Veinte minutos después Lali salió fresca de la ducha con
la camiseta de Peter puesta. Había decidido que era preferible ponerse eso
antes que el único camisón que había encontrado en la maleta, un minúsculo
picardías de seda rosa con mucho encaje que le había comprado Emilia.
Peter dormía boca arriba, con la sábana cubriéndole las
caderas desnudas. No era correcto mirar a una persona mientras dormía, pero no
podía dejar de hacerlo. Se acercó a los pies de la cama y lo observó.
Dormido, él no parecía tan peligroso. A Lali le
hormiguearon las manos por tocar ese duro vientre plano. Subió la mirada desde
al abdomen al pecho de Peter y admiró la perfecta simetría del torso masculino
hasta que vio la medalla de oro que colgaba de una cadena alrededor de su
cuello. Cuando comprendió lo que era, se quedó paralizada.
Era una bella medalla rusa esmaltada. «... vestía harapos
y llevaba un colgante esmaltado de valor incalculable en el cuello.»
Se estremeció. Estudió la cara de la Virgen María que
apoyaba la mejilla contra la de su hijo, y aunque no sabía mucho sobre iconos,
se dio cuenta de que esa Virgen no pertenecía a la tradición italiana. La
ornamentación de oro en las túnicas negras era puramente bizantina, así como el
elaborado traje que llevaba el Niño Jesús.
Se recordó que sólo porque Peter llevara puesto lo que
obviamente era un valioso esmalte, no quería decir que la historia sobre los
cosacos fuera cierta. Lo más probable es que fuera una joya familiar heredada.
Pero todavía se sentía algo inquieta cuando se dirigió al otro extremo de la
caravana.
El sofá estaba cubierto por la ropa que había sacado de
su maleta y que había depositado junto a un montón de periódicos y revistas,
algunos de los cuales tenían varios años. Apartó todo a un lado e hizo la cama
con sábanas limpias. Pero entre que ya había dormido un poco y aquellos
lúgubres pensamientos que la asaltaban, no pudo conciliar el sueño, así que
leyó un viejo artículo de uno de los periódicos. Eran más de las tres cuando
finalmente se durmió. Pensaba que había acabado de cerrar los ojos cuando
sintió que la sacudían groseramente para que se despertara.
—Peter: Arriba, cara de ángel. Tenemos un largo día por
delante —Ella rodó sobre su estómago. Él tiró de la sábana y Lali sintió el
roce del aire frío en la parte trasera de los muslos desnudos. Se negó a
moverse. Si lo hacía tendría que enfrentarse a un nuevo día —Vamos, Lali.
Ella enterró la cara más profundamente en la almohada. Sintió
cómo una mano grande y cálida se posaba sobre la frágil seda de sus bragas y
abrió los ojos de golpe. Con un grito ahogado se puso boca arriba y tiró de la
sábana para cubrirse con ella.
Él sonreía ampliamente.
—Peter: Pensé que eso te despertaría por completo. —Era
el diablo en persona. Sólo el diablo estaba vestido y afeitado a esa hora tan
impía. Ella le enseñó los dientes.
—Lali: No me gusta madrugar. Déjame en paz. —Peter la recorrió
lentamente con la mirada, recordándole que de hecho estaba prácticamente
desnuda bajo la sábana, sólo vestida con una vieja camiseta suya y unas bragas
muy pequeñas.
—Peter: Tenemos casi tres horas de viaje por delante y
nos marchamos en diez minutos. Vístete y haz algo útil. —Se apartó de ella y se
dirigió al fregadero. Lali entrecerró los ojos ante la grisácea luz matutina
que entraba por las pequeñas y sucias ventanas.
—Lali: Todavía es de noche.
—Peter: Son casi las seis. —Se sirvió una taza de café y
ella esperó a que se la diera. Pero él se limitó a llevar la taza a los labios.
Ella se recostó en el sofá.
—Lali: No he logrado conciliar el sueño hasta las tres.
Me quedaré aquí dentro mientras tú conduces.
—Peter: Va contra la ley. —El dejó la taza de café sobre
la mesa, luego se agachó para recoger rápidamente la ropa del suelo. La examinó
con ojo crítico. —¿No tienes vaqueros?
—Lali: Por supuesto que tengo vaqueros.
—Peter: Pues póntelos.
Ella lo miró con aire de satisfacción.
—Lali: Están en la habitación de invitados de la casa de
mi padre.
—Peter: Cómo no. —Le tiró las ropas que había recogido
del suelo. —Vístete.
Lali quiso decir algo imperdonablemente rudo, pero estaba
segura de que a él no le haría gracia, así que se metió a regañadientes en el
baño. Diez minutos después salió vestida de manera ridícula con unos pantalones
de seda color turquesa y una camiseta de algodón azul marino con un estampado
de racimos de cerezas rojos. Cuando Lali abrió la boca para protestar por la
elección de ropa, reparó en que él estaba frente al armario abierto de la
cocina y parecía a la vez enojado y peligroso.
La mirada de la joven cayó sobre el látigo negro que
llevaba enroscado en el puño y el corazón comenzó a latirle con fuerza. No
sabía qué había hecho, pero sabía que estaba metida en problemas. Allí estaba.
En el tiroteo del Cosaco Corral.
—Peter: ¿Te has comido mis Twinkies?
Ella tragó saliva.
—Lali: ¿Exactamente de qué Twinkies estamos hablando?
—preguntó con los ojos fijos en el látigo.
—Peter: De los Twinkies que estaban en el mueble que está
encima del fregadero. De los únicos Twinkies que había en la caravana. —Apretó
los dedos en torno al mango del látigo.
«Oh, Señor —pensó ella. —Azotada hasta morir por culpa de
unos pastelitos de crema.»
—Peter: ¿Y bien?
—Lali: Esto, eh..., te prometo que no volverá a ocurrir.
Pero no estaban marcados ni nada parecido, en ningún sitio decía que fueran
tuyos —los ojos de la joven siguieron fijos en el látigo— y normalmente no me
los habría comido... Pero esta noche tenía hambre y, mirándolo bien, tendrás
que admitir que te hice un favor, porque atascarán mis arterias en vez de las
tuyas.
—Peter: Jamás vuelvas a tocar mis Twinkies. Si los
quieres, los compras, —La voz de Peter había sonado suave. Demasiado suave. Lali se mordisqueó el labio inferior.
—Lali: Los Twinkies no son un desayuno muy nutritivo.
—Peter: ¡Deja de hacer eso!
Ella dio un paso atrás, levantando la mirada rápidamente
hacia la de él.
—Lali: ¿Que deje de hacer qué?
Él levantó el látigo, y la apuntó con él.
—Peter: De mirarme como si me dispusiera a arrancarte la
piel del trasero. Por el amor de Dios, si ésa fuera mi intención te habría
quitado las bragas, no te habría obligado a vestirte.
Ella soltó aire.
—Lali: No sabes cuánto me alegra oír eso.
—Peter: Si decido darte latigazos, no será por un
Twinkie.
De nuevo volvía a amenazarla.
—Lali: Deja ya de amenazarme o lo lamentarás.
—Peter: ¿Qué vas a hacer, ángel? ¿Apuñalarme con el lápiz de ojos? —La
miró con diversión. Luego se dirigió hacia la cama de dónde sacó la caja de
madera que había debajo para guardar el látigo dentro.
Lali se irguió en su todo su metro sesenta y lo fulminó con la mirada.
—Lali: Para que lo sepas, Chuck Norris me dio clases de
kárate. —Por desgracia, hacía diez años de eso y no se acordaba de nada, pero Peter
no lo sabía.
—Peter: Si tú lo dices.
—Lali: Además, Arnold Schwarzenegger en persona me
asesoró sobre un programa de ejercicios físicos. —Ojalá le hubiera hecho caso.
—Peter: Te he entendido, Lali. Eres una chica muy fuerte.
Ahora andando.
Apenas hablaron un minuto durante la primera hora de
viaje. Como él no le había dado tiempo suficiente para arreglarse, Lali tuvo
que terminar de maquillarse en la camioneta y peinarse sin secador, por lo que
tuvo que sujetarse el pelo con unas horquillas que no le quedaban demasiado
bien. En lugar de apreciar la dificultad de la tarea y cooperar un poco, él la
ignoró cuando le pidió que disminuyera la velocidad mientras se pintaba los
ojos y además protestó cuando la laca le salpicó la cara.
Peter compró el desayuno de Lali en Orangeburg, Carolina
del Sur. Detuvo la camioneta en un lugar decorado con un caldero de cobre
rodeado por barras de pan brillantes. Después de desayunar, Lali se metió en el
baño y se fumó los tres cigarrillos que le quedaban. Cuando salió se dio cuenta
de dos cosas. Una atractiva camarera coqueteaba con Peter, y él no hacía nada
para desalentarla.
Lali lo observó ladear la cabeza y sonreír por algo que
había dicho la chica. Experimentó una punzada de celos al ver que parecía
gustarle la compañía de la camarera más que la suya. Se disponía a ignorar lo
que estaba ocurriendo cuando recordó la promesa que había hecho de honrar sus
votos matrimoniales. Con resignación, enderezó los hombros y se acercó a la
mesa donde dirigió a la empleada su sonrisa más radiante.
—Lali: Muchas gracias por hacerle compañía a mi marido
mientras estaba en el baño.
La camarera, en cuya placa identificativa se leía
Kimberly, pareció algo sorprendida por la actitud amistosa de Lali.
—Lali: Ha sido muy amable por tu parte —bajó la voz a un
fuerte susurro. —Nadie se ha portado bien con él desde que salió de prisión.
Peter se atragantó con el café.
Lali se inclinó para darle una palmadita en la espalda
mientras le dirigía una sonrisa radiante a la estupefacta Kimberly.
—Lali: No me importan todas las pruebas que presentó el
fiscal. Nunca he creído que asesinara a aquella camarera.
Ante aquella declaración Peter volvió a atragantarse.
Kimberly retrocedió con rapidez.
—Kimberly: Lo siento. Ya ha terminado mi turno.
—Lali: Pues vete —dijo alegremente. —¡Y que Dios te bendiga!
Peter controló finalmente la tos. Se levantó de la mesa
con una expresión todavía más enojada de lo que era habitual en él. Antes de
que tuviese oportunidad de abrir la boca, Lali
extendió la mano y le puso un dedo en los labios.
—Lali: Por favor, no me estropees este momento, Peter. Es
la primera vez desde nuestra boda que te gano por la mano y quiero disfrutar de
cada precioso segundo.
Él la miró como si fuese a estrangularla, pero se limitó
a arrojar varios billetes sobre la mesa y a empujarla fuera del restaurante.
—Lali: ¿Vas a ponerte gruñón? —Las sandalias de Lali
resbalaban en la grava mientras él la arrastraba hacia la camioneta y la fea
caravana verde. —Ya lo decía yo. Eres el hombre más gruñón que he conocido
nunca. Y no te sienta bien, nada bien, Peter. Tanto si lo aceptas como si no,
estás casado y por lo tanto no deberías...
—Peter: Entra antes de que cumple mi amenaza en público.
Allí estaba otra vez, otra de sus enloquecedoras
amenazas. ¿Quería decir eso que no cumpliría la promesa si lo obedecía o
simplemente que no pensaba cumplirla en público? Todavía cavilaba sobre esa
cuestión tan desagradable cuando él puso en marcha la camioneta. Momentos
después estaban de nuevo en la carretera.
Continuara...
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Lo sientoooooooooooooooooooo me RE dormi! :/
Mañana continuamos con la maraton si???... :D
GRACIAS POR LAS FIRMITAS!
Besosssssss... :)
JAajajajaja nooooooooo me muero porfin lali le dijo algo!!
ResponderEliminarU.u yo queria mas!!
ok ... pero deberias explicarme una cosita.. estoy re perdida no recuerdo la promesa q le hizo :/
ResponderEliminarjajajajaja!
ResponderEliminarLo de lali lo mejor de la nove hasta el momento.. Idola!
empezó a aparecer la lali divertida!jaja
ResponderEliminarEste fue el cap que mas me gusto Lali! Estuvo increible! jaja
ResponderEliminarJAJAJAJAJAJAJ OK MAÑANA SEGUIMOS EL MARATON PERO LO SEGUIMOS EEEEEEEE
ResponderEliminarJAJAJAJAJAJAJAJA LALIIII ME ENCANTO Y POBRE CAMARERA RE ASUSTADA JAJAJAJA
ResponderEliminarPODRIA PETER MOSTRAR MAS SENTIMIENTOS QUE NOO SEA EL ENOJO??
ResponderEliminarPor ahora no entiendo mucho el porque del casamiento con una persona que es tan distinta a Lali aunque dicen que los mejores matrimonios son de personas totalmente opuesta como es este caso
ResponderEliminarMe gusta que cada uno marque por decirlo de alguna manera su forma de ver este arreglo que tienen ambos .... pero me parece que cuando estallen los fuegos artificiales, sera el fin de mundo
ResponderEliminarGracias por el dato de la nove ....
ResponderEliminarDe verdad, muchas gracias .... vere si la encuentro caso contrario te la pedire
Gracias por avisarme cuando subes por tw
ResponderEliminarBesos enormes
Me gusta mucho!! Son muy buenos estos dos juntos, ahora seentendo todo un poco más!!
ResponderEliminarquiero más!
Me encanta jajaja ese látigo jajaja pobre lali jajaj mas mas mas
ResponderEliminarjajajaj me encanta este Peter es de lo mejor y Lali suuuper celosa!!!!
ResponderEliminarPobre Lali queda un poquitito (mucho) asustado con ese látigo ajajjaj
Me encanta quiero maaaaas!!!
Besos
Inês
Me he reído demasiado con lo que le dijo Lali a la camarera, me he imaginado la cara de Peter todo molesto jaja:) por fin lo dejó callado pero el qué ganas de joderla y asustarla jaja:).
ResponderEliminarMasi_ruth
Me encantooooo!!! Quiero maaaas!!!!
ResponderEliminarUn besito, @clau_carpediem
ME ENCANTA LA NOVE ++++++++++++++++++++++
ResponderEliminarAme lo que hizo lali mas nove
ResponderEliminar@Angie_232alma
MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS
ResponderEliminarMe encantaaaa!!!! Quiero maaaaaaaaas!!!!!!
ResponderEliminarUn besito, @clau_carpediem
JAJAJAJAJAJA BUENISIMO!!!!!!! como me rei con lo de la camarera xD JAJAJAJAJA masssss noveeee por fas :D ♥
ResponderEliminarCon una sola k le hace Lali ,para mi ya le ganó x todas las k le hizo el.
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