico o Peter. Era más clásico, más refinado. Sus ojos celestes no eran tan cálidos ni expresivos como los de ellos; los de Teo eran bastante más serios. Y eso no era malo, sólo diferente a lo que ella estaba acostumbrada. Era alto. Como Peter. Y decidió que eso también le gustaba, así como el hecho de contemplar un par de ojos que le devolvían una mirada llena de interés. Y los ojos claros de Teo sí que demostraban interés por ella.

No tenía la constitución de Peter, todo músculo, fibra y gracia atlética. Teo era delgado y se movía con tal refinada elegancia que le hizo preguntarse cómo sería bailar, con él.

-Teo: La próxima vez iremos al Claire’s... ¿o me estoy haciendo demasiadas ilusiones? —preguntó con su suave voz cultivada. Lali sonrió, complacida.

-Lali: No, en absoluto. Me... gustaría mucho —aseguró. También le gustó el modo en que el pelo rubio completaba su aspecto tan atractivo, aunque sus cabellos eran más finos que los de Peter, más gruesos y siempre revueltos— Claire’s es uno de mis sitios favoritos.

El pintoresco y elegante restaurante francés era famoso por su ambiente romántico y excelentes vinos. Una invitación al Claire’s implicaba muchas posibilidades.

-Teo: En vista de que a ambos nos gusta, está claro que alguna vez tendremos que ir —afirmó con otra de sus sonrisas que prometían más que una casual taza de café tras una romántica velada.

-Lali: Sí —dijo, decidida a concentrarse en él y en la atención que le prestaba y desterrar a Peter de su mente— Claro que sí.

—Hola, amigos— Lali sonrió a Sheila que apareció ante ellos con una jarra de café y la libreta de pedidos.

-Lali: Hola, Sheila —saludó con simpatía.

-Teo: ¿Qué te apetece? —preguntó sin prestar atención a la camarera. Sheila era una de las personas que Lali más apreciaba en el mundo. Cuarentona, muy sensual en su uniforme demasiado ceñido y excesivo maquillaje, era una mujer sencilla, franca y divertida.

-Lali: ¿Conoces a Sheila? —preguntó Lali tras haber decidido que Teo no había querido ser descortés. Simplemente padecía el síndrome del «recién llegado a la ciudad» y aún se sentía incómodo con la gente de la localidad— Es una institución en el Royal Diner.

-Sheila: Tesoro, soy una institución en Texas. ¿Qué hay, doctor? —saludó mientras Teo alzaba la vista de la carta con una cierta desgana.

-Teo: Es un placer —se las ingenió para decir, bastante incómodo a pesar de su sonrisa un tanto forzada.

Decidida a ser generosa y a interpretar su actitud como una manifestación de timidez y no de esnobismo, Lali cerró la carta y sonrió a Sheila.

-Lali: Tomaré sopa y una pequeña ensalada.

-Sheila: ¿Y usted, doctor?

Mientras Teo miraba a Sheila con una sonrisa nada natural, Lali observó la leve rigidez de sus hombros y se dijo que, después de todo, tal vez era un poco esnob.

-Teo: Tomaré solomillo. No muy hecho —dijo antes de volverse a Lali, sin volver a hacer caso a la camarera.

Cuando la Lali acababa de decidir que la incomodidad del médico sólo eran imaginaciones, la última voz que hubiera deseado oír en el mundo irrumpió en el espacio íntimo que había creado sólo para Teo y ella.

—Y para mí lo mismo que ha pedido el doctor, dulzura —dijo Peter, y Lali sintió que se helaba.

Con un gemido sofocado, alzó la vista y ahí estaba él, con su saludable aspecto y su natural encanto, en ese momento dirigido a Sheila.

Sus mejillas estaban rojas a causa del viento helado de la noche de febrero. Llevaba la chaqueta abierta en el cuello, el sombrero sobre las cejas bajo las cuales sus ojos marrones bailaban chispeantes de inteligencia y descarada coquetería. Cualquier mujer sensible no habría podido resistirse al magnetismo puramente animal y a la tosca gracia que emanaba de su alta figura.

-Sheila: Hola, demonio irresistible

-Peter: ¿Todavía no has decidido casarte conmigo? —bromeó, con una mueca divertida al tiempo que le besaba la mejilla.

-Sheila: Cariño, si pensara que realmente estás a mi altura empezaríamos a negociar pero soy realista, no una soñadora —dijo antes de alejarse con los pedidos.

-Peter: ¡Qué mujer! —dejó escapar una pícara risita mientras que de un suave codazo empujaba hacia un lado a Lali que se había aferrado a la mesa para no dejarle espacio. Sin darse por enterado, se acomodó en el asiento junto a ella.

De inmediato, ella sintió el aroma de la noche helada, de la chaqueta de piel y de todo lo que le era familiar, aunque ilusorio. Y en ese instante, lo odió casi tanto como lo había amado por la involuntaria habilidad del hombre para despertar todos sus sentidos.

Continuará…

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Ahí tienen el segundo cap del día!!... solo lo pongo porque estoy de buen humor... 

Hay muchas visualizaciones y pocas firmassss!... chicas hay que ponerse media pila por favor!!... :/ les prometo que los siguientes caps son mejores o si no les gusta la nove la podemos cambiar no hay problema! : ) 

Y bueno pasenla lindo con él o ella... o lo que sea. jajaja

Besotesss ^__^