CAPÍTULO 59

Alai cerró la puerta de la Airstream de su padre y salió al fresco de la noche. 

Llevaba puesto un camisón amarillo de algodón con un dibujo de Garfield, y los pies desnudos se le hundieron en la hierba húmeda. El circo ya había sido desmontado, pero ella se sentía demasiado mal consigo misma como para prestar atención a la familiar visión. Clavó la mirada en su padre, que estaba sentado junto a la puerta del Airstream en una silla azul y blanca mientras fumaba el único cigarrillo que se permitía a la semana.

Por una vez no había ninguna mujer rondándolo. Ni las showgirls ni las jóvenes del lugar que siempre le perseguían. La idea de que su padre practicara el sexo le repelía, pero sabía que era irremediable. Por lo menos era discreto, que era más de lo que podía decir de sus hermanos. Su padre siempre les reñía por decir obscenidades cerca de ella.

Nico todavía no la había visto y la brasa del cigarrillo brilló cuando dio otra calada. Alai apenas había comido nada en la cena, pero sentía como si fuera a vomitar sólo de pensar en lo que tenía que hacer esa noche. Ojalá pudiera taparse las orejas y ahogar por completo la voz de su conciencia, pero cada día era más fuerte. La atormentaba de tal manera que ni siquiera podía dormir por la noche y no lograba retener la comida en el estómago. Guardar silencio se había convertido en un castigo peor que decir la verdad.

—Alai: Er... ¿puedo hablar contigo un momento, papá? —hizo la pregunta como si tuviera una rana enorme en la garganta y croara en vez de hablar.

—Nico: Pensaba que estabas dormida.

—Alai: No puedo dormir.

—Nico: ¿Otra vez? ¿Qué te pasa últimamente?

—Alai: Es que... —se retorció las manos. Nico se iba a enfadar cuando se lo dijera, pero no podía seguir así, sabiendo que le había jodido la vida a Lali y sin hacer nada para remediarlo.

—Nico: ¿Qué te pasa, Alai? ¿Todavía te preocupa que se te haya caído el aro esta noche?

—Alai: No.

—Nico: Bien, porque no deberías preocuparte por eso. Aunque deberías concentrarte más. Cuando Matt y Rob tenían tu edad...

—Alai: ¡No soy ni Matt ni Rob! —Estalló. —¡Siempre Matt y Rob! ¡Matt y Rob! ¡Ellos son perfectos y a mí todo me sale mal!

—Nico: No he dicho eso.

—Alai: Es lo que piensas. Siempre me comparas con ellos. Si hubiera venido a vivir contigo después de morir mamá en vez de quedarme con tía Terry, ahora lo haría mejor.

—Nico: Alai, hice lo que era mejor para ti. Ésta no es una vida fácil.

—Alai: Me gusta vivir así. Me gusta el circo.

—Nico: No me entiendes.

Alai se sentó en una silla a su lado porque era más fácil hablar si estaba a la misma altura que él. Ése había sido el mejor y el peor verano de su vida. El mejor gracias a Lali y a Euge. Aunque no se llevaban bien entre sí, las dos se preocupaban por ella. Si bien nunca lo reconocería ante Lali, le gustaba que le riñera por decir palabrotas, fumar y hablar de sexo. Lali era graciosa y no tenía ni pizca de arrogancia, siempre te estaba acariciando el brazo y cosas por el estilo.

Euge se preocupaba por ella de otra manera. La defendía cuando sus hermanos se comportaban de manera aborrecible, y se aseguraba de que comiera cosas sanas en vez de comida basura. La ayudaba a ensayar y nunca le gritaba, ni siquiera cuando no lo hacía bien. Euge tenía buen corazón, siempre la peinaba o le corregía la postura, o le daba una palmadita de ánimo cuando terminaba la actuación. Conocer a Leo la semana anterior también había sido genial. Habían prometido escribirse. Aunque no la había llegado a besar, estaba segura de que había querido hacerlo.

Todo lo demás había sido horrible. Se había humillado ante Peter y aún se ruborizaba cuando pensaba en ello. Su padre siempre parecía disgustado con ella. Pero lo peor de todo era lo que le había hecho a Lali, algo tan horrible que su conciencia no le dejaba vivir ni un minuto más sin confesarlo.

—Alai: Papá tengo que contarte algo. —Se agarró las manos con fuerza. —Algo muy malo.

Él se puso rígido.

—Nico: No estarás embarazada, ¿no?

—Alai: ¡No! —se ruborizó. —¡Siempre piensas lo peor de mí!

Nico se hundió en la silla.

—Nico: Lo siento, cariño. Es que te haces mayor y eres muy guapa. Estoy preocupado por ti.

Era lo más agradable que le había dicho en todo el verano, pero a ver qué decía cuando confesara lo que había hecho. Quizá debería habérselo dicho a Euge primero; no era a Euge a quien temía, sino a su padre. Las lágrimas hicieron que le picaran los ojos, pero parpadeó para ahuyentarlas porque los hombres odian las lágrimas. Matt y Rob decían que sólo lloraban las nenitas.

—Alai: Es que hice algo... y ya no puedo callarlo por más tiempo.

Él no dijo nada. Sólo la observó y esperó.

—Alai: Es... es como si algo horrible estuviera creciendo en mi interior y no se detuviera.

—Nico: Tal vez sea mejor que me lo cuentes.

—Alai: Yo... —Tragó saliva. —El dinero... el dinero que todos pensaron que había robado Lali... —Las palabras salieron finalmente: —fui yo quien lo robó.

Continuará...

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Al fin lo dijo!!!.... :O 

espero que ldisfrutaran los caps de hoy!! ^-^ 

GRACIAS POR LAS FIRMITAS!!!........ SON GENIALESSSS!!! 

Besos