Mientras le observaba rebuscar en los cajones, Lali
enrojeció incluso un poco más al ser consciente de que bajo las mantas llevaba
puesto tan solo su corsé y las calzas.
Sin duda, Peter había tenido que ponérselas él la noche
anterior después de que se secaran. Fue ese un pensamiento inquietante, pues
venía a decir que era el único hombre que la había visto desnuda en su vida. A
excepción del doctor Miller, que la había traído al mundo hacía ahora veinte
años.
Los pensamientos se arremolinaron en su cabeza,
pensamientos que debería haber apartado de sí inmediatamente, pero no pudo
evitar preguntarse qué opinaría Peter de lo que había visto. Contrariamente al
ideal femenino, ella era morena y menuda, su lengua era vivaz y sus pies se
movían más rápido que el resto de su cuerpo. Además, a los dieciséis años, su
figura adquirió unas generosas curvas que le hacían parecer más bajita de lo
que era. Durante años le obsesionó la idea de ser alta, esbelta y elegante. Aun
así, le habían dicho en muchas ocasiones que era hermosa. ¿Opinaría lo mismo
Peter Lanzani?
Peter, ajeno a sus pensamientos, dejó una suave camisa
blanca y unos calcetines de lana sobre sus rodillas, después se dio la vuelta.
Como no parecía tener intención de salir de la habitación, Lali, roja como un
tomate, se vistió a toda velocidad. Al ponerse la camisa de seda, notó que
desprendía el mismo aroma que había apreciado en Peter: limpio, fresco y
ligeramente seco. La camisa era enorme para ella. Se subió las mangas para que
le llegasen hasta las muñecas, sacó las piernas de debajo de las mantas y se
puso los calcetines, cuyos talones le llegaban al tobillo.
Lali alzó la vista temerosa y comprobó que Peter había
vuelto la cabeza hacia un lado, lo justo para verla por el rabillo del ojo.
Centró de inmediato de nuevo su mirada en la pared y se encogió de hombros
ligeramente. Ella debería haberse sentido ofendida por aquella indiscreta miradita,
tal vez incluso temerosa o desconfiada por su actitud. Sin embargo, sus
instintos le dijeron que no tenía motivo para ello.
—Lali: Señor Lanzani —dijo secamente—, no está usted
comportándose como un caballero.
—Peter: Señorita Espósito —le respondió por encima del
hombro—, hace mucho tiempo tuve la intención de convertirme en un caballero. Me
criaron para serlo. Por desgracia, los acontecimientos de los últimos años me
obligaron a elegir... entre ser un caballero o seguir con vida. La guerra es el
mejor modo para acabar con los caballeros... pues muy pocos logran sobrevivir.
Los sinvergüenzas, por el contrario...
—Lali: Oh, ya está bien —gritó mirándolo con una mezcla
de horror y confusión, preguntándose si estaba siendo sincero—. Hay cosas sobre
las que es mejor no bromear.
—Peter: Estoy de acuerdo. Sin embargo, no creo que la
guerra sea una de ellas. ¿O es usted de las que piensa que se trata de una
elevada empresa moral? De ser así, forma usted parte de la opinión general. Los
ganadores siempre piensan en la guerra con cariño y la justifican sin reparos.
No sabía qué pensar de él. Lo siguió con cautela hasta el
baño del segundo piso, teniendo cuidado de no tocarlo, ni siquiera por
casualidad. La oblonga bañera, de hierro colado, estaba limpia y brillante.
Colocada en una esquina, la taza del lavabo parecía un robusto centinela. ¡Qué
moderna y agradable era aquella pequeña estancia!
—Lali: Me gustaría darme un baño —dijo sin apartar los
ojos de los grifos de metal que relucían de un modo invitador.
—Peter: No mientras tenga fiebre.
—Lali: Hace calor dentro de la casa, y yo...
—Peter: Dentro de cinco minutos se sentirá débil como un
bebé, y dudo que le gustase la idea de verme entrar aquí para evitar que se
ahogase... Aunque a mí no me importaría rescatarla...
—Lali: No voy a bañarme —le informó sin demora al tiempo
que le cerraba la puerta en las narices.
Menudo tipejo desvergonzado estaba hecho. El modo en que
él la atosigaba era indecente, incluso más reprobable que el hecho de haberla
desnudado la noche anterior. Después de todo, le había quitado la ropa para
evitar que contrajese una neumonía, pero la atosigaba simplemente porque...
porque... ¡era un demonio!
Se lavó la cara y atusó su largo y nudoso cabello con las
manos. No tardó mucho tiempo en comprobar que Peter estaba en lo cierto: se
sentía exhausta.
Abrió la puerta y él apareció en el descansillo de
inmediato. Le echó un vistazo con sus penetrantes ojos verdes, repasó sus
pequeños pies metidos en los largos calcetines, la trabajada puntilla de sus
calzas y lo ridículamente grande que le quedaba la camisa.
—Lali: Por favor, no me mire de ese modo —murmuró—. Ya sé
que no tengo buena pinta.
—Peter: Antes de conocerla, había oído decir que era
usted la chica más hermosa del pueblo. No podía imaginar que sería usted una de
las mujeres más hermosas que he visto nunca.
Sin ser consciente, Lali bajó la vista, incomodada por
aquel vacuo halago.
—Lali: Es usted un embustero.
Semejante comentario habría dejado helado a Benjamín, no
habría podido abrir la boca. Peter Lanzani se limitó a sonreír.
—Peter: Tal vez no diga toda la verdad sobre algunas
cosas, es cierto. Pero no sobre usted. —La siguió de vuelta al dormitorio.
La fiebre desapareció tras un día de reposo, pero aun así
Peter no la dejó salir de la cama. Le llevó sopa y pan para cenar. Se sentó en
la silla junto al lecho mientras comía, cruzó sus musculosas piernas y Lali
estudió la rayada piel de sus botas de punta redonda.
—Peter: ¿Dijo usted que había regresado dos días antes de
lo previsto?
—Lali: Sí —respondió entre dos deliciosas cucharadas de
caldo—. Pero mi padre no lo sabe y no me espera hasta pasado mañana.
—Peter: Bien. El tren, en cualquier caso, no pasará hasta
entonces. La llevaré a casa y diremos que yo pasaba por allí y la vi caminar
desde la estación... ¿Dónde está su equipaje?
—Lali: Perdí la bolsa cuando... cuando caí al río. Diré
algo así como que la dejé en el tren. —Suspiró abatida—. Ahora está en el fondo
del río.
—Peter: No se preocupe en exceso ¿Por qué no les enseñan
a las mujeres de por aquí a sonreír un poco más?
—Lali: Nos educan para economizar —replicó, y sus ojos
brillaron al dejar escapar la risa—. No gastamos nuestras sonrisas en cualquier
cosa.
—Peter: O con cualquiera —añadió mirándola a los ojos. Le
fascinó comprobar que ella estaba absorta en su cena—. ¿Por qué decidió
regresar antes?
—Lali: Tenía que disculparme con alguien —dijo sin más.
—Peter: ¿Benjamín Amadeo?
—Lali: Sí. Discutí con él y después me fui a Connecticut,
a casa de unos parientes, sin comentárselo. —Qué raro. Tras pasarse días y días
pensando en él, en las últimas dos horas se había olvidado de su persona—.
Tenía que decirle que sentía haber discutido con él, y no podía esperar.
—Peter: Para discutir es necesario que hayan dos personas
dispuestas a hacerlo. ¿Por qué no esperó a que fuese él el que se disculpase
primero?
—Lali: Porque lo justo era que fuese yo la que pidiese
disculpas. Siempre soy yo la que inicia las discusiones. Desde que éramos
niños.
—Peter: Oh, debería haberlo imaginado —dijo con una
sonrisa—. Bueno, supongo que no tardará demasiado en perdonarla. Sobre todo si
sabe utilizar como es debido esos grandes ojos marrones suyos.
—Lali: Varios días —respondió con gravedad—. Es un hombre
muy serio. Algunas cosas tienen mucha importancia para él. Pero cuando hablamos
y le digo que lo siento, y nos entendemos, sé que me ha perdonado cuando me
coge de la mano. A partir de entonces, sé que en uno o dos días lo habrá
olvidado todo...
—Peter: ¿La coge de la mano? —Parecía sorprendido—. Si yo
tuviera una mujer como usted a mí lado no le tomaría solo la mano.
—Lali: Si alguna vez conoce a Benjamín, comprobará que es
un hombre de honor. Es callado y reflexivo, ¡lo cual quiere decir que es mucho
más profundo que uno de esos tipos que expresan a gritos sus sentimientos!
—Peter: Sí, sí. Ya sé... que las aguas tranquilas son
profundas. Dígame, ¿tienen pensado casarse pronto?
—Lali: Sí. Pronto. Todavía no tenemos fecha, pero hace
tres años que nos prometimos, y ambos estamos de acuerdo en que es el momento
de...
—Peter: ¿Tres años? ¿Están prometidos desde que acabó la
guerra?
—Lali: ¡No repita todo lo que digo!
—Peter: Increíble —murmuró—. Le diré una cosa. Ustedes
los del Norte son una raza aparte. No sé qué es peor, que él quiera esperar
tanto o que usted esté dispuesta a esperar.
—Lali: Estamos esperando a que Benjamín reúna el dinero
suficiente para comprar una buena casa y para poder mantener una familia. No le
gusta dejar cabos sueltos. Quiere lo mejor para mí.
—Peter: ¿Y no tiene miedo de que llegue otro hombre y se
quede con usted?
—Lali: Ningún hombre podría hacerlo. —Su voz rezumaba
sinceridad—. Nadie podría apartarme de Benjamín.
—Peter: Estoy seguro de que tanto usted como él lo
creen... pero los demás no lo vemos del mismo modo, habida cuenta que llevan
tres años...
—Lali: Ya he acabado con la sopa —dijo con sequedad—.
Llévesela.
Él cerró la boca y recogió la bandeja del regazo de Lali;
sus ojos expresaban una tranquila sonrisa. Antes de salir de la habitación, la
miró y le guiñó un ojo, por lo que Lali comprendió que él había disfrutado
inmensamente a su costa, atosigándola y riéndose de su orgullo.
Continuará...
_______________________________________________
Hola!
Perdón chicas pero les parece que posponga la maratón para mañana??
hoy no me siento nada nada NADAA bien!!... :O y para lo peor tengo muuuuuuuucha tarea :( fuck!!!!
Besos y mañana siii maratón ;)
Aca hay + q gato encerrado con el tema Benjamin y esa espera para casarse siendo "TAN CABALLERO" o mi mente es muy retorcida o...(me voy a reservar la hipotesis)JAJA Peter me resulta gracioso como le habla a ella como a una ingenua, aunq trama algo!
ResponderEliminarPor mí todo bien con la maraton mañana,mejorate y q te sea leve la tarea!
me encanta!! mas mas mas mas mas mas mas @flordemariia
ResponderEliminar,Benjamín x muy caballero ,esperar tres años sabiendo k ella lo ama,algo tiene escondido.Peter la trata con dulzura ,pero ya la tenía fichada y también oculta algo ,me parece k la guerra dejó algunas secuelas en el.
ResponderEliminar¡K así sea !.Maratón mañana.Estudia y haz tu tarea.¡¡¡Cuidate!!!,así te mejoras pronto.
ResponderEliminarMe Encanta Haqui Hay Algo raro Y Si Maraton mañana
ResponderEliminar@DaniiVasqueez
Y sí me aparecen que los dos esconden cosas, tanto Peter como aquel estupido Benjamin(ní apareció pero ya no me gusta)...
ResponderEliminarmás nove
Me encantaaa! espero que te sientas mejor (:
ResponderEliminar@suugustinaa
Me encanta peter!!! Y lali que se vaya olvidando de benjamín, q va a ser solo un recuerdo!
ResponderEliminarme encanta!!!! subi mas nove :)
ResponderEliminarYo sinceramente no creo que haya un hombre que dure 3 años sin tocar a su pareja jaja :) pero es la cruda realidad, para mi que Benjamín está con Lali por su familia y e tiene amantes.
ResponderEliminarPeter es más arrebatado y dice lo que le parece sin problema.
Masi_ruth
Peter es un geenio jaja
ResponderEliminarEspero mas, besito :)
Arii
MARATON! MARATON!:D
ResponderEliminarMe encanta! Aca hay algo raro, como que 3 años comprometidos y no ha pasado nada...
ResponderEliminarMe encanta la nove pero esta ya la pusite para descargar hace tiempo o es nueva ?
ResponderEliminarMe encanta Peter, es un Amor!!! Como la cuida!!!! ESPERO QUE SUBAS A "ROSAS ROJAS" COMO BONUS, quiero saber como sigue!!
ResponderEliminarBesos, Yov (:
JAJAJAJAJAJAJAJA AMO a este PETER!!! JAJAJAJAJAJ ♥ a mi ni falta hace qe me atosigue esa soy yo(? JAJAJAJAJAJA y qe seca Lali JAJAJAJAJAJA ya se va a empezar a enamorar de el sureño raro(? :P JAJAJAJAJA ME ENCANTAAA ESTA NOVEEEEEEEEE LA AMOOOO ♥ @LuciaVega14
ResponderEliminar