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martes, 21 de agosto de 2012

CAPÍTULO 3



Estirado boca abajo, con la parte inferior del cuerpo sumergida en el agua, había un hombre. A Lali se le escapó un chillido. Medio corrió y medio resbaló por la ladera, ignorando las afiladas rocas y las ramas, que le rasgaron la ropa y se le clavaron en la piel.

—Grimsley: ¡Señorita Lali! ¿Está bien? —preguntó asustado desde arriba.
—Lali: Sí, yo estoy bien. Pero aquí abajo hay un hombre herido.
Llegó hasta él al cabo de unos segundos. Sin importarle las gélidas aguas del riachuelo ni el hecho de haberse destrozado los zapatos, Lali se arrodilló y dio la vuelta al herido con delicadeza.

Tenía el rostro cubierto de suciedad y surcado de rasguños. En la frente tenía una raja de mal aspecto de la que manaba abundantemente la sangre. Su ropa, hecha jirones, estaba cubierta de lodo, hojas y hierba. La chaqueta, de color oscuro, estaba completamente abierta, dejando al descubierto una camisa empapada de sangre.

Lali le apretó un dedo contra el lado del cuello. Para su alivio, le notó el pulso, un pulso débil e irregular, pero, por lo menos, estaba vivo.

—Winston: ¿Está muerto? —gritó en la oscuridad.
—Lali: No, pero está malherido. ¡Dese prisa! Traiga el botiquín.

El empalagoso olor de la sangre llenaba las fosas nasales de Lali mientras luchaba contra el impulso de caer presa del pánico. Necesitaba limpiarle las heridas y no estaba dispuesta a desperdiciar los preciosos minutos que Winston y Grimsley tardarían en bajar.

De modo que, en vez de esperarles, se quitó las enaguas, rasgó una tira larga de tejido y la mojó en el frío riachuelo.

Con suma delicadeza, limpió el barro y la sangre del rostro del hombre. A pesar de la poca luz que había y de la suciedad que lo cubría, Lali se dio cuenta de que aquel hombre era imponente. Lo cierto es que no tenía cara de bandolero.
—Lali: ¿Me puede oír, señor? —le preguntó mientras volvía a mojar la tela.
Él permaneció completamente inmóvil, pálido como la muerte bajo la capa de suciedad que cubría su rostro.
—Winston: ¿Cómo está? —preguntó cuando él y Grimsley llegaron hasta Lali con el botiquín.
—Lali: Tiene una herida abierta en la cabeza y otra en la parte superior del brazo. Ambas le sangran y tienen mal aspecto… Ayúdenme a sacarlo del agua. Tengan cuidado no vayamos a lastimarle todavía más. —Grimsley sostuvo la lamparita mientras Lali y Winston cogían al hombre por las axilas y lo arrastraban fuera del riachuelo.

Lali sacó unas tijeras del botiquín y cortó la chaqueta y la camisa del hombre para dejar la herida al descubierto. Mientras Grimsley sostenía la lamparita, ella examinó el brazo del herido.

—Lali: Sólo es una herida superficial. Hay hemorragia, pero no palpo ninguna bala —dijo tras un breve y tenso silencio. Consciente de que necesitarían más vendas de las de emergencia que había en el botiquín, Lali señaló sus enaguas con un movimiento de cabeza — Córtelas en tiras, Grimsley.
Grimsley miró la prenda con los ojos entornados y dijo sofocado:
—Grimsley: ¡Pero son sus enaguas, señorita Lali!
Lali inspiró profundamente y contó mentalmente hasta cinco.
—Lali: Éstas son circunstancias extremas, Grimsley. Podemos prescindir de los formalismos. Estoy segura de que mi padre haría exactamente lo mismo si estuviera aquí.
A Winston parecía que se le iban a salir los ojos de las órbitas.
—Winston: ¡El capitán Espósito jamás llevó enaguas! Si lo hubiera hecho, la tripulación le habría azotado. ¡Y le habrían tirado a los tiburones!
Lali volvió a contar mentalmente, esta vez hasta diez.
—Lali: Me refiero a que mi padre habría prescindido de los formalismos en estas circunstancias. Habría hecho todo lo necesario para salvar a este hombre.

Sin discutir más, Grimsley fue cortando la enagua en tiras y se las fue pasando a Winston, quien, a su vez, las iba mojando en agua y se las iba entregando a Lali. Ella limpió la herida lo mejor que pudo y luego aplicó presión sobre ella utilizando las vendas limpias de la bolsa de provisiones. No podía apartar los ojos del rostro de aquel hombre. Temía que cada respiración pudiera ser la última. «No te mueras en mis brazos. Por favor. Déjame salvarte.» Cuando consiguió contener la hemorragia y el chorro de sangre se convirtió, por fin, en un goteo, le vendó el brazo.

Luego se centró en la raja de mal aspecto de la cabeza. Casi había dejado de sangrar. También se la vendó, tras limpiarle la suciedad. Después, le palpó el cuerpo con delicadeza en busca de posibles heridas. Él dejó escapar un grave quejido cuando ella le tocó el torso.
—Lali: Rotura o fisura de costillas —comentó—. Igual que cuando mi padre se cayó de la barandilla del porche—Winston y Grimsley asintieron en silencio. Ella prosiguió con el reconocimiento por la larga figura del herido, con manos suaves pero firmes.
—Grimsley: ¿Algo más, señorita Lali?
—Lali: Creo que no, aunque siempre existe la posibilidad de que tenga una hemorragia interna. En tal caso, no sobrevivirá a esta noche.
Grimsley inspeccionó con la mirada los desolados alrededores y movió repetidamente la cabeza en gesto de negación.
—Grimsley: ¿Qué vamos a hacer con él?
—Lali: Llevarlo a casa y cuidarlo —contestó ella sin dudar ni un momento.
El arrugado rostro de Grimsley palideció visiblemente.
—Grimsley: Pero, señorita Lali, ¿y si resulta ser un loco o algo parecido? ¿Y si...?
—Lali: Su vestimenta... bueno, lo que queda de ella, es fina y elegante. No hay duda de que es un caballero o que trabaja para un caballero. —Cuando Grimsley abrió la boca para hablar, Lali levantó la mano pidiendo silencio—. Si resulta ser un asesino demente, le golpearemos en la cabeza con una sartén, lo echaremos de casa y lo enviaremos a los tribunales. Mientras tanto, se quedará con nosotros en casa. Llevémoslo ya, antes de que se muera mientras nosotros hablamos.

Grimsley suspiró y miró hacia arriba, donde se encontraba el caballo.
—Grimsley: Sabía que iba a decir eso. Pero ¿cómo vamos a cargarlo ladera arriba?
—Winston: Cargándolo, viejo fósil enclenque —gritó junto a la oreja de Grimsley, haciendo estremecer al anciano—. Estoy más fuerte que un toro, ya lo creo que sí. Podría cargar a ese tipo durante treinta kilómetros si fuera necesario. —Se giró hacia Lali—. Puede contar conmigo, zeñorita Lali. No soy ningún endeble saco de huesos, como alguien que sabemos los dos. —Entornó los ojos y dirigió a Grimsley una mirada fulminante.
—Lali: Muchas gracias a los dos. Grimsley, usted irá primero, guiándonos con la lamparita.
—Grimsley: Yo lo cogeré por los pies, señorita Lali —dijo con dignidad—. Lleve usted la lamparita.
Lali esbozó una sonrisa, y asintió.
—Lali: Ahora —prosiguió—, tenemos que darnos prisa para llevarlo a casa y acostarlo en una cama caliente lo antes posible.

Resbalaron dos veces mientras ascendían por la pendiente y ambas veces a Lali se le encogió el corazón cuando el hombre se quejó y odió no poder evitar hacerle daño al trasportarlo. El terreno era accidentado, lleno de rocas y lodo.

—Winston: ¡Caray, este tipo pesa más de lo que parece! —dijo entre jadeos cuando, por fin, llegaron arriba.
—Lali: Lo estiraremos sobre el asiento para que esté lo más cómodo posible. —Una vez hecho esto, Lali soltó un largo y hondo suspiro de alivio. El herido seguía con vida—. Grimsley, vigile al hombre. Winston, conduzca la calesa. Yo montaré el caballo.

Tardarían otras dos horas en llegar a casa. Montando a horcajadas el imponente caballo, Lali apretó los talones contra los costados del animal y emprendió la marcha. Mientras avanzaban, oró fervientemente para que el hombre sobreviviera al viaje.

____


En un oscuro callejón cerca del puerto de Londres, se detuvo un coche de caballos arrastrado por un corriente caballo de alquiler. El único ocupante observó el exterior a través de una rendija que abrió en la cortina mientras se aproximaban dos hombres.

—¿Está muerto? —preguntó el ocupante del coche de caballos con un leve susurro.
—Por supuesto que está muerto. Le dijimos que nos desharíamos de ese engreído y lo hemos hecho. —Los pequeños y brillantes ojos de Willie, el más alto de los hombres, miraban amenazadoramente.
—¿Dónde está el cuerpo?
—Boca abajo dentro de un riachuelo, aproximadamente a una hora de Londres —contestó Willie, y luego dio indicaciones exactas de la localización.
—Excelente.
Willie se inclinó y dijo:
—El trabajo ya está hecho, de modo que ahora nos gustaría recibir nuestra paga.
Se abrió ligeramente la cortina y una mano enfundada en un guante negro de piel salió por la ventana y dejó caer una bolsa en la mano abierta de Willie. Sin una palabra más, se cerró la cortina. El chofer recibió una indicación y el coche de caballos desapareció en la oscuridad de la noche.

Una sonrisa de satisfacción apareció en el rostro del ocupante del carruaje.

Estaba muerto.

Juan Pedro Lanzani, marqués de Glenfield, por fin, estaba muerto.

Continuará...
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Perdón por no publicar ayer!.... me quedé dormida!...
HOY POSTEO MUCHOS CAPS!!!.... :D
+20 FIRMAS y más nove 

23 comentarios:

  1. Maaaaaaaaaaaas Noveeeeeeeeeee! :D Me he leído todas las que has escrito, espero impacientemente el próximo apítulo :D

    Andrea (:

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  2. massssssssssss
    ke sigan creyendo ke esta muerto ja
    massssssssss
    ke hara peter cuando despierte????
    mmmmmmmmmmm............
    =)

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  3. massssssssssssssssssssssssss
    massssssssssssss

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  4. NO MURIO UNA GENIA LALI
    OTRO CAPPPPPPPPPPPPP

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  5. MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
    Busca la A

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  6. y espero que no sea gaston sino benjamin!

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  7. Q linda lali ayudandolo haha mas mas masn

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  8. que lindo lali diciendo no te mueras en mis manos dejame salvarte aaa :P y si claro que peter es un caballero jaja y mas que lo sera con ella :P y que feo el que lo quiere matar pero bueno lo a de querer hacer por el poder y el titulo que tiene peter

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  9. Hace mil años que no pasaba a leer,Pero no tenia tiempo :/ extrañaba tus noveees! Sube mas porfiiis! :D

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  10. Hace mil años que no pasaba a leer,Pero no tenia tiempo :/ extrañaba tus noveees! Sube mas porfiiis! :D

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  11. por fín!! que gran persona lali...
    más nove
    me encanta

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  12. Hola, empece a leer tu novela y me encanto!! bhgskgivuubi sisi estoy medio loca.
    Soy nueva en blog y me gustaria que pases y leas mis anecdotas con mis amigas!
    Subi maaaaaas!! Mi

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  13. Quien sera el q lo quiere muerto!Lo bueno es q creen q lo está,eso tal vez lo salve!

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  14. Algo ambiguo ese en el rostro del ocupante del carruaje,podría ser hombre o mujer ,aunque sigo pensando k es Benjamín

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    1. Coincido contigo al 100% pero bueno habrá que ver como se desarolla el siguiente capitulo ashhh me muero de la intriga! :D atte. Chikis

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