El haberse hundido en las aguas del río había supuesto un
mayor desastre para el vestido de paseo de Lali que para la propia Lali.
La prenda se había encogido en algunos puntos y en otros
se había deformado. Por suerte, la capa lo cubriría todo hasta que pudiese
reparar el vestido en secreto. A pesar de que su padre era muy detallista con
todo lo referente a su tienda, apenas le prestaba atención a los asuntos
relativos a su hija, y jamás echaría en falta unas cuantas telas.
Esa mañana, se estableció un reflexivo silencio entre
Lali y Peter, un silencio que resultaba desconcertante habida cuenta de la
conversación que habían mantenido a primera hora. Él la llevó al pueblo en un
pequeño carruaje tirado por un caballo castrado de color gris moteado. A medida
que se acercaban a Concord, el ritmo del caballo pareció ralentizarse.
—Lali: Ya casi hemos llegado —dijo a regañadientes,
consciente de que la extraña aventura que había vivido durante esos dos días
estaba tocando a su fin. Reparó de repente en que había algunas cosas que no
había comentado con él, cosas que tenían que quedar claras—. Espere, Peter.
¿Podría detener el carruaje? —Los ojos de Peter brillaron con la luz del día,
la miró de soslayo al tiempo que tiraba de las riendas para que el caballo se
detuviese—. Hay algo que tendríamos que decidir —prosiguió Lali en voz baja—.
¿Cómo vamos a comportarnos cuando nos veamos en público? No me gustaría
tratarle como a un extraño, no después de lo que ha hecho por mí... ¡pero no
puedo dar por sobreentendido que le conozco!
—Peter: ¿Porque soy un rebelde?
—Lali: No. Por supuesto que no. Es porque no nos han
presentado... Y no puedo hablar con usted como la otra noche, nunca más. Estoy
prometida. Y usted no es el tipo de hombre del que una mujer prometida puede
hacerse amiga. Nadie lo entendería, y Benjamín menos que nadie.
—Peter: Por supuesto que no lo entendería —dijo, y el
paciente sonido de su voz la reconfortó ligeramente.
Alzó la vista para mirarlo a la cara. Qué fuera de lugar
parecía en medio de la nieve y de aquel aire helado. ¿Por qué habrá elegido
establecerse tan lejos de su hogar?, se preguntó. ¿Qué razones tendrá para que
así haya sido? No se atrevería a preguntárselo.
Peter Lanzani era un hombre demasiado complejo, demasiado... engañoso. Le
estaba agradecida por lo que había hecho con ella, pero se negaba a creer que
hubiese entre ellos posibilidad alguna de ser amigos. No tenían nada en común.
Eran mundos paralelos.
—Lali: Jamás olvidaré lo que ha hecho por mí —afirmó con
gravedad—. Nunca podré recompensarle por...
—Peter: No deseo su gratitud eterna —la interrumpió con
una insinuante sonrisa que poco a poco fue dibujándose en su rostro—. No se
angustie, cariño. Esto no es una despedida.
—Lali: Sí que lo es. Es lo que estoy intentando decirle.
—Peter: Ah, ya entiendo. Perdóneme. Es que en Virginia
tenemos un modo diferente de despedirnos.
Pudo apreciarse un leve deje malicioso en sus ojos
verdes, y Lali sonrió a modo de réplica, tras lo cual apartó la cara.
—Lali: No se burle de mí.
—Peter: No pretendo burlarme. Esto es una cosa seria. ¿No
cree que me debe al menos un beso? Como usted ha dicho, le salvé la vida.
¿Acaso Benjamín se negaría a que besase una vez al hombre que la rescató?
¿Acaso tendría siquiera que saberlo? Dios sabe que yo no se lo diría nunca. Un
beso no es una gran petición.
—Lali: Nunca he besado ha nadie que no fuese Benjamín.
—Peter: Sí, pero apuesto lo que quiera a que él no sabe
dónde tiene usted su marca de nacimiento —dijo, y sonrió al verla enrojecer— Lo
siento. Antes estaba usted en lo cierto... No soy lo que se dice un caballero,
¿verdad?
—Lali: No, no lo es en absoluto.
—Peter: ¿Está segura de que me ha dicho la verdad
respecto a lo de no haber besado a nadie más que a Benjamín?
¡Menuda conversación para mantener con aquel hombre!
Sintió cómo le ardían las mejillas al tiempo que intentó evitar su mirada.
—Lali: Básicamente, es cierto. Antes de prometernos...
besé a uno o dos chicos... pero no fueron besos de verdad como los que le doy a
Benjamín.
—Peter: Besos de verdad —repitió pensativo—. No conozco
otro tipo de besos más que los de verdad.
—Lali: Ya sabe a qué me refiero. Algunos besos no
significan nada de nada. Pero los besos de verdad sí significan algo.
—Peter: No, no sabía nada de esa interesante distinción.
Míreme.
Consciente de la mezcla de confusión y emoción que sentía
en su interior, obedeció sin saber por qué. Sí, iba a besarla, y ella no
debería permitírselo, pero no iba a encontrar el coraje suficiente para decirle
que no.
—Peter: Dígame si este beso es de verdad o no.
Inclinó la cabeza hacia ella y Lali cerró los ojos,
respirando con dificultad. En un principio, el roce de sus bocas fue seco y
cálido e intenso, y exigía de ella algo que no sabía cómo ofrecer. Agarró el
borde del asiento y le ofreció sus labios con cautela. Siguió sintiendo la
presión de su boca mucho después de cuando ella creía que él lo dejaría estar.
Por el contrario, él presionó con más fuerza, obligándola a separar los labios.
El beso era ahora ardiente e íntimamente húmedo, lo que
la hizo temblar debido a una curiosa combinación de repulsión y placer.
Desconcertada y sorprendida, sintió el aterciopelado roce de su lengua contra
la suya de un modo que ella ni siquiera habría podido soñar. Su boca parecía
hambrienta y no se detenía ante nada. Había algo mágico en aquel hombre que
hería sus sentidos y tiraba de ella con delicadeza. Tiritaba, tal como lo había
hecho la primera vez que la cogió en brazos, aunque en esta ocasión no se debía
al frío sino al fuego que crecía en lo más profundo de su ser.
Peter puso fin a aquel beso con un leve gemido. Su rostro
evidenciaba confusión. Aturdida, ella lo miró a los ojos; el corazón parecía
querer salírsele del pecho y el estómago se le había contraído.
—Peter: No practique esto con su prometido —le dijo — o
querrá saber dónde lo aprendió.
Lali lo apartó de su lado con un gesto de desagrado, se
desplazó hasta el extremo del asiento y volvió el rostro.
Sentía sus labios suaves y carnosos, y casi podía notar
todavía el roce de su lengua. Si pensaba en ello, perdería las fuerzas y
empezaría a temblar. ¿Cómo le había permitido hacer algo así? Pensó en Benjamín
y se sintió culpable, pues él jamás había intentado hacer con ella algo
semejante.
—Peter: Según su opinión, ¿ha sido un beso de verdad? —sonrió
con malicia al ver que ella no le miraba—. De acuerdo... La llevaré a casa.
Continuará...
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:O creen q Peter la deje tranquila???...
+15 COMENTARIOS... +NOVE!!!
mas mas mas mas
ResponderEliminarme encantaa :D
ResponderEliminarME encanta, ahora lali va a pensar en ese beso más que en cualquier cosa!!! Más!!!
ResponderEliminarMaaaaaas! un par de caps mas porfaas (:
ResponderEliminar@suugustinaa
MAAAAAAS NOVE!!!
ResponderEliminarme encanta este Peter
ResponderEliminarsolo un hombre así podría conquistarla
son perfectos
más nove
mas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!
ResponderEliminarSinceramente dudo que Peter la deje tranquila hasta que no sea suya en todos los sentidos! jajajajaj
ResponderEliminarMaas nvoeelaa
ResponderEliminarMAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS
ResponderEliminarRGUYFGYG ,ME ENCANTOO, MAS
ResponderEliminarMas novelaa! asbhdfbyjhf mas mas
ResponderEliminarJAJA le movio la estanteria sólo con un beso!Un beso de verdad!y ella jugaba a los besos de muñeca antes JAJA El tema q despues de probar esto nada la va a conformar.MUY BUENO!Me divierte la situacion puesta en este triangulo,JAJA!
ResponderEliminarEso fue un beso! Jajajaaj me encantó
ResponderEliminarMaaas
ResponderEliminaryo creo que seria imposible
ResponderEliminarMas!
ResponderEliminarLali timida ,ay dios peter un picaro
ResponderEliminarPeter le movió el piso a Lali con ese beso jajaja MAAAAS! @flordemariia
ResponderEliminarYa comparó los besos .
ResponderEliminarAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH ya esta yo quiero comprobar como son esos besos!!!! ♥.♥ JAJAJAJA ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO SE LE MOVIO TODO A LALI CON EL FLOR DE BESO QUE LE DIO YO NO SE COMO VUELVE YO ME QEDO CON EL :D JAJAJAJAJJA (? @LuciaVega14
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