Capítulo 31

Lali habría accedido a cualquier cosa mientras su cuerpo estaba apretado contra el de Peter. Sin embargo, por muy delicioso que fuera estar junto a él de nuevo, ella tenía que hacer algún esfuerzo por protegerse. Se echó hacia atrás y asintió.

—Lali: Está bien. Te doy cinco minutos. Después, yo me meteré en casa y tú te irás.

—Peter: De acuerdo. Cinco minutos.

Peter la arrastró tras él hacia la puerta del jardín. Entonces, se volvió hacia ella y le dijo:

—Peter: Ahora cierra los ojos.

—Lali: Peter...

—Peter: Cinco minutos, La.

—Lali: Está bien. —cerró los ojos y lo siguió a ciegas hasta que él se detuvo en seco.

—Peter: Abre los ojos.

Ella obedeció, y al instante se le escapó un jadeo. Se soltó de la mano de Peter y caminó hacia el Corvette del cincuenta y ocho, completamente oxidado y abollado, que estaba en la calle de su casa.

Era lo más bonito que Lali había visto en su vida.

Se volvió hacia Peter.

—Lali: ¿Cómo? ¿Cómo has conseguido que la señora Harrison se separara del coche de Sonny?

—Peter: ¿Te gusta?

—Lali: Ah... —ella miró por encima del hombro hacia detrás, para asegurarse de que el Corvette seguía allí, y de que no se lo había imaginado todo—. Pero... ¿cómo? ¿Y cómo lo has traído hasta aquí?

Él se metió las manos a los bolsillos.

—Peter: Fui a verla ayer —le dijo—. La convencí de que el coche de Sonny se merecía recuperar su glorioso aspecto.

—Lali: ¿De verdad?

—Peter: Sí —dijo él, y sonrió con orgullo—. Y en cuanto a lo de traerlo aquí, uno de los amigos de Germán tiene una grúa. Lo desenganchamos al final de esta calle y lo metimos en tu callejón empujándolo para que no te despertaras —le explicó, y puso los ojos en blanco—. Me extraña que no te despertaras, en realidad, con todo lo que se quejaba Germán. Estuve a punto de amordazarlo.

—Lali: No puedo creerme que hayas hecho esto —susurró ella, mirando a Peter y al coche alternativamente.

Él se encogió de hombros y añadió:

—Peter: Le prometí a la señora Harrison que cuando hubiéramos restaurado el Corvette, la llevaríamos a dar el primer paseo.

—Lali: ¿Los dos?

—Peter: Te has dado cuenta de eso, ¿verdad? —dijo él sonriendo, y dio un paso hacia ella.

—Lali: Peter, nadie había hecho algo así por mí. Ni siquiera sé qué decir.

—Peter: Bien —respondió rápidamente, mientras la agarraba por los hombros—. Te he dejado sin palabras. Ahora tengo oportunidad de decir lo que quiero.

—Lali: Espera un momento...

—Peter: Demasiado tarde —la interrumpió él con su mejor tono de sargento—. Es mi turno, La —dijo, y deslizó la mano derecha desde su hombro hasta su mejilla—. Te veo, Lali. Veo lo que eres en realidad.

Con el dedo gordo, le acarició suavemente el pómulo y dio las gracias al cielo, en silencio, por haber conseguido encontrar las palabras adecuadas. Las palabras que necesitaba para ganarse a aquella mujer, porque sin ella, la vida le parecería siempre demasiado larga y solitaria.

—Peter: Anoche, cuando cerraste la puerta y me echaste —le explicó, sacudiendo lentamente la cabeza—, por fin lo supe.

—Lali: ¿Qué?

—Peter: Que te quiero, Mariana Espósito.

 —Lali: No, no me quieres. —susurró ella.

—Peter: Sí. Te quiero.

Lo dijo con una voz firme, orgullosa, alta. Ella abrió mucho los ojos, y se le llenaron de lágrimas, aunque consiguió contenerlas. Peter se lo agradeció profundamente.

—Peter: Eh, yo también me he quedado sorprendido —le dijo, emocionado—. Siempre había pensado que no necesitaba el amor, que mi vida era perfecta. Pero la única razón por la que era perfecta era que tú estabas en ella. Cuando me ocurre algo bueno, tú eres la única persona con quien quiero compartirlo. Cuando me parece que nada me sale bien, lo primero que hago es venir aquí, a hablar contigo.

Ella alzó el brazo y le cubrió la mano con la suya.

—Lali: Peter, yo...

—Peter: Sin ti, La, no hay risa. No hay calor. Sólo hay vacío. Y no quiero vivir así. Quiero vivir contigo. Quiero casarme contigo, y que tengamos hijos. Quiero construir el futuro contigo.

—Lali: ¿Qué?

A Lali se le cayó la taza de café al suelo, y la porcelana se hizo añicos contra el asfalto, salpicándolo todo de café.

Al instante, Peter la tomó en brazos y la apretó contra su pecho.

—Peter: ¿Estás bien? ¿Te has quemado? ¿Te has cortado?

—Lali: Estoy bien —susurró ella, y le acarició el rostro—. A menos claro, que esté soñando, en cuyo caso voy a estar muy decepcionada cuando me despierte.

Peter sonrió y la besó.

—Peter: No estás soñando. De hecho, a mí me parece que acabo de despertarme.

—Lali: Te quiero —le dijo ella, suavemente.

—Peter: Yo también te quiero —respondió. Se le había borrado la sonrisa de los labios y estaba mirándola con fijeza—. Quiero que tengamos todo lo que nos merecemos. Juntos.

Pese a que tenía la sensación de que iba a explotarle el corazón, y los ojos llenos de lágrimas de felicidad, Lali consiguió calmarse. Quería atesorar aquel momento con claridad en la mente.

—Lali: Me casaré contigo, Peter. Tendré una familia contigo. Y te prometo que te querré para siempre.

—Peter: Eso es todo lo que quiero —le dijo él, y se la llevó bajo el arco de la puerta del jardín hacia la casa.

—Lali: ¿Eso es todo? —le preguntó ella, bromeando.

—Peter: Bueno, eso y una taza de café —matizó—. Llevo toda la noche despierto, esperando a que te levantaras.

—Lali: Entonces, olvidémonos del café —sugirió mientras le rodeaba el cuello con los brazos—. Vamos directamente a la cama.

Peter sonrió.

—Peter: ¿Sabes? Creo que me va a gustar estar casado.

Lali se rió mientras su mejor amigo y ella comenzaban una vida nueva con los primeros rayos de sol de la mañana.

-FIN-

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Y se acabó no más!! jajaja 

espero que les gustara! otro Lanzani ya cayó ahora solo falta uno... ;) 

MUCHAS GRACIAS POR SUS FIRMAS Y POR LEER!!! 

hoy o mañana les dejo las intros de las nuevas noves para que eligan!... 

BESOS SON LO MAS!!! 

:D