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jueves, 27 de septiembre de 2012

Capítulo 06



Al día siguiente, Lali miró por la ventana y comprobó con alivio que la mañana había amanecido clara y brillante.

—Buenos días.
Se volvió y sonrió a Peter. Estaba apoyado en el marco de la puerta. La recorrió con la vista hasta alcanzar sus finas pantorrillas y sus pies descalzos. Después le dedicó una oscura e irritada mirada, y ella no tuvo más remedio que reconocer que era guapo incluso cuando fruncía el ceño.
—Lali: Buenos días.
—Peter: ¿Qué demonios está haciendo descalza fuera de la cama?
Ella regresó a la cama en busca de los calcetines de lana y se los puso a toda prisa.
—Lali: No es necesario que utilice ese lenguaje conmigo.
—Peter: ¿Quiere caer enferma?
Ella le sonrió, pasando por alto su arrebato de mal humor.
—Lali: No voy a enfermar. Estoy completamente sana y me voy a mi casa mañana. Mire fuera.
—Peter: Por eso está tan contenta. No puede esperar ni un minuto más para ir a pedirle perdón a su prometido. ¿A qué sabe eso del compromiso, Mariana, es dulce o amargo?
—Lali: Probarlo no le iría nada mal.
Le sonrió a regañadientes.
—Peter: Tal vez.
—Lali: Y a mí, un buen baño —prosiguió— tampoco me iría mal.
—Peter: Tal vez también tenga razón. —Eligió una camisa limpia y se la pasó, teniendo cuidado de no rozar los dedos de Lali.
—Lali: Piénselo de este modo —dijo con viveza—: mañana por la noche ya no tendrá que dormir en el salón. Recuperará su dormitorio.
—Peter: A mí no me importa que duerma usted en mi dormitorio.
Ella lo miró de forma reprobatoria, después apartó la mirada de aquella inocente sonrisa de Peter y salió de la habitación.

Peter bajó la escalera para alimentar el fuego.. Mientras tanto, Lali se recreó dándose un buen baño. Cuando apareció en el salón, colorada y húmeda, él ni siquiera le dirigió una mirada de soslayo, pues toda su preocupación era sentarla junto al fuego y cubrirla de mantas. La habitación estaba muy iluminada y flotaba en el aire un curioso sentido de compañerismo. Lali se desenredó el pelo con los dedos y después se peinó mientras Peter rebuscaba entre un puñado de periódicos viejos.

Lali no se percató de la frecuencia con que él la miraba con sus brillantes ojos verdes. Peter la estudió con discreción, apreciando la composición que conformaba su pelo suelto y la piel reluciendo junto al fuego. Era una considerable tentación, pues a pesar de haber conocido a unas cuantas mujeres, ninguna le había parecido tan dulce, tan vulnerable e ingenua como Lali Espósito. Su carácter era una extraña combinación de dulzura y firmeza, y su inocencia le atraía y le repelía a partes iguales.

Lali mantenía intactos todos sus sueños. Por el contrario, los sueños de Peter —lo que quedaba de ellos— estaban esparcidos en forma de piezas y retales, fijados en las palabras y las frases de los viejos periódicos que había logrado salvar. Los había mantenido y los leía de vez en cuando para recordar. No quería olvidar nunca las lecciones aprendidas en los últimos cinco años, no se perdonaría volver a cometer el mismo error otra vez.

—Lali: ¿Qué está leyendo? —La curiosidad de Lali interrumpió sus pensamientos, y él respondió de inmediato.
—Peter: Un viejo ejemplar del Intelligencer de Atlanta. Algo sobre la campaña de Atlanta.
—Lali: ¿Y por qué razón quiere usted leer eso?
Peter sonrió con amargura.
—Peter: Por los errores. Cuenta la retirada de Johnston cuando atravesó el Chattahoochee, por ejemplo. El reportero dice que las tropas «se retiraron disciplinadamente». —Sacudió la cabeza y resopló—. Yo estaba allí. Serví a las órdenes de Johnston. No nos retiramos disciplinadamente... Corríamos como almas que lleva el diablo, pasando los unos por encima de los otros para intentar salvar el pellejo.
—Lali: ¿Usted estaba con Johnston? ¡Benjamín estaba a las órdenes de Sherman en esa campaña!
—Peter: Probablemente estábamos frente a frente. De hecho, apostaría algo a que era uno de los soldados que nos atacaron desde los flancos.
—Lali: ¿De qué le sirve leer esos periódicos en busca de errores?
—Peter: Es un pasatiempo. Así observo las cosas con distancia y compruebo cómo las explicaron, cuáles eran las políticas editoriales. En la mayoría de las ocasiones, uno obtiene más información estudiando las cosas que salieron mal que las que salieron bien. Y todo el mundo sabe que la prensa hizo mal muchas cosas durante la guerra... en ambos bandos. —Se sentó en la alfombra frente al fuego y le pasó a Lali uno de los periódicos—. Échele un vistazo a cualquier página... Retórica. Retórica en lugar de hechos. Si yo hubiese sido el editor...

—Lali: ¿Qué? —inquirió al ver que no proseguía—. Si hubiese estado al frente de un periódico, ¿qué habría hecho para contar las cosas? Tal vez habría empezado haciéndolo todo a su manera, pero tarde o temprano habría sucumbido al influjo de los políticos, y habría escrito lo que le mandasen que escribiese, y...
—Peter: Qué dura es usted —dijo evidenciando con la mirada la sonrisa que no mostraban sus labios.
—Lali: En absoluto... Ese es el modo en el que hacemos las cosas en Massachusetts.
Peter echó hacia atrás la cabeza y lanzó una risotada.
—Peter: No me importa si todo el mundo lo haría así. Yo no lo haría. Si yo hubiese estado al cargo de un periódico, no habría sido la marioneta de nadie, y habría seguido mi propio dictado más allá de cualquier corriente. La mayoría de los editores permite que cualquiera manipule sus periódicos, especialmente los políticos. Y los periódicos de por aquí son tan malos como los de cualquier otro lugar... Son demasiado blandos, demasiado partidistas, demasiado... asustadizos. No creo que nadie sepa mantenerse firme y publicar la verdad sin usar un montón de palabras rebuscadas para suavizarla...
—Lali: Sin embargo, usted siempre habría dicho la verdad si hubiese sido editor, ¿no es así? ¿Aunque no le gustase?
—Peter: Por supuesto que lo habría hecho, maldita sea.
—Lali: No lo creo. Tal vez sí al principio, pero habría acabado imprimiendo su propia versión de la verdad, como todos los demás.
—Peter: Ah, pero yo soy diferente a todos ellos —dijo con una sonrisa ante su tono impulsivo—. No habría sido tan entusiasta a la hora de convencer a los lectores de que no podía llamar al pan pan y al vino vino. Tengo pocos prejuicios...
—Lali: Y uno de ellos es qué odia a los del Norte.
—Peter: Oh, eso no es del todo cierto. Cuando hacen las cosas como se tienen que hacer, no. De hecho, a algunas personas de por aquí no me costaría trabajo tomarles cariño. —Rió al tiempo que ella miraba las llamas del fuego con renovado interés.

—Lali: Dígame una cosa —dijo ella sin mirarlo—: ¿ha trabajado alguna vez para un periódico? Parece como si lo hubiese hecho.
—Peter: Fui cronista del Register de Mobile durante la guerra. También escribí para otros periódicos. Solía cambiar de periódico si el editor tenía la mano demasiado larga. Nada hace enloquecer a un escritor como ver que han cortado casi la mitad de uno de sus artículos...
—Lali: Pero sin duda debían de tener buenas razones para cortar su trabajo.
Peter rió entre dientes.

—Peter: Sí. Entendían que un reportero tiene que intentar mantener alta la moral de los lectores. A los editores no les gustaban mis crónicas de las batallas, decían que eran muy críticas, sombrías, que no veía el lado bueno de las cosas. El problema era que yo no encontraba demasiados motivos para el optimismo en medio de aquellas batallas; en particular desde que comprendí que estaba en el bando de los perdedores.

Lali lo miró con curiosidad al verlo sonreír otra vez, incapaz de comprender su aparente alegría. La luz del fuego convertía el pelo de Peter en una brillante llama de oro cobrizo, se filtraba por entre sus largas pestañas y dibujaba largas sombras en sus curtidas mejillas. Le pareció tan guapo y despreocupado que le costaba asociarlo a la dureza de las batallas y los tiroteos. Habida cuenta de los horrores y las sangrías de las que sin duda había sido testigo, no podía entender por qué sonreía y hablaba con tanta facilidad de la guerra.

Lali frunció el entrecejo y le dio un giro a la conversación.
—Lali: El Register era un gran periódico, ¿no es así? Debió de publicar a menudo.
—Peter: Lo suficiente.
—Lali: ¿Tiene algún ejemplar de sus artículos?
—Peter: No.
—Lali: Qué lástima. Me habría gustado leer algo escrito por usted. ¿Firmaba con sus iniciales o...?
—Peter: Rebelde. Ese era mi seudónimo. No podía utilizar mis iniciales porque mis puntos de vista a menudo no eran demasiado populares. A mis... compañeros... no les habría gustado el hecho de que nunca viese ángeles o estandartes dorados en el campo de batalla. Todo lo que podía ver era dolor e indignidad. Incluso cuando ganábamos una batalla, yo solo veía la desdicha en el triunfo... Pero tal vez me faltaba imaginación.

Lo miró con expresión de sorpresa.
—Lali: Yo… yo leí un artículo suyo. Usted escribió sobre la caída de Atlanta mejor que nadie... Los refugiados, y los niños en las calles, y los desertores. No me ha engañado, ¿a que no? Jamás le perdonaría si no me dijese la verdad sobre esto...
—Peter: No la engaño —El rostro de Peter adquirió en ese momento un aspecto grave y seco.
—Lali: Escribió usted un libro sobre la guerra cuando finalizó... o al menos alguien utilizó el seudónimo Rebelde...
—Peter: Yo lo escribí.
—Lali: Todo el mundo lo leyó... Bueno, yo todavía no... pero lo leeré.
—Peter: Hágalo, por favor. Mis ingresos por los derechos del libro han disminuido últimamente.

Lali no sonrió. Permaneció en la misma postura, con los ojos clavados en el periódico que tenía en las manos sin fijarse en palabra alguna. Se sentía conmovida. Un reportero llamado Rebelde había escrito sobre las batallas de Georgia, la gente huyendo en tropel de Marieta, la desesperación y la fatiga de Atlanta durante el asedio. Sus palabras eran tan desoladoras y deprimentes que finalmente había logrado entender, siquiera en cierta medida, el horror al que habían tenido que enfrentarse todas aquellas personas al ver cómo se venía abajo todo su mundo. Le resultaba difícil creer que el hombre que estaba sentado a su lado era aquel reportero.

—Lali: Yo busqué más artículos firmados por usted —dijo ella—. Estaba segura de que cualquier cosa que escribiese sobre la rendición la publicarían. Pero no apareció nada más.
—Peter: Yo no estuve en la rendición. Me hirieron en Harpeth Creek. Nos enviaron a un ataque suicida. Un noble y definitivo intento de ganar la guerra. La mayoría de los soldados del regimiento murieron.
—Lali: Me alegro de que no fuese usted uno de ellos —dijo con los ojos bañados en lágrimas a pesar de sus esfuerzos por contenerlas. Él alzó la vista sorprendido al apreciar el temblor en su voz, pero acto seguido sacudió la cabeza y sonrió forzadamente.
—Peter: Es usted demasiado sensible, muchacha.
—Lali: Lo sé. Benjamín dice que no debería llorar con tanta facilidad, pero a veces...
—Peter: Otra vez Benjamín. No creo haber conocido tan bien nunca a un hombre y tenerle tan poca estima sin haberlo visto siquiera.
Ella rió y se sorbió las lágrimas.

Peter le cubrió las manos con una de las suyas, y ella apretó los dedos al sentir el calor y la fuerza. Muy lentamente, volvió la palma de su mano para tocar la de Peter, y sus dedos se entrelazaron. Una desconocida dulzura recorrió todo su cuerpo. No hay nada de malo en cogerse de la mano, se dijo a sí misma a modo de excusa. Sin embargo, de alguna manera aquel gesto le hizo sentirse desleal para con Benjamín, pues no cabía duda de que le provocaba placer el tocar a otro hombre. El apretón de manos se hizo más intenso durante unos segundos, después Peter la soltó, causando en Lali un curioso sentimiento de pérdida.

—Peter: Voy a cortar más leña —dijo, a lo que ella asintió en silencio, repentinamente confundida y deseosa de alejarse de él... Y aun así reacia a dejarlo ir.

Continuará...
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Hooola
les dejo otro cap, sé que aún hay muchas preguntas y dudas respecto a Peter y cosas, pero les pido q no se preocupen, pronto todo irá tomando forma... ;)

Tenemos pendiente una maratón no? :)

+15 comentarios y MAS NOVELAAAAAA!!

19 comentarios:

  1. me encantan me encanta
    massssssssssssssssssss

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  2. Me gusta como le marca su fijacion con Benjamin!Sigo sosteniendo q ahí hay algo raro en esa relacion!

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  3. Sólo tomarle la mano la estremecio más q cualquier contacto con su prometido de años!

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  4. pq lo tiene q nombrar a benjamín siempre!! es como un forma de negar que tiene ella más!!

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  5. me carga que hable tanto de benjamin

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  6. ohhhh!! A Lali ya le gusta Peter! jaja maaaaas @flordemariia

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  7. Leyó alguno d sus artículos ,y parece k le gustaron ,xk reflejaban la verdad,y esta no estaba para nada disfrazada.

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  8. Me alegra que te sientas mejor!! y tenes qe ver mis caras leyendo la nove son mortales =$ - :| - n.n - u.u - :D - :D----- (cuando describis algo de Peter) - :) - :O - =3 ♥ JAJAJAJA ME ENCANTAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA ♥ SEEEEEEE que le sea desleal!?!?!?! @LuciaVega14

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