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sábado, 19 de mayo de 2012

Capítulos 24 y 25



Durante los dos días siguientes Lanzani no pudo encontrar ninguna oportunidad de pillar a Lali a solas. Haciendo el papel de anfitriona con brillante habilidad, ella parecía estar por todas partes al mismo tiempo, orquestando de manera eficiente cenas, juegos, teatro de aficionados, y otras diversiones para la multitud de invitados en Stony Cross Park. A menos que la acechara, la agarrara, y se la llevara arrastras delante de todos, Lanzani no tenía ningún otro recurso, sólo esperar su posibilidad. Y como siempre, encontraba difícil ser paciente.

Todos acudieron en masa alrededor de Lali siempre que ella aparecía. Irónicamente ella poseía la capacidad que su madre, la condesa, siempre codició, atraer a los otros. La diferencia era que la condesa había querido su atención para su propio beneficio, mientras que Lali parecía poseer un sincero deseo de hacer feliz a la gente en su presencia.

Ella coqueteaba hábilmente con los ancianos, y se sentaba y chismorreaba por encima de las copas de cordial con las ancianas. Jugaba con los niños, escuchaba con comprensión los cuentos de las muchachas solteras de infortunio romántico, y desviaba el interés de cualquier hombre joven actuando como una amable hermana mayor.

En este último esfuerzo Lali no tenía completamente éxito. Independientemente de su carencia de interés, muchos hombres estaban obviamente enamorados de ella y la vista de su esperanzador fervor apenas contenido a Lanzani le exasperaba completamente. Quería despacharlos a todos, ahuyentarlos, enseñarles los dientes como un lobo que gruñe. Él la poseía, en virtud de su necesidad y los recuerdos limpios de amargura de su pasado juntos.

Por la tarde, mientras Lanzani, Pablo, y Gastón se relajaban en un invernadero exterior, Lali apareció llevando una bandeja de plata. Un lacayo la seguía estrechamente, llevando una pequeña mesa de caoba portátil. Por una vez, no se había programado ninguna cena, o fiesta al fresco para esa noche, ya que la feria anual de pueblo había comenzado. Se bebería mucho y habría mucha juerga en Stony Cross mientras prácticamente todos en el condado asistirían a la feria. Lanzani aún recordaba el entusiasmo que había sentido de muchacho en la época de feria. La primera noche siempre comenzaba con música, baile, y una hoguera localizada a una corta distancia del pueblo. Juntos, él y Lali, habían mirado a los ilusionistas, acróbatas, y a los que caminaban sobre zancos. Después siempre iban a la feria del caballo, ver docenas de brillantes pura sangres y enormes caballos de tiro. Aún recordaba el rostro de Lali a la luz de la hoguera, sus ojos brillando con el reflejo de la llama, sus labios pegajosos por el pan de jengibre helado que ella había comprado de uno de los puestos mercantes.

El objeto de sus pensamientos entró en el invernadero, y los tres hombres comenzaron ponerse de pie. Lali sonrió y rápidamente los mandó que permanecieran sentados.

Aunque Gastón y Pablo obedientemente se recostaran en sus sillas, Lanzani permaneció en pie de todos modos, tomando la bandeja de limonada helada de Lali mientras el lacayo desdoblaba la mesa portátil. Lali sonrió a Lanzani, sus mejillas rojas por el calor, sus ojos marrones. Él deseaba probar su piel rociada de rosa, lamer la sal de su transpiración, y quitar el vestido de fino amarillo pastel de muselina que se adhería a su cuerpo.

Después de poner la bandeja sobre la mesa, Lanzani se enderezó y pilló a Lali mirando fijamente la superficie de áspero pelo de sus antebrazos, donde sus mangas habían rodado cómodamente sobre su piel bronceada. Sus miradas se trabaron, y de pronto le fue difícil recordar que no estaban solos. Él ya no podría ocultar la fascinación en sus ojos más de lo que Lali podía ocultar su propia atracción impotente. Dando vuelta a la bandeja, Lali alcanzó la jarra de cristal tallado y vertió algo de limonada, el breve repicar de cubitos de hielo traicionaron un momentáneo desliz de calma. Ella le dio la copa, negándose a mirarle el rostro nuevamente.

-Lali: Siéntense, amables señores -dijo ella con ligereza- y sigan su conversación, no tenía intención de interrumpirles -Pablo recibió su vaso de limonada con una sonrisa de agradecimiento.

-Pablo Esta clase de interrupción es siempre bienvenida, milady -Westcliff hizo señas a Lali para que se les uniera, y ella se sentó con gracia en el brazo de su silla mientras le daba un vaso. La cálida amistad que compartían los hermanos era obvia. Interesante, pensó Lanzani, recordando que en el pasado, su relación había sido bastante distante. Lali se había sentido intimidada por su hermano mayor refinado, y Gastón había estado aislado de la familia durante sus años en la escuela. Ahora, sin embargo, parecía que Gastón y su hermana habían formado un vínculo estrecho.

-Gas: Estábamos analizando el asunto de por qué las firmas británicas no venden sus productos en el extranjero con tanta eficacia como los Americanos y los Alemanes -dijo Westcliff a su hermana.

-Lali: ¿Porque a los Ingleses no les gusta aprender lenguas extranjeras? -sugirió alegremente.

-Gas: Eso es un mito.

-Lali: ¿Lo es? -respondió- Entonces dime cuantos idiomas sabes aparte de latín, que no cuenta -Westcliff dio un vistazo provocativo a su hermana.

-Gas: ¿Por qué no cuenta el latín?

-Lali: Porque es una lengua muerta.

-Gas: Aún es un idioma -Antes de que los hermanos se desviasen en una discusión, Lanzani les llevó de vuelta al rumbo.

-Peter: El problema no es la lengua -dijo él, ganando la atención de ambos- La dificultad es que los fabricantes aquí odian agruparse para producir sus productos, el fabricante medio británico es demasiado pequeño, y sus productos son demasiado variados. Muy pocos pueden permitirse emprender el esfuerzo de vender fuerte en los mercados mundiales.

-Lali ¿Pero no debía una empresa satisfacer a sus clientes ofreciendo una variedad de productos? -preguntó, su frente fruncida de una forma que hizo que Lanzani deseara besarla hasta alisarla.

-Peter: Dentro de ciertos límites.

-Pablo: Por ejemplo -entró por la fuerza- las fundiciones de las locomotoras británicas están tan especializadas que ni dos locomotoras que saliesen de cualquier fábrica se parecerían.

-Peter: Es así con otras firmas británicas -siguió Lanzani- Una fábrica de bizcochos hará cien variedades de bizcochos, cuando sería mucho mejor ofrecer sólo doce. O una imprenta de empapelado producirá cinco mil diseños, aun cuando fuera más provechoso ofrecer una quinta parte de esa cantidad. Es demasiado caro ofrecer tantos productos diferentes, sobre todo cuando uno está tratando de comercializarlos en el extranjero.

-Lali: Pero me gusta tener un surtido grande de cosas para escoger -protestó- No quiero que mis paredes se parezcan a las de los demás.

Ella parecía tan adorablemente perturbada por la idea de tener menos opciones de empapelado que Lanzani no pudo evitar sonreír abiertamente. Notando su diversión, Lali levantó sus cejas en una inclinación coqueta.

-Lali: ¿De qué se ríe?

-Peter: Cuando habló en este momento, parecía muy británica -le dijo él.

-Lali: ¿Usted no es británico también, Lanzani? -Todavía sonriendo, él sacudió la cabeza.

-Peter: Ya no -Lanzani se había convertido en americano en el mismo momento en que su pie había tocado Staten Island hacía todos esos años. Mientras él siempre admitiría a una cierta nostalgia por su lugar de nacimiento, él se había reinventado de nuevo y forjado en un país donde su sangre común no era un obstáculo. En América él había aprendido a dejar de pensar en sí mismo como en un criado. Nunca jamás se inclinaría y arañaría ante nadie. Después de años de trabajo matador, sacrificio, preocupación, y absoluta testarudez, ahora él estaba sentado en la biblioteca de Lord Westcliff en lugar de trabajar en los establos por cinco chelines al mes.

Lanzani se dio cuenta rápidamente de la forma en que Gastón miraba de él a Lali, sus agudos ojos oscuros no se perdían nada. El conde no era ningún idiota y era obvio que él no aguantaría que se aprovecharan de Lali.

-Lali: Supongo que tiene razón -dijo- Si un hombre mira, habla, y piensa como un americano, probablemente es que lo es- Ella se inclinó hacia él ligeramente con los ojos castaños brillando- Sin embargo, Lanzani, hay una pequeña parte de usted que siempre pertenecerá a Stony Cross, no permitiré que nos niegue completamente.

-Peter: No me atrevería -dijo con suavidad. Sostuvieron las miradas, y en ese momento ninguno de los pudo lograr apartar la mirada, incluso cuando un incómodo silencio se acumuló en el invernadero. Gastón rompió el hechizo, aclarándose la garganta y poniéndose de pie tan bruscamente que el peso de Lali en el brazo de la silla casi hizo que se volcara de lado. Ella se puso de pie también, lanzando a su hermano un pequeño ceño. Cuando Westcliff habló, sonaba tan parecido al viejo conde que a Lanzani se le erizó el cabello de la nuca.

-Gas: Lali, quiero hablar de algunas preparativos que has hecho para los próximos días, para asegurar que nuestros programas no están en desacuerdo. Acompáñame a la biblioteca, si sos tan amable

-Lali: Por supuesto. -Dijo y sonrió a Lanzani y a Pablo, que se pusieron de pie- Discúlpenme caballeros. Les deseo una agradable tarde -Después de que el conde y su hermana se hubieran marchado, Lanzani y Pablo volvieron a sentarse y estiraron las piernas.

-Pablo: De modo que -comentó en un tono despreocupado- parece que tus planes están bien encaminados.

-Peter: ¿Qué planes? -preguntó Lanzani, inspeccionando malhumoradamente los restos acuosos de su limonada.

-Pablo: Para seducir a Lali, desde luego. -Perezosamente Pablo fue a echarse más limonada. Lanzani respondió con un gruñido evasivo. Se sentaron en silencio sociable durante unos momentos, hasta que Lanzani preguntó.

-Peter: Pablo, ¿te ha pedido alguna vez una mujer que le escribieras un poema?

-Pablo: Santo Dios, no -contestó riendo disimuladamente- Los Martínez no escriben poesía. Ellos pagan a otros para que escriban para ellos y luego nos llevamos el mérito. -Él arqueó las cejas- ¿No me digas que Lali te pidió tal cosa?

-Peter: Sí -Pablo puso los ojos en blanco.

-Pablo: Uno no puede evitar maravillarse de las variadas formas que las mujeres han inventado para hacernos parecer malditos idiotas. En realidad no lo estás considerando, ¿verdad?

-Peter: No.

-Pablo: Lanzani, ¿cómo de lejos planeas llevar esta idea de venganza tuya? Me agrada bastante Lali, y estoy descubriendo una extraña renuencia a verla herida -Lanzani le lanzó una fría mirada de advertencia.

-Peter: Si intentas interferir.

-Pablo Tranquilo –dijo a la defensiva- No tengo intención de echar a perder tus planes. Tengo la esperanza que tú los echarás a perder bastante bien por ti mismo -Lanzani levantó una ceja sardónicamente.

-Peter: ¿Qué significa? -Pablo sacó su petaca y vertió una generosa cantidad de alcohol en su propia limonada.

-Pablo: Significa que nunca te he visto tan cautivado por alguien o algo como lo estás por Lali -tomó un buen trago de la potente mezcla- Y ahora que he tomado algo de fortificante líquido, me arriesgaré a decir que en mi opinión, aún la amas. Y en el fondo, preferirías morir por pulgadas lentas que causarla un instante de dolor.

-Peter: Eres un borracho, Pablo -refunfuñó y se puso de pie.

-Pablo ¿Alguna vez ha habido duda de eso? -preguntó, bebiendo el resto de su bebida con un trago experto mientras observaba como se marchaba la figura de Lanzani.


Mientras se acercaba la noche y la temperatura refrescaba, los invitados de Stony Cross Park comenzaron a congregarse en el vestíbulo. Pequeños grupos vagaban hacia la entrada de grava, sonde una hilera de carruajes esperaban para llevarlos al pueblo. Entre los que deseaban divertirse en la feria estaban la hermana de Pablo, la Sra. Susan Chamberlain, y su marido, Pool. Durante los pocos días pasados Lali había encontrado bastante fácil alternar con los Chamberlain, pero no pudo suscitar verdadera simpatía por ellos. Susan tenía el pelo dorado y era alta como su hermano Pablo, pero no poseía su humor natural ni su don para reírse de sí mismo. Más bien parecía tomarse a si misma con demasiada seriedad, una cualidad que compartía con su marido, Pool.

Justo cuando el primer carruaje se marchó, Lali por casualidad echó un vistazo a Pablo Martínez, y vio que su atención estaba atrapada por alguien que venía de la casa. Una débil sonrisa curvó sus labios, y su expresión se ablandó. Siguiendo su mirada, Lali vio con una sacudida de alegre sorpresa que Cande finalmente se había aventurado a salir de su aislamiento auto impuesto. Era la primera vez que Cande había continuado una excursión pública desde la muerte de Victorio. Ataviada con un vestido de un rosa vivo bordeado de cordoncillo rosa pálido, Cande parecía muy joven, y demasiado nerviosa.

Lali fue hacia su hermana con una sonrisa de bienvenida.

-Lali: Querida -dijo, deslizando un brazo alrededor de la cintura delgada de su hermana- que agradable que hayas decidido unirte a nosotros. Ahora la tarde será perfecta -Susan Chamberlain se dio la vuelta para susurrar a su marido, haciendo con delicadeza bocina con la mano a un lado de su boca para ocultar el chisme que estaba relatando. La mirada fija de los Chamberlain parpadeó hasta Cande y luego se alejó rápidamente, como si él no quisiera ser pillado mirándola.

Decidida a proteger a su hermana de cualquier desaire, Lali instó a su hermana a adelantarse.

-Lali: Debes conocer a algunos de nuestros invitados. Sr. y Sra. Chamberlain, me gustaría presentarles a mi hermana menor, Candela Espósito -Lali se adhirió con exactitud a la orden de preferencia, deseando que hubiera alguna forma en que pudiera acentuar que ellos estaban, socialmente hablando, en un grado inferior que Cande y por lo tanto no tenían ningún derecho a desairarla. Después de que los Chamberlain hubieran reconocido a Cande con una sonrisa superficial, Lali presentó a los Cuyler y al Sr. Laroche, cuya esposa ya se había marchado en el primer carruaje.

De pronto Lanzani apareció delante de ellos.

-Peter: Dudo que me recuerde, milady, después de todos los años que han pasado -Cande le sonrió, aunque de pronto parecía pálida y culpable.

-Cande: Desde luego que le recuerdo, Lanzani. Su vuelta a Stony Cross es muy bienvenida, y con mucho retraso.
Ellos fueron hacia Pablo, que hizo un pobre trabajo por ocultar su fascinación con Cande.

-Pablo: Un placer conocerla, milady -murmuró, tomando su mano e inclinándose sobre ella, más que simplemente hacer un gesto de asentimiento como habían hecho los demás. Cuando levantó la cabeza, sonrió a Cande, cuyas mejillas se habían vuelto varios tonos más oscuros que su vestido. La atracción entre la pareja era casi tangible -Irá al pueblo en nuestro carruaje, espero –dijo Pablo, liberando su mano con obvia renuencia. Antes de que Cande pudiera contestar, Susan, la hermana de Pablo intervino.

- Me temo que no será posible -le dijo a Pablo- simplemente no habrá bastante espacio en el carruaje para nadie más. Ya estás tú y Pool y yo, y el Sr. Laroche, y no digamos Lanzani.

-Pablo: Lanzani no viene con nosotros- interrumpió. Él miró a Lanzani significativamente- ¿Estoy en lo cierto?

-Peter: Desde luego -confirmó Lanzani siguiendo su ejemplo- Lali ya ha dispuesto que vaya en otro carruaje.

- ¿De quién? -preguntó Susan con impaciencia. Era obvio que no estaba contenta por la substitución. Lali sonrió intensamente.

-Lali: El mío propio, en realidad -mintió ella- Lanzani y yo no hemos terminado una conversación de antes sobre, eh...

-Peter: Poesía -facilitó Lanzani con gravedad.

-Lali: Sí, poesía -Manteniendo la sonrisa, Lali se resistió a la tentación de pisar con fuerza su pie.

-Peter: Y yo había esperado seguir nuestra discusión de camino al pueblo -Los ojos azules de Susan se estrecharon en rajas de sospecha.

- ¿De veras?. Dudo que Lanzani haya leído alguna vez un poema en su vida.

-Pablo: Yo le he oído recitar uno antes a Lanzani -dijo con una sonrisa traviesa- Creo que empezaba con la frase 'Había una vez una mujer de Bombay' Pero como lo recuerdo, el resto le sería inadecuado para la compañía presente -El Sr. Chamberlain se puso rojo y comenzó a disimular la traición de su familiaridad con el resto del así llamado poema.
Lanzani sonrió abiertamente.

-Peter: Obviamente recae en Lali mejorar mis gustos literarios.

-Lali: Dudo que se pueda lograr durante un paseo en carruaje -contestó Lali con recato.

-Peter: Eso depende de cuánto tiempo dure el paseo. -volvió a replicar Lanzani. El comentario difícilmente podría interpretarse como insinuante, pero algo en su tono y en la forma en que la miró hizo que Lali se ruborizara.

-Pablo: Sugiero que no te detengas entonces. -dijo, rompiendo la tensión repentina entre ellos, y una sonrisita retumbó por el grupo. Galantemente presentó su brazo a Cande- Milady, si me permite.

Mientras Pablo conducía a su Cande hasta el carruaje Lali miraba tras ellos asombrada. Era un poco extraño, en realidad, ver a Cande con otro hombre. Y sin embargo Pablo parecía estar bien para ella. Quizás Cande necesitaba un hombre con su relajada confianza y mundanería. Y parecía ser un caballero, a pesar de su cinismo.

Sin embargo, pareció no haber ninguna posibilidad real de matrimonio entre Pablo y Cande. Su forma de beber era un problema que preocupaba a Lali enormemente, y no digamos la mala reputación, y el hecho que él viniera de un mundo completamente diferente del de Cande. Suspirando con el ceño fruncido pensativamente, Lali alzó la vista a Lanzani.

-Peter: Él es un hombre bueno -dijo leyendo sus pensamientos con una facilidad que la asombró.

-Lali: Lo creo -dijo silenciosamente- pero si Cande fuera tu hermana, Lanzani ¿querrías que ella estuviera relacionada con él? La pregunta fue hecha sin prejuicio, sólo preocupación -Lanzani vaciló durante un largo momento, luego sacudió la cabeza- Eso me temía -murmuró Lali. Ella tomó su brazo- Bien, ya que te has aprovechado de mi carruaje, también podemos marcharnos.

-Peter: ¿Viene tu hermano con nosotros? -preguntó, escoltándola por del paseo.

-Lali: No, Westcliff no tiene ningún interés a la feria. Él se queda en la casa esta tarde.

-Peter: Bien -con tan obvia satisfacción que Lali rió. Estaba claro que Lanzani habría preferido ir con ella a solas en el carruaje, pero se les unieron los Cuyler, que volvieron la conversación al tema de los quesos locales. Mientras Lali contestaba sus preguntas detalladamente, encontró difícil ocultar una sonrisa al ver el descontento de Lanzani.

En el tiempo que el grupo al completo había llegado al corazón de Stony Cross, el pueblo ardía con lámparas y antorchas. La música flotaba sobre el prado del pueblo, que estaba atestado de bailarines entusiastas. Había puestos que ofrecían joyería, cuchillería, juguetes, zapatos, abanicos, cristalería, muebles, y platos de comida especiales. Las explosiones de carcajadas emitidas por el gentío rodeaban las casetas teatrales, donde los actores y los cómicos entretenían mientras se dispersaban monedas a sus pies.

Permitiendo que Lanzani la acompañara por las hileras, Lali le miró con curiosidad.

-Lali: Esto debe traerte muchos recuerdos -Lanzani asintió, su mirada se volvió distante.

-Peter: Parece como si hiciera toda una vida.

-Lali: Sí -coincidió con un poco de melancolía. Que diferente habían sido ambos. Pasear por el pueblo con Lanzani a su lado era un eco encantador del pasado, como escuchar una hermosa melodía que no había oído desde la niñez. Mirándole fijamente a los ojos, vio que él también se hacía enredado en el sentimiento. Él se estaba relajando, riendo con más facilidad, perdiendo el aire severo que rodeaba sus ojos y su boca.

Rodeando la cintura de Lali con un brazo para protegerla de los empujones, Lanzani siguió abriéndose paso con los hombros a través de la multitud. En el entusiasmo de la feria, nadie se fijó en el gesto, pero Lali se quedó anonadada por su naturalidad, y por la respuesta que provocó en ella. Parecía completamente apropiado estar sujeta cerca contra su costado, dejarle que la llevara donde quisiera, rendirse a la seductora presión de su mano en su espalda.

Como salieron de entre los visitantes apelotonados, la mano de Lanzani encontró la suya, y él la devolvió con un tirón al pliegue de su brazo. Los dedos de Lali se amoldaron a la dura elevación de músculo, mientras el costado de su pecho le acariciaba contra su codo.

-Lali ¿Dónde vamos? -preguntó, vagamente perturbada por la lánguida, casi ensoñadora calidad de su propia voz.
Lanzani no contestó, sólo la condujo frente a más puestos hasta que alcanzaran el que él quería. La fragancia acre de pan de jengibre se elevó en un corriente caliente a las ventanas de su nariz, y Lali rió de placer - ¡Te acordaste! -Cuando era una niña, lo primero que siempre hacía en la feria era atiborrarse del pan de jengibre helado y aunque Lanzani nunca hubiera compartido su afición por el convite, siempre iba con ella.

-Peter: Por supuesto -dijo extrayendo una moneda de su bolsillo y comprando una gruesa rebanada para ella- Hasta este día, nunca he visto a nadie devorar un pan entero de la manera que tu solías hacerlo.

-Lali: De eso nada -protestó con el ceño fruncido, hundiendo sus dientes en el enorme y pegajoso pan.

-Peter: Estaba asombrado -siguió Lanzani. Él la alejó del puesto- de verte comer algo del tamaño de tu cabeza en menos de un cuarto de hora.

-Lali: Yo nunca sería tan glotona -le informó, tomando otro enorme bocado a propósito. Él sonrió abiertamente.

-Peter: Entonces debo estar pensando en otra -Mientras curioseaban tranquilamente entre los puestos, Lanzani compró algo de vino para Lali con el que bajar su pan de jengibre, y ella bebió ávidamente -Despacio -la amonestó Lanzani acariciándola con la mirada- te emborracharás.

-Lali: ¿A quién le importa? -preguntó alegremente, bebiendo otra vez- ¿Si tropiezo, estarás aquí para cogerme, ¿verdad?

-Peter: Con los dos brazos -murmuró él. Viniendo de otro, el comentario habría tenido un toque de galantería. De Lanzani, sin embargo, contenía un filo deliciosamente amenazador. Se dirigieron hacia el prado del pueblo, pero antes de alcanzarlo, Lali vio un rostro familiar. Era Adam, su pelo rubio brillando a la luz de las antorchas. Él estaba acompañado por amigos, tanto hombres como mujeres, y se separó del grupo con un breve comentario, obteniendo unas risas de complicidad cuando vieron que se dirigía hacia Lali.

Ella fue hacia él con impaciencia, mientras Lanzani seguía como un sombrío espectro. Alcanzando a Adam, Lali tomó sus manos y le sonrió.

-Lali: Contemplo a un guapo forastero -bromeó- No, espera ¿no fue alguna vez un visitante asiduo de Stony Cross Park? Hace tanto que te vi que me falla la memoria –Adam hizo un mohín divertido cuando contestó.

-Adam: Mi ausencia ha sido deliberada, cariño, y sabes por qué -Ella sintió una sensación de cariño, comprendiendo que él había estado lejos para permitirle tratar con Lanzani de cualquier modo que ella desease.

-Lali: Pese a todo, eso no me impide echarte de menos -Los dedos lisos y fuertes de Adam apretaron con fuerza los suyos antes de soltar su mano.

-Adam: Vendré a visitarte pronto -prometió él- Ahora, preséntame a tu acompañante -Obedientemente Lali hizo la presentación entre su amigo más querido y su amor del pasado, el antiguo, quien nunca le causaría tristeza, y el último, que casi seguramente lo haría otra vez. Era extraño ver el apretón de manos de Adam y Lanzani. Ella nunca se había imaginado que los dos se conocerían, y no podía evitar fijarse en los contrastes entre ellos, el ángel y el diablo- Sr. Lanzani -dijo Adam con naturalidad- su vuelta a Stony Cross le ha proporcionado a Lali tal placer que no puedo menos que compartirlo, ya que agradezco todo lo que la complazca.

-Peter: Gracias -le sujetó con una fría mirada hostil- Tengo entendido que ustedes han sido amigos desde hace algún tiempo.

-Adam: Casi cinco años. -contestó. Siguió un silencio forzado, hasta que fue roto por un grito a varias yardas de distancia.

- ¿Lanzani? -Echando un vistazo en la dirección de la voz, Lali comprendió que algunos viejos amigos de Lanzani lo habían visto. Henry Burlison, el una vez pelirrojo muchacho de piernas larguiruchas, que ahora era un fornido hombre casado a mediados de los veintisiete años. Tom Haydon, el hijo del panadero, que ahora llevaba los negocios de su padre y la esposa de Tom, Mary, la pechugona hija del carnicero con la que Lanzani había flirteado muy a menudo en su juventud. Riendo, Lali le dio un codazo con cuidado a Lanzani.

-Lali: Adelante -Él no necesitó más impulso. Mientras él cruzaba a zancadas hasta el grupo con una sonrisa, todos soltaron jubilosas carcajadas y se dieron la mano con entusiasmo. Mary, una madre de cinco niños, tenía una mirada de asombro en su rostro redonda cuando Lanzani se inclinó para besarla en la mejilla.

-Adam: Percibo que aún no has tenido intimidad con él -dijo a Lali. Ella contestó suavemente mientras seguía mirando a Lanzani.

-Lali: No soy lo bastante valiente asumir semejante riesgo.

-Adam: Como amigo tuyo, probablemente debería aconsejarte que no hagas nada que puedas lamentar más tarde. -sonrió mientras añadía- claro que, uno tiende a perderse gran cantidad de diversión en el camino.

-Lali: Adam -regañó- ¿me estás alentado a portarme mal?

-Adam: Sólo si prometes contármelo todo después -Lali sacudió su cabeza con una carcajada. Oyendo el sonido, Lanzani se giró y la miró, un ceño se movió entre sus cejas oscuras.

-Adam: ¿Lo ves? acabo de hacértelo más fácil -murmuró- Las llamas de los celos han sido abanicadas. Ahora él no descansará hasta que reclame su territorio. Dios mío, te gustan primitivos, ¿verdad? -Bastante seguro, Lanzani volvió a ella en menos de un minuto, sus dedos agarrando el codo en una clara demostración de propiedad.

-Peter: Estábamos yendo al prado del pueblo -la recordó secamente.

-Lali: Eso hacíamos -murmuró- Lord Sandridge, ¿se une a nosotros?

-Adam: Con pesar, no. -levantó la mano libre de Lali para besar los puntos de sus nudillos- Debo volver a reunir a mis compañeros. Buenas noches a ambos.

-Peter: Adiós -dijo, sin hacer ningún esfuerzo por ocultar su animosidad cuando el guapo vizconde se despidió.

-Lali: Sé civilizado con él, por favor. Lord Sandridge es bastante querido para mí, y yo no heriría sus sentimientos por nada del mundo.

-Peter: Estaba siendo civilizado - refunfuñó. Ella rió, agradando sus obvios celos.

-Lali: Apenas le dijiste una palabra, excepto para mandarle despedirse. Y el modo en que fruncías el ceño me recordó a un verraco atrapado, listo para cargar.

-Peter: ¿Qué tipo de hombre es -interrumpiendo- que no hace ninguna objeción cuándo te ve siendo escoltada por el pueblo por alguien como yo?

-Lali: Uno confiado. Lord Sandridge y yo tenemos un cierto entendimiento nos permitimos el uno al otro tanta libertad como sea necesaria. Es un arreglo muy progresista.

-Peter: Progresista -repitió con desprecio mal disimulado- Sandridge es un idiota. Y si yo estuviera en su lugar, ni siquiera estarías aquí.

-Lali: ¿Dónde estaría entonces? -preguntó coquetamente- En casa, supongo, ¿reparando los puños de tu camisa?

-Peter: No, en mi cama. Debajo de mí -Su diversión se disolvió inmediatamente. La reacción a las palabras suavemente expresadas atravesó despacio su cuerpo, haciéndola sentir ligera y estremecida. Ella se mantuvo en silencio, su rostro se volvió rosa mientras caminaba con él, al prado del pueblo. Mucha gente les miró especulativamente cuando pasaron. Después que Lanzani había pasado tantos años lejos, su vuelta era la razón suficiente para el interés de los aldeanos, pero el hecho de que estaba en compañía de Lali hacía que las lenguas se menearan aún con más impaciencia.

La música estaba acompañada por manos dando palmas y pies dando pisotones mientras los hombres y las mujeres saltaban y giraban en una animada melodía popular. Disfrutando de la contagiosa melodía, Lali dejó que Lanzani la acercara más a los músicos.

En cuanto la canción terminó, Lanzani hizo un gesto a su guía, un violinista, que se acercó a él inmediatamente. Lanzani le habló al oído del hombre y cruzó su palma con unas monedas, mientras Lali lo observaba con sospecha repentina. Sonriendo ampliamente, el violinista se apresuró a volver con sus compañeros, mantuvo una rápida charla, y el grupo de ocho músicos caminó en masa hasta Lali. Ella miró a Lanzani con creciente sospecha.

-Lali: ¿Qué has hecho? -Llevándola al centro de la multitud, los músicos la colocaron en el frente donde era visible para todos. Su guía hizo un gesto con su arco a Lanzani.

- Mis alegres amigos -gritó él- este caballero ha solicitado que una canción honre los encantos de la dama que está antes nosotros. Pido que me ayuden amablemente a cantar "la Rosa de Tralee " a la Srta. Espósito.

La audiencia aplaudió calurosamente, ya que la melodía era una muy popular que acababa de ser publicada ese año. Poniéndose escarlata, Lali lanzó un vistazo a Lanzani que abiertamente amenazaba con hacer lo que le diera la gana, haciendo que la mayor parte de la reunión riera. Él devolvió su mirada con una sonrisa inocente, levantando sus cejas de manera burlona para recordarla que ella había sido quién solicitara una serenata.
Los músicos miraron a Lali con expresiones exageradamente emotivas, y ella sacudió la cabeza con una sonrisa cuando comenzaron a tocar, acompañado por al menos doscientas voces. Incluso algunos tenderos y comerciantes de viaje se reunieron cerca para participar, sustituyendo su nombre por el de la heroína de la canción.

Al concluir de la canción, Lali hizo una reverencia profunda en reconocimiento. Ella dio su mano al guía violinista, y después del doblarse para besarlo, él fingió caerse hacia atrás desmayado, obteniendo una ronda de aplausos y risas amistosas de la reunión.

Volviendo a Lanzani, Lali le miró con fingido fulgor.

-Lali: Vas a pagar por esto -advirtió ella. Él sonrió abiertamente.

-Peter: Tu querías una serenata -Una carcajada se reunió en su pecho.

-Lali: ¡De ti -exclamó ella, tomando su brazo otra vez- No de toda la población de Stony Cross!

-Peter: Confía en mí, eso era mejor que oírme cantar a mí solo.

-Lali: Por lo que recuerdo, tenías una voz muy agradable.

-Peter: Estoy desentrenado -Ellos se miraron fijamente el uno al otro, sonriendo, mientras el placer atravesaba como un murmullo las venas de Lali.

-Lali: También pedí un poema -dijo ella. El coqueto brillo de sus ojos pareció afectar a Lanzani, haciendo que su voz se volviese más profunda cuando contestó.

-Peter: Y yo te dije que necesitaba más inspiración.

-Lali: Me temo que tendrás que ser más exacto. ¿A qué inspiración te refieres? -Su amplia boca se curvó en las comisuras.

-Peter: Usa tu imaginación.

Continuará…

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Espero que les gusten los caps ^-^
mañana les subo más capítulos! 

21 comentarios:

  1. me encantaron los caps jajaj USA TU IMAGINACION jajaj genial

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  2. Me encanto!
    espero mas caps mañana!
    besos
    @ vagomi

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  3. A mi un hombre me llega a decir "usa tu imaginación" y ... juuumm pobrecito! es demasiado grande mi imaginación!
    ajajajajjaja

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  4. Vivu ( @Lina _AR12)19 de mayo de 2012, 23:49

    Sí me gustan,confío en q Pablo tenga razón y Peter desista creo q esta cayendo en su propia trampa.la historia es muy buena y me gusta el papel de lali y también el de Gastón,cuida sin ahogar a sus hnas lo q en esa epoca era poco usual.Mañana leo los q siguen!

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  5. aaaaaaaaaaa dios mio me eencanto amo a peter jajaja :P

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  6. Me encanta, me encanta!!! Y Peter mato con sus ultimas palabras! Espero más!

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  7. Aunque las serenatas son emocionantes, es lo que mas odio. No me gusta ni poquito ser el centro de atraccion en ese sentido. Pero la serenata de Peter aunque con un toque de burla fue tierna!

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  8. WII ME ENCANTA PITT ES UN PILLIN PILLIN PILLIN

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  9. Jajajajajjajaja ame los capitulos, muy buenos.
    Me encanta Adam, es un amor y me hace reir mucho, y Peter es un romantico celoso.
    Me encanta la novela muchas gracias!

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  10. Usa tu imaginación me encantó, ya los quiero juntos y revueltos.
    Ruthy_lu

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  11. Al fin me puse al dia :) ME ENCANTA!
    jajaja que bueno que esten tan relajados..
    un genio adam, me fascino todo el capitulo :)
    un beso
    y espero mas!
    Ah y gracias x la recomedacion que hiciste hace unos dias, recien la vi =)
    un beso
    Juli♥
    @amorxca

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  12. Mas novela..me encanta..cuanto falta para que lali le cuente?

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  13. MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS!! :D

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  14. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  15. haaaaay ''''''''peter me mata con eso....
    "Usa tu imaginación" nooooooooooooo me muero!
    MAS TIERNOS!!

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  16. Me encanta, me facina esas conversaciones entre lali y peter

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  17. todos los caps de esta novela son interesantes!

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  18. M-E ♥ E-N-C-A-T-A-R-O-N ♥ JAJAJAJAJA como me rei cuando le dijo donde la imaginaba a Lali fue bastante directo JAJAJAJA xD y con la serenata yo te juro me pongo ROJA!!! TOMATE!!!! me muero JAJAJAJA BUENISISISISISISIMOS LOS CAPS!!!!! ♥.♥ gracias por la nove me encantaaa ♥

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