Capítulo DOCE

Lali Espósito era la pieza que le faltaba a su vida y aunque sólo fuera por una noche, era maravilloso estar con ella otra vez, sentir la conexión que siempre había habido entre los dos.

Lali acariciaba su espalda, arañándole seductoramente. Y él quería más. Quería que lo marcara de forma permanente, para llevar siempre un recuerdo de aquella noche. De aquel momento. Peter pasó una mano por todo su cuerpo, definiendo cada línea, cada curva. La tocaba, la acariciaba, la saboreaba mientras ella se agitaba, suspirando.

Y ninguna música le había sonado nunca tan dulce.

Deslizándose hacia abajo, empezó a besarla por todas partes mientras ella levantaba las caderas, enterrando la cabeza en la almohada. Intentaba agarrarlo por los hombros, pero Peter la evitaba, decidido a explorarla toda. A tocarla como lo hacía antes y como había soñado hacerlo desde que la dejó.

-Lali: Peter, te necesito.

-Peter: Aún no, cariño —contestó él—. Aún no.

Lali estaba segura de que no podría aguantar mucho más. Pensó que estaría preparada, que recordaría cómo era estar con Peter.

Pero no lo recordaba.

Era mucho más, las sensaciones la dejaban exhausta, con el corazón latiendo a mil por hora, incapaz de respirar con normalidad.

Intentó acariciarlo de nuevo, pero él parecía decidido a saborear cada centímetro de su cuerpo. Sintió sus labios, su lengua y la recorrió un temblor de arriba abajo.

No había contado con aquello, pensó, al ver que se arrodillaba entre sus piernas.

-Lali: Peter...

Lali se agarró a la colcha con ambas manos. Él la mantuvo en suspenso y luego, deliberadamente, se colocó sus piernas sobre los hombros e inclinó la cabeza.

La cubrió con la boca, su lengua haciéndole cosas increíbles. Ella se agarró con fuerza a la colcha porque el mundo parecía estar girando a más velocidad de la normal.

No podía apartar la mirada mientras sentía su lengua dentro, moviendo las caderas para seguir el ritmo de sus caricias. Estaba a punto de llegar al final, pero Peter la empujaba más y más...

Lali jadeaba buscando aire y enredaba los dedos en su pelo. Y cuando gritó su nombre, se dejó ir sabiendo que Peter estaría ahí, sujetándola.

Pasaron unos segundos hasta que pudo abrir los ojos y lo vio mirándola con ojos hambrientos. Lentamente, Peter la dejó sobre el colchón y se colocó sobre ella.

-Peter: Te he echado tanto de menos... —murmuró, besándola suavemente.

-Lali: Ha pasado tanto tiempo... —dijo ella, acariciando su espalda.

-Peter: No pienses en eso ahora. No pienses nada.

-Lali: No me des tiempo para pensar —murmuró, enredando los brazos en su cuello como para darle la bienvenida.

Peter la penetró suspirando, y ella se sintió, por primera vez en mucho tiempo, completa.

De inmediato empezaron a moverse a un ritmo que los dos conocían bien. El roce de sus cuerpos, los latidos de sus corazones, sus jadeos uniéndolos más si eso era posible, convirtiéndolos en un solo ser... Lali se abrazaba a él, levantando las piernas, enredándolas en su cintura, empujándolo hacia dentro. Moviendo las caderas, seguía su ritmo frenético y se entregaba a la delicia de estar entre sus brazos otra vez.

Él se movía adelante y atrás, frenético, reclamando lo que una vez había sido suyo. Y ella sentía su fuerza, su entrega, su contención para que el momento durase más, como tantas otras veces en el pasado. Le dolía el corazón y sólo podía abrazarlo, respirar su olor y guardar aquellos recuerdos en un rincón de su memoria que la sostendría cuando volviera a casa.

Cuando empezó a sentir las primeras convulsiones, lo abrazó aun más fuerte y se dejó ir hasta llegar a un orgasmo que sacudió los cimientos de todo su ser. Y mientras Peter se vaciaba en ella, lo oyó suspirar su nombre, como una plegaria.

-Peter: Maldita sea.

Lali levantó la cabeza y, sonriendo, pasó la punta del dedo por su torso.

-Lali: No es exactamente la reacción que una mujer espera después de algo tan increíble.

-Peter: Increíble, ¿eh?

-Lali: Sí.

-Peter: No me refería a eso.

-Lali: Bueno, pues entonces no quiero hablar. Ahora no.

-Peter: Pero tenemos que hablar. Lali... Lali, ¿qué haces?

Ella estaba pasando la lengua por su torso, muy despacio.

-Lali: No quieres que pare, ¿verdad?

-Peter: Sí... no...

-Lali: Bueno, entonces está claro.

Lali no quería que hablase. No quería que lamentase lo que estaba pasando porque quería hacerlo otra vez. Y otra. Y otra...

Y no sólo porque quisiera tener un hijo suyo. Quería el cuerpo de Peter dentro del suyo, llenándola, haciéndola perder la cabeza. Quería que él la deseara tanto como lo deseaba ella.

Quería que la amase tanto como lo amaba ella, y... Ese pensamiento la turbó. Pero tuvo que admitir que era la verdad.

Nunca había dejado de querer a su marido.

Nunca había olvidado a Peter Lanzani.

Y no quería hacerlo. Por eso quería tener un hijo suyo. Si no podía estar con él, al menos tendría algo suyo.

-Peter: Me estás distrayendo —murmuró.

-Lali: Mejor —sonrió ella, inclinando después la cabeza para tocar la sensible punta de su miembro con la lengua. Él tragó aire—. ¿Sigues distraído?

-Peter: Ven aquí —dijo, tirando de ella para tumbarla de espaldas. La besó, robándole el aliento, dándole el suyo. Sus lenguas se encontraron en una danza que parecía una promesa —No hables más.

-Lali: ¿Quién quiere hablar? —susurró, apretándose contra su torso. Aquello era lo que había echado de menos, pensó, ser parte de la vida de Peter. Ser capaz de encenderlo cada noche.

Cuánto lo había echado de menos.

Abrió las piernas y él se movió rápidamente para penetrarla de nuevo. Como si no pudiera soportar estar un segundo sin ella. Lali lo recibió y sintió los primeros espasmos mientras él movía las caderas adelante y atrás, enviando olas de placer por todo su cuerpo...

Apoyó los pies en el colchón y se apretó fuerte contra él, absorbiéndolo más y más. Se movía mientras Peter no dejaba de besarla, sin detener los asaltos, cada uno tomando algo del otro hasta llegar a un acompasado final.

Y aquella vez, los dos llegaron al mismo tiempo.

Continuara...

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Bastante hot el cap! 

+30 firmitas 

y subo masssssss!!