Capítulo 10

Una mano se posó sobre su hombro en ese momento, haciendo a Lali volverse. Un hombre joven con un pendiente en la oreja, aproximadamente un metro ochenta, y pelo castaño estaba allí de pie.

—¿Bailas?

Lali vaciló. Se suponía que había salido a divertirse, estaba en un club nocturno, y el tipo que quería sacarla a bailar parecía agradable y no estaba mal del todo. ¿Por qué entonces tenía tan poco interés?

-Lali: Em...

—Lo siento, amigo, pero la chica está conmigo.

Ante el sonido de aquella voz familiar, Lali volvió la cabeza. ¿Peter? ¿Qué estaba haciendo él allí? Giró el rostro hacia el hombre que le había pedido bailar, y al ver que se estaba dando a la retirada, miró de nuevo a Peter con el ceño fruncido.

-Lali: No estoy contigo —le dijo irritada— y ésa parecía una frasecita de matón. Además, a lo mejor quería bailar con ese tipo.

-Peter: ¿Querías?

¿Para qué mentir? Se le daba fatal mentir, y el hacerse la estirada tampoco era su estilo.

-Lali: En realidad no —respondió encogiéndose de hombros

Peter sonrió y se sentó en la silla que Euge había dejado vacía.

-Peter: Hola, Rochi.

-Rochi: Ah, hola, Peter —contestó la hermana de Lali, sin apartar los ojos del escenario.

—El vino que había pedido, señor Lanzani —dijo un camarero apareciendo a su lado. Depositó una botella y tres copas en la mesa, y las llenó— ¿Quieren algo más?

-Peter: No, gracias.

El camarero se marchó.

-Lali: Qué haces acá? —inquirió cuando Peter le pasó una de las copas.

-Peter: Lo mismo que vos, disfrutar del espectáculo.

Lali enarco una ceja

-Lali: ¿Por que tengo la sensación de que hay algo mas?

Peter empujó otra copa de vino hacia Rochi, que ni siquiera se dio cuenta, embelesada como estaba viendo cantar a su Gastón.

-Peter: Euge invitó a mi hermano Vico —le dijo a Lali.

-Lali: ¿De veras? —murmuró ella.

Debía ser Vico esa persona a la que su hermana había ido a saludar. ¿Por qué diablos tenía que estar tan guapo con esa chaqueta de cuero negro y esa camiseta verde? ¿Y por qué diablos se le desbocaba el corazón cada vez que lo veía? Tratando de centrarse y forzando su mano a no temblar, asió con firmeza la copa y dio un sorbo.

-Lali: ¿Y tú qué? ¿Pasabas por aquí y entraste? —inquirió.

-Peter: En realidad, Euge le dijo a Vico que me trajera con él.

Lali casi derramó el vino sobre la mesa. «Mi propia sangre conspirando contra mí!». Lali escudriñó el resto de las mesas, y la vio sentada en un rincón con Vico Lanzani. Euge sonrió maliciosa y la saludó moviendo los dedos, y Lali le dedicó una mirada asesina.

El grupo empezó a tocar otra canción más rápida, y con la música tan alta al menos Lali se ahorró tener que conversar con Peter durante unos minutos. Lo que no podía evitar, ni ignorar, era su proximidad. El olor de su colonia era embriagador, y de pronto la invadió un deseo animal de saltar sobre él y devorarlo a besos, que sólo pudo reprimir con un buen trago de vino.

Cuando la música terminó y comenzaron a tocar una melodía más tranquila, Peter se inclinó hacia ella, haciendo que el corazón le saltara a la garganta.

-Peter: Con una voz así —le dijo señalando a Gastón con la cabeza—, ¿por qué trabaja de dependiente en una tahona?

-Lali: Tiene turno de mañana, y así le quedan las tardes libres para componer y ensayar con el grupo— respondió tragando saliva. Teniéndolo tan cerca le costaba pensar con claridad— En parte supongo que no quiere dejar el trabajo para poder ver a Rochi.

-Peter: Entonces, ¿tus padres no saben nada de lo que hay entre ellos?

Lali movió la cabeza.

-Lali: Mi padre se pasa el día en la cocina, que es su pequeño mundo, y mi madre... —tomó otro sorbo de vino y se encogió de hombros— bueno, digamos que la ciegan sus aspiraciones.

-Peter: ¿Qué aspiraciones son ésas?

Lali sintió que el calor del vino y la voz acariciadora de Peter estaban relajándola.

-Lali: Ver a Euge y a Rochi casadas con alguien rico e importante, y tener varios nietos. Está encantada de que mi padre le haya alquilado el local a tu familia para la campaña electoral. Ve su centro de operaciones como una especie de coto de caza de buenos partidos.

Peter se rió.

-Peter: ¿Y vos? —inquirió— ¿No quiere verte casada a vos también?

-Lali: Cielos, no —contestó riéndose. Pero la risa murió en sus labios cuando se dio cuenta de que Peter se había acercado a ella, y que si se movía un centímetro los labios de él tocarían su cuello— Le da igual que tenga veinticuatro años. Para ella soy su niña, su pequeña.

Peter sacudió la cabeza lentamente.

-Peter: Pero ya no sos una niña.

De nuevo el tono seductor de su voz hizo que el pulso se le disparara, y que una ola de calor la inundara. ¿Era aquello sólo un juego para él?, se preguntó. Y si así era, ¿quería jugar ella a él? Sabía que podía ser peligroso, y que sería ella quien saliera perdiendo. No tenía la experiencia suficiente como para entrar en los juegos de un hombre como Peter. ¿Quería correr ese riesgo?

Antes de que pudiera decidirlo, él la había tomado de la mano y la llevaba con él a la pista de baile. Y cuando la atrajo hacia sí, su mente se bloqueó por completo. Su cuerpo pareció fundirse con el de Peter al son de la sensual música mientras se movían como si fuesen uno sólo. No le habría importado permanecer así eternamente, con la cabeza apoyada en el hombro de Peter y sus fuertes brazos rodeándola, pero la canción terminó. Suspiró, y levantó la cabeza, encontrándose con sus ojos verdes.

-Peter: Vayamos a mi casa —le susurró Peter.

A Lali se le cortó la respiración, y le pareció que el corazón iba a salírsele por la garganta. Sería tan sencillo irse con él... Ningún hombre la había hecho sentir así, ardiendo por dentro y con las manos frías y sudorosas al mismo tiempo. Necesitaba pensar, necesitaba un poco de tiempo.

-Lali: Rocío está...

-Peter: Entre bastidores, con Gastón.

Lali giró la cabeza hacia la mesa donde los tres habían estado sentados. Estaba vacía.

-Lali: Peter, yo...

El inclinó la cabeza, rozó sus labios contra los de ella, y Lali olvidó lo que iba a decir.

-Lali: Yo... necesito ir al servicio un minuto —balbució sin aliento, estremeciéndose cuando le rozó levemente la mejilla.

-Peter: Te esperaré en la mesa.

Asintiendo, Lali se giró sobre los talones y se dirigió al aseo de señoras, con la cabeza mareada y un cosquilleo en el estómago, mezcla de excitación y de nervios.

Cuando entró al servicio, se abrió paso entre el enjambre de mujeres allí reunidas retocándose el maquillaje, arreglándose el cabello y ajustándose los vestidos de fiesta que llevaban. Lali cortó del rollo junto a la pared una toallita de papel y la empapó, aplicándosela en las mejillas y en el cuello. El vestido que llevaba era uno de sus preferidos, pero aunque era bonito, comparándolo con los que llevaban las mujeres a su alrededor se sintió como un gorrión entre cisnes, una margarita entre rosas, y volvió a preguntarse por enésima vez por qué estaría Peter interesado en ella.

Aunque lo único que quisiera fuera un romance de una noche, podía elegir entre las mujeres más hermosas de Bueno Aires. ¿Por qué entonces iba a escogerla a ella? No tenía ningún sentido. ¿Y acaso tenía que tenerlo? ¿Tenía todo que tener un sentido?, se dijo irritada con su racionalidad. ¿No podía mandar la lógica a paseo por una vez y simplemente dejarse llevar, disfrutar del momento, de la noche, y no preocuparse tanto del mañana?

Una mano sobre su hombro la hizo volverse.

-Rochi: Lali... —le dijo con voz temblorosa— Lali, vámonos de aquí, por favor.

-Lali: Rochi, ¿qué...?

Al ver lágrimas en los ojos de su hermana, Lali la tomó por los hombros y la miró preocupada.

-Lali: Rocío, cariño, ¿qué pasa?

-Rochi: N—no me preguntes ahora, por favor —le rogó— vámonos...

-Lali: Pero, ¿por qué?, ¿qué ha pasado?

-Rochi: Yo... yo... —balbució su hermana. Tragó saliva y tosió cuando le sobrevino un sollozo— Rompí con Gastón.

Continuará…

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Y con este cap terminamos la maratón!!!

espero que les este gustado la nove, MUCHAS GRACIAS POR LAS FIRMITAS Y POR LEER LA NOVELA!!! sos unas genias aunque eso ustedes ya lo sabes!!! ;) 

Besos

y sueñen son los angelitos!! :D