Capítulo 14

—Lali: Mi prometido sin duda tendría algo que decir al respecto.

—Peter: ¿En serio? ¿Dónde está? —preguntó con aire inocente.

—Lali: Deje de buscarlo como si esperase encontrarlo. Sabe perfectamente que no está aquí o no habría osado acercarse a mí.

—Peter: Por si no lo recuerda, soy capaz de enfrentarme a grandes retos, señorita Espósito.

—Lali: Es un grosero... Aléjese de mí—dijo en voz baja.

El rió con desgana.

—Peter: ¡Vaya temperamento! ¿Está Benjamín al corriente de estos arrebatos?

—Lali: Sí... no... él... Oh, ¡déjeme en paz!

—Peter: Después de bailar con usted... ¿O acaso he malinterpretado esas anhelantes miradas que me lanzaba desde el medio de la sala de baile?

—Lali: ¡Váyase o montaré una escena!

—Peter: Adelante. A mí no me importa, pues mi reputación ya es bastante mala por aquí... Pero la suya... Bueno, después de cómo se ha comportado esta noche, no creo que tarde mucho en perder su buena fama. Ahora deje el ponche en la mesa y agarre mi brazo.

Miró su brazo a regañadientes, deseando que no fuese más que una fanfarronada. Pero tenía ganas de bailar con él y no sabía por qué; excepto porque creía que estaba haciendo algo que Benjamín le habría prohibido.

—Lali: Todo el mundo nos está mirando —susurró permitiendo que la llevase hasta el centro de las parejas que bailaban vals; algunas de ellas se apartaron para dejarlos pasar.

—Peter: Todo el mundo la ha estado mirando esta noche —indicó con ironía—. Especialmente, yo.

Bajó la mirada hasta el bajo escote del corpiño de su vestido. Lali sintió una cálida punzada en su interior al apreciar el atrevimiento que mostraba su mirada.

Empezaron a bailar, y los pensamientos de Lali dejaron de ser pesarosos a medida que se relajaba y disfrutaba del baile. Sentía sus brazos alrededor de su cuerpo otra vez, y eran tan fuertes y protectores como los recordaba. Bailar con él era un auténtico placer. Lali se sentía como si volase y, al mismo tiempo, se sabía ligeramente dominada, y eso no le gustaba lo más mínimo.

—Lali: ¿Por qué me mira de ese modo? —le preguntó al notar que tenía la vista clavada en su rostro con una insoportable intensidad. Él sonrió y se mostró como el pícaro de siempre, un cambio que la relajó.

—Peter: Es que pienso que Benjamín Amadeo es un tonto.

—Lali: Al contrario que otras personas —replicó con renovada confianza—, dedica gran parte de su tiempo a trabajar duro y a pensar en los demás...

—Peter: Y la deja sola la mayor parte de ese tiempo... expuesta a todo tipo de influencias… negativas.

—Lali: ¿Como usted?

—Peter: Exactamente como yo. —la miró de un modo calculador—. Ahora bien, a juzgar por cómo ha jugado usted sus cartas esta noche, él le va a poner los puntos cuando se entere de lo que ha estado haciendo. Supongo que eso es lo que usted espera. Pero apuesto lo que quiera a que no lo hará. No, estará de morros durante unos cuantos días mientras usted no deja de excusarse, y él finalmente cederá, la tomará de la mano a modo de perdón...

—Lali: ¿Qué es lo que le lleva a creer que sabe tanto sobre mí...?

—Peter: Le apuesto lo que quiera a que ni siquiera la tocará —dijo cargado de razón—, aunque debería hacerlo. Tal vez sea la mitad de hombre de lo que debería ser.

—Lali: Un caballero nunca...

—Peter: Bueno, no se preocupe por eso, La —coincidió con ella—. Me criaron para serlo. Pero no sé hacerlo mejor.

—Lali: ¿Por qué me llama La?

—Peter: Porque nadie más la llama así.

Lali frunció el ceño, consciente de que a partir de ese momento Peter se pasaría el resto del baile intentando camelarla con su buen humor otra vez. Y muy posiblemente ella no sería capaz de resistirse.

Al contrario de lo que Lali pensaba, la reacción de Benjamín a los rumores sobre el baile no fue de rabia sino algo mucho peor.

—Benja: ¿Eres infeliz siendo mi prometida? —preguntó sin moverse, su semblante mostraba desconcierto y dolor—. ¿Hay otra persona a la que tú preferirías...?

—Lali: Oh, no... no, Benjamín —Sintió que se le partía el corazón al comprobar la desolación que mostraban sus hombros caídos. No había calculado que podía herirlo de un modo tan profundo —. Tú eres el único al que podré amar jamás. Lo que sucede es que me había decepcionado mucho que no estuvieses allí.

—Benja: Ya hemos hablado de eso antes, Lali. Estoy trabajando muy duro para que podamos casarnos lo antes posible. Me has dicho un montón de veces que eso es lo que quieres, pero no va a poder ser si interrumpo el importante trabajo que estoy realizando para acudir a bailes y fiestas día sí día no.

—Lali: Lo sé, de verdad —dijo ella con los ojos bañados en lágrimas—. A veces soy muy egoísta, pero es que me preocupo mucho por ti...

—Benja: No llores, Lali. Lloras con demasiada facilidad. Solo los niños... Lali, ya basta.

Benjamín separó las manos y buscó un pañuelo en sus bolsillos —Lo siento—dijo entre sollozos.

—Lali: Lo entiendo. Las mujeres no son criaturas muy pacientes —dijo palmeándole la espalda y pasándole después la mano por los hombros amablemente— No forma parte de su naturaleza.

Lali esbozó una leve sonrisa tras el pañuelo, pero tuvo que morderse los labios para no discutir con él sobre esa cuestión. Ya tenían demasiados problemas.

Después de los años que llevaban juntos, Lali no podía imaginarse buscando el amor y la comodidad, la paz y la protección, en brazos de otro hombre. Con mucha ternura, apretó la cara contra su pecho.

—Lali: Te he querido toda la vida —susurró con toda la ardiente emoción de la juventud—. Siempre, desde que nací.

—Benja: Lali… —La apretó más fuerte contra sí y la besó en el pelo—. No puedo seguir posponiéndolo. De acuerdo. Celebraremos la boda en septiembre. Nos casaremos este otoño.

Continuará...

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Hoooooooooooolaaaaaaaaaaaaa! 

emm.. continuamos con la maratón! :D

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