La llevaba en brazos por entre los árboles.
Tenía la frente apoyada en el hueco del cuello del
hombre. Sus piernas se balanceaban suavemente, golpeando contra el costado de
aquel extraño. La llevaba a cuestas sobre la nieve con el paso tranquilo,
seguro y rítmico de un caballo trotón. Al apreciar que había recobrado la
consciencia, él le habló en voz baja, con un marcado acento sureño.
—Había salido a buscar leña cuando la oí gritar. No sé
qué estaría haciendo ahí, cariño, pero debería haberlo pensado dos veces antes
de poner los pies sobre ese río. ¿No vio que no estaba totalmente helado?
Abrir la boca era como intentar separar dos piezas de
hierro oxidado. Lali quiso decir algo y escuchó salir de su boca un curioso
sonido vibrante. Tenía demasiado frío para hablar, demasiado frío para pensar
siquiera.
—No se preocupe. Se recuperará —dijo él en tono amable.
Debido a su dolor y conmoción, la voz de aquel hombre le
sonó tremendamente insensible. Su pesada y fría ropa le colgaba del cuerpo, lo
cual provocaba que le doliesen las extremidades. Jamás había sentido un dolor
como el que ahora sentía, un dolor que la consumía. Eso era sufrir, y descubrió
entonces que ella no podía soportarlo. Empezó a llorar débilmente y,
maldiciendo entre dientes, Peter la alzó un poco más en sus brazos para
acomodar mejor la cabeza de la chica en su hombro. Sus labios le quedaban a la
altura de su oreja, por lo que le dijo en un susurro:
—Qué orejita tan fría. Escúcheme, cariño. Esto pasará
pronto, y se encontrará mucho mejor. La voy a llevar a una habitación con un
cálido fuego. Casi hemos llegado. No llore. Aguante un minuto más, y veremos
qué podemos hacer para que entre en calor.
Le hablaba como si fuese una niña pequeña, y aunque
sonaba escandalosamente condescendiente, se sintió reconfortada. A pesar de
haberle dicho que «casi habían llegado», le dio la impresión de que pasaban
horas antes de llegar a la pequeña y bien iluminada casa. Lali estaba a punto
de dejarse llevar por el pánico, pues se dio cuenta de que no sentía nada de
cuello para abajo. El miedo atenazó su mente. ¿Estaba paralizada? ¿Había
perdido algún dedo de las manos o de los pies? El terror la obligó a permanecer
callada mientras aquel extraño la metía dentro de la casa. Tras cerrar la
puerta y sacudirse los restos de nieve, la dejó con cuidado sobre el sofá. No
pareció importarle que su pelo y sus ropas empapadas mojasen los muebles. El
vivo fuego de la chimenea iluminaba la estancia. Lali podía verlo, pero no
sentía su calor. Se escuchaba el castañetear de sus dientes acompañando el animado
crujir de las llamas.
—Entrará en calor en un minuto —dijo al tiempo que
alimentaba el fuego con algunos troncos más.
—Lali: N-n-no lo c-creo —logró decir entre espasmos.
Él sonrió ligeramente y cogió un puñado de mantas que
había dejado sobre un sillón.
—Sí que entrará en calor. Va a sentir tanto calor que
dentro de bien poco pedirá un abanico y un vaso de té helado.
—Lali: No s-s-siento n-nada. —Se le llenaron los ojos de
lágrimas, y él se arrodilló junto al sofá y le apartó un húmedo mechón de pelo
de la cara.
—No llore... señorita Mariana Espósito. Ese es su nombre,
¿verdad?
Ella asintió sin dejar de tiritar.
—La he visto trabajando en la tienda de su padre
—prosiguió desovillando las extremidades de Lali, sacándole la bufanda de
cachemira del cuello—. Me llamo Peter Lanzani... y debería saber, Mariana, que
he pensado muchas veces presentarme. Las circunstancias no son las más
adecuadas, pero tenemos que aprovecharnos de ellas. —Le desabotonó la capa con
rápida e impersonal eficiencia. A todo esto, ella no dejaba de hacer rodar los
ojos, y sus dientes castañeteaban incluso con más fuerza—. Mariana. Parece
usted un caracol, está hecha un ovillo. Tiene que echarme una mano. Deje que la
tumbe de espaldas.
—Lali: N-no...
—Peter: No voy a hacerle daño. Quiero ayudarla. Facilíteme
un poco las cosas, y dése la vuelta. Sí, eso es, así...
Sus dedos se movieron con rapidez hacia el cierre de su
empapado vestido de paseo y lo abrió. Ella se echó hacia atrás al darse cuenta
de lo que estaba haciendo. Ningún hombre la había desnudado hasta ese momento.
Pero alguien tenía que hacerlo, y ella no estaba en disposición de desnudarse
por su cuenta. Con gran esfuerzo, logró reprimir el instinto de lucha.
—Peter: Es una suerte que el río tenga esa pequeña
corriente —indicó en tono práctico—. De no ser así, estas enaguas y todos
estos... volantes... la habrían hundido en un periquete.
Lali cerró los ojos sin ser consciente de que las
lágrimas le resbalaban por las sienes hasta que él se las enjugó con el extremo
de una manta. Con gran habilidad, le quitó el moderno polisón, el miriñaque
plegable y las enaguas. Al hacerlo, algunos botones saltaron, y Peter maldijo
entre dientes al verlos rodar por el suelo. Los lazos de su corsé estaban
empapados y era imposible desatarlos. Sacó, con una mueca de desagrado, un
cuchillo curvo de un bolsillo de su chaleco y cortó los nudos. Las ballenas se
destensaron y el corsé se abrió, provocando que Lali ahogase un gritito al
notar cómo el cuchillo se deslizaba sobre sus costillas. Peter se detuvo un
segundo antes de introducir los dedos por debajo de los tirantes de su
chorreante camisola. Lali tensó su cuerpo incluso un poco más, lo que parecía
imposible a esas alturas. Lo que le estaba sucediendo tenía que ser una
pesadilla. Era la única explicación posible.
—Peter: Lo siento —susurró Peter, librándola de la fina
camisola y del calzón.
Lali creyó escuchar un leve suspiro, pero debía de
tratarse del sonido de las mantas con las que él la había cubierto al instante.
La envolvió con ellas dejando visible tan solo su cabeza. El frío había hecho
mecha en sus articulaciones, y el dolor la hacía gemir cuando acercó las
rodillas y los codos contra su cuerpo. Peter la alzó en brazos, se sentó con
ella encima en una silla junto al fuego y la acunó apretándola con fuerza.
—Lali: Benjamín, quiero a Benjamín —dijo mientras
lágrimas heladas le corrían mejillas abajo. No tenía en cuenta que él no sabía
quién era Benjamín.
—Peter: Déjeme ayudarla. —Una mano enorme y cálida le
acarició la frente, apartando el pelo mojado. La deslizó hasta sus encendidas
mejillas para tranquilizarla.
—Lali: M-me duelen las piernas. Las rodillas me están
m-ma-tando...
—Peter: Lo sé. Yo pasé por esto en una ocasión.
—Lali: No sería lo-lo mismo...
—Peter: Le juro que fue un infierno. —Le sonrió—. Y viví
para contarlo. Así que es muy posible que usted también lo haga.
—Lali: ¿Cuándo...?
—Peter: En el sesenta y cuatro, durante el asedio de
Ritchmond. Estaba intentando librarme de unos tiradores y fui a caer en un pozo
helado. Allí no hacía calor, precisamente. Estaba muy, muy frío.
—Lali: Combatió contra... nosotros.
Al alzar las pestañas vio que él la estaba mirando
directamente, de un modo intenso, y sus llamativos ojos verdes destilaban
tristeza y algo más que ella no pudo entender.
—Peter: Sí. Soy de Virginia.
—Lali: ¿Qué hace... aquí?
Él no respondió, se limitó a apartar la vista y
mirar hacia el fuego. Abrazó con más fuerza su cuerpo tembloroso.
Continuará...
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Holaaholahola!....... :D
antes quiero AGRADECERLES!!!... :'D ¿porque? POR TODO! la verdad es que sin sus visitas y firmas el blog estaría... NO ESTARÍA!!... que lindo que lean desde distintas partes del mundo!!... así que nada... ESO... -^_^-
La foto!... jaja si no pude cortarlo por completo a Simón asi q imaginen q es Peter!... :P
YYY!!... QUE LES PARECE SI HACEMOS UNA MINI MARATÓN AHORA MISMO????... :O
Deberías de trabajar en reallitys si que sabes dejar en suspenso a la gente estaba haciendo tarea pero que mas da MARATÓN! jajaja p.d. Como pede querer a Benjamín cuando esta con Peter! Como?!!
ResponderEliminarQUIERO MAS! :)
ResponderEliminarsiiiiiiiii mini maratón :D
ResponderEliminarmas mas mas
mAs novelaaa! me re parwece hacer una paraton ahora fgjfgbf
ResponderEliminarQ hace llamando a Benjamín???????Por Dios q aproveche a este bombon!
ResponderEliminarAmo la nove! PERO PREGUNTAR POR BENJAMIN!!! esta loca lali teniendo a peter por dios quiero maratonnnnn
ResponderEliminarSi!!! Maratón!! Es un tierno peter!!! Y ella pide por benjamín!! Más!!
ResponderEliminarSi!!! Maratón !!! Es un tierno Peter y ella pide por benjamín!! Más!
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ResponderEliminarMas¡
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ResponderEliminarjbqwekjbqwke me encanta me encanta masssssssssssssssssss
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ResponderEliminarQuiero mas mas mas maratonnnnm ....mas lindo peter jajaja cuando le estaba quitando en vestido jajaja me encanta
ResponderEliminar¡K bien se debe sentir LAli en los brazos d Peter!,encima la acurruca y la mece.
ResponderEliminarAwwwwwwww mas tierna sos Dani!!! GRACIAS vos por todo lo que haces por nosotras, publicar nove todos los dias aunque se te complique!!! avisarnos! ♥ MUCHAS GRACIAS awwwwwww me mori de amor con Peter es mas amorrrrrrr ♥ LO AMOOOOOO pobrecita Lali @LuciaVega14
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