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domingo, 30 de septiembre de 2012

Capítulo 17



Cuando acabó la comida se pasó a las relaciones. Mientras las mujeres volvían a meter en las cestas lo que había sobrado y doblaban las mantas, los hombres se reunían para intercambiar comentarios. Lali y Mery se sentaron juntas, y charlaron un rato aliviadas de que Benjamín y Peter se separasen y fuesen a grupos distintos.

—Mery: No pensé que pudiese causar problemas unir a esos dos —dijo mientras sacudía la cabeza con incredulidad—. Benjamín es siempre tan... tan amable y simpático con todo el mundo, tan caballeresco. Y el señor Lanzani... No entiendo por qué siendo un traidor y un rebelde es uno de los hombres más encantadores que he conocido nunca.
—Lali: Para Benjamín aún es demasiado pronto para entablar amistad con un sudista —explicó— Él no ha podido olvidar lo que los confederados le hicieron a algunos de sus amigos. A pesar de que Pet... el señor Lanzani no le ha hecho nada a nivel personal, la cuestión es que lucharon en bandos opuestos y ninguno de los dos puede olvidarlo.
—Mery: Siempre creí que los confederados eran antipáticos y bruscos —señaló pensativa—. Pero él no me parece...
—Lali: Por supuesto que no. Es un hombre como Benjamín o cualquiera de nuestros amigos...
Se vio interrumpida por los disparos y los gritos exultantes de los hombres que llegaban del prado más allá de la zona de picnic—. Una competición de tiro. Ahí es donde han ido todos.

Atravesaron el claro del prado donde se habían ido los hombres. Les emocionaba invadir la privacidad de una competición de tiro porque a los hombres siempre les agradaba tener público y ser admirados por las mujeres.

Benjamín era el mejor tirador de Concord... tal vez incluso de todo Massachusetts. Durante la guerra había recibido muchas medallas y todo tipo de reconocimientos. Todos se sentían orgullosos de él por haber luchado con semejante entrega en el ejército de la Unión.

En el límite del prado se encontraba David Fraser, a ciento cincuenta metros de un tronco que había colocado sobre dos tocones. Con mucho cuidado, alzó un rifle y se tomó su tiempo para apuntar a una de las siete latas que estaban alineadas encima del tronco. Disparó y el cartucho vacío cayó al suelo. Unos cuantos hombres rieron y se burlaron de la mala puntería de David, pues las siete latas seguían donde las habían dejado.

—Me rindo. Es tu turno —le dijo David a Benjamín, que agarró el rifle sin dejar de reír.
Benjamín se tomó su tiempo para reponer los cartuchos del rifle y después miró en dirección a Lali para ver a las dos jóvenes sentadas sobre una gran roca.
—Mery: Eres la mujer más afortunada del mundo —le susurró—. Benjamín te adora. Y es tan caballeroso y guapo...
—Lali: Sí…—respondió, sonando no tan segura como le hubiera gustado.

Benjamín apretó el gatillo. Un disparo y la primera lata voló por los aires. Dos, tres, cuatro... Las siguientes latas cayeron en rápida sucesión. Cinco. Seis, siete. No falló un solo tiro. Todos lanzaron exclamaciones y silbidos al tiempo que Benjamín sonreía con modestia y miraba a Lali.

—Benja: ¿Alguien quiere retarme? —preguntó —. Le daré ventaja. Me colocaré más lejos o...
—Mery: Ponte una venda en los ojos —sugirió, y todos rieron.
 —Creo que hoy es mi día de suerte —dijo David Fraser en medio del alboroto—. Te reto, Benjamín, pero yo me quedaré aquí y tú tienes que ir hasta los doscientos metros.
—Mery: Le daré veinticinco centavos a quien logre vencerle —declaró a voz en grito.
—Benja: ¿Y qué ofreces tú, Lali? —preguntó.
—Lali: Un beso para el ganador —dijo, y se escucharon las risas ante su ocurrencia, pues sabían que Benjamín ganaba siempre.

—Interesante oferta —se escuchó decir a una nueva voz. Todos miraron hacia la derecha, donde vieron a Peter Lanzani medio apoyado, medio sentado sobre una roca saliente. Lo dijo con voz suave pero contundente, y añadió—: ¿Puede participar cualquiera en esta competición?

A Lali se le heló la sangre. Bajó la vista hacia sus manos y entrecruzó los dedos con fuerza.

—Benja: Yo que usted no me metería en problemas, señor Lanzani —dijo tenso, pues cualquier atisbo de diversión o amabilidad había desaparecido de su rostro— Soy muy buen tirador... y pueden dar prueba de ello unos cuantos rebeldes.
Al parecer, a Peter aquel comentario no le afectó lo más mínimo, pues clavó los ojos en la lejanía del prado y sonrió.
—Peter: Muy bien. Entonces veré cómo lo hace. No le molestaré.

Pero le había molestado durante toda la tarde, y ambos lo sabían. La competición de tiro, que hasta ese momento estaba presidida por el buen humor, adquirió tintes de batalla campal.
—Benja: No. Mejor únase a nosotros. Por favor —le invitó con una expresión de desagrado que Lali no conocía.

David le entregó el rifle a Benjamín y se retiró respetuosamente.
—Benja: ¿Desea hacer algunos disparos de prueba?
—Peter: No, gracias.
Colocaron las latas en su sitio, Benjamín cargó el rifle y después miró a Peter.
—Benja: ¿Sabe cómo disparar con un Spencer? Es un poco diferente a esas antigüedades que utilizaban los rebeldes.
—Peter: Creo que sabré hacerlo. —se puso en pie y caminó hasta el punto desde el que habían estado disparando. Entrecerró los ojos y miró las latas—. ¿Por qué no nos alejamos hasta los doscientos metros? —sugirió provocando que creciese un murmullo a su espalda.

Todos los músculos del cuerpo de Lali estaban en tensión mientras observaba cómo Benjamín apuntaba. Disparo tras disparo, tumbó todas las latas, haciéndolas saltar del tronco con claridad. Cuando acabó, todos dejaron escapar un suspiro de alivio y le felicitaron todavía sorprendidos por sus estupendas dotes como tirador.

Nadie disparaba tan bien como Benjamín, y Peter iba a quedar como un tonto frente a todo el grupo. Lali deseó no haber estado allí para comprobarlo, y no pudo evitar sentir un impulso protector hacia Peter al verlo recargar el Spencer y recorrer con los dedos la culata del rifle.

A Lali le llamó la atención lo relajado de su postura. Parecía como si no se tomase todo aquello muy en serio. Le sorprendió el estallido del primer disparo... ¡apenas había tenido tiempo para apuntar!
Los disparos se sucedieron con tal rapidez que Lali se preguntó si el arma se había transformado en sus manos. Tras el séptimo disparo, Peter se volvió y miró a Lali; sus ojos parecían brillar con fuego.

—Santo Dios —escuchó Lali exclamar a alguien, y no sin esfuerzo se obligó a mirar hacia el tronco. Había tumbado todas las latas. Un estremecedor silencio recorrió el prado.
—Lali: Empate —dijo, tan sorprendida ante aquella increíble demostración que apenas le salió la voz.
Peter no apartó la mirada de su cara.
—Peter: ¿No significa eso que ambos merecemos un beso?
—Lali: No. Eso significa que ninguno de los dos lo merece —replicó ella.
—Benja: Significa que la contienda no ha finalizado —espetó— Dispararemos desde doscientos veinticinco metros. El primero que falle, pierde.

En los minutos siguientes hubo mucho movimiento.  Una tras otra, Benjamín fue abatiendo todas las latas. Sus ojos marrones brillaban con fría satisfacción.

Después le tocó el turno a Peter y acertó todas las latas sobre el tronco con una alarmante rapidez. Era realmente bueno. Prosiguió la competición sin desprenderse de una ligera sonrisa, y esa despreocupada actitud daba a entender que todo aquello era ridículamente fácil para él.

Benjamín, por otra parte, parecía más irritado de lo que podía soportar, más y más tenso con cada nueva ronda. Lali observó con silenciosa angustia cómo la cara de Benjamín iba enrojeciendo y sudaba. Nunca lo había visto tan enojado.

Estaba realmente preocupada, porque nunca nadie había ganado a Benjamín en una competición de tiro, y en caso de perder le sentaría fatal.

Y, de algún modo, todos sabían que iba a perder.

Sintió que Peter la miraba. Ella lo miró de reojo, incapaz de refrenar la ansiedad y la ira de su propia mirada. De repente, aquel deje de disfrute que presidía el rostro de Peter desapareció, y se pasó una mano por el pelo. Cuando agarró el rifle en esta ocasión, sus movimientos fueron mucho más lentos. Miró de soslayo a Lali y después apuntó. Una, dos, tres... cuatro, cinco... seis. Se produjo un leve momento de espera antes de disparar a la última.

La séptima lata quedó en pie.

Mery lanzó un grito y saltó de la roca para salir corriendo hacia Benjamín. El entusiasmo estalló entre los presentes y todos rodearon a Benjamín, le palmearon la espalda y lo felicitaron con vigor.

Lali permaneció sentada. Peter caminó hacia ella.

Aunque ninguno de los presentes lo sabía, ¡había dejado ganar a Benjamín!

—Lali: Ha fallado a propósito —dijo en voz baja.
Él la miró sin ocultar el destello de ansia en su mirada.
—Peter: Lo he hecho por usted —respondió con voz grave—. A pesar de que bien sabe Dios lo mucho que me irritó hacerlo.
—Lali: ¡No crea que le debo nada!

Se volvió deprisa y se deslizó por la roca. Él la agarró por los codos y la ayudó a bajar. Lali se sintió extrañada por las sensaciones que recorrieron su cuerpo con el mero roce de las manos sobre su piel. A pesar de toda la gente que había allí y de que Benjamín se encontraba a unos pocos metros de distancia, deseó, contra su propia voluntad, abrazar a Peter Lanzani.

Se apartó de él y echó a correr hacia el grupo que rodeaba a Benjamín, abriéndose camino hasta llegar a su lado. Cuando volvió a mirar hacia la roca, Peter ya no estaba allí.

Continuará...
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Holaaaaaaa chicas! como van?
mañana lunes que feo... :O

Bueno en unos cuantos caps ya vamos a tener nuestro factor desencadenante! ;) 

Matatón!!!!
+15 firmas y masssssssssssssssssssssssss 

18 comentarios:

  1. pq el se merecía le beso!!! No ves es mas tierno peter, para no ponerla en apuros pierde!! Más!!!

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  3. Que lindo cap! Me encanto! Aunque prefiero que Benjamin pierde, tiene que saber que no puede ganar siempre!!!
    Massssssssss

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  4. M ncantooo mas noveee qiero ya a los dos juntos!!!!

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  5. Me encanto!!!!!! Que lindoooooo!!!!
    Masssssssssss
    Besos, Yov (:

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  6. MASMASMASMASMASMASMASMAS!!!!!!!!

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  7. ai dios, Lali ya me está matando de irritación! El pobre hasta perde del estupido, idiota, asqueroso de benjamin por ella, y ni bola le da!!!
    más nove

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  8. El beso se lo debe, si o si.

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  9. Factor desencadenante...jodeme q lo matas a Benjamin,JAJAJA!No me imagino q se viene otro beso!

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  10. Peter es muy bueno yo ni en pedo ni por ella (soy muy competitiva) JAJAJAJAJ por eso y porque le da una razon para que Benjamin se burle de el -.- factor desencadenante :O jajajajaja chan chan qe ser! @LuciaVega14

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