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lunes, 13 de agosto de 2012

Capítulo DIECISEIS



Lali suspiró cuando Peter la abrazó. Sus brazos la rodearon y ella se perdió en la inmensidad de sus ojos verdes.

Cuando sus labios se posaron sobre los de ella Lali cerró los ojos. Al hacerlo, le pareció estar viendo las estrellas. Todo su cuerpo se estremecía y brillaba como una luz de neón en medio de la noche.

Él le separó los labios y su lengua se enredó con la de él en una danza de total desenfreno. El latido de su corazón era tan fuerte que su ruido era casi ensordecedor. La presión sanguínea le había aumentado, su mente parecía haber caído en el olvido y ella se dejó llevar por la increíble sensación de entrega.

Sus manos se deslizaron por su espalda hasta que, finalmente, se posaron sobre su trasero. Ella sintió la fuerza de sus dedos contra la frialdad y humedad del tejido de sus pantalones cortos, pero su tacto le proporcionó tanto calor que, si hubiera mirado, podría haber visto cómo el vapor empezaba a gestarse entre ellos.

Ella se acercó a él y le echó los brazos alrededor del cuello para atraerlo más cerca de sí. Sus bocas se entrelazaron perdiendo el aliento. Sus gemidos llenaban el aire mientras ella sentía que él la abrazaba con una pasión que no había conocido antes.

Aquello era nuevo, increíble y aterrador al mismo tiempo.

Por extraño que pudiera parecer, una pequeña parte de su cerebro se mantenía al margen y actuaba con racionalidad a pesar de la ráfaga de deseo que parecía haberse apoderado de ella. Cuando él apartó los labios de los suyos para deslizar la lengua a lo largo de su garganta, Lali inclinó la cabeza hacia atrás, miró hacia el techo e intentó escuchar a aquella parte de su mente que aún actuaba de forma racional.

Sabía que aquello era un error. Sabía que no podía haber nada entre aquel hombre y ella. Y sin duda sabía que, si él dejaba de tocarla, ella de disolvería en un charco pegajoso de anhelo e indecisión.

Sintió un cosquilleo en la boca del estómago.
-Peter: Me estás matando -susurró acariciándola hasta que consiguió hacer que se le erizara la piel.
-Lali: Confía en mí -logró decir ella- No te quiero muerto.
Él se rió y ella sintió cómo la leve vibración de su risa recorría su cuerpo. Lali deslizó las manos por su espalda sintiendo la firmeza de sus músculos bajo el suave tejido de su camiseta. Y, oh, cuánto deseaba acariciar aquellos músculos.

Quería deslizar suavemente sus manos alrededor de su cuerpo y descubrirlo lentamente y ver su mirada cuando ella llegó a acariciarle sus partes más íntimas.
-Lali: Oh, ¡Dios! -susurró mientras que su cuerpo se veía embargado por una sensación febril que casi es­tuvo a punto de dejarla sin respiración.
-Peter: Sí -murmuró él-. Es justo lo que estaba pensando. Yo también necesito tocarte.
Ella sonrió, olvidándose por completo de la vocecilla de su mente que le hablaba con racionalidad. Ahora no quería actuar con lógica. No quería pensar.

Las manos de Peter supieron abrirse paso entre los dos cuerpos y llegar hasta la cinturilla de los pantalones de Lali. El ritmo de su respiración aumentó cuando ella sintió que él buscaba a tientas el botón y la cremallera. Lali gritó en silencio.
«Ahora, ahora. Deprisa. Date prisa».

Hacía ya mucho tiempo. Demasiado tiempo desde que no sentía las manos de un hombre acariciar su cuerpo. Pero las otras veces no se habían parecido nada a aquélla. Nunca antes se había sentido así.

Lali luchó por conseguir algo de aire. Luchó por permanecer derecha. Luchó por ser capaz de contener sus propias manos y no desabrocharse ella misma los pantalones.

Al fin sintió que el botón cedía y la cremallera se abría. Lali se estremeció al sentir que la mano de Peter se deslizaba por debajo de su abdomen. Ella se sujetó fuerte de sus hombros. Mientras tanto, Peter deslizó una  mano por debajo de sus braguitas de seda yendo más y más abajo hasta que, con las yemas de sus dedos, tocó el punto exacto que la hizo estremecer entre sus brazos.

Él le mordió el cuello suavemente y después, con sus manos y su lengua, le acarició el cuerpo haciéndola sentirse en el paraíso. Ella se arrimó más a él, pero, aun así, no era suficiente. Y, antes de que ella pudiera darse cuenta, con su otra mano libre se las apañó para despojarla de los pantalones y las braguitas. Agarrándola por la cintura, la elevó y la dejó caer sobre la lavadora.

Lali sintió el frío metal contra su piel, pero nada podía acabar con las llamas que la consumían. No estaba pensando lo que estaban haciendo. Y tampoco se paró a pensar que, mientras ella estaba casi desnuda en el porche de su amiga, él aún estaba vestido.

La lluvia seguía golpeando el tejado y las ventanas. El viento parecía estar arrasando toda la casa. Parecía que incluso la naturaleza había ido más allá de lo que debería y se había visto obligada a doblegarse en aquel momento.

Lali deslizó las manos por el rostro de Peter. Su mirada estaba llena de deseo.

Él se inclinó y la besó apasionadamente, desesperadamente, devorándole la boca en un feroz asalto que la dejó temblorosa y ansiosa por más. Sin embargo, a pesar de sus pequeños gruñidos en señal de protesta, él se apartó. Pero al momento sus fuertes manos la agarraron de las caderas y la estrecharon con firmeza hacia el borde de la lavadora. Después, él le separó los muslos con una dulce y total determinación.

Él le sostuvo el rostro con la palma de su mano y se acercó a besarla. Después, la miró a los ojos mientras que volvía a introducir sus dedos dentro de ella. Una y otra vez, sus dedos tomaron un ritmo que amenazaba con volverle loca.

-Peter: Nunca he deseado a nadie de la forma en que te deseo. Jamás.
Ella sonrió levemente, desesperadamente.
-Lali: Me alegra oír eso -le respondió mirándolo a los ojos-. Pero, ¿qué hay de la apuesta?

La apuesta.

La mente aturdida de Peter intentó volver a la realidad. Si se dejaba llevar por lo que él quería, perdería la apuesta y acabaría vestido con una falda de hawaiana y un sostén de coco. Y lo que era peor, tendría que aguantar que sus hermanos se burlaran de él tal y como él lo había hecho de ellos durante las últimas semanas.

Miró fijamente a Lali y sintió la fuerza de sus muslos contra sus caderas. Y también se percató de aquellos sensuales labios que tenía frente a sí.

Así que no le costó mucho decidirse.

-Peter: Al diablo con la apuesta.
-Lali: Estaba deseando que dijeras eso -susurró deslizando sus manos hacia la cinturilla de sus pantalones.

Sus dedos le acariciaron su firme abdomen y Peter sintió cómo se excitaba aún más. Si no la poseía pronto, sería hombre muerto. Y no moriría siendo precisamente feliz.

-Lali: Esto es una locura.
-Peter: De eso no hay duda.
-Lali: Pero es tan necesario...  –murmuró desabrochando al fin el botón de sus pantalones.
-Peter: Buena observación -admitió justo en el momento en que sonó su teléfono móvil-. ¡Maldita sea!
-Lali: No respondas -le suplicó apoyando las manos contra su pecho.
-Peter: Tengo que hacerlo. Estoy de guardia -respondió sacando el móvil del bolsillo de sus vaqueros. Comprobó el número y maldijo en silencio-. Llaman de la base.

Separándose de ella a regañadientes, contestó a la llamada.
-Peter: ¿Diga?
-Tenemos otra emergencia. Regresa enseguida.
La voz de J.T. sonaba alegre, pero Peter tenía ganas de retorcerle el cuello.
-Peter: ¿Qué sucede?
-Un tipo se cayó de un barco de ésos que alquilan para ir a pescar. Nadie se dio cuenta de su desaparición hasta que llegaron al puerto. Parece ser que el tipo es un completo imbécil. La gente estaba encantada de que todo estuviera tranquilo. Por eso no le echaron en falta.
-Peter: ¿Quién demonios sale a pescar con un tiempo como éste?
-Si tienes suficiente dinero para convencer al ca­pitán, no le importará fletar el barco. ¿Vienes o qué?
-Peter: Sí. Estaré allí en unos quince minutos -colgó, se abrochó los vaqueros y se arrodilló para recoger del suelo los pantalones de Lali.

-Lali: ¿Te marchas?
-Peter: Tengo que hacerlo.
-Lali: Así que -dijo dedicándole una sonrisa- no soy la única tonta que ha salido a navegar hoy.
-Peter: Eso parece -miró a Lali y, de inmediato, quiso ignorar el deber. Por primera vez en su vida quería dejarlo todo por ella, quedarse allí y entregarse a una mujer que conocía hacía menos de una semana.

Y aquello lo sorprendía.

Le acarició el rostro. Aún sentía la pasión y el deseo corriendo por sus venas. Le sostuvo el rostro entre sus manos. Besándola un par de veces, finalmente fue capaz de separarse de ella y mirarla a los ojos antes de comenzar a hablar.

-Peter: Hazme un favor.
-Lali: ¿Qué?
-Peter: Quédate hoy en casa. Mantén la tienda cerrada.
-Lali: Peter, yo...
-Peter: Confía en mí -la interrumpió-. Nadie va a ir hoy a la librería. Todo el mundo estará buscando refugio y preparándose para el huracán.
-Lali: Si de verdad se acerca el huracán, debo ir a la tienda. Tengo que proteger las ventanas con tablas. Rochi me dijo que todo está...
-Peter: Yo lo haré.
Eso la molestó.
-Lali: No soy inútil, Peter. Puedo hacerlo yo.
-Peter: No he dicho que seas inútil -murmuró preguntándose dónde se había marchado el sensual sonido de su voz-. Tú espérame, ¿vale? Te ayudaré cuando acabe en el trabajo. De momento puedes empezar a cubrir las ventanas de la casa. Pero ten cuidado.
Por un par de segundos pensó que ella iba a disentir con él, pero asintió.
-Lali: Lo haré.
Volvió a besarla. Fue un beso llevo de promesas, desilusión y decepción. Después, se dio la vuelta y se dirigió hacia la puerta de la cocina.
-Peter: Tengo que irme.
-Lali: ¿Peter?
Él se detuvo para mirarla.

-Lali: Ten cuidado ahí fuera.
Él esbozó una leve sonrisa.
-Peter: Siempre tengo cuidado, La.
Y entonces se marchó.

Continuará...
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Hola! tanto tiempooooo! perdón por perderme otra vez!... 
estoy en esos días en los que después de tanto tiempo te empezás a preocupar por las tareas :D jaja TRANQUILAS es solo una fase!... ya se me va a pasar ;)

Bueno les dejo otro cap!!... 
ufa! justo tenía q sonar el cel!... pero eso es algo bueno para las que queremos que gane la apuesta!!! ^-^

+20 FIRMAS y más novela!! 

24 comentarios:

  1. por lo menos yo no quiero que gane la apuesta no me interesa para nada esa apuesta jajajajjaja

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  2. porfin volvisteee extranaba la noveee

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  3. Bendito sea ese celular,pero a esta temperatura les va a costar pasar dos semanas,salvo q durante el huracán se golpee y quede inconciente por dos semanas,Lali lo cuida y cuando despierta ganó la apuesta y le dan duro con Lali.JAJAJA CUANTO DELIRIO;JAJA culpa de todas mis queridas escritoras q hacen volar mi fantaspía!JAJATanta novela mwe esta afectando la objetividad!
    Muy bueno!

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  4. A proposito me mató ese LA!Del casi final...me trajo recuerdos!

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  5. HAHAHAHA q capitulo :0 mas mas mas
    Mas

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  6. Hidrógenos q sonar el celular estos dos emanan fuego

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    1. Ignoren la palabra hidrógenos se me cambio la palabra ya q leo desd ni cel


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  7. Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!!!!!!!!!!!

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  8. jajaj Solo una fase jaja que linda forma de ver el estudio xD

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  9. sabes que ¿? me encanto el cap es apasionado pero a la vez tierno...

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  10. Yo no quiero que gane la apuesta! yo quiero que PIERDA PIERDA PIERDA jajaj @flordemariia

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  11. MENOS MAL SONÓ EL CELULAR!
    QUIERO QUE GANE PETER! AL MENOS UNO! JAJAJA PARA CALLAR A CAMILo!

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  12. Me encantaaaa!!! Quiero maaaaas!!!
    Un besito, clau_carpediem

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  13. AHHHHHHHHH NO PUEDO USAR OTRAS PALABRAS AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH ME ENCANTO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! LA AMO, LO AMO! LOS AMO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! AME ESTE CAPPPPPPPPPPPP ME ENCANTAN LAS NOVES SON BUENISIMAS! @LuciaVega14

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