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domingo, 15 de abril de 2012

Capítulo 2



Mientras arrastro los tacones por la explanada del aeropuerto de Glasgow, me siento completamente abatida. A pesar de todo, Doug Hamilton ha sido muy amable. Me ha dicho que estaba seguro de que la mancha se iría y me ha prometido que no le contaría a Paul nada de lo sucedido. Con todo, no ha cambiado de parecer sobre el trato.

Mi primera gran reunión. Mi primera gran oportunidad... y ha terminado así. Me entran ganas de tirar la toalla, llamar a la oficina y decir: «Se acabó, no voy a volver nunca más, y, por cierto, fui yo quien atascó la fotocopiadora aquella vez.»
Pero no puedo. Es mi tercer trabajo en cuatro años. Tiene que salir bien. Por mi autoestima, por narices y también porque le debo cuatro mil libras a mi padre.

—¿Qué le pongo? —me pregunta un chico australiano, y levanto la vista, aturdida. He llegado al aeropuerto con una hora de tiempo y he ido directa al bar.
-Lali: Pues... —Estoy en Babia—. Vino blanco. No, mejor un vodka con tónica, gracias.
Cuando él se aleja, me dejo caer en un taburete. De repente aparece una azafata con el pelo recogido en una trenza de raíz y se sienta dos banquetas más allá. Me sonríe y le devuelvo una tímida sonrisa.

No sé cómo se las apaña la gente para triunfar en su vida profesional. De verdad que no lo sé. Es como mi amiga Cande. Siempre quiso ser abogada y ahora, ¡tachán!, defiende a defraudadores. Pero yo dejé la universidad sin tener ni idea de lo que haría. Mi primer trabajo fue en una inmobiliaria y sólo lo acepté porque me gusta curiosear en las casas. Y porque conocí a una mujer con unas maravillosas uñas pintadas de rojo en una feria de empleo que me aseguró que había ganado tanto dinero que podría retirarse a los cuarenta.

Así que a los seis meses anuncié que quería cambiar de profesión y que me iba a dedicar a la fotografía. Fue una etapa fantástica, como en las películas. Mi padre me prestó el dinero para hacer un cursillo y comprar una cámara. Iba a iniciar una emocionante carrera creativa que inauguraría mi nueva vida...

Pero las cosas no fueron así.

Es decir, para empezar: ¿sabéis cuánto cobra un ayudante de fotógrafo? Nada de nada.

Doy un profundo suspiro y miro mi triste expresión en el espejo que hay al otro lado de la barra, el pelo cuidadosamente alisado con sérum esta mañana, está ondulado de nuevo. Típico.

Entre tanto fui endeudándome cada vez más y comencé a buscar trabajos que pagaran. Por fin, hace once meses, empecé como auxiliar de marketing en Panther Corporation.

El camarero me sirve el vodka con tónica y me mira risueño.
—Alegre esa cara, seguro que no es tan grave.
-Lali: Gracias —contesto, y tomo un sorbo.
Ya me siento un poco mejor. En el momento en el que vuelvo a coger el vaso, suena el móvil.
El estómago me da un brinco. Si es la oficina, fingiré que no lo he oído.
Pero en la pantallita aparece el número de casa.
-Lali: Hola —digo tras apretar el botón verde.
-Cande: Soy yo. ¿Qué tal ha ido? —pregunta.
Es mi compañera de piso, y amiga de toda la vida. Tiene una buena mata de pelo castaño y un coeficiente intelectual de por lo menos seiscientos, y es la persona más buena que conozco.
-Lali: Ha sido un auténtico desastre —respondo desconsolada.
-Cande: ¿Qué ha pasado? ¿No has conseguido cerrar el trato?
-Lali: No sólo eso, sino que he derramado una lata de refresco de grosella encima del director de marketing de Glen Oil.
Veo que, un poco más allá, la azafata intenta disimular una sonrisa, y me ruborizo. Estupendo, ahora ya se ha enterado todo el mundo.
-Cande: Vaya —exclama, y noto que está pensando en algo positiva que decirme— Bueno, al menos se ha fijado en ti. Seguro que tardará bastante en olvidarte.
-Lali: Supongo —contesto malhumorada— ¿Tengo algún mensaje?
-Cande: Esto... no. O sea, ha llamado tu padre, pero... ya sabes, no era... —responde de forma evasiva.
-Lali: Cande, ¿qué quería?
-Cande: Al parecer, tu prima Paula ha ganado un premio empresarial o algo así —me informa con tono de disculpa— Lo celebran el sábado, junto con el cumpleaños de tu madre.
-Lali: Fantástico.
Me hundo aún más. Lo que me faltaba. Mi prima Paula, restregándome en las narices un trofeo de plata a la «mejor agente de viajes del mundo; no, del universo».
-Cande: También ha telefoneado Pablo para saber qué tal te había ido —añade rápidamente— Es un amor; me ha dicho que no quería llamarte al móvil durante la reunión, por no molestar.
-Lali: ¿De verdad?
Por primera vez en todo el día me siento un poco más animada. Pablo, mi novio. Siempre tan encantador y atento.
-Cande: Es un cielo. Ha estado reunido toda la tarde por un asunto muy importante, pero ha cancelado su partido de squash para poder salir a cenar contigo esta noche.
-Lali: ¡Ah! —exclamo sintiendo un placentero escalofrío— Estupendo, será fantástico. Gracias, Cande.
Cuelgo y tomo otro trago de vodka; estoy de mejor humor. Mi novio.

Tal como dijo Julie Andrews, cuando el perro muerde y la abeja pica... me acuerdo de que tengo novio y, de repente, las cosas no parecen tan malas. Y no es un novio cualquiera. Es alto, guapo, inteligente, y el Marketing Week dijo de él: «Una de las personas más brillantes en estudios de mercado.»

Sigo bebiendo despacio y dejo que los recuerdos de Pablo revoloteen en mi mente para consolarme. La forma en que brillan cabellos a la luz del sol, su perpetua sonrisa, el detalle que tuvo el otro día al actualizarme el software del ordenador sin que se lo pidiera, cómo... Me quedo en blanco. Esto es ridículo; tiene muchas cosas buenas. Piernas... largas. Sí, y espalda ancha. Y lo bien que me cuidó cuando tuve gripe. ¿Cuántos novios harían algo así?

Soy muy afortunada. Sin duda.

Guardo el móvil, me paso la mano por el pelo y miro el reloj que hay detrás del mostrador. Todavía dispongo de cuarenta minutos.

No es mucho tiempo. Empiezo a ponerme nerviosa y apuro el vod­ka de un trago.
«Todo irá bien —me digo por enésima vez—. Todo irá de mara­villa.»

No estoy asustada. Sólo... está bien, lo estoy.

16. Me da miedo volar.

Nunca se lo he dicho a nadie. Es lamentable. Y no es que tenga fobia ni nada que se le parezca. No es que no pueda subir a un avión, pero... si no es absolutamente necesario, prefiero estar en tierra. Nunca he sido miedosa, pero en estos últimos años cada vez me altera más. Sé que es irracional, que hay un montón de gente que vuela todos los días y que es casi más seguro que quedarse en la cama. Hay menos posibilidades de sufrir un accidente aéreo que... de encontrar pareja en Londres, o algo parecido.

Pero, aun así, no me gusta.

Puede que me tome otro vodka.

Para cuando llaman a embarcar, me he bebido dos más y estoy mucho más optimista. Cande tiene razón: al menos he dejado huella. Como mínimo, se acordarán de mí. De camino, aprieto con fuerza el asa del maletín y, una vez más, me siento casi como una mujer de negocios segura de sí misma. Un par de personas sonríen cuando paso a su lado; esbozo una amplia sonrisa y me invade una cálida afabilidad. ¿Ven?, al fin y al cabo el mundo no es tan malo. Es cuestión de ser positiva. Todo es posible en esta vida, ¿no? Nunca se sabe con lo que puedes toparte a la vuelta de la esquina.

Llego a la puerta de embarque y me encuentro a la azafata de la trenza de raíz pidiendo las tarjetas.
-Lali: Hola —saludo sonriendo— Qué coincidencia.
Me mira detenidamente.
—Esto...
-Lali: ¿Qué?
—Perdone. Es que... ¿se ha dado cuenta de que...? —balbucea señalando mi blusa.
-Lali: ¿Ocurre algo? —pregunto con amabilidad. Miro hacia abajo y me quedo helada.
La blusa de seda se me ha abierto mientras caminaba: tengo tres botones desabrochados y voy enseñándolo todo.
Se me ve el sostén. El rosa de encaje. El que perdió color al lavarlo. Por eso me sonreía la gente. No porque el mundo sea un lugar agradable, sino porque soy la mujer del sujetador descolorido.
-Lali: Gracias —tartamudeo y me abotono con dedos temblorosos y la cara roja por la vergüenza.
—No ha tenido un buen día, ¿verdad? —aventura ella comprensiva, y estira la mano para recoger mi billete— Perdone, pero no he podido evitar oírla.
-Lali: No pasa nada —digo forzando una sonrisa— No, la verdad es que no ha sido un buen día.
Nos quedamos en silencio un momento mientras ella comprueba mi tarjeta.
—¿Qué le parece si le doy un ascenso a bordo?
-Lali: ¿Qué? —pregunto sin entender lo que está diciendo.
—Venga conmigo, se merece un respiro.
-Lali: ¿SÍ? Pero... ¿puede cambiar a la gente de lugar así sin más?
—Si hay alguno libre, sí. Es cuestión de sentido común y este vuelo es muy corto. —Me mira con sonrisa cómplice— No se lo diga a nadie, ¿vale?

Me acompaña a la parte delantera del avión y me indica un asiento grande, espacioso y cómodo. Me cuesta creerlo.
-Lali: Esto es primera clase, ¿verdad? —susurro mientras me aclimato al silencioso y lujoso ambiente. A mi derecha hay un apuesto y elegante hombre tecleando en un portátil y en otra fila dos ancianas se ponen los auriculares.
—Preferente, en este vuelo no hay primera —me corrige ella, y después vuelve a adoptar un tono normal—¿Está todo a su gusto?
-Lali: Es perfecto, muchas gracias.
—De nada.
Sonríe de nuevo y se aleja; yo guardo el maletín debajo del asiento de delante.
¡Guau! Esto es maravilloso, una pasada. Amplias butacas, reposapiés y todo lo demás. Va a ser una experiencia placentera de principio a fin. Busco el cinturón de seguridad y me lo abrocho con aire de indiferencia mientras intento no hacer caso de las protestas de mi atemorizado estómago.

—¿Le apetece un poco de champán?
Es mi amiga la azafata.
¡Champán!
—¿Y usted, caballero? ¿Quiere un poco?
El hombre que está junto a mí no ha levantado los ojos. Lleva vaqueros y una sudadera vieja, y mira por la ventanilla. Cuando se da la vuelta para responder, veo unos ojos verdes, barba de dos días y un entrecejo fruncido.
—No, gracias. Un brandy, por favor.
Tiene una voz seca y acento norteamericano. Estoy a punto de preguntarle amablemente de dónde es, pero él gira la cabeza de inmediato y fija la vista en el exterior otra vez.

Lo que me parece estupendo porque, para ser sincera, yo tampoco estoy de humor para hablar.

Continuará...

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En segundos les dejo el siguiente!!!

Myprettylanzani, Ros todavía no lo sé! espero!! mis papás son difíciles de convencer!! por  ahora estoy esperando que salga el cd, creo que sale de 17! :D

20 comentarios:

  1. me gustaaa
    masss
    que antipatico peter xD

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  2. massssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss

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  3. noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

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  4. mas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

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  5. lali es muy loca! jajaja me encanta! :D

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  6. me encanta esta nove ya quiero que empieze el vuelo

    Angie***

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  7. Me encanta y me siento super identifcada con ella en esos días q parece q el mundo va contra una,JAJA
    Muy buena!Paso luego por otro!

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  8. quiero mas me encanta y me divierte mucho

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  9. Muy divertida!
    Me gusto el cap!
    Besos
    @vagomi

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  10. aaaaaaaaaaaaaaaa Bueisiimoooooooooooo El Segundo Capitulo :)

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  11. No lali le pasa de Todo, xq sera y Comparto ese miedo con ella me damiedo volar :)

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  12. buenisisisisisismaaaaaaaa Quiero Otro , xq ya me e perdido muchas noves tuyas super amigacga :*

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  13. yy ese Hombre al lado de ella era Peter , ''creo'' mas lindoooooooooooo ..!

    Quiero mas NOVEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE ..
    Besos

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  14. POr fin una buena para lali!! Y q le pasa a peter q esta caraculico??

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  15. Super amigacha come a que hora mas o menos te conectas al Corro o msn.. Para que hablemos xq Te extraño :(

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  16. Lo bueno de todo lo que le paso fue el puesto del avion! Por que eah despues de todo eso, se merecia una recompensa para subir mas el animo!

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  17. D mano d una extraña Lali tiene un pequeño aliciente,espero k su compañero d viaje ,d aqui en mas ,la haga sentirse unica.

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  18. Pobre lali como va a no darse cuenta de que llevaba la camisa desabotonada q verguenza jajajaja.

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  19. jajaj q bno clase "prefrente" jeje q suerte!!

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  20. AHHHhhh!! hasta qe se encontraron :D ME ENCANTO!! u.u Lali describe tan perfecto a Pablo que me cuesta creer que se separen :S BUENISIMA LA NOVE! AMO ESOS OJOS VERDES ♥

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