Lali Espósito había olvidado el nombre de su novio.
—Yo, Lali, te tomo a ti... —Se mordisqueó el labio
inferior. Su padre los había presentado unos días antes, aquella terrible
mañana cuando los tres habían ido a por la licencia matrimonial. Después él se
había esfumado y no lo había vuelto a ver hasta hacía sólo unos minutos.
Lali casi podía sentir la enérgica desaprobación de su
padre, que se encontraba a su espalda, pero eso no era nada nuevo para ella. Lo
había decepcionado incluso antes de nacer y nunca había conseguido que cambiara
de opinión sobre su hija.
Se arriesgó a mirar de reojo al novio que el dinero de su
padre había comprado. Un semental. Un auténtico semental de estatura imponente,
constitución delgada pero fibrosa y extraños ojos color verde. A la madre de
Lali le habría encantado.
Gime Espósito había muerto el año anterior, en el
incendio de un yate cuando dormía en brazos de una estrella de rock de
veinticuatro años. Lali ya podía pensar en su madre sin sentir dolor y sonrió
para sus adentros al darse cuenta de que el hombre que estaba junto a ella
hubiera sido demasiado mayor para Gime. Debía rondar los treinta años y su
madre solía fijar el límite en veintisiete.
Tenía el pelo tan oscuro que parecía negro y unos rasgos
cincelados que harían que su cara pareciera demasiado bella si no fuera por la
mandíbula firme y el ceño amenazador. Pero Lali los prefería más maduros y
conservadores. No por primera vez desde que la ceremonia había comenzado, deseó
que su padre hubiera escogido a alguien menos intimidante.
Intentó tranquilizarse recordándose que no iba a tener
que pasar más que unas pocas horas con su nuevo marido. Todo acabaría en cuanto
tuviera oportunidad de exponerle el plan que se le había ocurrido. Por
desgracia, el plan conllevaba romper unos votos matrimoniales que ella
consideraba sagrados.
Empezó de nuevo, esperando que el nombre le viniera a la
mente.
—Lali: Yo, Lali, te tomo ti... —La voz se le apagó.
El novio en cuestión no le dirigió ni una simple mirada
y, por supuesto, tampoco intentó ayudarla. Permaneció con la vista al frente, y
las inflexibles líneas de aquel duro perfil le provocaron a Lali un cosquilleo
en la piel. Él acababa de formular sus votos, así que tenía que haber
pronunciado el dichoso nombre, pero la falta de inflexión en su voz no había
traspasado la parálisis mental de Lali y no se había enterado.
—Peter… —masculló
su padre detrás de ella, y Lali pudo deducir por el tono de su voz que apretaba
los dientes otra vez. Para haber sido uno de los mejores diplomáticos de
Estados Unidos no se podía decir que tuviera demasiada paciencia con ella.
—Lali: Yo, Lali... —tragó saliva —te tomo a ti, Peter... —volvió
a tragar saliva —como mi horrible esposo.
Oh no. Hasta que no escuchó la exclamación de Emilia, su
madrastra, no se dio cuenta de lo que había dicho. El peculiar sentido del
humor de Lali tomó el control y sintió que le temblaban los labios. Él alzó las
cejas, y esos ojos profundos la miraron sin una pizca de diversión. Resultaba
evidente que el semental no compartía sus problemas para contener una risa
inoportuna.
Finalmente, el bloqueo mental desapareció y el apellido
del novio irrumpió en su mente. Lanzani. Peter Lanzani. Era otro de los rusos
de su padre.
Como antiguo embajador en la Unión Soviética, el padre de
Lali, Max Petroff, tenía infinidad de conocidos en la comunidad rusa, tanto
allí, en Estados Unidos, como en el extranjero. La gran mano del novio tomó la
de Lali, mucho más pequeña, y ella sintió la fuerza que poseía cuando le puso
la sencilla alianza de oro en el dedo.
—Peter: Con este anillo, yo te desposo —dijo él con voz
severa e inflexible.
Ella contempló el sencillo aro con momentánea confusión.
Por lo que podía recordar, acababa de entrar en lo que Gime denominaba la
fantasía burguesa del amor: el matrimonio. Y lo había hecho de una manera que
nunca hubiera imaginado posible.
—... por el poder que me otorga el estado de Nueva York, los
declaro marido y mujer.
Lali se tensó mientras esperaba que el juez invitara al
novio a besar a la novia. Cuando no lo hizo, supo que había sido una sugerencia
de Max para ahorrarle la vergüenza de verse forzada a besar esa hosca y recia
boca. No entendía cómo su padre había pensado en ese detalle, que sin duda se
les había pasado por alto a todos los demás. Aunque no lo admitiría por nada
del mundo, Lali desearía haberse parecido más a él en ese aspecto, pero si no
era capaz de encargarse ella sola de los acontecimientos más importantes de su
vida, ¿cómo iba a ocuparse de unos simples detalles?
Sin embargo, detestaba sentir lástima de sí misma, de
modo que apartó a un lado ese pensamiento mientras su padre se acercaba a ella
para besarle fríamente la mejilla como colofón de la ceremonia. Esperaba alguna
palabra de afecto, pero tampoco se sorprendió al no recibirla. Incluso
consiguió no sentirse dolida cuando él se apartó.
Max señaló al misterioso novio, que se había acercado a
las ventanas que daban a Central Park. Los había casado el juez Rhinsetler. Los
otros testigos de la ceremonia eran el chófer, que había desaparecido
discretamente para atender sus deberes, y la esposa de su padre, Emilia, que
destacaba entre los demás con aquel cabello rubio ceniza.
—Emi: Felicidades, cariño. Forman una bonita pareja Peter
y tú. ¿No te parece, Max?—Sin esperar respuesta, Emilia abrazó a Lali,
envolviéndolas a las dos en una nube de perfume almizcleño.
Emilia simulaba sentir un cariño sincero por la hija
ilegítima de su marido, y aunque Lali era consciente de los verdaderos
sentimientos de su madrastra, reconocía el mérito de Emilia guardando las
apariencias. No debía de ser fácil para ella enfrentarse a la prueba viviente
del único acto irresponsable que Max había cometido en su vida, incluso aunque
hubiera sido veinticinco años antes.
—Emilia: No sé por qué has insistido en ponerte ese
vestido, querida. Sería perfecto para una fiesta, pero no para una boda —La
mirada crítica de Emilia evaluó con severidad el caro vestido dorado de Lali,
con el corpiño de encaje y el bajo bordado, que acababa unos quince centímetros
por encima de la rodilla.
—Lali: Es casi blanco.
—Emi: El dorado no es blanco, querida. Y es demasiado
corto.
—Lali: La chaqueta es muy discreta —señaló, alisando las
solapas de la prenda de raso dorado que le caía hasta la parte superior del
muslo.
—Emi: Una cosa no tiene nada que ver con la otra. ¿No
podías haber seguido la tradición y ponerte algo blanco? ¿O haber escogido al
menos algo de seda?
Ya que ése no iba a ser un matrimonio de verdad, Lali
pensaba que, de haber tenido en cuenta la tradición, se estaría recordando a sí
misma que estaba vulnerando algo que debería haber sido sagrado. Incluso se
había quitado la gardenia que Emilia le había prendido en el pelo, aunque ésta
se la había vuelto a colocar en el mismo lugar poco antes de la ceremonia.
—Emi: El novio no parece feliz —susurró. —No me
sorprende. ¿Por qué no tratas de evitar decir alguna otra tontería por ahora? Y
te lo digo en serio, haz algo con respecto a esa molesta costumbre que tienes
de decir lo que piensas.
Lali apenas pudo reprimir un suspiro. Emilia nunca decía
lo que pensaba en tanto que Lali casi siempre lo hacía, y tal alarde de
sinceridad molestaba a su madrastra.
Dirigió una mirada furtiva a su nuevo marido y se
preguntó cuánto le habría pagado su padre para que se casara con ella. La parte
más irreverente de Lali se moría por saber cómo se había efectuado la
transacción. ¿Dinero en efectivo? ¿Un cheque? «Perdón, Peter Lanzani, ¿acepta
American Express?» Mientras observaba al novio declinar una mimosa de la bandeja
que le había tendido el camarero, intentó imaginar lo que él estaría pensando.
___
«¿Cuánto tiempo más debo esperar antes de poder sacar a
la mocosa de aquí?»
Peter Lanzani echó un vistazo a su reloj. Otros cinco
minutos más, decidió. Observó cómo el sirviente que pasaba con la bandeja de
bebidas se paraba a adularla. «Disfrútalo, señora. Pasará mucho tiempo antes de
que puedas volver a hacerlo.»
Mientras Max le mostraba al juez un samovar antiguo,
Peter contempló las piernas de su nueva esposa, expuestas ante todo el mundo
gracias a eso que ella llamaba vestido de novia. Eran torneadas y bien
proporcionadas, lo cual le hizo preguntarse si el resto de ese cuerpo femenino,
oculto a medias por la chaqueta, sería igual de tentador. Pero ni siquiera el
cuerpo de una sirena lo compensaría de tener que casarse a la fuerza.
Recordó la última conversación que mantuvo con el padre
de Lali.
—Max: Es maleducada, atrevida e irresponsable —había
dicho —Su madre fue una mala influencia para ella. No creo que Lali sepa hacer
algo útil. Por supuesto, no es todo culpa suya. Lali estuvo pegada a las faldas
de su madre hasta que murió. Es un milagro que no estuviera a bordo del barco
la noche que se incendió. Tienes que tener mano dura con mi hija, Peter, o te
volverá loco.
Lo poco que Peter había visto de Lali Espósito hasta
ahora no le habían hecho dudar de las palabras de Max. La madre, Gime Espósito,
había sido una modelo británica famosa hacía treinta años. Como los polos
opuestos se atraen, Gime y Max Petroff habían tenido una aventura amorosa
cuando él comenzaba a destacar como experto en política exterior; Lali era el
resultado.
Max le había asegurado a Peter que le había propuesto
matrimonio a Gime cuando ésta se quedó embarazada inesperadamente, pero ella se
había negado a sentar cabeza. No obstante, Max había insistido en que siempre
había cumplido con su deber de padre hacia su hija ilegítima.
Sin embargo, todo indicaba lo contrario. Cuando la
carrera de Gime había comenzado a desvanecerse, se había convertido en asidua
de fiestas. Y donde quiera que Gime fuera, Lali la acompañaba. Al menos Gime
había tenido una profesión, pensó Peter, pero Lali no parecía haber hecho nada
útil en la vida.
Mientras miraba a su nueva esposa con más atención,
observó algún parecido con Gime. Tenían el mismo color de pelo, oscuro como el
ébano, y sólo las mujeres que no salían de casa podían tener esa tez tan
pálida. Sus ojos eran de un marrón inusual. Pero Lali era más menuda —también
parecía más frágil— y no tenía los rasgos tan marcados. Por lo que recordaba de
viejas fotos, el perfil de Gime había sido casi masculino, mientras que el de
su hija era mucho más suave, especialmente en la pequeña nariz respingona y en
aquella boca absurdamente dulce.
No era exactamente la típica chica bonita y tonta —era
demasiado culta para eso —pero a él no le costaba imaginársela como el caro
juguete sexual de un hombre rico.
Peter siempre había elegido con cuidado a sus compañeras
de cama, y aunque le atraía ese pequeño cuerpo, prefería otro tipo de mujer,
una que fuera algo más que un buen par de piernas. Le gustaban las mujeres que
fueran inteligentes, ambiciosas e independientes y que no se guardaran nada
para sí mismas. Podía respetar a una mujer que lo mandara a la mierda, pero no
tenía paciencia con lloriqueos y pataletas. El mero hecho de pensar en eso
hacía que le rechinasen los dientes.
Al menos tenerla bajo control no sería un problema. Miró
a su esposa y curvó una de las comisuras de la boca en una sonrisita sardónica.
«La vida tiene maneras de poner a las pequeñas chicas ricas y mimadas en el
lugar que les corresponde. Y, nena, eso es lo que te acaba de pasar.»
___
Al otro lado de la habitación, Lali se detuvo delante de
un espejo antiguo para mirarse. Lo hacía por costumbre, no por vanidad. Para
Gime, la apariencia lo era todo. Consideraba que llevar el rímel corrido era
peor que un holocausto nuclear. El nuevo corte de pelo de Lali, a la altura de
la barbilla y un poco más largo por detrás, era ligero, juvenil y delicado.
Lali vio acercarse a su novio por el reflejo del espejo.
Compuso una sonrisa educada y se dijo a sí misma que todo saldría bien. Tenía
que ser así.
—Peter: Coge tus cosas, cara de ángel. Nos vamos —A ella
no le gustó ni un ápice aquel tono de voz, pero había desarrollado un talento
especial para tratar con personas difíciles y lo pasó por alto.
—Lali: María está haciendo un soufflé Grand Marnier para
el convite de bodas, pero no está listo aún, así que tendremos que esperar.
—Peter: Me temo que no. Tenemos que tomar un avión. Tu
equipaje ya está en el coche.
Necesitaba más tiempo. No estaba preparada para estar a
solas con él.
—Lali: ¿No podemos coger un vuelo más tarde, Pitt? Odio
decepcionar a María. Es una joya y hace unos desayunos maravillosos —Aunque la
boca del hombre se había curvado en una sonrisa, los ojos parecieron
taladrarla. Eran de un inusual color ámbar pálido que le recordaba a algo
vagamente estremecedor. Aunque no podía recordar lo que era, ciertamente la
inquietaba.
—Peter: Mi nombre es Peter, y tienes un minuto para
llevar ese lindo trasero tuyo hasta la puerta —A Lali le dio un vuelco el
corazón, pero antes de que pudiera reaccionar, él le dio la espalda y se
dirigió a los otros tres ocupantes de la habitación con voz tranquila pero
autoritaria —Espero que nos disculpen, pero tenemos que tomar un avión.
Emilia dio un paso adelante y le dirigió a Lali una
maliciosa sonrisa.
—Emi: Vaya, vaya. Alguien está impaciente por celebrar la
noche de bodas. Nuestra Lali es un bocadito apetecible, ¿verdad?
De repente, a Lali se le fueron las ganas de tomar el
soufflé de María.
—Lali: Me cambiaré de ropa —dijo.
—Peter: No tienes tiempo. Estás bien así.
—Lali: Pero...
La firme mano de Peter se posó en su espalda y la empujó
resueltamente hacia el vestíbulo.
—Peter: Supongo que éste es tu bolso. —Ante el
asentimiento de Lali cogió el bolsito de Chanel de la mesita dorada y se lo
tendió. Justo entonces, el padre y la madrastra de Lali se acercaron para
despedirse.
Si bien ella no pensaba llegar más allá del aeropuerto,
quiso escapar del contacto de Peter que la conducía hacia la puerta. Se volvió
hacia su padre y se odió a sí misma por el leve tono de pánico en la voz.
—Lali: Tal vez tú podrías convencer a Peter de que nos
quedemos un poco más, papá. Apenas hemos tenido tiempo de hablar.
—Max: Obedécele, Lali. Y recuerda que ésta es tu última
oportunidad. Si me fallas ahora, me lavo las manos. Espero que hagas algo bien
por una vez en tu vida.
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Espero que les guste el primer cap!!
:D
Laura Capozucca Pylypciw Lau la escritora se llama: Maureen Child!! :D y la serie se llama Una apuesta imposible... me cope con el comentario que hiciste de tu suegra!! jajaja
Vale ...=) ahyy me re olvide subirla para deskargar!! jaja inmediatamente lo hago... Lucia14 MuCHA suerte con la operacion! yo desde acá te banco en todas Lu!... :D SOS GENiALL! LovexLaliyPeter totalmente Juli!! @Ari_StaFe Querida seguidora maricona! GROSSA! debo decirte que antes de vos nadie me habia llamado PERRA (va que se yo! de frente nadie) y debo admitir que me gusto jaja consejo para esta nove: mantene la cajita de pañuelos cerca ;) @Angie_232alma ufa que bajon!!! no te preocupes yo te aviso!
me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarYa me esta dando pena Lali desde este cap!
ResponderEliminarmasssssssssssssssssssss
ResponderEliminarnoveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarHahajajaja me encanta esta muy buena mas mas
ResponderEliminarDANIIIII QUIERO MAS NOVELA CAP 2 SOLO ESO TE PIDO DALE MI GENIA MAS NOVELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
ResponderEliminarMe podes pasar el link de donde te bajas las novees?? me ayudarías mil!!
ResponderEliminarGracias :)
Ana
MAS
ResponderEliminarcajita de pañuelos? Nooo
ResponderEliminarAhora va Boda rara y esta!
Jaajajajaja me muero!!!
ResponderEliminarmasssssssssss
me encantaaaaaaaaaaaaaaa
No entiendooo nada pero me agrada :)
ResponderEliminarAaaaaaawww que tiernaaaaa muchisiisiimas gracias :') encerio es lindo saber eso =$ gracias por el cap, me encanto! !! Seguro qe va a estar buenisima la noveee ;) QUIEROOO MASSS POR FASSSSSS encima pobre Lali ya empezó mal jajajajaja xD massssss @LuciaVega14
ResponderEliminarEste peter no me termina de gustar mucho espero q cambie un poco con el pasar del tiempo y lali me da la sensación de q no va a hacer nada fácil de controlar por peter!
ResponderEliminar¡K duro Peter!,empezamos mal con el carácter.Pobre Lali a pesar d decir lo k piensa ,parece bastante frágil.¡La k le espera!.
ResponderEliminarPeter cree que lali es igual que su madre, pobre Lali la juzgaron sin conocerla.
ResponderEliminarLali a pesar de hacerse la dura tiene miedo.
Me encantó la nove.
Masi_ruth
Me encantò la nove
ResponderEliminarMe da pena Lali :( Y Peter es muy duro
Mas nove...
@Teen_Angels94
A mi me parece que Lali se la va a hacer dificil a Peter...
ResponderEliminarMe encanta la nove!
Espero mas pronto!!! un beso!!
Pasate por la mia y comenta por favor!!
Me encanta esta nove creo que los dos estan muy equivocados acerca del otro.
ResponderEliminarGracias por avisarme y si un bajon,espero mas
@Angie_232alma
Quiero mas capi se muy interesante te la nove
ResponderEliminarmas
ResponderEliminarEstuve un tiempo lejos de las novelas pero no me aguente y volví a leerlas! Pq no sé que tienen tus noves que amo a todas!
ResponderEliminarpor favor sube cuanto antes el siguiente capitulo muero por saber como sigue la historia :)
ResponderEliminardiosssssssssssssssss espero lo demas no me imagino lo
ResponderEliminarke puede pasar
ahhhhhhhhhhhhhhhhh
odio a ese padre
=)
puedo traducir las noves para el portugues del Brasil porfa??
ResponderEliminarMe encanta la nove!:)