Cuando acabó la comida se pasó a las relaciones. Mientras
las mujeres volvían a meter en las cestas lo que había sobrado y doblaban las
mantas, los hombres se reunían para intercambiar comentarios. Lali y Mery se
sentaron juntas, y charlaron un rato aliviadas de que Benjamín y Peter se
separasen y fuesen a grupos distintos.
—Mery: No pensé que pudiese causar problemas unir a esos
dos —dijo mientras sacudía la cabeza con incredulidad—. Benjamín es siempre
tan... tan amable y simpático con todo el mundo, tan caballeresco. Y el señor
Lanzani... No entiendo por qué siendo un traidor y un rebelde es uno de los
hombres más encantadores que he conocido nunca.
—Lali: Para Benjamín aún es demasiado pronto para
entablar amistad con un sudista —explicó— Él no ha podido olvidar lo que los
confederados le hicieron a algunos de sus amigos. A pesar de que Pet... el
señor Lanzani no le ha hecho nada a nivel personal, la cuestión es que lucharon
en bandos opuestos y ninguno de los dos puede olvidarlo.
—Mery: Siempre creí que los confederados eran antipáticos
y bruscos —señaló pensativa—. Pero él no me parece...
—Lali: Por supuesto que no. Es un hombre como Benjamín o
cualquiera de nuestros amigos...
Se vio interrumpida por los disparos y los gritos
exultantes de los hombres que llegaban del prado más allá de la zona de picnic—.
Una competición de tiro. Ahí es donde han ido todos.
Atravesaron el claro del prado donde se habían ido los
hombres. Les emocionaba invadir la privacidad de una competición de tiro porque
a los hombres siempre les agradaba tener público y ser admirados por las
mujeres.
Benjamín era el mejor tirador de Concord... tal vez
incluso de todo Massachusetts. Durante la guerra había recibido muchas medallas
y todo tipo de reconocimientos. Todos se sentían orgullosos de él por haber
luchado con semejante entrega en el ejército de la Unión.
En el límite del prado se encontraba David Fraser, a
ciento cincuenta metros de un tronco que había colocado sobre dos tocones. Con
mucho cuidado, alzó un rifle y se tomó su tiempo para apuntar a una de las
siete latas que estaban alineadas encima del tronco. Disparó y el cartucho
vacío cayó al suelo. Unos cuantos hombres rieron y se burlaron de la mala
puntería de David, pues las siete latas seguían donde las habían dejado.
—Me rindo. Es tu turno —le dijo David a Benjamín, que
agarró el rifle sin dejar de reír.
Benjamín se tomó su tiempo para reponer los cartuchos del
rifle y después miró en dirección a Lali para ver a las dos jóvenes sentadas
sobre una gran roca.
—Mery: Eres la mujer más afortunada del mundo —le susurró—.
Benjamín te adora. Y es tan caballeroso y guapo...
—Lali: Sí…—respondió, sonando no tan segura como le
hubiera gustado.
Benjamín apretó el gatillo. Un disparo y la primera lata
voló por los aires. Dos, tres, cuatro... Las siguientes latas cayeron en rápida
sucesión. Cinco. Seis, siete. No falló un solo tiro. Todos lanzaron
exclamaciones y silbidos al tiempo que Benjamín sonreía con modestia y miraba a
Lali.
—Benja: ¿Alguien quiere retarme? —preguntó —. Le daré
ventaja. Me colocaré más lejos o...
—Mery: Ponte una venda en los ojos —sugirió, y todos
rieron.
—Creo que hoy es
mi día de suerte —dijo David Fraser en medio del alboroto—. Te reto, Benjamín,
pero yo me quedaré aquí y tú tienes que ir hasta los doscientos metros.
—Mery: Le daré veinticinco centavos a quien logre vencerle
—declaró a voz en grito.
—Benja: ¿Y qué ofreces tú, Lali? —preguntó.
—Lali: Un beso para el ganador —dijo, y se escucharon las
risas ante su ocurrencia, pues sabían que Benjamín ganaba siempre.
—Interesante oferta —se escuchó decir a una nueva voz.
Todos miraron hacia la derecha, donde vieron a Peter Lanzani medio apoyado,
medio sentado sobre una roca saliente. Lo dijo con voz suave pero contundente,
y añadió—: ¿Puede participar cualquiera en esta competición?
A Lali se le heló la sangre. Bajó la vista hacia sus
manos y entrecruzó los dedos con fuerza.
—Benja: Yo que usted no me metería en problemas, señor
Lanzani —dijo tenso, pues cualquier atisbo de diversión o amabilidad había
desaparecido de su rostro— Soy muy buen tirador... y pueden dar prueba de ello
unos cuantos rebeldes.
Al parecer, a Peter aquel comentario no le afectó lo más
mínimo, pues clavó los ojos en la lejanía del prado y sonrió.
—Peter: Muy bien. Entonces veré cómo lo hace. No le
molestaré.
Pero le había molestado durante toda la tarde, y ambos lo
sabían. La competición de tiro, que hasta ese momento estaba presidida por el
buen humor, adquirió tintes de batalla campal.
—Benja: No. Mejor únase a nosotros. Por favor —le invitó
con una expresión de desagrado que Lali no conocía.
David le entregó el rifle a Benjamín y se retiró
respetuosamente.
—Benja: ¿Desea hacer algunos disparos de prueba?
—Peter: No, gracias.
Colocaron las latas en su sitio, Benjamín cargó el rifle
y después miró a Peter.
—Benja: ¿Sabe cómo disparar con un Spencer? Es un poco
diferente a esas antigüedades que utilizaban los rebeldes.
—Peter: Creo que sabré hacerlo. —se puso en pie y caminó
hasta el punto desde el que habían estado disparando. Entrecerró los ojos y
miró las latas—. ¿Por qué no nos alejamos hasta los doscientos metros? —sugirió
provocando que creciese un murmullo a su espalda.
Todos los músculos del cuerpo de Lali estaban en tensión
mientras observaba cómo Benjamín apuntaba. Disparo tras disparo, tumbó todas
las latas, haciéndolas saltar del tronco con claridad. Cuando acabó, todos
dejaron escapar un suspiro de alivio y le felicitaron todavía sorprendidos por
sus estupendas dotes como tirador.
Nadie disparaba tan bien como Benjamín, y Peter iba a
quedar como un tonto frente a todo el grupo. Lali deseó no haber estado allí
para comprobarlo, y no pudo evitar sentir un impulso protector hacia Peter al
verlo recargar el Spencer y recorrer con los dedos la culata del rifle.
A Lali le llamó la atención lo relajado de su postura.
Parecía como si no se tomase todo aquello muy en serio. Le sorprendió el
estallido del primer disparo... ¡apenas había tenido tiempo para apuntar!
Los disparos se sucedieron con tal rapidez que Lali se
preguntó si el arma se había transformado en sus manos. Tras el séptimo disparo,
Peter se volvió y miró a Lali; sus ojos parecían brillar con fuego.
—Santo Dios —escuchó Lali exclamar a alguien, y no sin
esfuerzo se obligó a mirar hacia el tronco. Había tumbado todas las latas. Un
estremecedor silencio recorrió el prado.
—Lali: Empate —dijo, tan sorprendida ante aquella
increíble demostración que apenas le salió la voz.
Peter no apartó la mirada de su cara.
—Peter: ¿No significa eso que ambos merecemos un beso?
—Lali: No. Eso significa que ninguno de los dos lo merece
—replicó ella.
—Benja: Significa que la contienda no ha finalizado
—espetó— Dispararemos desde doscientos veinticinco metros. El primero que
falle, pierde.
En los minutos siguientes hubo mucho movimiento. Una tras otra, Benjamín fue abatiendo todas
las latas. Sus ojos marrones brillaban con fría satisfacción.
Después le tocó el turno a Peter y acertó todas las latas
sobre el tronco con una alarmante rapidez. Era realmente bueno. Prosiguió la
competición sin desprenderse de una ligera sonrisa, y esa despreocupada actitud
daba a entender que todo aquello era ridículamente fácil para él.
Benjamín, por otra parte, parecía más irritado de lo que
podía soportar, más y más tenso con cada nueva ronda. Lali observó con
silenciosa angustia cómo la cara de Benjamín iba enrojeciendo y sudaba. Nunca
lo había visto tan enojado.
Estaba realmente preocupada, porque nunca nadie había
ganado a Benjamín en una competición de tiro, y en caso de perder le sentaría
fatal.
Y, de algún modo, todos sabían que iba a perder.
Sintió que Peter la miraba. Ella lo miró de reojo,
incapaz de refrenar la ansiedad y la ira de su propia mirada. De repente, aquel
deje de disfrute que presidía el rostro de Peter desapareció, y se pasó una
mano por el pelo. Cuando agarró el rifle en esta ocasión, sus movimientos
fueron mucho más lentos. Miró de soslayo a Lali y después apuntó. Una, dos,
tres... cuatro, cinco... seis. Se produjo un leve momento de espera antes de
disparar a la última.
La séptima lata quedó en pie.
Mery lanzó un grito y saltó de la roca para salir
corriendo hacia Benjamín. El entusiasmo estalló entre los presentes y todos
rodearon a Benjamín, le palmearon la espalda y lo felicitaron con vigor.
Lali permaneció sentada. Peter caminó hacia ella.
Aunque ninguno de los presentes lo sabía, ¡había dejado
ganar a Benjamín!
—Lali: Ha fallado a propósito —dijo en voz baja.
Él la miró sin ocultar el destello de ansia en su mirada.
—Peter: Lo he hecho por usted —respondió con voz grave—.
A pesar de que bien sabe Dios lo mucho que me irritó hacerlo.
—Lali: ¡No crea que le debo nada!
Se volvió deprisa y se deslizó por la roca. Él la agarró
por los codos y la ayudó a bajar. Lali se sintió extrañada por las sensaciones
que recorrieron su cuerpo con el mero roce de las manos sobre su piel. A pesar
de toda la gente que había allí y de que Benjamín se encontraba a unos pocos
metros de distancia, deseó, contra su propia voluntad, abrazar a Peter Lanzani.
Se apartó de él y echó a correr hacia el grupo que
rodeaba a Benjamín, abriéndose camino hasta llegar a su lado. Cuando volvió a
mirar hacia la roca, Peter ya no estaba allí.
Continuará...
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Holaaaaaaa chicas! como van?
mañana lunes que feo... :O
Bueno en unos cuantos caps ya vamos a tener nuestro factor desencadenante! ;)
Matatón!!!!
+15 firmas y masssssssssssssssssssssssss
pq el se merecía le beso!!! No ves es mas tierno peter, para no ponerla en apuros pierde!! Más!!!
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Que lindo cap! Me encanto! Aunque prefiero que Benjamin pierde, tiene que saber que no puede ganar siempre!!!
ResponderEliminarMassssssssss
Mas noveeee
ResponderEliminarMas!!!!!!!!!
ResponderEliminarM ncantooo mas noveee qiero ya a los dos juntos!!!!
ResponderEliminarMas noveeee
ResponderEliminarMe encanto!!!!!! Que lindoooooo!!!!
ResponderEliminarMasssssssssss
Besos, Yov (:
Mas mas mas mas!!!!!!!
ResponderEliminarMASMASMASMASMASMASMASMAS!!!!!!!!
ResponderEliminarVamos factor desencadenante!!!!!
ResponderEliminarai dios, Lali ya me está matando de irritación! El pobre hasta perde del estupido, idiota, asqueroso de benjamin por ella, y ni bola le da!!!
ResponderEliminarmás nove
me encantaa :D
ResponderEliminarsube maas
ResponderEliminarMas nove!!!!!!
ResponderEliminarEl beso se lo debe, si o si.
ResponderEliminarFactor desencadenante...jodeme q lo matas a Benjamin,JAJAJA!No me imagino q se viene otro beso!
ResponderEliminarPeter es muy bueno yo ni en pedo ni por ella (soy muy competitiva) JAJAJAJAJ por eso y porque le da una razon para que Benjamin se burle de el -.- factor desencadenante :O jajajajaja chan chan qe ser! @LuciaVega14
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