Capítulo Veintiuno

A Lali se le pasó por la cabeza que parecía mentira tener tanto calor en una fresca noche de abril como aquélla.

—Lali: Siento no haber sido más clara en la nota. Tenía muchas cosas en la cabeza —se volvió a mirarlo con deleite—. Y todas relacionadas contigo.

—Peter: La verdad es que me puso de muy mal humor —admitió sin el menor esfuerzo.

—Lali: Perdóname, pero debo decir que me resulta muy halagador. Cuando llamé a tu puerta y vi que no estabas, tuve más o menos la misma reacción. Me había pasado mucho tiempo preparándome para ti. Ahora puedes sentirte halagado.

—Peter: Debe de haberte costado mucho enfundarte ese vestido.

—Lali: Y no sólo eso —se concentró para controlar los latidos de su corazón, pero cuando se detuvieron frente a la puerta del edificio, volvió a acelerarse—. He preparado la cena.

—Peter: ¿Sí? —no sólo estaba halagado, también estaba increíblemente excitado. Y conmovido.

—Lali: Una cena magnífica, aunque está mal que yo lo diga —añadió al tiempo que entraban en el edificio y se dirigían hacia el ascensor— Con un delicioso vino blanco y una botella de champán que he pensado que podríamos disfrutar... en la cama.

Ya dentro del ascensor, Peter se esforzó para no tocarla, pues sabía que si lo hacía, no saldrían de allí.

—Peter: ¿Hay algo más que daba saber sobre tus planes?

—Lali: Ya lo irás descubriendo —salió del ascensor y se dirigió hacia la puerta lanzándole una de esas miradas suyas que un hombre no podía dejar de seguir.

—Peter: ¿La llave?

Sin apartar los ojos de él, Lali deslizó un dedo por el amplio escote del vestido y fingió estar buscando la llave.

—Lali: Vaya, no consigo encontrarla —dijo disfrutando del modo en que Peter seguía su mano con la mirada—. Creo que vas a tener que ayudarme.

Peter descubrió algo que podría interesar a la comunidad médica, se podía seguir consciente aun sin sangre en la cabeza.

Pasó la mano suavemente por el borde del vestido provocándole un escalofrío. Después coló un dedo por debajo de la tela y le acarició el pecho. Vio cómo ella cerraba los ojos en el momento en que le rozó el pezón.

—Lali: Me parece que eres tú el que ha estado practicando —consiguió decir ella con la respiración entrecortada.

—Peter: Voy improvisando sobre la marcha.

—Lali: No vayas a parar por mí.

No tenía intención de hacerlo.

—Peter: Me parece que la he encontrado —susurró sacando la llave del escote.

—Lali: Sabía que podía contar contigo.

Introdujo la llave en el cerrojo y abrió la puerta para que Lali pudiera pasar.

Una vez dentro la agarró de las caderas y siguió caminando hacia la escalera.

—Lali: ¿Y la cena? —preguntó ella, avanzando de espaldas.

—Peter: Puede esperar —descolgó el teléfono al pasar.

—Lali: ¿El vino?

—Peter: Después. Mucho después.

Lali comenzó a subir los escalones con las piernas temblorosas, pero agarrándose a sus hombros.

—Peter: Pídeme que te toque.

—Lali: Tócame —suspiró al sentir que sus manos comenzaban a subir desde las caderas.

—Peter: Pídeme que te bese.

—Lali: Bésame —gimió cuando su boca le rozó los pechos—. Bésame más —le pidió al llegar al dormitorio.

—Peter: Enseguida —dijo él con una malévola sonrisa—. Quiero más luz.

—Lali: He preparado velas —buscó las cerillas e intentó encender una—. No puedo, me tiemblan las manos —admitió riéndose.

—Peter: Deja que lo haga yo, pero no te muevas de ahí.

Unos segundos después, la habitación quedó suavemente iluminada por la luz de decenas de velas y Peter volvió a su lado. Lali lo observaba con los ojos llenos de deseo y de nerviosismo.

—Peter: Pídeme que te tome —dijo estrechándola en sus brazos.

—Lali: Tómame —obedeció ella sin apartar la mirada de sus ojos.

Sus bocas se unieron con el poder y la pasión que habían creado entre ambos. Lali se aferró a él con la certeza de que aquello era lo que quería.

—Lali: Te deseo —le dijo mientras le cubría el rostro de besos.

Entonces él le dio la vuelta y comenzó a besarle el cuello. Lali se sorprendió al ver la imagen de ambos en el espejo, el brillo de deseo que iluminaba el rostro de Peter mientras exploraba su cuerpo.

—Peter: Tenemos toda la noche —le recordó él—. Mira.

Continuó besándole y mordisqueándole el cuello mientras con las manos le acariciaba los pechos por debajo de la seda del vestido. De los labios de Lali salió un gemido de placer al sentir su mano en el centro de su cuerpo.

Peter levantó la mirada y sus ojos se encontraron en el espejo. Lali lo había vuelto loco con su aparición en el club y ahora él tenía intención de devolverle el favor.

—Peter: Dime que quieres más.

Lali sentía que los músculos se le habían quedado flojos, las piernas apenas la sostenían.

—Lali: Peter...

Él siguió acariciándole los muslos, haciéndola estremecer.

—Peter: Dime que quieres más.

—Lali: Dios —echó la cabeza hacia atrás y la apoyó en su hombro—. Quiero más.

—Peter: Yo también.

Coló la mano por debajo de sus medias. Tocarla de aquel modo era una deliciosa tortura. Su aroma lo estaba matando, el tacto de su piel lo urgía a hacerla suya, pero él hizo un esfuerzo por controlarse. Debía apaciguar su instinto animal porque cuando se desatara los devoraría a ambos.

Le mordisqueó el cuello y los hombros mientras le bajaba la cremallera del vestido. No pudo contener un gruñido de excitación al ver lo que había debajo de la fina prenda. Sexo en blanco y negro, pensó de nuevo.

Lali vio cómo cambiaba la expresión de sus ojos y aparecía en ellos un brillo peligroso. Le sorprendió darse cuenta de que eso era precisamente lo que deseaba ver; el peligro, el riesgo, la gloria de estar haciéndole perder ese férreo control que ejercía sobre sí mismo.

—Lali: Me lo he comprado hoy —susurró—. Para que pudieras arrancármelo.

Aquellas palabras bastaron para que se dejara llevar por la pasión. La dio la vuelta y poseyó su boca apasionadamente mientras la llevaba hasta la cama.

Quería comérsela viva y no podía parar. Sintió cómo arqueaba la espalda cuando su mano alcanzó el centro de aquel cuerpo perfecto. Un segundo después rasgó el encaje y la seda desesperadamente y pudo explorar sus pechos con la boca mientras ella lo volvía loco arrancándole la camiseta y hundiéndole las uñas en la espalda.

Su boca mostraba la misma ansiedad que la de él, sus manos se movían con la misma impaciencia por quitarle los pantalones y cuando por fin pudo agarrarlo, sintió que todo su cuerpo ardía por dentro.

Rodaron por la cama, jadeando, gimiendo.

Cuando se adentró en ella y el calor de sus cuerpos se fundió en uno, la explosión de placer fue mayor de lo que jamás habría podido imaginar. Ella seguía su ritmo con la misma furia, agarrándose al cabecero para arquear la espalda y que él se sumergiera en su cuerpo tanto como fuera posible. Enloquecido de placer, Peter observó su rostro, el deleite que se reflejaba en él y siguió moviéndose hasta hacerla gritar su nombre y sintió que se derretía en sus brazos. Entonces se dejó llevar y se deshizo dentro de ella.

No le soltó las manos, ni salió de su cuerpo mientras ella seguía estremeciéndose.

Continuará...

___________________________________________________

Les dejo cap... ;)

si quieren maratón hoy solo díganme!

yo voy a estar por... acá(?)