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sábado, 28 de abril de 2012

Capítulo 24



Lo que pasa es que no puedo olvidarme.

No consigo olvidarme de Peter ni de nuestra discusión.

Su cara se me aparece constantemente. Lo veo mirándome con los ojos entrecerrados por la luz del sol y comprando el brezo de la suerte. Permanezco en la cama con el corazón desbocado, recordando todo eso una y otra vez, sintiendo el mismo dolor, la misma desilusión. Se lo conté todo sobre mí. Todo. Y él es incapaz de contarme una sola cosa.
No me importa.
Que haga lo que quiera. Que se quede con sus secretos. Se acabó. Ya lo he sacado de mi mente. Para siempre.
Miro el oscuro techo.
«¿Tan desastroso es que la gente sepa la verdad sobre ti?» ¿Qué habrá querido decir con eso?
Desde luego es muy elocuente. El señor misterioso, delicado y complejo.
Debería haberle dicho...
Basta. Déjalo. No divagues más.
Cuando por la mañana voy hacia la cocina para prepararme una taza de té, tomo una decisión. A partir de hoy ni siquiera pensaré en él. Finito. The end. Fin.
-Cande: Ya está, tengo tres teorías —anuncia, que llega sin aliento, en pijama y con un cuaderno en la mano.
-Lali: ¿De qué estás hablando? –pregunto soñolienta.
-Cande: Del secreto de Peter...
-Belén: ¿Sólo tres? —Interviene, que aparece detrás de ella con su albornoz blanco y la libreta Smythson— Yo tengo ocho.
-Cande: No es posible —replica ofendida.
-Lali: No quiero oírlas. Todo esto ha sido muy doloroso para mí. ¿Por qué no respetan un poco mis sentimientos y lo dejan?
Ellas me miran un instante, como si no me comprendieran, y luego vuelven a lo suyo.
-Cande: ¿Cómo es que tienes tantas? —pregunta
-Belén: Está chupado, aunque seguro que las tuyas también son buenas —concede amablemente Belén—. ¿Por qué no empiezas tú?
-Cande: Vale —acepta un tanto molesta, y se aclara la voz—. Primera: planea trasladar la Panther Corporation a Escocia. Fue allí a reconocer el terreno y no quería que corrieras la voz. Segunda: está involu­crado en algún tipo de fraude económico.
-Lali: ¿Por qué dices eso? —me inquieto.
-Cande: He averiguado que los contables que le hicieron la última au­ditoría se han visto envueltos en varios escándalos recientemente. Lo que no prueba nada, pero si se está comportando de forma sos­pechosa y habla de transferencias...
Hace una mueca, y la miro desconcertada. ¿Defraudador? No, es imposible.
Tampoco me importa.
-Belén: ¿Puedo decir que ambas teorías me parecen poco probables? —objeta enarcando las cejas.
-Cande: Bueno, y ¿cuáles son las tuyas? —le apremia enfadada.
-Belén: Cirugía plástica, por supuesto —responde con tono triunfal— Se operó la nariz y no quería que se supiera, así que fue a recuperarse a Escocia. Y también sé lo que significa el plan B.
-Lali: A ver —digo sin acabar de creerla.
-Belén: ¡Botox! Por eso salió pitando el día de vuestra cita, para que le alisaran las arrugas. El médico tenía un momento libre y su amigo fue corriendo a decírselo.
¿De qué planeta será Belén?
-Lali: Él no se haría nada de eso.
-Belén: No lo sabes —dice lanzándome una contundente mirada—. ­Compara una de sus fotos recientes con una antigua, y seguro ves la diferencia.
-Cande: Muy bien, Miss Marple. ¿Cuáles son las otras siete? —pregun­ta.
-Belén: Vamos a ver... —Pasa una hoja de la libreta—. Vale, ésta es muy buena. Pertenece a la mafia. —Hace una pausa para impresionarnos—. Asesinaron a su padre y él está planeando matar a los jefes de las otras familias.
-Cande: ¡Belén, eso es de “El padrino”! —exclama.
-Belén: Vaya, ya decía yo que me sonaba. —La tacha—. Bueno, otra: tiene un hermano autista...
-Cande: “Rain Man”.
-Belén: Mierda. —Frunce la boca y repasa la lista otra vez—. Puede que ésta no valga ni ésta tampoco. —Empieza a tacharlas todas—. Vale, aún queda una: hay otra mujer.
La miro y me recorre un escalofrío. Jamás lo había pensado.
-Cande: Ésa era también mi última teoría —afirma apenada.
-Lali: ¿Las dos creen lo mismo? Pero ¿por qué?
De repente me siento muy pequeña. Y tonta. ¿Me ha estado en­gañando? ¿He sido más ingenua de lo que imaginaba?
-Belén: Parece una explicación razonable —admite Belén—. Tiene un lío secreto con una mujer de Escocia. Cuando te conoció, acababa de visitarla. Quizá se habían peleado. Ella no para de llamarlo y viene a Londres de improviso, así que Peter ha de irse a toda prisa cuando está contigo.
Cande repara en mi afligido rostro.
-Cande: Pero a lo mejor quiere trasladar la empresa o pertenece a la mafia —dice para animarme.
-Lali: No me importa lo que esté haciendo. Es su problema y puede quedarse con él —les comunico con la cara roja.
Cojo una botella de leche de la nevera y la cierro de golpe con manos temblorosas. Delicado y complejo. ¿Será una clave para decir que está saliendo con otra?
-Belén: También es asunto tuyo. Si vas a vengarte... —comienza.
¡Por todos los santos!
-Lali: No voy a hacerlo, ¿vale? No es sano. Quiero curar mis heridas y salir adelante.—¿Te digo un sinónimo de venganza? —continúa como si fuera a sacar un conejo de la chistera—. Punto final.
-Cande: No son lo mismo –replica.
-Belén: Para mí, sí. Sos mi amiga, y no permitiré que te quedes cru­zada de brazos y te dejes maltratar por un idiota. Debe pagar por ello. Se merece un castigo.
La miro con cierta aprensión.
-Lali: No irás a hacer nada al respecto, ¿verdad?
-Belén: Por supuesto que sí. No voy a permanecer al margen viendo cómo sufres. Es cuestión de solidaridad femenina.
¡Dios mío! Me la imagino rebuscando en la basura de Peter con su traje rosa de Gucci, o rayándole el coche con una lima de uñas.
-Lali: Por favor, no quiero que muevas un dedo —le imploró asus­tada.
-Belén: Luego me lo agradecerás.
-Lali: No lo haré. Tienes que prometerme que no cometerás ningu­na estupidez. —Ella aprieta los dientes con rebeldía— Promételo.
-Belén: Vale —accede finalmente.
-Cande: Ha cruzado los dedos por detrás de la espalda —la acusa.
-Lali: ¿Qué? Hazlo bien. Júralo por algo que quieras de verdad.
-Belén: Está bien, tú ganas. Lo juro por mi bolso Miu Miu de piel de potro. Pero estás cometiendo un grave error.
Se va enfadada, y me siento un tanto intranquila.
-Cande: Esa chica es una psicópata —comenta dejándose caer en una silla—. ¿Por qué dejaríamos que se instalara aquí? Ahora me acuerdo, porque su padre pagó todo un año de alquiler por adelan­tado. ¿Estás bien?
-Lali: No hará nada, ¿verdad?
-Cande: Pues claro que no —asegura para tranquilizarme—. Habla mucho, pero después...Seguramente se encontrará con alguna de sus amigas con cabeza de chorlito y se olvidará de todo.
-Lali: Tienes razón. ¿De verdad crees que el secreto de Peter es otra mujer? —Cande abre la boca—. De todas formas no me importa —añado en tono desafiante antes de que pueda responder—. Me da igual lo que sea.
-Cande: Sí, claro —dice sonriendo comprensiva.

Cuando llego a la oficina, Eugenia me mira con ojos brillantes.
-Euge: Buenos días —me saluda, y sonríe a Catherine—. ¿Has leído algún libro para intelectuales últimamente?
Ja, ja, ja. Qué gracioso. El resto del personal ya se ha cansado de tomarme el pelo. Sólo ella lo sigue encontrando muy diver­tido.
-Lali: Pues la verdad es que sí. Acabo de leer uno que se titula Qué hacer si tu compañera es una bruja asquerosa que se hurga la nariz cuando cree que nadie la ve.
Se oye una sonora carcajada en la oficina y Eugenia se pone como un tomate.
-Euge: No lo hago —replica enseguida.
-Lali: Yo no he dicho que fueras tú —le aclaro con voz candorosa, y enciendo el ordenador con un ademán triunfal.
-Paul: ¿Estás lista para la reunión, Eugenia? —le pregunta Paul sa­liendo de su despacho con un maletín y una revista en la mano—. Por cierto, Nick, antes de que me marche, ya me dirás qué demo­nios te llevó a insertar un anuncio con cupón descuento para las barritas Panther en... —dice consultando la portada— Encuentros en la bolera. Me imagino que has sido tú, porque el producto es tuyo.
Siento una sacudida y levanto la cabeza. Mierda. Doble mierda. Pensé que Paul no se enteraría.
Nick me lanza una mirada asesina y me invade la angustia.
-Nick: Sí, Paul. Normalmente yo me ocupo de eso, pero resulta que...
No puedo dejar que cargue con la culpa.
-Lali: Fui yo quien... —comienzo con voz temblorosa.
-Paul: Porque he de decirte —continúa sonriendo a Nick— que ha sido una idea genial. Acaban de pasarme los datos de la respues­ta de sus lectores y, teniendo en cuenta su poca circulación, el resultado ha sido extraordinario.
Lo miro estupefacta. ¿Ha funcionado?
-Nick: ¿En serio? —suelta intentando ocultar su sorpresa—. Es decir, ¡estupendo!
-Paul: ¿Qué te impulsó a hacer publicidad de una chocola­tina para adolescentes en una publicación destinada a un puñado de viejetes?
-Nick: Bueno... —empieza, ajustándose los gemelos y evitando mirarme —evidentemente fue un riesgo, pero creí que había llegado el momento de tantear el terrero y probar con un nuevo segmento demográfico…
¿Qué está diciendo?
-Paul: Pues tu experimento ha sido un éxito. Y, por extraño que pa­rezca, coincide con las conclusiones de un estudio del mercado es­candinavo que acabamos de recibir. Ven a verme luego para co­mentar el tema.
-Nick: Por supuesto. ¿A qué hora? —pregunta con sonrisa satisfecha.
No. ¿Cómo es posible? ¡Será hijo de...!
-Lali: Espera. —Para mi asombro, me levanto de la silla indigna­da— Alto ahí, Nick. Esa idea la tuve yo.
-Paul: ¿Qué dices? —se sorprende Paul.
-Lali: Lo de anunciarse en esa revista se me ocurrió a mí. ¿Verdad, Nick?
-Nick: Puede que lo comentáramos; no me acuerdo muy bien. Pero, ya sabes, tienes que aprender que el marketing se basa en el trabajo en equipo.
-Lali: No me trates con condescendencia. Fue idea mía. Puse el vale para mi abuelo.
Rayos, no quería que se me escapara.
-Paul: Primero tus padres, ahora tu abuelo. Dime, Lali, ¿es la se­mana de la familia en el trabajo? —pregunta Paul.
-Lali: No, es sólo que dijiste que se iban a suprimir las barritas y pensé que de esa forma él y sus amigos se ahorrarían un dinero y acumularían una buena provisión. Intenté decirlo en aquella reunión: a ellos les encantan. Y si quieres mi opinión, deberías dirigir la publicidad a los jubilados, y no a los adolescentes.
Nos quedamos en silencio y Paul me mira atónito.
-Paul: ¿Sabes? En Escandinavia han llegado a la misma conclusión. Al menos, eso es lo que refleja el estudio.
-Lali: ¿Ves? Ahí lo tienes.
-Paul: ¿Y podrías explicarme por qué les gusta tanto ese producto? —me pregunta fascinado.
-Lali: Pues claro.
-Nick: Se debe al poder adquisitivo de la tercera edad —interviene Nick con aire de entendido— Los cambios demográficos entre la población pensionista...
-Lali: No es por eso —lo corto exasperada— Es por... —El abuelo me matará por contar esto— Es porque no les despega la dentadura postiza.
Se produce un silencio, en el que flota el desconcierto. Luego Paul echa hacia atrás la cabeza y suelta una sonora carcajada.
-Paul: ¡Es genial! —exclama secándose los ojos.
Vuelve a reírse, y lo miro notando cómo la sangre me sube a la cabeza. Tengo una sensación muy extraña. Como si algo creciese en mi interior, como si estuviera a punto de...
-Lali: ¿Me vas a ascender?
-Paul: ¿Qué?
¿De verdad lo he dicho en voz alta?
-Lali: Que si merezco un ascenso —repito con voz temblorosa, pero con firmeza—. Me dijiste que si creaba mis propias oportunidades, me lo darías. ¿Acaso esto no es un buen ejemplo?
Me mira un momento y parpadea, sin decir nada.
-Paul: ¿Sabes, Lali Espósito? sos una de las personas más sorprendentes que he conocido en mi vida.
-Lali: ¿Eso es un sí? —insisto.
En la oficina no se oye el vuelo de una mosca. Todo el mundo espera su respuesta.
-Paul: ¡Qué diablos! Está bien. Tendrás tu ascenso. ¿Algo más?
-Lali: Sí —contesto con el corazón a toda velocidad— Sí, yo rompí tu taza de los mundiales.
-Paul: ¿Qué? —exclama alucinado.
-Lali: Lo siento mucho, te compraré otra. —Miro alrededor de la muda y atónita oficina—. Y fui yo quien estropeó la fotocopiadora aquella vez. De hecho, todas las veces. Y ese... —Voy al tablón de anuncios y rompo la fotocopia en la que se ve un trasero con tanga— Es el mío y no quiero que esté ahí más tiempo. Y, Eugenia, respecto a tu planta...
-Euge: ¿Qué? —pregunta recelosa.
Paseo la vista por su impermeable Burberry, sus gafas de diseño y su engreída cara de: «Soy mejor que tú.»
Vale, será mejor que no me deje llevar.
-Lali: No tengo ni idea de lo que le pasa. Que disfrutes en la reunión.

Durante el resto del día estoy eufórica. Estupefacta y emocionada al mismo tiempo. No acabo de creerme que me vayan a ascender. ¡Voy a ser ejecutiva de marketing!

Bueno, no es sólo eso. No sé qué me ha ocurrido. Me siento como nueva persona. Rompí la taza de Paul, ¿y qué? ¿Qué más da si todo el mundo sabe cuánto peso? Adiós a la Lali cutre que esconde las bolsas de las tiendas de Oxfam bajo la mesa y bienveni­da la nueva Lali segura de sí misma, que las cuelga orgullosa en la silla.

He llamado a mis padres para contarles lo del ascenso y se han quedado gratamente impresionados. Han dicho que vendrán a Londres para celebrarlo. Después he tenido una agradable conversación con mi madre sobre Peter, y me ha explicado que algunas relaciones duran toda una vida y otras, sólo unos días. Después me ha confesado que conoció a un tipo en París con el que tuvo una aventura de cuarenta y ocho horas; que experimentó un placer físico sin igual; y que como sabía que aquello no iba a durar, todo fue más intenso. También me ha pedido que no le mencione nada a mi padre. Joder, me he quedado de piedra. Siempre había creído que ellos… o, al menos, nunca...
Bueno, ¡vivir para ver!

Tiene razón. Algunas historias son efímeras. Es evidente que Peter y yo no íbamos a ninguna parte y, la verdad, he salido bastante bien parada. De hecho, estoy completamente repuesta. Hoy sólo he tenido un sobresalto, cuando me ha parecido verlo en el pasillo, pero me he recuperado enseguida.

Hoy empieza mi nueva vida. Seguro que esta noche conozco a alguien en la actuación de Cande, algún abogado alto y guapo. Sí, vendrá a recogerme al trabajo en un fabuloso deportivo, y yo bajaré las escaleras echándome el pelo hacia atrás sin mirar a Peter, que estará observándolo todo por la ventana de su oficina con el entrecejo fruncido...

No, no pensaré más el él. Se acabó. Debo recordarlo. Creo que me lo voy a escribir en la mano.

Continuará...

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La ascendieron a Lali!!! :D

+20 firmitas y más nove!!!

33 comentarios:

  1. jajaja el 26 que seria 25

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    1. jaja que bolida!!! si no me decís no me hubiera dado cuenta! jeje

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  2. espero el siguiente aunque me gustaria quue aparezca peter

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  3. bueno nada solo esperar

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  4. cuando aparece que alguien me diga el proximo

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  5. bueno la verdad es que esta buena

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  6. nada solo esperar para leer el proximo maraton hasta que hora

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  7. queremos el proximo, proximo, proximo urra

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  8. creo que belen es medio psicopata jajajaja

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  9. jajaja me mata ella y su verdades impulsivas jajaja

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  10. creo que nos queda nada mas que esperar

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  11. me gustaria ver a un peter insistente

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  12. solo espero que vanga el siguiente apitulo

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  13. Faltan 5 vamos firmennnnnnn!!!!!!!!!jejejeje

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  14. y este no seria el 24?? ajajajjaja

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  15. creo que solo queda esperar ver como sigue la nove jajaja

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  16. Cuantos apitulos tiene la nove????

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  17. POR FIN LE ESTAN EMPEZANDO A PASAR COSAS BUENAS A LALI!

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  18. Me encanto el cap!
    Es muy buena la nove!

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  19. ojala lali conosca a alguien en lo de cande para q pater muerda de celos y se arrepienta mucho de todo lo que ha hechooo xD

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  20. ya de apoco vamos dandole la dignidad que se merecese pero quiero mas quiero que todos le pidan perdon de rodillas y que el estupido de peter TAMBIEN

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  21. Sube mas sube mas sube mas sube mas sube mas

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  22. ME SUPER HIPER MEGA ULTA MEGA ENCANTO QUIERO MAS NOVELA TE LO RUEGOOOOOOOOOOOO

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  23. Irreconocible Lali,q pasará?

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  24. BUENISIMO EL CAP!!! ME ENCANTOO!!! ♥ ya sigo leyendo :)

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  25. Le cambio la vida,ahora se siente mas segura,pero le va a ser imposible olvidarse d Peter.

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  26. me encanta q las cosas le vayan saliendo mejor a lali :)
    mass novee

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