Capítulo Quince: Celos

Lali estaba en el restaurante con Agus, que le acababa de instalar la barra y se estaban tomando un café de la recién instalada máquina.

Ella se había cortado el cabello esa misma mañana y, al parecer, por la forma en que la miraban los hombres ahora, el cambio había sido notable y para bien.

También se había puesto una minifalda, además de algunas otras ropas que siempre había admirado en otras mujeres, pero que había pensado que no eran para ella.

No podía esperar a que Peter la viera con ellas.

O sin ellas.

Agus había ido a llamar por teléfono y ella se ruborizó al pensar en Peter y en la forma en que habían estado haciendo el amor casi todos los días, hasta en el campo, entre las matas y a pleno sol, junto a un lago al que él solía ir con sus hermanos.

Suspiró y se sirvió otro café. No quería pensar más allá del momento presente, sería una tonta si pensara que podía haber un futuro para ella con Peter. Entendía que la relación no era permanente. Que solo estaban saliendo. Disfrutando de la compañía del otro. Sin compromisos, planes o explicaciones.

Y, si por un momento, se permitía soñar que pudiera haber más, solo tenía que recordarse a sí misma, plantada delante del altar, tratando de no desplomarse mientras les daba sus excusas a los invitados a la boda que no se celebró con Bobby.

Pero había una diferencia entre Bobby y Peter. Bobby la había mentido y Peter era sincero. No le había hecho promesas ni nunca le había dicho que la amaba. Siempre que ella no cometiera el error de enamorarse de él, podría sobrevivir cuando él decidiera dedicarse a la siguiente mujer que le apeteciera.

Pero ahora no quería pensar en eso, no podía.

Se volvió rápidamente y se chocó con Agus, que había terminado su llamada. Él la sujetó con una mano y luego frunció el ceño al ver que ella se había derramado el café por la pechera del jersey de algodón azul claro que llevaba.

-Agus: ¿Te has quemado? -le preguntó.

-Lali: No, estoy bien.

Lali tomó un trapo y empezó a frotarse la mancha.

-Lali: Ya está -añadió.

-Agus: ¿Estás segura? Yo te ayudaría, pero seguro que luego me darías una bofetada. Aunque puede que valga la pena.

Agus dijo eso con la clásica sonrisa de los Lanzani que hacía que las chicas se derritieran.

Ella se rio y agitó la cabeza. Los chicos Lanzani eran todos unos conquistadores sin remedio. Encantadores, pero letales. Y Agus, bueno, no era la excepción.

Pero ya tenía las manos llenas con un Lanzani y no estaba ni remotamente interesada en otro.

Pero eso no fue lo que le pareció a Peter cuando entró en ese momento en el restaurante. Cuando vio a su hermano tan cerca de Lali, detrás de la nueva barra, con una mano en el brazo de ella, sonriendo y Lali devolviéndole la sonrisa, la sangre se le calentó.

-Peter: ¿Me pueden contar el chiste a mí también? -dijo sin dejar de mirar a Agus mientras se acercaba-. ¿O es solo entre los dos?

Sorprendida, Lali dio un respingo, pero Agus se volvió despacio y sonrió.

-Agus: Hey, Peter -dijo quitando la mano del brazo de Lali y dándole luego un trago a su café- ¿Qué pasa?

-Peter: No mucho. ¿Qué te pasa a ti?

-Agus: Acabo de ponerle la barra a Lali. Soy su primer consumidor de café.

-Peter: ¿Es eso cierto? -preguntó muy serio.

No le gustaba nada que Agus fuera el primero con nada que refiriera a Lali. Ni ningún otro hombre. Y lo que menos le gustaba de todo era que su hermano estuviera tan cerca de su chica tras esa barra.

-Lali: ¿Quieres un café? -le preguntó rápidamente y se volvió hacia la máquina-. Solo tardará un minuto.

-Peter: Tal vez si lo sirves en una taza de verdad. Esa pequeñez que tiene Agus no debe hacer ningún efecto.

Agus miró a su hermano. Decir su nombre y pequeñez en la misma frase era una declaración de guerra y los dos lo sabían.

Mientras Lali preparaba el café, Peter miró a su hermano y Agus le sonrió mientras se tomaba el café.

Peter tomó la taza que le dio ella y se irritó al pensar que ella estaba evitando su mirada.

-Lali: Ah, voy a mojar la mancha o no saldrá nunca -dijo ella- Vuelvo enseguida.

Peter se percató de la mancha de café que tenía entre los senos y entornó los párpados cuando se dio cuenta de que Agus estaba mirando al mismo sitio. Cuando Lali salió de detrás de la barra él casi se atragantó. Llevaba una falda negra y ajustada que no tenía suficiente tela como para hacer de trapo de cocina. Sus piernas eran hermosas. Y por la mirada que les dedicó Agus, él estaba de acuerdo

-Peter: Vuelve a colocarte los ojos en las órbitas y cierra la boca -le dijo cuando Lali se hubo marchado.

-Agus: ¿Has visto esas piernas? Cielo santo. Creo que me he enamorado.

-Peter: No digas otra palabra a no ser que te quieras comer esa taza que tienes en la mano.

-Agus: Vaya, Peter -dijo sonriendo- Creo que estás celoso. Solo tienes que decir una palabra, hermano, y me quitaré de en medio.

-Peter: No estoy celoso. No lo estoy. Pero vuelve a tocarla, a mirarla de esa manera o a pensar lo que estás pensando, y morirás.

-Agus: Bueno, bueno. Así que sientes algo por Lali, ¿no? Todos nos estábamos preguntando dónde te estabas metiendo cuando no estabas en la taberna.

                                                           

Peter nunca había anunciado exactamente que Lali y él se estuvieran viendo, pero tenía derecho a una vida privada, ¿no? A quien veía o con quien salía no era asunto de nadie, salvo de él mismo.

-Peter: Lali y yo... Tenemos un entendimiento.

-Agus: ¿Y cuál es?

-Peter: Nos gustamos y disfrutamos de la compañía del otro.

Le dio un trago a su café y, de repente, se dio cuenta de que le gustaba ese sabor fuerte y rico.

-Peter: Eso es -añadió.

-Agus: Muy bien. Así que es por eso por lo que te has puesto a ladrarme y gruñirme cuando has entrado y me has visto con ella. Porque te gusta, ¿no?

-Peter: Eso es.

-Agus: Cuando yo estuve saliendo con Susie Hutton al mismo tiempo que tú, ni siquiera parpadeaste -dijo, disfrutando evidentemente con la irritación de Peter - Ni con Mary Walinski. Ella te dejó a ti por mí y ni te importó. Y las dos te gustaban, ¿no?

-Peter: Me gustaban de otra manera. Y Mary no me dejó. Yo estaba muy ocupado y ella se aburrió de esperar que la llamara. De todas formas, Lali es diferente, eso es todo.

-¿Diferente de qué? -preguntó Lali cuando apareció de nuevo.

Seguía llevando esa falda negra que tanta impresión había causado en los dos hermanos y un jersey rosa con escote de pico que estuvo a punto de conseguir que Peter tomara el delantal que había sobre un taburete y la tapara con él. En vez de eso, se limitó a mirar amenazadoramente a Agus.

-Lali: ¿O debería decir diferente de quién? -añadió ella mientras le daba un talón a Agus- Gracias Agus. La barra es perfecta.

-Agus: A tu disposición cuando quieras -respondió él suavemente- Y para lo que quieras, La. Solo tienes que llamarme. Y yo iré a tu servicio rápidamente, para absolutamente lo que quieras…. ¿Tienes el número de teléfono de mi casa?

Peter entendía perfectamente bien que Agus lo estaba fastidiando a propósito, pero eso no le quitaba el deseo de agarrar por el cuello a su hermano y sacarlo a patadas por la puerta.

-Lali: Eso no será necesario. Estoy segura de que, si te necesito, te podré localizar sin problemas.

Peter apretó los dientes y decidió hacérselo pagar más tarde a su hermano.

-Agus: Gracias por el café. Nos veremos -dijo sonriendo.

Peter asintió secamente.

Cuando Agus se hubo marchado, Lali le preguntó a Peter.

-Lali: ¿Qué has querido decir con que soy diferente?

Él se acercó, la hizo apoyarse contra la barra y la besó, sintiendo una oleada de satisfacción cuando a ella se le escapó un gemido de placer.

-Peter: Mmmm -murmuró él- Me refería a tu cabello. Te lo has cortado.

Peter sabía lo bastante de mujeres como para no decir nunca que no le gustaban sus nuevos peinados, pero en ese caso sí le gustaba. Hacía que sus ojos parecieran más grandes y su rostro más suave.

El placer se reflejó en los ojos de ella.

-Lali: Eso es lo que me dijo Federico.

-Peter: ¿Quién?

-Lali: El estilista que me lo cortó.

-Peter: Ah. Estaba empezando a pensar que me iba a tener que pegar con todos los hombres del pueblo, incluido Agus.

Sobre todo con Agus, pensó él, recordando la forma en que su hermano había mirado las piernas de Lali.

-Lali: Peter, Federico es un hombre felizmente casado y tiene dos hijos -dijo ella riéndose al ver la sorpresa en el rostro de él-. ¿Y Agus? ¿De verdad que estás celoso de tu propio hermano? ¿De mí? ¿Por qué?

-Peter: ¿Y por qué no lo iba a estar?

-Lali: Bueno... Ya sé que nos estamos acostando juntos, pero yo nunca...

-Peter: No, no estamos acostando juntos, solo. Creo que yo me merezco algo mejor que un comentario como ese. Y tú también.

-Lali: De acuerdo, lo siento. Entonces, ¿qué es lo que estamos haciendo?

-Peter: Nos... Nos estamos viendo, La. Exclusivamente. A pesar de lo que puedas haber oído de mí, no voy con una mujer diferente cada noche y, mientras que puede que no sea un santo, ten por seguro que no me he acostado con todas las que he salido. ¿Lo entiendes?

Él nunca se había explicado antes de esa manera con ninguna otra mujer, pensó Peter sorprendido. Le sorprendía tanto como le molestaba el que ahora sintiera la necesidad de hacerlo.

-Lali: Muy bien -dijo ella poniéndole las manos en el pecho-. ¿Así que te gusta mi nuevo corte de pelo?

-Peter: Sí, me gusta. ¿Y sabes qué más me gusta?

-Lali: ¿Qué? -preguntó acercándose y poniéndole luego los labios en el cuello.

-Peter: Esta falda. Sobre todo, esta falda.

Entonces se la subió lo justo como para meter la mano bajo ella y descubrir la ropa interior negra y muy pequeña que llevaba debajo.

Gimió y le abarcó los firmes glúteos, haciéndola apretarse contra la dolorida parte delantera de sus vaqueros.

-Lali: Esperaba que te gustara -murmuró rodeándole el cuello con los brazos.

Peter nunca antes había deseado a una mujer como la deseaba a ella y no entendía la necesidad que le llegaba hasta lo más profundo de su ser. Ni quería entenderla.

Ahora solo entendía la necesidad que le corría por las venas de poseerla completa y concienzudamente.

La tomó en sus brazos y la subió así hasta el pequeño y coqueto apartamento que se había hecho Lali en la parte superior del restaurante. La dejó sobre la cama y perdió el control por completo cuando ella lo agarró y tiró de él para hacerlo tumbarse a su lado.

-Lali: Solo para que conste -dijo cuando él le subió la falda hasta la cintura- No estoy interesada en Agus.

-Peter: Lali. No quiero hablar de mi hermano en este momento.

-Lali: De acuerdo -dijo ella mientras él le pasaba la mano por entre los muslos-. ¿Y de qué quieres que hablemos? ¿Del tiempo?

-Peter: Tengo entendido que viene una tormenta. Puede que quieras quedarte dentro de casa para mantenerte caliente.

-Lali: Tal vez debiera encender la chimenea -dijo ella y gimió cuando él la acarició íntimamente.

-Peter: Yo lo haré.

Entonces Peter le deslizó la mano por debajo de la cintura de las bragas y la deslizó en el húmedo calor de su cuerpo. Ella se apretó contra esa mano y él se tomó su tiempo, frotándole la sensible piel de entre los muslos, jugando con su boca, amándola.

Cuando ella llegó al climax y luego se quedó tumbada sobre la cama como si no tuviera huesos, él le quitó rápidamente las bragas y, sin dejar de besarla, se quitó los pantalones. Lali se abrió a él, lo condujo hacia ella. Oyó su nombre en los labios de Peter cuando se hundió en ella.

Peter pensó que aquello era una locura. Lo que las manos, la boca, el cuerpo de esa mujer le podían hacer. La miró y pensó que era la mujer más hermosa y excitante que había visto en su vida. La mirada de ella brillaba de pasión y sus labios susurraron su nombre.

Pura locura.

Y entonces él se volvió por fin completamente loco y ella con él.

Continuará-------------------------------------------------------

:D

@Fics_Laliter