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miércoles, 8 de agosto de 2012

Capítulo NUEVE, DIEZ y ONCE



Por la tarde se levantó aire y se nubló el cielo. Lali aún trataba de convencerse así misma de que Peter no la obsesionaba.

Pero lo hacía.

Cerró la tienda, cerró con llave la puerta y caminó hacia la acera. Al alzar la vista vio que había muchas nubes grises.

-Va a haber tormenta -le dijo una suave voz femenina con cierto tono de humor.
Lali se dio la vuelta y sonrió a Julia Wyatt.

Julia, que tenía por lo menos setenta años, tenía unos ojos azules llenos de vitalidad que Lali envidiaba. La anciana llevaba el pelo recogido en una trenza plateada que le caía por encima del hombro y lucía un vestido largo de gasa en color amarillo claro. Las punteras de sus zapatillas color púrpura sobresalían por debajo de su vestido.

-Lali: Sí -dijo echando otro vistazo al cielo-. Estoy segura de ello.
Julia agitó la cabeza hasta que su trenza cayó de su hombro moviéndose como un péndulo.
-Julia: No es ésa la tormenta a la que me refiero, querida.
-Lali: Ah... -asintió, pero no se molestó en ocultar su sonrisa-. ¿Acaso has visto algo interesante en las cartas?
La anciana regentaba la tienda esotérica que estaba al lado de la librería. Se dedicaba a leer las manos y predecir el futuro. Aunque Lali nunca había creído demasiado en esas cosas suponía que Julia era buena porque siempre había un montón de clientes entrando y saliendo de su tienda.

En los pocos días que Lali llevaba en la ciudad, Julia había sido como su madre adoptiva. La había llevado a comer, le había mostrado la ciudad por la noche y se había ofrecido como una amiga. Incluso le había ofrecido leerle las manos, pero Lali había declinado su oferta porque su futuro, al igual que su pasado, no parecía albergar ninguna novedad. Y aunque lo hiciera, Lali no quería saberlo.
-Julia: No, querida -dijo-. No me ha hecho falta utilizar las cartas. Está en el aire, en el ambiente. ¿No lo sientes?
Lali sintió cómo un escalofrío le recorría la espalda, pero pensó que Julia había pasado demasiado tiempo mirando su bola de cristal.
-Lali: La única tormenta que yo siento es la que está en camino.
Julia sonrió pacientemente.

-Julia: Claro, querida. No me hagas caso -entonces se detuvo, ladeó la cabeza y dijo -. Oh, aquí está. Espera.
Lali empezaba a impacientarse. Estaba inquieta. Respiró hondo y le preguntó.
-Lali: ¿Esperar a qué?
Entonces lo oyó.

Fue un estruendo sordo.

Era como un trueno lejano que gruñía y rugía a medida que se acercaba. La piel de la nuca se le erizó cuando, al darse la vuelta, Lali vio de dónde provenía ese ruido.

Se olvidó de la tormenta al ver cómo una enorme motocicleta tomaba la curva y se detenía frente a la tienda.
Peter Lanzani, que estaba sentado a horcajadas sobre la motocicleta, apoyó sus botas sobre el suelo y aparcó mientras la miraba fijamente.
-Julia: Eso sí que es una tormenta, cariño -murmuró-. Una gran tormenta.
Lali apenas pudo escucharla. Respiraba entrecortadamente. El corazón le latía deprisa y todas las células del cuerpo parecieron habérsele revolucionado a la vez.

Llevaba unos pantalones vaqueros desgastados y las mismas botas camperas que lucía el día que lo había conocido. La camiseta negra que llevaba le ceñía tanto el pecho que parecía que fuera dos tallas más pequeña de la que le correspondía. Y no es que ella se quejara de ello. También lucía unas gafas de sol oscuras que le ocultaban los ojos. No llevaba casco. En conjunto parecía... Peligroso.

El estómago se le encogió, así que tragó saliva para intentar aliviar la bola que sentía en la garganta.

Cuando él le sonrió, Lali sintió que se estremecía. Oh, oh, aquello no era nada bueno.

-Peter: Buenas tardes, señora Wyatt- dijo él con una voz tan ronca como el sonido del motor de la moto.
-Julia: Peter -asintió sonriendo-. ¿Vienes a que te prediga el futuro?
Él sonrió.
-Peter: No, señora Wyatt, ya sabe que a mí me gustan las sorpresas.
-Lali: Entonces los dejo -dijo andando calle abajo.
Lali apenas se dio cuenta de que la mujer se había marchado. Lo único en lo que podía pensar era que no era justo que un hombre fuera tan atractivo.

Y encima, ¿por qué tenía que tener moto?
-Peter: ¡Lali!
Parpadeó para salir de su ensueño. Al hacerlo, se percató de que Peter debía de haberla estado llamando un par de minutos. ¡Qué vergüenza!

Intentando ocultar su reacción bajo un ligero sentimiento de indignación que la hacía sentirse más cómoda, le contestó
-Lali: ¿Qué estás haciendo aquí, Peter?
Él miró al cielo y después posó los ojos sobre ella.
-Peter: Pensé que quizá podía llevarte a casa de Rochi.
-Lali: Puedo ir andando -dijo dando acción a sus palabras. Cuanto antes pusiera distancia entre Peter y ella, mejor-. Gracias de todas formas.
-Peter: Va a empezar a llover en cualquier momento -señaló él.
-Lali: Entonces será mejor que me dé prisa -contestó obligándose a sí misma a seguir caminando y no mirarlo.
Él se rió.
-Peter: ¿Eres tan testaruda que prefieres empaparte a aceptar que te lleve a casa?
De repente, ella lo miró.
-Lali: ¿En una moto? Me mojaría de todas formas.
-Peter: Sí -señaló él mientras sonreía- Pero te moverías más deprisa. Además, sería más divertido.
-Lali: Ir despacio también puede ser divertido –dijo ella dándose cuenta de que estaba sonando como una vieja bibliotecaria de noventa años.
-Peter: Tal vez. En algunas cosas, ir despacio es mucho mejor.
Lali tropezó cuando las imágenes que evocaron en su mente aquel comentario llenaron de color su cerebro. Oh, Dios. Tragando saliva, le preguntó:
-Lali: ¿No tienes que ir a algún sitio?
-Peter: Estoy justo donde quiero estar.
-Lali: ¿Y qué me dices de la apuesta? -le preguntó acalorada, parándose en seco frente a él.
El arqueó una ceja, se quitó las gafas de sol y las sostuvo en el cuello de su camiseta.
-Peter: La, te he preguntado sí quieres que te monte en moto. No te he pedido que me montes a mí.
Una repentina ráfaga de calor se apoderó de Lali. Tomando aire, recobró el control de sus hormonas y se dijo a sí mima que mantuviera la calma. Ella no estaba buscando tener una aventura y si lo hiciera, desde luego no querría tenerla con Peter Lanzani. Así que, ¿por qué ponerse histérica?

Esta bien, podía controlarse y actuar como una adulta. Pero, de repente, una gota le cayó sobre la cabeza. A Peter no le faltaba razón. Si la llevaba a casa en escaparía de la lluvia mucho antes que si seguía siendo una cabezota e insistía en ir andando.

Aquello era un mero acto de necesidad. No había nada malo en aceptar que el amigo de una amiga te llevara a casa.

Peter sólo le estaba haciendo un favor.

Pero no el favor que ella en silencio añoraba y que él no debía saber nunca.
-Lali: Esta bien. Acepto tu oferta. Gracias.
Él le dedicó una sonrisa y después, antes de arrancar la moto, sacó un casco negro del asiento trasero.

-Peter; Genial -le dijo entregándole el casco-. Ponte esto.
-Lali: ¿Por qué tengo que llevar yo casco y tú no?
-Peter: Porque mi cabeza es más dura que la tuya.
-Lali: No lo dudes -murmuró ella poniéndose el casco y abrochándoselo bajo la barbilla.
-Peter: Te sienta muy bien.
-Lali: Oh, estoy segura -dijo apoyando un pie en uno de los estribos laterales para subirse a la moto. Menos mal que ese día había optado por llevar pantalones y no falda...
Él la miró por encima del hombro.
-Peter: Sujétate fuerte a mi cintura.
Oh, Dios.

Debajo de ella, sentía el rugir del motor. Las vibraciones resultantes enviaban una serie de temblores a través de su cuerpo que le estaban haciendo experimentar algo muy interesante. Eso que ni siquiera le había tocado todavía.
-Peter: ¿No vas a agarrarte o qué?
Lali apretó los dientes y lo abrazó por la cintura. No necesitaba rodearle con los brazos ni nada parecido. Se dijo a sí misma que con tan sólo apoyar una mano en su costado sería suficiente.
-Lali: Estoy bien -insistió ella evitando pensar que sus muslos estaban alineados con los de él y que la poderosa máquina vibraba bajo ella.
-Peter: ¿Qué te pasa, La? ¿Qué es lo que te preocupa?
-Lali: Nada en absoluto. ¿Por qué no te preocupas de conducir? Sé cuidar de mí misma.
-Peter: Lo que tú digas -él se encogió de hombros, volvió el rostro hacia delante y cuando el semáforo se puso en verde, salió disparado.

-Lali: ¡Hey! -ella dio un chillido e, instintivamente, se agarró con fuerza de él.
Él se rió y ella sintió cómo su cuerpo se estremecía al silenciar sus carcajadas.

«Deja que se ría», pensó ella. Ahora lo único que le interesaba era mantener su postura sobre la moto. No estaba pretendiendo mantenerse distante.

Condujo la moto hasta la calle principal metiéndose entre los coches. A medida que ganaban velocidad, el viento la golpeaba y las gotas caían sobre ella como pequeñas balas de hielo. Lali se relajó lo suficiente como para sonreír y disfrutar del aire, la sensación de libertad y la pequeña dosis de riesgo.

Hacía mucho tiempo que no se sentía así.

Continuará...
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Antes de que su vida se hubiera convertido en una constante gala benéfica, siempre le había gustado disfrutar de cosas como aquélla: motocicletas, paracaidismo, buceo, escalada...

No siempre había sido una mujer aventurera e intrépida. Sin embargo, cuando su mundo se vino abajo, Lali dejó de preocuparse. Decidió vivir cada momento intensamente. Sólo buscaba lo más excitante y peligroso, todas las actividades arriesgadas que pudiera encontrar para poder enajenarse y sobrellevar el dolor con la fuerza de la adrenalina. Hasta hacía tres años.

Cuando una mañana se despertó en un hospital y descubrió que tenía una pierna y un brazo rotos. Así fue cómo se dio cuenta que perseguir la muerte no era una forma de vida. Querer enterrar su dolor no iba a hacer que desapareciera. La única forma de poder vivir con ese dolor de forma llevadera era ayudar a la gente siempre que pudiera.

Desde aquella mañana, se convirtió en embajadora de las causas perdidas. Lali Espósito se convirtió en la chica de moda de la mayoría de las organizaciones benéficas de Manhattan. Organizaba eventos para recaudar fondos, lograba intimidar a los multimillonarios para hacer contribuciones millonarias que jamás habían tenido intención de donar y conseguía hacer que cualquier subasta se convirtiera en el acontecimiento del año. Y todo lo hacía con calma y una agradable sonrisa con la que conseguía esconder a la verdadera Lali.

Tenía montones de conocidos, pero muy pocos amigos. Todos los amigos que tenía eran casi como su familia aunque no estuviera emparentado con ellos a través de la sangre.

Y así fue como acabó en Baywater, en Carolina del Sur, montada en una moto con Peter Lanzani.

Por Rochi.

Desde aquel horrible momento hacía ya seis años en el que su mundo se vino abajo, Rochi siempre había estado a su lado. Había sido su mejor amiga. Había llorado con ella, la había abrazado, y la había apoyado en los problemas que ella había tenido con su familia. Rochi era su nexo con el pasado. Un nexo que adoraba.

-Peter: ¿Cómo vas ahí atrás?
Peter interrumpió sus pensamientos. Lali inspiró hondo y se recordó a sí misma que el pasado era sólo pasado.
-Lali: Estoy bien -le gritó para que pudiera oírla a pesar del ruido del motor.
Aún chispeaba. Parecía que la tormenta no tena la fuerza suficiente como para romper a llover. Mientras se deslizaban por la carretera y dejaban atrás los semáforos, veían cómo las gotas de lluvia se refleja­ban en el pavimento mojado.

Un coche pasó zumbando por su lado con la radio a todo volumen salpicándoles de agua a su paso. Lali escondió la cabeza sobre el hombro de Peter  y permaneció mirando hacia un lado.
El sonido del motor bajo ella, la fuerza del viento contra ella y mantener las manos alrededor de la cintura y sentir el contacto de su piel era tan cautivador, que le llevó un par de minutos darse cuenta de algo.
-Lali: ¡Hey! -gritó alzando la cabeza-. Te has pasado la calle de Rochi.
-Peter: No. No me la he pasado.
-Lali: La has pasado.
-Peter: Bueno, sí, tienes razón. Pero sé perfectamente cuál es su calle.
Apretando los brazos fuertemente contra él, gruñó:
-Lali: ¿Qué es lo que estás haciendo?
-Peter: ¿Es que no puedes relajarte y disfrutar del paseo?
-Lali: No hasta que me digas qué está pasando.
Había bajado la guardia. Nunca debería haber aceptado su oferta. Sabía que era un error desde el mismo momento en que había subido a la moto. Pero, ¿qué mujer hubiera sido capaz de decirle no a semejante hombre?

-Lali: Peter...
-Peter: Relájate, La.
-Lali: Deja de llamarme La.
Él se rió. Lali sentía cómo se reía y eso la hacía apretar con más fuerza los dientes. En el preciso instante en que detuviera la motocicleta, saltaría y andaría si tenía que hacerlo, para regresar a casa de Rochi.

La magia del paseo en moto se fue desvaneciendo a medida que crecía su mal humor. Para cuando él había parado la moto, Lali ni siquiera se detuvo para ver dónde estaban. Simplemente se bajó de la moto, se quitó el casco y lo miró fijamente.
-Lali: Realmente estás loco, ¿verdad? -Él sonrió y ella se dio cuenta de que, por muy sexy que pudiera resultarle, su risa también podía ser muy irritante.
-Peter: Pensé que te gustaría dar una vuelta y disfrutar del paisaje.
-Lali: ¿Lloviendo?
Él levantó una mano y se encogió de hombros.
-Peter: Dejamos la lluvia atrás hace un rato.
Frunciendo el ceño, Lali alzó el rostro hacia el cielo y vio que él tenía razón. Se habían alejado lo suficiente de Baywater para dejar la tormenta de verano tras ellos. Entonces, Lali se dedicó un minuto y echó un vistazo a su alrededor. Estaban en un acantilado y el océano estaba a sus pies. La carretera que se encontraba tras ellos estaba desierta y los árboles que la flanqueaban se mecían suavemente al ritmo del viento.

Cuando finalmente volvió a mirar a Peter, Lali descubrió que él se encontraba a su lado mirando hacia la inmensidad del océano. La luz de la luna se filtraba entre las nubes y, haciendo sombras, se reflejaba en el mar.

-Peter: El paseo merece la pena, ¿no?
Lali alzó la mirada y no tuvo más remedio que admitir que aquello era precioso.
-Lali: Es muy bonito.
-Peter: Es uno de mis lugares favoritos -dijo aproxi­mándose al borde del acantilado-. Vengo aquí cuando necesito escapar de la gente y estar solo un rato.
Ella lo acompañó dando pequeños pasos inseguros.
-Lali: Entonces no deberías traer gente contigo.

Él la miró y se encogió de hombros.
-Peter: Normalmente no lo hago.
Lali balanceó el casco con la mano golpeándolo suavemente contra su muslo.
-Lali: ¿Y por qué me trajiste?
-Peter: Una pregunta muy interesante.
-Lali: Eso no es una respuesta.
Se dio la vuelta dándole la espalda al paisaje para estar frente a ella. Cruzó los brazos sobre el pecho.
-Peter: No hay respuesta -admitió después de un buen rato.
Con aquellos ojos verdes fijos sobre ella, Lali tuvo que hacer un esfuerzo para mantener la mirada. No quería pensar las sutiles ráfagas de calor que la estaban invadiendo. Quería mantener la calma, pero parecía no estar teniendo mucho éxito.

-Peter: Sólo quería volver a verte.
-Lali: ¿Por qué? Peter, no es una buena idea.
El se rió.
-Peter: ¿Y qué idea es ésa?
-Lali: Esto… -dijo ella gesticulando con una mano-. Nosotros. Tú y yo...
-Peter: Bueno entonces eso lo explica todo -dijo aún sonriendo-, excepto lo que siento cuando estoy cer­ca de ti.
-Lali: Peter...
-Peter: Tú también lo sientes.
Pero ésa no era la cuestión.
-Lali: ¿Acaso importa lo que ambos sintamos?
Lali alzó la barbilla y lo miró fijamente para evitar que él viera lo cerca que se encontraba de perder el control.
-Peter: ¿Por qué no?
-Lali: Porque, sea lo que sea, sólo está basado en la química, en las hormonas.
-Peter: ¿Y qué problema hay con eso?
-Lali: ¡Por amor de Dios, Peter! ¡No somos unos niños!
-Peter: ¿Y eso que tiene que ver con todo esto?
«Piensa», se dijo a sí misma. Pero ni siquiera toda la urgencia del mundo hubiera sido suficiente. No cuando su cuerpo era el que estaba al mando.

Agitando la cabeza, Peter volvió a hablar.
-Peter: Lali, hay algo entre nosotros.
-Lali: No puede ser -dijo ella.
Él se rió. El susurro ronco de su voz disipó la frialdad del viento y la envolvió de calidez.
-Peter: ¿Por qué diablos no?
-Lali: En primer lugar por tu estúpida apuesta.
-Peter: No estoy hablando de sexo.
Aquello la dejó paralizada.
-Lali: ¿Ah, no?
-Peter: ¿Es decepción lo que noto en tu voz? -le preguntó él.
-Lali: Por supuesto que no -respondió ella rápidamente-. Sólo... confusión.
Él frunció el ceño.
-Peter: Bueno, deja que te aclare las cosas. No me he olvidado de la apuesta. En menos de tres semanas me habré convertido en el ganador.
-Lali: ¿Y eso te resulta tan importante?
-Peter: Naturalmente. Podré echárselo en cara a mis hermanos siempre.
-Lali: Qué maduro.
El se encogió de hombros y sonrió.
-Peter: De cualquier forma, antes no estaba hablando de sexo. Sin embargo, me alegra que hayas mencionado el tema.
-Lali: Déjalo -dijo ella lanzándole el casco-. Tú no quieres perder la apuesta y yo no estoy buscando tener una aventura.
-Peter: Oh, yo no voy a perder la apuesta -dijo apartándose del borde del acantilado para caminar a su lado-. Y tampoco quiero tener una aventura.
-Lali: Bien.
-Peter: Pero...
-Lali: No hay peros.
-Peter: Pero... -repitió él acercándose cada vez más a ella, caminando a su ritmo-. Hay montones de cosas que dos personas pueden hacer juntas sin tener que recurrir al sexo.
-Lali: No es una conversación que quiera tener contigo.
-Peter: Después de todo estamos en la misma situación.
-Lali: ¿Qué?
El viento sopló con fuerza haciendo que el pelo se le echara sobre los ojos. Lali intentaba retirárselo de su rostro desesperadamente para no apartar la mirada de él.

Peter lanzó el casco hacia la motocicleta y lo vio rodar hasta que se detuvo a la altura de la rueda delantera. Después, volvió a mirar a Lali, dio un paso al frente y la agarró de las caderas con un movimiento firme y fuerte.
-Lali: Peter...
-Peter: Lali... -inclinó la cabeza, sonrió y susurró-. Cállate -justo antes de besarla.


Continuará...
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Gimió cuando sus labios se posaron sobre los de ella.

Peter no había planeado besarla.

Si se ponía así, tampoco había planeado verla esa noche. Al marcharse de la base se había encaminado directamente al bar que frecuentaban los marines. Se había tomado una cerveza, y había jugado una partida de billar con el primer sargento. También había estado bromeando con algunos compañeros y se había pagado una ronda a la salud de uno de los sargentos de artillería que estaba a punto de ser trasladado. Después se había marchado. No había sido capaz de quedarse allí un rato más y conversar con los muchachos porque tenía la cabeza en otra parte.

Sólo pensaba en Lali Espósito.

Había tenido a aquella dichosa mujer en la cabeza todo el día. Su rostro parecía obsesionarlo. Su sonrisa lo cautivaba. Su carácter lo fascinaba. Desde aquella misma tarde en que había saltado desde el muelle y había estado con ella, no había podido sacársela de la cabeza a pesar de todos los esfuerzos que había hecho.

Ahora que su boca estaba sobre la suya, Peter sintió que ella correspondía a su beso.

Saborearla, sentirla contra su cuerpo le estaba colmando de sensaciones que jamás había experimentado antes.
Y quería más.

Él la sostuvo fuerte rodeándola de la cintura con los brazos, deslizando sus manos por su espalda siguiendo la línea de sus curvas hasta llegar a acariciar su trasero.

La boca de ella se abrió bajo la suya y sus lenguas se entrelazaron explorando, definiendo, y descubriendo secretos que revelaban el ansia y la necesidad que invadía su interior.

Ella gimió y su respiración le proporcionaba aire. Pero quería más. Sus brazos la agarraron con más fuerza aún, apretándola hasta el punto en que sollozó.

Pero aun así no era suficiente.

Mientras apartaba los labios de los de ella, Peter pensó que estaban siendo demasiadas semanas de celibato. Llevaba demasiado tiempo sin saborear una mujer y sin sentir su calor. De eso se trataba. Eso es lo que era. Una mera reacción ante tal privación.

-Peter: No -murmuró él mientras deslizaba su lengua por la piel de ella hasta hacerla estremecer. Eso no lo era todo. Él ya había estado excitado y había sentido esa necesidad antes. Y jamás había experimentado un deseo y un ansia tan grande. No sólo quería. Si no que la quería a ella.
-Lali: Peter...
Él apenas oyó el susurro de su voz. El corazón le latía tan apasionadamente que apenas podía respirar.
-Lali: Peter...
Medió aletargado, como un hombre que se acaba de despertar tras una borrachera de tres días, Peter alzó la cabeza y la miró fijamente.
-Peter: Lali… -le acarició el rostro y las mejillas. Ella cerró los ojos y respirando entrecortadamente, se estremeció.
-Lali: Esto no está bien -dijo suavemente.
El forzó una sonrisa.
-Peter: No lo sé. Yo creo que ha estado sensacional.
-Lali: No me refiero a eso -dijo ella echándose hacia atrás, apartándose de él.
Dejó caer las manos y apretó los puños como si quisiera retener el contacto de su piel entre sus dedos. Quería volver a tocarla otra vez. Ya empezaba a echar de menos su sabor. Sirenas de emergencia estaban empezando a resonar en su cabeza, pero Peter las estaba ignorando. Su corazón aún latía con fuerza y su respiración era agitada.

-Lali: Mira, Peter -dijo ella alzando las manos para apartarse el pelo de la cara-. Simplemente creo que esto es... peligroso.
Él le dedicó una sonrisa.
-Peter: No hay nada malo en correr pequeños riesgos. Cierta dosis de peligro anima las cosas.
Ella soltó una cruda carcajada.
-Lali: Oh, Dios -dijo dándose la vuelta para mirar al océano-. Probablemente tenga que dar las gracias por no haberte conocido tres años antes.

Intrigado, Peter dio un paso hacia ella y trató de pasar por alto el hecho de que Lali intentara apar­tarse.
-Peter: ¿Cinco años antes? ¿Y eso por qué?
Ella lo miró. Sus ojos azules brillaban a la luz de la luna.
-Lali: Entonces -le dijo suavemente-, te hubiera dejado boquiabierto.
-Peter: ¿Ah, si? -sonrió él a pesar de que la sonrisa de Lali se había desvanecido.
Ella volvió la mirada hacia el agua y dio un par de pasos para acercarse a la barandilla metálica. Apoyó las manos sobre ella y, alzando el rostro al viento dijo:
-Lali: Sí. Paracaidismo, buceo, escalada...
-Peter: ¿Tú? ¿Una chica aventurera?
Sonrió mientras la miraba tratando de imaginársela haciendo cualquiera de esas actividades. No. No podía imaginárselo.
-Lali: De eso hace ya mucho tiempo.
-Peter: Suena divertido.
-Lali: Lo fue. Durante un tiempo.

Peter apoyó la cadera sobre la barandilla, cruzó los brazos bajo el pecho y se detuvo a observarla.
-Peter: ¿Qué es lo que ha cambiado?
Ella se inclinó hacia delante. Miraba al océano como si estuviera intentando evitar la conversación.
-Lali: Yo he cambiado.
-Peter: Una pena.
Mirándolo, Lali sonrió por un instante.
-Lali: ¿Tú crees?
Él se encogió de hombros.
-Peter: No tiene nada de malo querer disfrutar de la vida intensamente y vivir deprisa.
-Lali: Supongo. A menos que no se trate de eso sino de querer escapar.
-Peter: ¿Huir de qué?
Peter quería saberlo a pesar de que una parte de él se preguntaba si aquella conversación no había tomado un camino extraño. Hacía un minuto, él la había sostenido entre sus brazos, había saboreado sus labios, y la había hecho suspirar y estremecerse. Ahora, a pesar de que estaba a su lado, podía sentir que se encontraba a años luz de ella.

-Peter: ¿De la vida?
Peter vio cómo sus ojos se entristecían. Quería llegar a ella, acercarse y confortarla, pero algo le decía que ella no recibiría bien su gesto.
No en aquel momento.
-Peter: ¿Quieres hablar de ello?
Ella volvió a mirarlo. Pareció considerarlo por un momento, pero después dijo:
-Lali: No, no quiero hacerlo.

Peter se sintió un poco decepcionado. Quería saber qué era lo que la entristecía tanto. ¿Qué sería lo que tenía tanto poder sobre ella como para que, después de tantos años, que sólo recordarlo hiciera que se entristeciera?
Anteriormente, siempre había mantenido sus relaciones en un plano muy superficial. De esa forma se sentía más cómodo. Al menos, de eso era de lo que se había convencido. No estaba buscando un final feliz. No estaba buscando a su media naranja. Al menos en ese momento.

Él nunca se había parado a pensar en el concepto de matrimonio, en lo que significaba estar casado con una persona para siempre. Según Peter, había demasiadas mujeres y él disponía de poco tiempo. Le gustaba disfrutar de la pasión del momento y de las mujeres temporalmente. Y con esa filosofía de vida, de momento, le había marchado estupendamente.

No le importaba que sus hermanos, su hubieran enamorado perdidamente. A él no le importaba lo más mínimo en ser el último Lanzani que quedara soltero. De hecho, llevaría con gran orgullo la etiqueta de soltero de oro.

Entonces, ¿por qué ahora de repente tenía tanto interés en descubrir los secretos de Lali Espósito? ¿Por qué le importaba tanto lo que la entristecía? No era asunto suyo. No debería afectarlo. Pero aun así...

-Lali: Creo que deberías llevarme a casa ahora -dijo ella interrumpiendo sus sentimientos con gran efectividad.
Él pensó que probablemente era lo mejor, pero, aun así, se sorprendió al decir.
-Peter: ¿Aún sigues huyendo?
Ella se puso tensa.
Muy bien, Peter. Un gran trabajo.
Él juntó las manos y sonrió.
-Peter: Perdóname. Ha sido una estupidez.
-Lali: Está bien. Ahora, ¿podemos irnos?
-Peter: Claro -se apartó del camino y se adelantó unos pasos para recoger el casco y entregárselo a ella.
Ella lo tomó con ambas manos y lo miró como si nunca antes lo hubiera visto.
-Lali: Mira, Peter. En cuanto al beso...
Él levantó la pierna izquierda y se subió a la moto. La miró y le sonrió.
-Peter: Es sólo un beso, La. No es el fin del mundo.
-Lali: Cierto -dijo ella poniéndose el casco. Después se abrochó la correa y se acomodó en el asiento trasero.
-Peter: Sólo un beso.
Peter encendió el motor y lo revolucionó hasta arrancar y salir en dirección a Baywater.

Solo un beso. No era mayor problema.

¿Entonces cuál era el problema?

Continuará...
_______________________________________________

Mmm... qué ocultara Lali?...
Holaaaaaaaaaa! :D perdón por la tardanza! :o lo q pasa es q últimadamente tengo demasiada tarea y mis profesores me aconsejan que la haga, al igual q mis papás!... yo no estoy de acuerdo pero son ellos los que me proveen de internet y ni modo! ¬¬ 

Isii de Lanzani: Perdón por no pasar a leer la nove, estos días estoy muy ocupada, pero en cuanto ya no tenga más tareas me paso a comentarte porq se ve que la nove está BUENÍSIMA! http://novelaliter-adaptadas.blogspot.com/ 

Espero que les gusten los caps! ^-^
mañana hacemos maratón!... 

BESOS
Danii 


33 comentarios:

  1. Uuuuu q oculta lali me encanta la nove esta buenísima oooo si mañana mAraton :) mas mas mas ...menencantan

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  2. eso de aventurera??? mmm falta que su familia o novio hallan muerto?? en una de esas aventuraS??? :O
    mass

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  3. Que buenos los capis...yo quiero que este Peter gane la apuesta

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  4. Q fue lo q marco a lali?? Cuando termino en el hospital alguien murio?? más!

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  5. alguien debe de haber muerto o algoasi, pobree Lali!
    maaaaas nove, me encanta :)
    @laliteresmivida

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  6. Lina (@Lina_AR12)8 de agosto de 2012, 6:20

    A mí tambien me encantaría q este Peter gane la apuesta,y con la ayuda de ella podria hacerlo con un poquito de voluntad,total un día despues se desquitan a gusto y listo!
    Lali me intriga!Muy buena la novee!

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  7. mas mas mas mas mas mas mas masssssssssssss

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  8. Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove

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  15. ME ENCANTA!!!!!!!!! Gracias por recomendar mi nove !! :) un beso
    Qe esconde lali??

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  16. Yo también pensé k cuando ella tuvo ese accidente,un novio ,o al menos alguien muy importante para ella murió.

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  17. esta buenisima
    para mi ke a lali le rompieron el corazon..........
    ojala ke se lo recompomgan.........
    danii cuando subis la descarga de la nove del otro hermano kiero tenerla porfis.....
    massssssssss noveeeeeeeeeeee
    =)

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  18. Che los estas publicando re tarde

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  19. Quiero saber que le pasa a lali
    Ohh que lindonpeter que se interesa por lo que le pasa a lali

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  20. Qué le pasó a Lali?

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  21. Yo creo que a Lali alguien la lastimó mucho y le cuesta volver a creer en el Amor.
    Masi_ruth

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  22. Jaja si como no solo un beso ni ellos se la creen jummm ys quiero saber que ocultaa lali me encanta la nove es buenisima :DD!'

    @maaff_lazaro

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  23. Yo tengo una teoria sobre Lali: su sobrino murio en un accidente y ella tiene que ver en el accidente, por eso se lleva tan mal con el hermano y para tratar de sanar el dolor se volvio aventurera pero se dio cuenta que huir del dolor solo lo aumentaba. Puede ser también que halla tenido un hijo y lo perdió pero eso lo dudo!
    Yoo digo que tiene q ser algo con un niño por como se quedo mirando al niño la otra vez en la libreria!

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  24. Me encanta la nove!

    jajajaja sos genia!
    Te toco estar juiciosa!
    SABES QUE SI NECESITAS AYUDAN CON LA NOVE, ME DICES!
    BESOS, TE QUIERO!

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  25. Yo creo que Lali perdio un bebe... Desde que lei el capitulo donde la presentaban tengo ese presentimiento... Mas!!! Espero que puedas subir pronto!!
    besote

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  26. más novee, me encanta! Qué habrá pasado con el hermano de Lali...

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  27. mas nove, please, que impaciencia! jaja

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  28. ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA!! sube más por faaaa @flordemariia

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  29. ME MORI DE AMOR CON LA PARTE DEL BESO Y LALI ME ARRUINA TODO PORQEEEEE TIENEN QE ESTAR JNTOS NO SEPARADOS!!! :'( @LuciaVega14

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