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jueves, 3 de mayo de 2012

Capítulo 4



Peter ignoraba qué lo había impulsado a visitar el plató de Nuestras vidas, nuestros amores. El guión en el que estaba trabajando parecía haber embarrancado, y quería volver a ver a Lali. Tal vez fuera porque, cuando intentaba trabajar, seguía sintiendo el olor de las violetas. Dos veces había hecho intento de tirarlas a la basura, pero al final había desistido.

Una parte de él reprimida desde hacía mucho tiempo necesitaba aquellas cosas, por más que le disgustara reconocerlo.
De modo que había ido en busca de Lali diciéndose que quería simplemente verla trabajar antes de darle el papel de Rae. Era lógico, perfectamente natural. Y, si embargó, había intentado resistirse a ello.

Lali estaba en la cocina, sentada a la mesa con los pies descalzos apoyados en una silla, mientras Nico Riera, que hacía el papel de Nicolás, el novio de juventud de Marianella, hacía un solitario. En otro lado del plató, los padres televisivos de Lali hablaban sobre sus hijos. Cuando hubieran acabado, Nico y Lali grabarían su escena.

-Lali: Seis negro sobre siete rojo -masculló ella, y Nico le lanzó una mirada de fastidio.
-Nico: Esto es un solitario -le recordó él-. O sea, que lo hace uno solo.
-Lali: Es un juego antisocial.
-Nico: A ti hasta un walkman te parece antisocial.
-Lali: Porque lo es -sonriendo dulcemente, movió el seis ella misma.
-Nico: ¿Por qué no llamas al Comité para la Salvación de los Mamíferos Terrestres de Tres Patas? Seguramente te invitarán a su próximo almuerzo.
Lali pensó que no era el momento más adecuado para pedirle un donativo para el refugio para gatos en el que estaba interesada en esos momentos.
-Lali: No seas tan quisquilloso -dijo suavemente- Se supone que me adoras.
-Nico: Debí hacer que me examinaran la cabeza cuando me dejaste tirado por Ramiro.
-Lali: Fue culpa tuya por no explicarme qué hacías en ese hotel con Luna.
Nico dejó escapar un soplido y le dio la vuelta otra carta.
-Nico: Debiste confiar en mí. Uno tiene su orgullo.
-Lali: Ahora estoy atrapada en un matrimonio desastroso y puede que embarazada.
Él alzó la mirada y sonrió.
-Nico: Los índices de audiencia subirán como la espuma. ¿Has visto los de esta semana? Hemos subido tres puntos.
Ella apoyó los codos sobre la mesa.
-Lali: Espera a que las cosas vuelvan a calentarse entre Marianella y Nicolás -puso un diez negro sobre la sota de diamantes- Arderán las brasas, saltarán chispas de pasión.
Él le dio una palmada en la mano.
-Nico: A ti eso se te da de maravilla -incapaz de resistirse, añadió- Hace seis meses que no te beso.
-Lali: Entonces, grandullón, cuando tengas la oportunidad, hazlo bien. Marianella no se conformaría con cualquier cosa -levantándose, se alejó lánguidamente para que le revisaran por última vez el maquillaje.

El decorado del hospital ya estaba listo para la breve pero intensa escena del reencuentro entre los antiguos amantes, Marianella y Nicolás. A Lali le pintaron sutiles trazos oscuros bajo los ojos para aparentar que había pasado la noche sin dormir. El resto del maquillaje le confería una suave palidez.

Y entonces las cámaras empezaron a rodar.

Marianella estaba en su despacho, rebuscando en su archivo. Parecía muy tranquila, en pleno dominio de sí misma. Su expresión era totalmente serena. De pronto, cerró el cajón y, dándose la vuelta, comenzó a pasearse por el despacho. Cuando montaran la cinta, insertarían allí un flash back en el que ella recordaría el instante en que había sorprendido in fragranti a su marido y a su hermana. Marianella agarró una taza de porcelana de su mesa y la estrelló contra la pared.

Llevándose el dorso de la mano a la boca, observó fijamente los fragmentos rotos. Al oír que llamaban a la puerta, cerró los puños e hizo visibles esfuerzos por recomponerse. Rodeó despacio el escritorio y se sentó.
-Pase.
La cámara enfocó a el doctor Nicolás Morales, un hombre de aspecto y maneras ásperas y apremiantes que había sido el primer y único amante de Marianella antes de su matrimonio.
Mientras la cámara grababa la entrada de Nico, Lali le hizo una mueca y le sacó la lengua. Nico le dedicó una de aquellas largas miradas que hacían temblar el corazón de las telespectadoras.
-Marianella, ¿tienes un minuto?
Cuando la cámara volvió a enfocarla, Lali tenía otra vez un semblante serio y contenido, bajo cuya serenidad se adivinaba un atisbo de tensión.
-Desde luego -juntó las manos sobre la mesa, evidenciando así una sutil muestra de nerviosismo.
-Tengo un caso de violencia doméstica -empezó a decir él con el tono crispado, casi desabrido, de su personaje. Tanto Marianella como varios millones de espectadoras encontraban irresistible su estilo de diamante en bruto- Necesito tu ayuda.
Iniciaron la escena, sentando los cimientos de una línea argumental que haría que se encontraran una y otra vez durante las siguientes semanas y que creciera entre ellos la tensión sexual. En un momento en que la cámara estaba a espaldas de Nico, este se puso bizco y sacó los dientes. Al volver hacia su archivador, ella lo pisó deliberadamente. Nada de ello alteró el ritmo de la escena.
-Pareces cansada - hizo amago de tocarle el hombro, pero se detuvo. Sus ojos irradiaban frustración-. ¿Va todo bien?
Marianella se dio la vuelta y le lanzó una mirada franca y conmovedora. Abrió la boca, temblorosa, y volvió a cerrarla. Se giró lentamente hacia el archivador y cerró despacio el cajón.
-Sí, todo va bien. Estoy muy ocupada. Y dentro de unos minutos tengo cita con un paciente.
-Entonces, me voy -él se acercó a la puerta y se detuvo. Con la mano en el picaporte, la miró fijamente- Mar...
Marianella siguió dándole la espalda. La cámara se acercó mientras ella cerraba los ojos y procuraba refrenarse.
-Veré a tu paciente mañana Griff -dijo con un ligerísimo temblor en la voz.
Él aguardó cinco segundos.
-Está bien.
Al oír que la puerta se cerraba, Marianella se llevó las manos a la cara.

-Corten.
-Nico: Esta me la vas a pagar -dijo abriendo de nuevo la puerta del decorado- Me lastimaste el pie!
Lali lo miró batiendo las pestañas.
-Lali: Sos un debilucho.
-Nev: Está bien, chicos -dijo suavemente el director- vamos a grabar los primeros planos.
Lali se colocó obedientemente tras el escritorio de Marianella. Fue entonces cuando vio a Peter. Su rostro delató sorpresa y placer, aunque la expresión de Peter no parecía acogedora. La estaba mirando con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre el informal jersey negro. No le devolvió la sonrisa, ni Lali esperaba que lo hiciera. Peter Lanzani no sonreía a menudo. Lo cual aumentaba el deseo de Lali de hacerle reír.

Había pensado en él más de la cuenta desde su último encuentro. De momento, tenía muchas cosas en que pensar, tanto en su vida privada como en la profesional, y aun así a menudo se había sorprendido preguntándose por Peter Lanzani y por lo que se ocultaba bajo su fachada de indiferencia. Había creído vislumbrar algo cálido y accesible bajo su apariencia. Y eso bastaba para impulsarla a indagar un poco más. Por otra parte, estaba aquella punzada de emoción, una punzada que recordaba con perfecta claridad. Quería sentirla otra vez, disfrutar de ella, comprenderla.

Al acabar de rodar, tenía una hora libre antes de que Paula y ella representaran la escena de su confrontación en el decorado del salón de los Lane.
-Lali: Jerry, he encontrado un gatito para tu niña -le dijo a uno de los técnicos al levantarse- Tiene manchas de colores. Puedo traértelo el viernes.
-Nico: Ya estamos otra vez -dijo con un suspiro.
Lali no le hizo caso y, saltando por encima de una cable, se acercó a Peter.
-Lali: Hola, ¿quieres un café?
-Peter: De acuerdo.
-Lali: Tengo una cafetera en mi camerino. El que dan en la cantina es puro veneno -ella fue delante, sin molestarse en preguntarle qué hacía allí. La puerta del camerino estaba abierta, como siempre. Lali entró y se acercó sin preámbulos a la cafetera- Tendrás que conformarte con leche en polvo.
-Peter: Lo prefiero solo.
En el camerino reinaba el desorden. Prendas de vestir, revistas y panfletos cubrían todo el espacio disponible. El tocador estaba cubierto de botes, frascos y fotografías enmarcadas del reparto. Olía a flores frescas, a maquillaje y a polvo. En la pared había un calendario abierto por la página de febrero, a pesar de que estaban a comienzos de mayo. El reloj eléctrico, desenchufado, se había parado en las 7:05. Peter contó tres pares y medio de zapatos esparcidos por el suelo.
En medio de todo aquello permanecía Lali, vestida con un traje de seda salvaje de color melocotón, con el pelo castaño y lustroso recogido en un sofisticado moño. Olía como debía oler una mujer al atardecer: a un perfume suave y levemente perturbador. Cuando el café comenzaba a gotear en la cafetera, Lali se volvió hacia Peter.
-Lali: Me alegro de volver a verte.
La sencillez de aquella declaración casi convenció a Peter de su sinceridad. La observó con cautela, manteniendo una distancia prudencial entre ellos.
-Peter: La grabación ha sido muy interesante. Tenés talento, Lali. Le has sacado a esa escena todo su jugo.
Ella tuvo de nuevo la impresión de que aquello era más una crítica que un cumplido.
-Lali: En una teleserie, es necesario. Aquí trabajamos con pequeñas cápsulas. Algunas personas solo nos ven un par de veces por semana. Y hay otros que solo nos sintonizan por casualidad. Tenemos que atrapar su atención.
-Peter: Tu personaje -él observó el traje, aprobando su discreta elegancia- yo diría que es una mujer muy profesional y contenida que en estos momentos atraviesa una crisis personal. Entre ella y el joven doctor saltaban chispas de erotismo.
-Lali: Muy bien -con una sonrisa, tomó dos tazas desparejadas- Lo has resumido a la perfección. ¿Quieres unos M & M's? Tengo una pequeña reserva en el cajón.
-Peter: No. ¿Siempre haces payasadas, en el set cuando no estás en cámara?
Ella echó leche en polvo en un café, añadió una generosa cucharada de azúcar y le tendió su taza a Peter.
-Lali: Nico y yo mantenemos una pequeña competición, a ver quién consigue que el otro meta la pata primero. La verdad es que hace que agucemos el ingenio y rebaja el nivel de tensión -ella quitó las revistas que había encima de una silla y las dejó distraídamente en el suelo- Siéntate.
-Peter: ¿Cuántas páginas de diálogo tienes que aprenderte cada semana?
-Lali: Depende -dijo ella, y bebió un sorbo de café- Ahora cada capítulo dura una hora, así que solemos hacer ochenta y cinco páginas de guión al día. Algunos días, si aparece mi personaje, puedo tener hasta veinte o, treinta, pero normalmente grabo solo tres días por semana. No hacemos demasiadas tomas -abriendo un cajón del tocador, sacó un puñado de golosinas y comenzó a comérselas una a una- Dicen que es lo más parecido a la televisión en directo que se puede ver.
Él bebió sin dejar de observarla.
-Peter: Parece que disfrutas trabajando en esto.
-Lali: Sí, me siento muy cómoda con Marianella. Por eso precisamente quiero hacer también otras cosas. La rutina es un lugar muy cómodo, pero también puede ser muy tedioso.
Él paseó la mirada por la habitación.
-Peter: No te imagino en un lugar como ese del que hablas.
Lali se echó a reír y se sentó al borde del tocador.
-Lali: Un cumplido fantástico. Y no los prodigas mucho -algo en la fría y distante expresión de Peter la hizo sonreír- ¿Te apetece cenar? -preguntó, dejándose llevar por un impulso.
Por un instante, el semblante de Peter delató sorpresa. Era la primera vez que Lali veía en él aquella expresión.
-Peter: Es un poco pronto para cenar -dijo suavemente.
-Lali: Me gusta hablar contigo -dijo ella, asintiendo- Contigo la conversación nunca es aburrida. Si estás libre esta noche, puedo recogerte a las siete.
Le estaba pidiendo una cita, pensó Peter. De manera muy sencilla, muy suave, en un tono más amistoso que seductor. De nuevo se preguntó cuáles serían sus intenciones.
-Peter: Está bien, a las siete -metiendo la mano en el bolsillo, sacó un cuaderno y anotó algo- Aquí tienes mi dirección.
Lali tomó el papel y lo leyó, dejando escapar un sonido que indicaba admiración.
-Lali: Mmm, debes de tener una vista fantástica del parque -alzó la mirada y le lanzó aquella sonrisa que a Peter le hacía pensar que se estaba riendo de una broma privada-. Soy una fanática de las vistas.
-Peter: Ya lo he notado.
Peter se acercó al tocador para dejar su taza y se quedó tan cerca de ella que sus piernas se rozaron. Ella no se apartó, sino que siguió mirándolo con sus ojos claros y vivos. Había algo mortal en aquella cara, pensó Lali. Algo que cualquier mujer reconocería y de lo que, si era sensata, se mantendría alejada. Fascinada, Lali contó los latidos de su pulso acelerado.
-Peter: Te dejo para que continúes con tu trabajo.
Él se movió levemente y el contacto quedó roto. Lali permaneció donde estaba.
-Lali: Me alegro de que hayas venido -dijo, aunque ya no sabía si era cierto.
Él asintió y se fue.

Lali se quedó sentada al borde del tocador, preguntándose por primera vez en su vida si no habría mordido más de lo que podía masticar.

--

El sol, una gran bola roja, empezaba a ponerse cuando Lali se bajó del taxi a dos manzanas del edificio de apartamentos de Peter. Quería pensar un rato en la llamada de teléfono que había recibido acerca de Chris, el hijo de su hermano.
Pobre pequeño, pensó. Tan frágil, tan responsable. Se preguntaba cuánto tiempo pasaría antes de que los tribunales decidieran sobre su destino. Deseaba tanto que estuviera a su lado que se negaba a pensar que las cosas no salieran como ella quería. El hijo de su hermano, que había quedado huérfano repentinamente, era profundamente infeliz con sus abuelos maternos.

Ellos no lo querían, pensó Lali. Entre el amor y el deber había un mundo. Cuando todo estuviera arreglado, Lali podría darle la infancia feliz y despreocupada que ella había tenido, con las ventajas económicas que a ella le habían faltado.
No quería pensar en las complicaciones. Si se detenía a pensar en ellas, empezaría a dudar del resultado, y no podría soportarlo. Sus abogados y ella estaban dando todos los pasos necesarios.

Lali no quería que la publicidad afectara a su sobrino. Debido a ello había mantenido el asunto en secreto, cosa que raramente hacía. O tal vez fuera porque no tenía a nadie a quien hablarle de ello, pensó, preocupada. Cada día se decía que Chris iría a vivir con ella antes de que acabara el verano. Mientras se lo repitiera una y otra vez, sería capaz de creerlo. Ahora era casi de noche y no había nada más que pudiera hacer al respecto.

Eran poco más de las siete cuando apretó el botón del ascensor del elegante edificio de Park Avenue en el que vivía Peter. Ya había conseguido ahuyentar el leve nerviosismo que Peter le causaba y había decidido disfrutar de la velada. La idea de que aquel hombre pudiera ponerla nerviosa le infundía una extraña curiosidad. Le gustaban los hombres, las diferencias esenciales de personalidad entre ellos y las mujeres. Muchos de sus mejores amigos eran hombres de dentro y de fuera del mundillo artístico. Pero solo eran eso: amigos. Lali era muy cautelosa respecto al amor. Consciente de que se dejaba llevar por sus emociones, siempre había sido muy prudente respecto a las relaciones físicas.

Era una romántica y no se avergonzada de ello. Nunca había dudado de que todo el mundo tenía reservado un gran amor y no estaba dispuesta a conformarse con menos. Cuando encontrara al hombre adecuado, lo sabría. No le importaba que fuera al día siguiente o al cabo de veinte años, con tal de encontrarlo. Mientras tanto, llenaba sus días con su trabajo, sus amigos y sus causas. Sencillamente, Lali Espósito no creía en el aburrimiento.

Le gustó el pasillo silencioso y enmoquetado que llevaba al apartamento de Peter. Tenía un alto friso y era elegante, pero al alzar la mano para llamar al timbre, volvió a sentir aquel extraño hormigueo de nerviosismo.

En el interior del piso Peter permanecía de pie junto a los altos ventanales que miraban sobre Central Park. Estaba pensando en Lali. Prácticamente no había hecho otra cosa en todo el día. Y eso no le agradaba.

Por dos veces había estado a punto de llamarla para cancelar la cita, diciéndose que tenía trabajo que hacer. Intentaba convencerse de que no tenía tiempo ni ganas de cenar con una actriz a la que apenas conocía, pero al final no la había llamado porque seguía viendo el modo en que se suavizaban los ojos de Lali, la forma en que cambiaba toda su cara cuando sonreía.
Un truco profesional. Cande los tenía a montones y a menos que Peter se equivocara por completo, aquella mujer era tan buena actriz como Candela Vetrano. Eso era lo que se decía a sí mismo y sin embargo... Y sin embargo no había cancelado la cita.

Al oír el timbre, giró la cabeza hacia la puerta. Tan solo era una noche, se dijo. Unas cuantas horas durante las cuales podría estudiar a la mujer que probablemente interpretaría el papel protagonista en una película importante. Apenas tenía dudas de que, antes de que acabara la cita, Lali intentaría alguna estratagema para asegurarse el papel.

Encogiéndose de hombros, Peter se acercó a la puerta. Así eran los negocios, y ella estaba en su derecho de intentarlo.
Entonces, al abrir la puerta y verla sonriendo, se dio cuenta de que la deseaba con una intensidad que no sentía desde hacía años.
-Lali: Hola. Qué guapo estás -dijo ella.
La lucha que mantenía con el deseo hizo que Peter apareciera más distante y que su voz sonara más escrupulosamente educada.
-Peter: Entra.
Lali atravesó el umbral y observó la habitación con evidente curiosidad. El piso parecía muy limpio. Reinaba en él un orden meticuloso y también era elegante. Por alguna razón, a Lali le pareció que aquella casa no cuadraba con la expresión áspera y decimonónica de Peter. No, aquella formalidad resultaba excesiva para un hombre de su aspecto y sus ademanes. A pesar de que la casa no le pareció acogedora, la admiró su belleza más bien pasiva y su racional elegancia.
-Lali: Un hombre muy puntilloso -murmuró, acercándose a las ventanas para contemplar la vista de la ciudad.

Llevaba un vestido con metros y metros de falda y un arco iris de colores. Peter se preguntó si sería por eso por lo que de pronto sentía que se había producido una extraña tensión en la estancia. Él prefería la quietud, el silencio, incluso la soledad. Sin embargo, de algún modo, sintió por primera vez la tentación de disfrutar del calor que parecía haber invadido su casa.
-Lali: Yo tenía razón -dijo, metiendo las manos en los profundos bolsillos de su falda- Es precioso. ¿Dónde trabajas?
-Peter: Tengo un despacho en otra habitación.
-Lali: Yo seguramente habría puesto mi mesa aquí mismo -riendo, se volvió hacia él de tal modo que la mezcla de colores de su vestido pareció vibrar- Claro que no avanzaría gran cosa -los ojos de Peter eran verdes y penetrantes, su rostro permanecía tan inexpresivo que parecía estar pensando en otra cosa, o en nada- ¿Miras a todo el mundo así?
-Peter: Supongo que sí. ¿Quieres una copa?
-Lali: Sí, un vermú seco, si tienes -se acercó a un aparador de madera de cerezo y observó la colección de Waterford que poseía Peter. Nadie desprovisto de pasión atesoraría objetos tan delicados, tan capaces de atrapar el fulgor de la luz. ¿Dónde estaba la pasión de Peter?, se preguntaba Lali. ¿Estaría enterrada tan adentro que la había olvidado, o simplemente entumecida por falta de uso?
Peter se detuvo a su lado y le ofreció un vaso.
-Peter: ¿Te gusta el cristal?
-Lali: Me gustan las cosas bonitas.
¿Y a qué mujer no?, Pensó él amargamente. Un abrigo de lince ruso, un diamante en forma de pera. Sí, a las mujeres les gustaban las cosas bonitas, sobre todo cuando se las proporcionaban los demás. Él ya estaba harto de todo eso.
-Peter: Hoy he visto la serie -comenzó, decidiendo darle a Lali ocasión de presentar su caso y descubrir sus estratagemas- Haces muy bien el papel de psiquiatra competente.
-Lali: Marianella me cae bien -bebió un sorbo de su vermú- Es una mujer muy estable con leves trazas de debilidad y pasión. Me gusta ver si puedo sacarlas a la luz de manera sutil, sin mostrarlas por completo. ¿Qué te ha parecido la serie?
-Peter: Un amasijo de enredos y complicaciones. Pero me ha sorprendido que el argumento no incluya enfermedades fatales y tórridas escenas de cama.
-Lali: Estás desfasado -ella sonrió por encima del vaso- Naturalmente, todos los culebrones incluyen esos elementos en ciertas dosis, pero nosotros nos hemos diversificado mucho. Tenemos asesinatos, política, asuntos sociales, incluso ciencia ficción. Ahora, con la carrera por los índices de audiencia, grabamos mucho en exteriores -bebió de nuevo. Esta vez, en su mano relucía un ópalo de un azul blanquecino- El año pasado rodamos en Grecia y en Venecia. No había comido tanto en toda mi vida. Nicolás y Marianella hacían una escapada a Venecia, pero alguien se la saboteaba. Supongo que te habrás fijado en Paula. Hace el papel de mi hermana Luna.
-Peter: Ah, sí, la malvada -asintió-. Conozco el tipo.
-Lali: Oh, Luna lo hace de maravilla. Es una mujer intrigante, pérfida y calculadora, y casi siempre desagradable. Paula se lo pasa en grande con ella. Luna ha, tenido una docena de aventuras, ha roto tres matrimonios y arruinado la carrera de un senador. El mes pasado empeñó el broche de esmeraldas de nuestra madre para pagar sus deudas de juego -dando un suspiro, Lali bebió otra vez- Ella sí que sabe divertirse.
La sonrisa de Peter brilló de pronto, permaneciendo en sus ojos al mirar a Lali.
-Peter: ¿Te refieres a Paula o a Luna?
-Lali: A ambas, supongo. Me preguntaba si lo con seguiría.
-Peter: ¿El qué?
-Lali: Hacerte sonreír. No sonríes muy a menudo, ¿sabes?
-Peter: ¿Ah, no?
-Lali: No -sintió de nuevo aquella punzada, aguda y claramente física. Su mirada se posó un instante en la boca de Peter, y disfrutó de la sensación que ello le produjo- Supongo que estás demasiado ocupado diseccionando a la gente.
Él apuró su bebida y dejó el vaso a un lado.
-Peter: ¿Es eso lo que hago?
-Lali: Sí, siempre. Supongo que es natural teniendo en cuenta la índole de tu trabajo, pero yo me había propuesto arrancarte una sonrisa antes de que acabara la noche.
El seguía mirándola y, aunque de su sonrisa solo quedaba un atisbo, aún no se había extinguido del todo. Lali pensó que aquel leve vislumbre de humor, de un humor cauteloso y hasta reticente, le sentaba bien, Y de nuevo sintió un hormigueo de excitación.

Frunciendo levemente el ceño, se acercó a él.

-Lali: ¿Tú no sientes curiosidad? -preguntó suavemente y, al ver que él no contestaba, añadió- La verdad es que no creo que pueda pasar toda la noche preguntándome cómo será.

Apoyó una mano sobre el hombro de Peter y se inclinó hacia delante hasta que sus labios se tocaron. No hubo presión, ni exigencia por parte alguna, y sin embargo ella sintió que aquel leve contacto atravesaba por entero su cuerpo. Sintió que algo se agitaba en su interior y que un suave susurro resonaba en sus oídos. La boca de él era más cálida de lo que esperaba y su sabor más potente. Sus cuerpos no se tocaban, y el beso no pasó más allá del roce de los labios. Lali se sintió expuesta y levemente sorprendida. Luego notó que le temblaban las rodillas y quedó asombrada.

Se apartó lentamente, sin darse cuenta de que tenía los ojos muy abiertos por la impresión.

Peter había sentido una oleada de deseo al sentir su boca, pero sabía cómo ocultar sus emociones. Deseaba a Lali: en su cama y en el papel de Rae. En su opinión, no pasaría mucho tiempo antes de que ella le ofreciera lo uno para conseguir lo otro. Era mucho más joven cuando Cande se había metido en su cama para conseguir un papel. Ahora era más adulto y conocía las reglas del juego. Y, por alguna razón, sabía que Lali las aplicaría con mayor honestidad.

-Lali: Bueno... -exhaló un largo suspiro mientras su mente corría a toda velocidad. Deseaba poder estar sola cinco minutos para reflexionar sobre todo aquello. Por alguna razón, siempre había creído que se enamoraría en un santiamén, pero no era tan idealista como para creer que sería correspondida de inmediato. Tenía que sopesar detenidamente su siguiente movimiento- Y ahora que ha desaparecido la tensión... -dejó su vaso a un lado- ¿por qué no nos vamos a cenar?
Antes de que pudiera alejarse, Peter la asió del brazo. Si iban a hacer una escenita, quería acabarla allí mismo.
-Peter: ¿Qué es lo que quieres?
Su voz carecía del suave calor que Lali había notado en sus labios. Ella lo miró a los ojos y no vio otra cosa que su propio reflejo. Enamorarse de aquel hombre era una insensatez, pensó. Pero, por otro lado, siempre había esperado cometer una insensatez cuando le llegara el momento de enamorarse.
-Lali: Ir a cenar -dijo ella.
-Peter: Te he dado la oportunidad de hablar del papel y no lo has hecho. ¿Por qué?
-Lali: Eso son negocios. Y esto, no.
Él dejó escapar una breve risa.
-Peter: En este mundillo, todo son negocios -replicó- Tú quieres el papel de Rae.
-Lali: No habría hecho la prueba si no lo quisiera. Y, cuando haga la próxima prueba, será mío -le irritaba que Peter no la comprendiera- Peter, ¿por qué no me dices adónde quieres ir a parar? Será más fácil para los dos.
Él inclinó la cabeza y, dejando la mano sobre el brazo de Lali, la atrajo un poco hacia sí.
-Peter: ¿Qué estás dispuesta a ofrecer a cambio?

Lali se sintió como si le hubiera dado una bofetada. No sintió rabia, sino una aguda punzada de dolor que la hizo palidecer y oscureció su mirada.
-Lali: Estoy dispuesta a actuar lo mejor que pueda -desasiéndose con brusquedad, se dirigió a la puerta.
-Peter: Lali... -no pretendía retenerla, pero su mirada le había hecho sentirse despreciable. Al ver que ella no se detenía, cruzó la habitación sin pensárselo dos veces- Lali... -tomándola de nuevo del brazo, la obligó a girarse. Ella tenía una expresión tan dolida que Peter se vio forzado a tomarla por auténtica. El deseo de apretarla contra su pecho resultaba casi doloroso- Te pido disculpas.
Ella lo miró fijamente, deseando poder mandarlo al infierno.
-Lali: Acepto tus disculpas -dijo- porque que estoy convencida de que no tienes costumbre de disculparte por nada. Esa mujer te destrozó, ¿no es así?
Él apartó las manos.
-Peter: Yo no hablo de mi vida privada.
-Lali: Puede que ese sea en parte tu problema. ¿Detestas a las mujeres en general, o solo a las actrices en particular?
Él entrecerró los ojos de modo que Lali solo pudo vislumbrar su ira.
-Peter: No te pases de la raya conmigo.
-Lali: No creo que nadie pueda hacerlo –aunque tenía la impresión de que la ira de Peter era una buena señal, Lali no se sentía capaz de enfrentarse a ella, ni a sus propios sentimientos-. Es una lástima -añadió volviéndose hacia la puerta- Creo que, cuando el hielo que hay dentro de ti se derrita, serás un hombre admirable. Entre tanto, procuraré no cruzarme en tu camino -abrió la puerta y se dio la vuelta- En cuanto al papel, Peter, por favor, habla con mi agente -dijo, y cerró suavemente la puerta tras ella.

Continuará…

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Y les dejo otro cap largo!!! :) 
No lo olviden: MAÑANA MARATÓN!!!

Ana Carol Suguro lo lográs solo tenes que ser perseverante!! :) 

Besos
hasta mañana!! 
Y que sueñen con... la cola de Peter Lanzani ;)
jaja

28 comentarios:

  1. Woooooowww quedo demasiado buenaaa
    como me carga peter en esta noveee =/
    muero por ver el prox cap y el maratonn :D
    suuubiii mas

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  2. definitivamente lali si que tiene caracter me encanta

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  3. Vivu ( @Lina _AR12)3 de mayo de 2012, 23:49

    Vos queres q más de una no duerma,no?JAJA
    En cuanto a la nove me encanta,Lali super mandada no me extraña q Peter haya pensado eso,por momentos parecía el varón siempre la iniciativa.Pero le fallo el casting sábana a Petr,malinterpretó a Lali,esa es su forma sde ser frandca y frontal!
    Mañana maraton iupi!!!!!!!!!!!!!!!!

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  8. NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE

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  9. NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE

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  10. NOOOOOOOOOOOO POR DIOS QQQQQQQ CAPITULO.... AMO A LALI EN ESTA NOVE... SU PERSONALIDAD DE PIES A CABEZAS ES ADMIRABLE..!!!!
    ESPERO CON ANSIAS MAÑANA LA MARATONNNNNNNNNN!!!! XQ YA NO ME AGUANTO QUIERO LEER MAS CAPS...
    BESOS Q ESTES BIEN...!!!!!!!!! :)

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  11. NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE

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  12. ajajaj si me encanraria un maraton mas novela

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  13. Clarita,clarita k fue Lali,Peter es un tempano,k piensa k ella tiene dobles intenciones.

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  14. Aaah !!! Mañana maratooon (yn) !!

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  15. HOLA!!
    ME ENCANTA TU NOVELA, ESTA GENIAL.
    ESPERO ANSIOSA QUE LLEGUE EL MARATON.

    SOY DEL BLOG LALITTER08.BLOGSPOT.COM
    ME GUSTARIA QUE PASARAS VOY A PUBLICAR UN CORTO LALITTER

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  16. Gracias!!!!!!!!

    Me encanto la actitud de lali! Hizo lo que sentia sin pensar en las consecuencias :) ... Infelizmente peter la trato mal :/

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  17. Es muy admirable esta Lali!
    Mas Noveee
    @sarapinyana

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  18. Amo a Lali!!!!! Me encanta que sea tan impulsiva y diga lo que siente! Y me dio muchisima risa los jueguitos de Nico y Lali!!
    MaaaaS!
    Fresy07

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  19. Cuantos caps tiene esta nove??!! la amoo ♥

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  20. Y ahora q va hacer petercito?,me parece q le toca remar un poco je!

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  21. hayy la amo a lali!!! me encantaaa su personaje todo!
    masss noveeee

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  22. me encanta siempre mas lali jajaja
    mas noveeeeeeee

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  23. que idiota peter.... espero la maraton!! besitoss

    faty****

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  24. o;O no de verdad peter se paso de la raya, como le va a dar a entender eso cuado ella solo queria ser amable con el

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  25. Me fascino este cap! y me fascina lali
    Y Peter es un traumado! jajaj Pobre! Cande lo dejo pero MAL!
    Besos
    @vagomi

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  26. Jajaja seria el paraíso ese sueño jajaja porqe Peter porqe me tenes qe arruinar la felicidd así :( déjame disfrutar del momento -_-

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