Las siguientes dos semanas pasaron tan rápidamente, que Lali
sintió que fue en un parpadeo. El día de San Valentín amaneció brillante y
despejado y dedicó la mañana a trabajar en su turno del spa del Delaford y
luego en ir a ver a un cliente de camino a casa. Y, mientras tanto, pensó en lo
único que había ocupado su cabeza en esas últimas dos semanas.
Peter Lanzani. Dormido en el sofá con los cachorros sobre
su estómago. Tumbado en su gloria desnuda en la cama mientras le daba un
masaje. Alimentándose el uno al otro con trufas de chocolate. Jugando en el
parque con los perros. Charlando, riendo, compartiendo recuerdos de la infancia,
mientras comían pizza. Peter mirándola, los ojos nublados por el deseo,
susurrando su nombre, tocándola. Encima de ella. Debajo de ella. Enterrado en
ella. Las manos y la boca… por todas partes.
Y estaba a punto de terminar. Al día siguiente tendría
lugar la mudanza.
En las últimas dos semanas había sentido como si su
tiempo juntos hubiera iniciado una cuenta atrás, un incesante clic interior que
se había obligado a arrinconar en la mente. Pero el espacio se había agotado,
porque al día siguiente él se iría. No sólo ocupaba toda su mente, sino que
temía que la situación fuera mucho peor, que hubiera logrado tomar residencia
permanente en su corazón. Necesitaba ayuda. Una conversación que le diera
ánimos. Ya. Sacó el teléfono móvil del bolso y marcó con rapidez.
—¿Hola? —dijo una voz familiar.
-Lali: Hola, mamá.
—¿Qué sucede, cariño?
No pudo evitar reír.
-Lali: Sólo he pronunciado dos palabras. ¿Qué te hace
pensar que pasa algo?
—Soy madre. Conozco esas cosas. Y basándome en tu voz,
adivino que sea lo que sea lo que pase, involucra a un hombre, y lo más
probable es que se trate del vecino que mencionaste brevemente cuando hablamos
por última vez la semana pasada, Peter.
¿Brevemente? Había dicho su nombre, nada más. Y sólo
porque Peter había estado presente cuando su madre llamó y oyó la voz de fondo
mientras él jugaba con los cachorros.
-Lali: De acuerdo, siempre se te ha dado bien adivinar,
pero esta vez me asustas. ¿Qué tienes…? ¿una bola de cristal?
—No, sólo el cromosoma «sé cuándo mi pequeña me
necesita», que jamás desaparece, sin importar lo crecida que esté la pequeña.
Así que cuéntame qué pasa.
Suspiró, sabiendo que era imposible negar que se sentía
atribulada.
-Lali: En las últimas dos semanas, Peter y yo hemos, mmm,
estado viéndonos bastante —por su mente pasó otra imagen de él desnudo— Y todo
ha sido… fantástico. Es muy… agradable —hizo una mueca ante esa palabra tibia—
y no me refiero sólo en la cama. Y ése es el problema. Se muda mañana, y,
bueno, yo… lamento que se vaya. Yo… yo… voy a echarlo de menos —para su
consternación, le tembló el labio inferior y se le humedecieron los ojos—
Cuando empezamos, eso me pareció perfecto. Sabía que nuestro tiempo juntos
tenía un fin. Y lo último que yo buscaba era un hombre que entrara en mi vida.
Sabes que siempre he rechazado las relaciones serias, al menos hasta terminar
la universidad.
—Recuerdo que me lo dijiste, sí.
Se pasó la mano por el pelo.
-Lali: Pero Peter resultó ser… tan diferente… Tan
inesperado… Me hace reír. Tiene talento y es inteligente. Amable y generoso.
Pausado y paciente con los perros. Estupendo con su familia. Y para coronarlo,
ha dedicado horas a desarrollarme una página web profesional, que yo jamás me
habría podido permitir, para anunciar mis servicios terapéuticos. Se suponía
que lo nuestro iba a ser sin ataduras, pero es todo lo contrario.
—¿Y por qué crees que es así?
-Lali: Supongo que porque… me gusta —se frotó el puente
de la nariz— El problema es que creo que me gusta un poco demasiado. Desde
luego, más de lo que yo quería.
—Mmmm. ¿Y qué piensas hacer al respecto?
-Lali: Eh… nada. No hay nada que pueda hacer. Mañana él
se marcha a Boston. Esto no ha sido más que una aventura. Para los dos. Mi vida
esta aquí. No tengo tiempo ni energía para dedicarme a una relación a larga
distancia. Y aunque lo tuviera, él no me ha indicado que estaría interesado en
que lo hiciera.
—¿Hablaron de ello?
-Lali: Acordamos mantenernos en contacto, pero ya sabes
lo que eso significa. Intercambiaremos unos correos electrónicos y unas
llamadas que se irán haciendo incómodas cuando él empiece a salir con alguien.
—Y cuando tú empieces a salir con alguien —indicó su
madre.
-Lali: Exacto —intentó imaginarse en brazos de otro
hombre y falló por completo.
—¿Sabe él lo que sientes?
-Lali: No lo sé ni yo misma. Excepto que estoy…
confundida. E irritada conmigo misma por dejar que mi corazón se involucrara.
—¿Crees que es posible que, tal vez, también él haya
involucrado su corazón?
A Lali se le disparó el pulso, pero contuvo la ridícula
esperanza.
-Lali: Espero que no, porque tampoco importaría. Se
marcha. Yo me voy a quedar. Y entre los dos habrá un país entero.
Su madre suspiró.
—Lo siento, cariño. Ojalá hubiera algo que pudiera hacer
para que te sintieras mejor.
-Lali: Ojalá. Pero te agradezco que me escuches. Sólo
estoy siendo sentimental por San Valentín y todo eso. En cuanto se marche y no
lo vea a diario, todo volverá a la normalidad.
—Estoy segura de ello. Pero…
-Lali: ¿Pero qué?
—¿Eso será suficiente? Eres una chica inteligente, Lali.
Sabrás lo que tienes que hacer —su hija guardó silencio— Al menos has ganado el
premio de San Valentín —añadió con tono demasiado festivo.
-Lali: Desde luego.
Era lo que había querido en un principio. Por desgracia,
temía haber recibido más de lo que había pedido.
--
Con un ramo de flores en la mano, Peter se hallaba en el
porche de Lali. Respiró hondo. Por motivos que se negaba a analizar demasiado,
se sentía nervioso. Tenso. «Es por la mudanza», se dijo, moviendo los hombros
para eliminar la rigidez. «Despedirme de Lali». Y eso, por desgracia, se había
convertido en una tarea infranqueable.
Se pasó la mano por el pelo y se preguntó qué diablos le
pasaba. Debería sentirse en la cima del mundo. El agente inmobiliario le había
informado de que alguien estaba muy interesado en su casa. Y en la ciudad le
esperaba un trabajo estupendo. Sólo estaba… nervioso. No era más que eso. En
cuanto se asentara en Boston, estaría bien. Perfectamente bien.
Sintiéndose mejor, llamó al timbre. M.C. y G. iniciaron
un coro frenético de ladridos y él sonrió ante la conmoción. Segundos después
la puerta se abría y Lali aparecía agitada y sonriente, tratando sin éxito de
contener a los perros. Su corazón realizó la ya habitual cabriola cada vez que
la veía. Llevaba puesto un vestido rojo incendio que le ceñía las curvas de un
modo que disparaba todas las alarmas. Con el escote alto y las mangas largas,
no mostraba nada de piel, pero tal como resaltaba su figura, se ganaba el
título de Vestido Más Sexy Que Jamás Había Visto. Unas sandalias con tiras
hacían que sus piernas tonificadas parecieran interminables. El recuerdo de
esas piernas enroscadas en torno a él, instándolo a penetrar más en su cuerpo,
le dejó una estela de calor por el cuerpo.
Sin decir nada, ella le rodeó el cuello con los brazos,
se pegó a él y le dio un beso. Cuando al fin levantó la cabeza, tenía las gafas
empañadas, lo que no le sorprendió. Después de quitárselas, la miró a esos ojos
maravillosos.
-Peter: Me ha encantado el recibimiento —sonrió.
Ella movió las cejas de forma exagerada.
-Lali: Aguarda a ver lo que he planeado para después.
«Después… cuando se despidieran». Peter le dio un beso
rápido en la frente y se obligó a sonreír.
-Peter: Estoy impaciente —la soltó, dio un paso atrás y
le mostró el ramo— Para ti. Feliz día de San Valentín.
Ella aceptó las flores y las olió.
-Lali: Son preciosas. Gracias.
-Peter: De nada. Y hablando de preciosa… —bajó los dedos
por las mangas del vestido— Tienes un aspecto increíble.
Ella observó su traje gris marengo, la camisa blanca y la
corbata roja de seda.
-Lali: Iba a decir lo mismo de ti. Pasa. Pondré las
flores en agua y luego podremos marcharnos —dio la vuelta y cruzó el umbral.
-Peter: Eso suena… —calló. El vestido, que le había
cubierto por completo la parte frontal, le dejaba toda la espalda, desde el
cuello hasta las caderas, completamente desnuda.
-Lali: ¿Suena qué? —preguntó por encima del hombro
mientras iba a la cocina.
-Peter: Eh… estupendo. Con la vista clavada en esa
magnífica piel desnuda, entró en la casa, cerró la puerta y la siguió a la
cocina. M.G. y G. corrieron por delante de él hacia sus cuencos con comida— Es
todo un vestido. Aunque creo que está al revés —le mordisqueó con delicadeza el
lóbulo de la oreja.
Ella rió y ladeó la cabeza para ofrecerle mejor acceso.
-Lali: Eso sí que causaría un revuelo en el restaurante.
-Peter: Cariño, estás causando un revuelo tan grande aquí
mismo, que quizá no lleguemos al restaurante —para confirmar sus palabras, le
pegó la erección contra los glúteos— ¿Llevas algo debajo del vestido? —pasó las
manos por la tela sedosa.
-Lali: Mmm… ¿quieres decir además de la piel?
-Peter: Sí.
Giró y con ojos llenos de picardía, le metió las manos
por debajo de la chaqueta para acariciarle la espalda.
-Lali: Si te lo dijera, arruinaría tu sorpresa de San
Valentín.
-Peter: Lo único que me sorprendería es si lograras salir
de la cocina sin que lo averiguara.
-Lali: Comprendo —llevó las manos a su espalda y recogió
un paquete envuelto en brillante papel rojo— Entonces supongo que esto no te
sorprenderá mucho.
El enarcó las cejas.
-Peter: ¿Qué es?
-Lali: Un regalo para ti. Feliz San Valentín.
Peter aceptó la caja rectangular.
-Peter: ¿Eres maga? ¿De dónde ha salido?
-Lali: Estuvo en la encimera en todo momento.
-Peter: Ah. Eso lo explica. Yo me encontraba muy
distraído —se situó junto a ella y apoyó las caderas en el mostrador— ¿Debería
abrirlo?
Ella alzó la vista al techo y suspiró de forma exagerada.
-Lali: Es evidente que desconoces lo que es un regalo.
Él sonrió.
-Peter: De acuerdo, ha sido una pregunta boba —centró su
atención en el regalo, le quitó el envoltorio y se encontró con un libro de
tapa dura con una cubierta que se parecía mucho a una barra de chocolate. Pasó
los dedos por las letras en relieve y leyó— Nada es mejor que el chocolate.
-Lali: Lo compré en Dulce Pecado —explicó— Tiene
toneladas de magníficas fotos y Ellie Fairbanks afirma que proporciona una
historia interesante sobre la fabricación de confituras. Es una especie de
regalo dual, tanto para San Valentín como de despedida. Algo por lo que me
recuerdes.
Sus palabras le produjeron un peculiar nudo en la
garganta. Como si existiera la posibilidad de que pudiera olvidarla.
-Peter: Gracias. Es estupendo.
-Lali: Como con cualquier chocolate, no puedo resistirme.
Además —añadió, dándole en la cadera con la suya— creo que hemos demostrado que
el título no acierta. Al menos algunas veces.
Se volvió para mirarla. Quería sonreír, mantener el
momento ligero, pero en cuanto los ojos se encontraron, la diversión se esfumó.
-Peter: De hecho, y en lo que a mí concierne, todas las
veces hemos demostrado que no acierta —dejó el libro en la encimera, la tomó en
brazos y le dio un beso suave— Gracias.
-Lali: De nada —cuando fue a besarla otra vez, Lali se
echó para atrás y apoyó un dedo en sus labios— Oh, no. Tienes esa mirada. La
conozco.
-Peter: Apuesto que sí. Tú la provocas. Tú y… —le
recorrió las caderas— este vestido.
-Lali: Bien. Me alegro, ya que ésa era la intención
—apoyó las manos en su torso y le dedicó una mirada severa— Pero este vestido
se queda puesto hasta después de la cena —él gimió— Hasta que estemos de vuelta
dentro de casa.
Peter volvió a gemir.
-Peter: Me estás matando. En serio. Puede que para
entonces esté muerto.
-Lali: No te preocupes —lo miró intensamente— Yo te
reviviré.
Continuará…
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Solo dos caps para el final!!
+15 firmas y más nove...
vale que bueno que volviste!!! y si el chocolate es un efecto secundario que surge mientras lees esta minific jeje me hago totalmente responsable ;) Mary ☮ vos vivis en un reinado patriarcal!! jaja y bueno tenemos que obedecer hasta que vivamos solas!! :D any garcia que bueno que te guste la nove, si bueno aunque es un poco cortita! ^-^
Me encanta , más nove!!! :)
ResponderEliminarmadre ya a llegado el momento de la separacion
ResponderEliminarque pena me dan
ResponderEliminarseguro que no hablan de como se sienten
ResponderEliminarel se va a ir,no??
ResponderEliminarya estoy viendo que en proximo cap me va a dar un soponcio
ResponderEliminarpara irnos a vivir solas primero hay que trabajar, y yo no se tu, pero yo todavia estoy estudiando
ResponderEliminarMassssssss. me encantaaaaa!
ResponderEliminarTermina hoy noo?
ResponderEliminarmas nove
ResponderEliminarQuieroo otroo! maravillosa la nove!!
ResponderEliminarFaltann 3 comntaariosssss! YA QUIERO LEER EL FINAL!!
ResponderEliminarM e gustan mucho las novelas que son cortitas... Se me hacen más leibles! Escribis increiblee!
ResponderEliminarvenga chicas
ResponderEliminarCAPITULO CAPITULO CAPITULO CAPITULO CAPITULO CAPITULO CAPITULO CAPITULO CAPITULO CAPITULO
ResponderEliminarme encanta
ResponderEliminarFirmen firmen asi subeee mas novelaaa!!! Queremos capii!
ResponderEliminarquiero mas!
ResponderEliminarIncreible lo que provoca un vestido!!! Pero creo que no es solo el vestido!!!
ResponderEliminarEl vestido lo volvió loco y ella quiere q espere hasta después de la cena...JAJA a Peter se le va a atragantar lo q coma...quiere el postre YA!
ResponderEliminarEsa cena,para Peter va a ser insuperable,antes d empezar ya esta "lleno d deseo".
ResponderEliminarYo crei entender a la madre d Lali,muy sutilmente le dijo k se juegue x el,k lo hable sin reservas,cuando le dijo k era una chica inteligente y k sabia lo k tenia k hacer.
ResponderEliminarjajaj me encantaaa lali! jaja
ResponderEliminarmas novee