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miércoles, 25 de abril de 2012

Capítulo 10


Cuando salgo de la oficina por la tarde, estoy tan agitada como una de esas bolas de cristal con nieve. Era de lo más feliz siendo un aburrido pueblecito suizo y llega Peter Lanzani, me sacude y ahora tengo copos de nieve en todas partes, que se arremolinan sin saber qué pensar. Y motitas relucientes también. Pedacitos de emoción secreta y brillante.

Cada vez que lo miro a los ojos u oigo su voz algo me atraviesa el pecho. Lo que no deja de ser ridículo. Pablo es mi novio, mi futuro. Me quiere y yo lo quiero a él. Vamos a vivir juntos. Tendremos suelos de madera, contraventanas y encimeras de granito. Para que te enteres.

Llego a casa y me encuentro a Cande arrodillada en el salón, ayudando a Belén a ponerse el vestido de gamuza negro más ajustado que he visto en mi vida.
-Lali: ¡WOW! —exclamo dejando el bolso.
-Cande: Ya está. Ya he subido la cremallera. ¿Puedes respirar? —pregunta echándose hacia atrás y sentándose en los talones.
Belén no mueve un solo músculo y Cande y yo nos miramos.
-Cande: ¡Belén! —grita alarmada— ¿Estás bien?
-Belén: No del todo. Pero no pasa nada.
Muy despacio, con el cuerpo rígido, se acerca tambaleándose a la silla en la que está su bolso de Louis Vuitton.
-Cande: ¿Qué ocurrirá si te entran ganas de ir al baño? —suelta con un una risita.
-Lali: ¿O si acaban en su casa? —digo.
-Belén: Sólo es nuestra segunda cita; no iré a su casa. Así no se consigue un pedrusco en el dedo —contesta horrorizada, casi sin aliento.
-Cande: ¿Y si los invade a los dos una pasión desenfrenada? ¿Y si te mete mano en el taxi?
-Belén: No es de ésos. Resulta que es el primer ayudante del subsecretario del secretario de Hacienda —añade poniendo los ojos en blanco.
Miro a Cande y no puedo reprimir una carcajada.
-Cande: No te rías, Lali —me reprende ella con seriedad— No hay nada malo en ser secretario. Siempre puede ascender, obtener unos cuantos titulillos...
-Belén: Ja, ja, ja, muy divertido. Un día de éstos lo nombrarán caballero y entonces no se reirán —replica enfadada.
-Belén: Seguro que sí. Y aún más. —De repente se fija en que Belén sigue al lado de la silla intentando coger el bolso— ¡Dios mío! No puedes ni moverte.
-Belén: ¡Sí que puedo! ¡Por supuesto que sí! —grita haciendo un esfuerzo desesperado por curvar la espalda— Ya lo tengo. ¿Lo ves?
Ha logrado engancharlo con una de sus uñas acrílicas y lo balancea hasta colgárselo del hombro.
-Lali: ¿Y si quiere ir a bailar? —comento con malicia.
Una expresión de pánico atraviesa la cara de Belén, pero desaparece enseguida.
-Belén: No lo hará, los ingleses nunca quieren ir a bailar —contesta desdeñosa.
-Lali: Tenés razón. Que te diviertas.

Cuando sale por la puerta, me dejo caer en el sofá y cojo una revista. Miro a Cande, pero tiene la vista fija en el vacío y está abstraída.
-Cande: ¡Condicional! —exclama—. ¿Cómo he podido ser tan tonta?
Revuelve debajo del sofá, saca unos cuantos crucigramas de periódico y busca entre ellos. Por si no utilizara bastante el cerebro como abogada, se pasa el resto del tiempo haciendo crucigramas, jugando partidas de ajedrez por correspondencia y resolviendo acertijos de su estrambótico club para personas hiperinteligentes. (Por supuesto, no se llama así, sino más bien algo como: «Mindset, el pensamiento competitivo.» En letra pequeña menciona de pasada que para pertenecer a él se necesita un coeficiente intelectual de seiscientos.)
Si no puede resolver alguno, no lo tira diciendo: «¡Qué tontería!», como haría yo. Lo guarda, y a los tres meses, cuando estamos viendo Friends o algo así, encuentra la solución. Entonces entra en éxtasis. Sólo porque lo ha completado.

Somos amigas desde hace mucho y la quiero un montón, pero a veces no la entiendo.
-Lali: ¿Qué es eso? ¿Un crucigrama de mil novecientos noventa y tres? —pregunto mientras escribe la respuesta.
-Cande: Ja, ja —responde— ¿Qué haces esta noche?
-Lali: Creo que la pasaré tranquilamente en casa —contesto hojeando la revista— A lo mejor le doy un repaso a la ropa —añado cuando llego a un artículo titulado «Mantenimiento básico del vestuario».
-Cande: ¿Qué?
-Lali: Comprobaré si falta algún botón o si se ha descosido algún dobladillo y limpiaré todas las chaquetas con un cepillo para la ropa.
-Cande: ¿Tienes uno?
-Lali: Bueno, usaré el del pelo.
-Cande: Muy bien. Entonces nada. Porque iba a proponerte salir.
La revista sale disparada.
-Lali: ¿Adónde?
-Cande: Adivina lo que tengo.
Levanta las cejas como para hipnotizarme. Después hurga en su bolso y, lentamente, saca un llavero grande y oxidado del que cuelga algo reluciente.
-Lali: ¿Qué es? —pregunto sorprendida, y después caigo en la cuenta— ¡No!
-Cande: ¡Sí!
-Lali: ¡Santo cielo! ¡Cande!
-Cande: ¿A que es fantástico?
La llave que tiene en la mano es la más enrollada del planeta. Abre la puerta de un club privado de Clerkenwell, que es lo más y al que resulta imposible entrar.
Ella lo ha conseguido.
-Lali: ¡Sos la mejor!
-Cande: No, no lo soy —dice halagada— Ha sido Jasper, del despacho. Conoce a todo el comité.
-Lali: No me importa quién te la haya dado. Estoy impresionada.
Se la quito y la miro con fascinación, pero no tiene nada grabado. Ni nombre ni dirección ni logotipo. Se parece a la del cobertizo del jardín de mi padre, pero ésta es mucho más increíble.
-Lali: ¿Quién crees que habrá por allí? Al parecer Madonna es uno de los miembros. Y Jude y Sadie. Y ese actor tan guapo de Eastenders. Aunque todo el mundo dice que es gay.
-Cande: Lali. Ya sabes que no es seguro que haya famosos —me interrumpe.
-Lali: Oo!—replico un poco ofendida.
La verdad, ¿quién se ha creído que soy? Soy una londinense sofisticada que está en la onda. No me altera la gente famosa. Sólo lo estaba comentando, eso es todo.
-Lali: : De hecho —añado al cabo de un rato—, si el local está lleno de celebridades, el ambiente no será el mismo. ¿Te imaginas algo peor que estar en una mesa intentando mantener una conversación normal y corriente mientras a tu alrededor sólo hay actores de cine, supermodelos y estrellas del pop?
Nos quedamos en silencio un momento mientras lo pensamos.
-Cande: Creo que deberíamos empezar a arreglarnos —sugiere como quien no quiere la cosa.
-Lali: ¿Por qué no? —acepto en el mismo tono.
 No me costará mucho. Sólo voy a ponerme unos vaqueros, y a lo mejor me lavo el pelo en un periquete. Total, tenía que hacerlo de todas maneras. Puede que también me aplique una mascarilla.

Una hora más tarde, Cande aparece en la puerta de mi habitación con vaqueros, un corsé negro y sus zapatos de tacón Bertie, que siempre le hacen ampollas.
-Cande: ¿Qué tal estoy? —pregunta con la misma voz de antes— La verdad es que no me he matado mucho.
-Lali: Yo tampoco —replico dándome la segunda capa de esmalte para uñas— Sólo es una tranquila fiestecilla fuera de casa. Ni siquiera me voy a maquillar. —Levanto la vista— ¿Llevas pestañas postizas?
-Cande: No, esto..., sí. Pero se supone que no tendrías que haberte dado cuenta. Dicen que su aspecto es natural. ¿Se notan mucho? —pregunta mirándose al espejo y parpadeando preocupada.
-Lali: No —la tranquilizo, y saco la brocha del colorete. Cuando alzo los ojos, Cande me está examinando el hombro.
-Cande: ¿Qué es eso?
-Lali: ¿El qué? —pregunto inocentemente tocando el corazoncito de strass que llevo en el omoplato— ¿Ah, esto? Es adhesivo. Un simple adorno.
Me pongo un top sin mangas, me lo ato y me calzo mis botas de ante puntiagudas. Las compré el año pasado en Sue Ryder y están un poco rozadas, pero en la oscuridad casi no se nota.
-Cande: ¿Crees que nos hemos arreglado demasiado? —pregunta cuando me coloco a su lado frente al espejo— ¿Qué pasará si todo el mundo lleva vaqueros?
-Lali: Nosotras también los llevamos.
-Cande: Pero ¿y si todos van con jerséis gruesos y hacernos el ridículo?
Siempre está paranoica con lo que se pondrá el resto de la gente. Cuando fue a la primera fiesta de Navidad de su bufete, no sabía si «de etiqueta» significaba vestidos largos o tops brillantes, así que me obligó a ir con ella y esperarla en la puerta con seis conjuntos distintos para cambiarse rápidamente si era necesario. (Por supuesto, el que había elegido primero era perfecto, tal como le dije.)
-Lali: Ya verás como no. Vamos, en marcha.
-Cande: No podemos ir todavía. Es demasiado pronto —dice mirando el reloj.
-Lali: Claro que sí. Podemos estar tomando una copa de camino a otra fiesta de famosos.
-Cande: Sí. Fantástico. Vamos.

Ir en autobús de Islington a Clerkenwell nos cuesta unos quince minutos. Cande me guía hasta una calle desierta de Smithfield Market, llena de almacenes y oficinas vacías. Después torcemos por una esquina y luego por otra hasta que llegamos a un callejón.
-Cande: Bueno, creo que está escondido por aquí —susurra acercándose a una farola y examinando un trozo de papel.
-Lali: ¿Tiene algún letrero?
-Cande: No. La idea es que nadie lo conozca, excepto los miembros. Hay que llamar a la puerta y preguntar por Alexander.
-Lali: ¿Y quién es ése?
-Cande: Ni idea. Es una contraseña.
¡Una contraseña! Esto se pone cada vez mejor. Mientras Cande inspecciona un portero automático que hay en un muro, miro distraídamente la calle. Es de lo más anodina. De hecho, es un poco cutre. Dos hileras de puertas idénticas, ventanas cerradas y escasos signos de vida. Pero detrás de esa lúgubre fachada se esconde el sitio al que acude la gente guapa de Londres.
-Cande: Hola, ¿está Alexander? —pregunta nerviosa.
Nos quedamos en silencio un momento y después, como por arte de magia, se abre la puerta.
¡Cielo santo! Es como la cueva de Aladino o algo parecido. Nos miramos con cierto recelo y avanzamos por un pasillo luminoso en el que retumba la música. Llegamos a una puerta metálica y Cande saca la llave. Antes de que abra, me ajusto el top y me arreglo el pelo.
-Cande: No mires, no te fijes en nadie. Compórtate con naturalidad —me advierte.
-Lali: Vale —susurro, y la sigo al interior del club.
Mientras ella le enseña el carnet de socia a una chica que está detrás de un mostrador, me dedico a estudiar detenidamente su espalda, y cuando entramos en una amplia y poco iluminada sala, mantengo la vista fija en la alfombra de color beige. No voy a quedarme boquiabierta al ver a los famosos. No voy a mirarlos, no...
-Cande: ¡Cuidado!
Vaya, estaba tan concentrada en el suelo que he tropezado con Cande.
-Lali: Perdona. ¿Dónde nos sentamos? —le pregunto sin levantar la voz.
No me atrevo a buscar un asiento libre por si acaso veo a Madonna y cree que la estoy observando.
-Cande: Aquí —dice indicando una mesa de madera con un extraño gesto de cabeza.
Nos acomodamos como podemos, guardamos los bolsos y cogemos la lista de cócteles sin dejar de mirarnos.
-Lali: ¿Has visto a alguien? —le pregunto.
-Cande: No, ¿y tú?
-Lali: Tampoco. —Abro la carta de bebidas y la estudio. Joder, la tensión es insoportable. Me duelen los ojos, quiero mirar a mi alrededor, ver este sitio— Cande, voy a echar un vistazo —susurro.
-Cande: ¿Sí? —dice nerviosa, como si Steve McQueen le hubiera anunciado que iba a saltar la alambrada— Bueno, pero ten cuidado. Y sé discreta.
-Lali: No te preocupes.
Allá voy. Una rápida panorámica sin quedarme pasmada. Me recuestó en la silla, inspiro con fuerza y dejo que mis ojos pasen velozmente por la habitación para captar tantos detalles como pueda en el menor tiempo posible. Poca luz, bastantes sofás y sillas de color morado, un par de chicos con camiseta, tres chicas con vaqueros y jerséis —a Cande le va a dar algo— una pareja hablando en voz baja, un tipo con barba que lee Private Eye y eso es todo. Imposible. Algo no va bien. ¿Dónde está Robbie Williams? ¿Y Jude y Sadie? ¿Qué pasa con las supermodelos?
-Cande: ¿A quién has visto? —sisea con la vista en el menú.
-Lali: No estoy segura. Puede que el tipo de la barba sea un actor conocido.
Ella se gira con disimulo y lo observa.
-Cande: No creo.
-Lali: Bueno, ¿y qué opinas del de la camiseta gris? ¿Es de algún grupo musical?
-Cande: Humm, no me lo parece.
Nos observamos en silencio.
-Lali: ¿Hay alguien famoso en este sitio?
-Cande: Ya sabes que no siempre hay gente guapa —se defiende.
—Hola —Una voz nos interrumpe y las dos volvemos la cabeza. Un par de chicas con vaqueros se acercan a nuestra mesa— Espero que no les moleste, pero mi amiga y yo nos preguntábamos si ustedes son las nuevas actrices de la serie Hollyoaks.
¡Por el amor de Dios! Da igual, no importa. Tampoco hemos venido a ver celebridades horteras que esnifan coca y no paran de lucirse. Estamos aquí para tomarnos una copa tranquilamente.

Pedimos unos daiquiris de fresa y unos frutos secos de lujo (a cuatro libras cincuenta la bolsita; no me pregunten cuánto cuestan las bebidas). Tengo que confesar que ahora que sé que no hay nadie a quien impresionar, estoy más relajada.
-Lali: ¿Qué tal el trabajo? —le pregunto a Cande tomando un sorbo.
-Cande: Muy bien. Ayer estuve con el defraudador de Jersey—contesta con naturalidad.
Es un cliente al que no dejan de ponerle demandas, pero él las recurre y, como mi amiga es tan buena, siempre se libra. Un día va esposado y a los cinco minutos lleva un traje a medida para invitarla a comer al Ritz.
-Cande: Hace poco intentó comprarme un broche de diamantes. Tenía un catálogo de Asprey y me dijo: «Éste es muy mono.» Y tuve que contestarle: «Humphrey, estás en la cárcel. ¡Ponte las pilas!» —Mueve la cabeza y bebe un trago— ¿Qué tal tu hombre?
Sé que se refiere a Peter, pero no quiero admitir que es la primera persona en quien he pensado, así que me hago la tonta y pregunto:
-Lali: ¿Quién, Pablo?
-Cande: No. El desconocido del avión. El que lo sabe todo de ti.
-Lali: Ah, ése. —Siento que mis mejillas empiezan a enrojecer y bajo la vista hacia el posavasos.
-Cande: Sí. ¿Has conseguido no tropezarte con él?
-Lali: No, no me ha dejado sola un momento.
Me callo porque el camarero se acerca con otros dos daiquiris. Cuando se va, Cande me mira fijamente.
-Cande: ¿Te gusta?
Sí.
-Lali: Pues no. Me desconcierta, eso es todo. Es una reacción lógica. A ti te pasaría lo mismo. Bueno. Sólo tengo que aguantar hasta el viernes; por fin se va.
-Cande: Y entonces te marcharás con Pablo. —Toma un sorbo de su copa y se inclina hacia delante— ¿Sabes?, creo que va a pedirte que te cases con él.
Noto una ligera sacudida en el estómago; debe de ser porque la bebida se dirige a algún sitio.
-Cande: Tenés suerte —continúa pensativa— El otro día me puso unas estanterías en la habitación sin que se lo dijese. ¿Cuántos tíos harían algo así?
-Lali: Si, es un tierno. —Nos quedamos en silencio y comienzo a partir el posavasos en pedacitos— Supongo que lo que pasa es que nuestra historia ya no es tan romántica como antes.
-Cande: No puedes esperar que lo sea toda la vida. Las cosas cambian. Es normal que su relación sea más estable.
-Lali: Ya sé. Somos dos personas maduras y prudentes que mantienen una relación cariñosa y sensata, justo lo que quiero en esta vida. Excepto por... —Me aclaro la voz, un tanto avergonzada— Ya no hacemos el amor a menudo.
-Cande: Eso es habitual en los noviazgos a largo plazo. Necesitas darle un poco de marcha.
-Lali: ¿Cómo?
-Cande: ¿Has probado las esposas?
-Lali: Pues no. ¿Y vos? —le pregunto fascinada.
-Cande: Hace mucho tiempo —contesta como si nada— No son tan... Bueno, ¿por qué no experimentan con algo diferente? Háganlo en el trabajo.
Ésa sí que es una buena idea. Qué lista que es.
-Lali: Esta bien, lo intentaré.
Busco en el bolso, saco un bolígrafo y me apunto «SEXO TRABAJO» en la mano, al lado de «RECORDAR: CARIÑO».
De repente me siento invadida por un renovado entusiasmo. Es un plan brillante. Mañana me lo haré con Pablo en la oficina; será la mejor experiencia sexual que hayamos tenido jamás, saltará la chispa y volveremos a estar locamente enamorados. Eso le enseñará a Peter Lanzani. No, no tiene nada que ver con él. No sé por qué lo he mencionado.

Sólo hay un pequeño inconveniente. Estar con tu novio en horas laborables no es tan fácil como se cree. Jamás me había fijado en lo diáfana que es nuestra empresa, en la cantidad de separaciones de cristal que hay ni en el montón de gente que pulula por ella a todas horas.

A las once de la mañana del día siguiente todavía no he conseguido urdir un plan. Había pensado en hacerlo detrás de una planta o algo así, pero, ahora que las miro, son minúsculas y nada frondosas. No hay forma de esconderse tras ellas para un buen meneo. En el lavabo tampoco podemos. En el de chicas siempre hay gente cotilleando o maquillándose y en el de chicos... ¡Agh! Ni hablar. En la oficina de Pablo es imposible porque todas las paredes son de cristal y no tiene cortinas ni nada parecido. Además, siempre hay alguien que entra o sale para coger cosas del archivador.

Esto es ridículo. Me imagino que quienes tienen aventuras se lo montan en el trabajo a todas horas. ¿Habrá alguna habitación que no conozco para cuestiones relacionadas con el sexo?

No puedo escribirle un correo electrónico a Pablo para pedirle sugerencias porque es imprescindible que lo pille desprevenido. El elemento sorpresa actuará como un fabuloso afrodisíaco y todo será apasionado y romántico. Además, si se lo cuento, corro el riesgo de que le entre la vena corporativa e insista en que pidamos una hora libre no remunerada para hacerlo.

Me estoy preguntando si podríamos ir a hurtadillas a la escalera de incendios cuando Nick sale de la oficina de Paul para preguntar algo sobre márgenes. Doy un respingo. Después de la gran reunión de ayer, llevo todo el día reuniendo el coraje necesario para proponerle una cosa.

-Lali: Nick. Las barritas Panther son un producto del que te ocupas tú, ¿verdad?
-Nick: Si se las puede llamar así...
-Lali: ¿Van a dejar de hacerlas?
-Nick: Casi seguro.
-Lali: Mira, ¿podría utilizar una mínima parte del presupuesto de marketing para incluir un vale en una revista?
Pone los brazos en jarras y me mira extrañado.
-Nick: ¿Qué?
-Lali: Un poco de publicidad. No saldrá muy caro, te lo prometo. No se enterará nadie.
-Nick: ¿Dónde?
-Lali: En Encuentros en la bolera, a la que está suscrito mi abuelo—le explico sonrojándome.
-Nick: ¿Qué?
-Lali: Por favor. No tenés que ocuparte de nada. Lo organizaré todo yo. Comparado con el resto de la propaganda que hacéis, será como una gota de agua en el océano. Por favor.
-Nick: De acuerdo. De todas formas, es un caballo perdedor.

-Lali: Gracias —contesto con una sonrisa. Cuando se aleja, descuelgo rápidamente el teléfono para llamar al abuelo— Hola —digo cuando salta el contestador automático— Voy a poner un cupón de descuento para las barritas que tanto te gustan en la revista de los bolos. Díselo a todos tus amigos. Podrán comprarlas más baratas. Nos vemos pronto. Besos.
—¿Lali? —retumba su voz de pronto—. Estoy aquí. Estaba espiando.
-Lali: Espiando? —repito esforzándome en no parecer sorprendida.
—Es mi nuevo hobby. ¿No lo conoces? Escuchas cómo tus amigos te dejan un mensaje y te ríes un rato. Es muy divertido. Precisamente iba a llamarte. Ayer leí un artículo en el periódico sobre robos en el centro de Londres que me preocupó mucho.
Otra vez no.
-Lali: ¡Abuelo!
—Prométeme que no cogerás el transporte público.
-Lali: Lo prometo —le aseguro cruzando los dedos— He de dejarte. Te llamaré pronto. Un beso.
—Otro para ti.
Cuando cuelgo, me siento satisfecha. Una cosa resuelta.

Ahora, ¿qué hago con Pablo?

-Caroline: Tengo que ir a mirar en el archivo —dice en voz alta, y levanto la cabeza.
¡El archivo! Pues claro. Allí nunca va nadie, a menos que sea absolutamente imprescindible. Está en el sótano y es un sitio oscuro, sin ventanas, con montones de libros viejos y revistas, en el que uno acaba arrastrándose por el suelo para encontrar lo que busca.
Es perfecto.
-Lali: Si queres voy yo. ¿Qué necesitas? —me ofrezco intentando no parecer interesada.
-Caroline: ¿De verdad? Gracias, Lali. Es un anuncio en una revista que ya no se publica. Aquí tenes la referencia.
Me da un trozo de papel y lo cojo llena de emoción. Cuando se va, levanto el auricular recatadamente y marco el número de Pablo.
-Lali: Hola —digo en voz baja y ronca— Ve al archivo, quiero enseñarte una cosa.
-Pablo: ¿Qué?
-Lali: Ve allí —le pido sintiéndome como Sharon Stone.
¡Ja! Me espera un buen polvo. Recorro el pasillo tan deprisa como puedo, pero al pasar por Administración se me acerca Wendy Smith y me pregunta si me gustaría jugar en el equipo de baloncesto femenino, así que tardo unos minutos en llegar al sótano. Cuando abro la puerta, veo a Pablo mirando el reloj.

Pues vaya, había planeado ser yo quien estuviera esperando. Me iba a sentar en una pila de libros, que habría amontonado antes, con las piernas cruzadas y la falda ligera y seductoramente subida... Qué le vamos a hacer.
-Lali: Hola —lo saludo con el mismo tono ronco.
-Pablo: Hola —contesta frunciendo el entrecejo— ¿De qué va todo esto? Tengo un día muy liado.
-Lali: Sólo quería verte, a ti y a todo tu cuerpo. —Cierro la puerta con gesto desinhibido y le deslizo un dedo por el pecho, como en los anuncios de masaje para después del afeitado— Ya no hacemos el amor dejándonos llevar por el instinto.
-Pablo: ¿Qué?
-Lali: Venga —lo animo desabotonándole la camisa con expresión sexy— Hagámoslo aquí, ahora.
-Pablo: ¿Estás loca? —pregunta apartándome las manos y abrochándose otra vez— ¿En horas de trabajo?
-Lali: ¿Y qué? Somos jóvenes, se supone que estamos enamorados— Bajo la mano todavía más y se le abren los ojos de par en par.
-Pablo: Detente —susurra— ¿Estás borracha o qué?
-Lali: Sólo me apetece un revolcón. ¿Te parece mucho pedir?
-Pablo: ¿Y qué tal si utilizamos la cama como la gente normal?
-Lali: Pero si tampoco la usamos. Quiero decir, casi nunca. Se produce un profundo silencio.
-Pablo: Lali, no es el momento ni el sitio adecuado.
-Lali: Podría serlo. Cande me dijo que sería una forma de que volviera a saltar la chispa.
-Pablo: ¿Hablas de nuestra vida sexual con ella? —pregunta estupefacto.
-Lali: No mencioné nuestros nombres —replico retrocediendo rápidamente— Fue una conversación sobre parejas en general, y, según ella, hacerlo en el trabajo es muy estimulante. Dale, Pablo. —Me acerco a él contoneándome y meto una de sus manos debajo de mi sujetador— ¿No te excita pensar que podría aparecer cualquiera?
Al oír unos pasos enmudezco.
Rayos.
-Pablo: Viene alguien —dice entre dientes, y se aparta de mí, pero su mano sigue en el mismo sitio. Me mira horrorizado— No puedo soltarme. El maldito reloj se ha enganchado en tu jersey. Joder, no consigo sacar la mano.
-Lali: ¡Tira!
-Pablo: ¿Qué crees que estoy haciendo? ¿Dónde hay unas tijeras? —pregunta mirando angustiado por todas partes.
-Lali: No me cortes el jersey —le ordeno espantada.
-Pablo: ¿Se te ocurre algo mejor? —replica tirando con más fuerza, y doy un grito ahogado.
-Lali: ¡Para! ¡Lo vas a romper!
-Pablo: Me da igual. ¿Eso es lo que más te preocupa?
-Lali: Nunca me ha gustado ese reloj. Si te hubieras puesto el que te regalé...
Me callo. Los pasos se oyen cada vez más cerca. Están casi en la puerta.
-Pablo: Joder! —exclama moviendo la cabeza como un loco— Joder, joder, joder.
-Lali: ¡Cálmate! Nos meteremos en un rincón. A lo mejor ni entra.
-Pablo: Ha sido una idea genial, Lali —susurra enfurecido mientras nos arrastramos hacia un lado precipitada y torpemente— Genial.
-Lali: ¡A mí no me eches la culpa! Sólo quería que hubiera un poco de pasión en nuestra...
Cuando la puerta se abre, me quedo de piedra. ¡No! La impresión me ha dejado descolocada.

Peter Lanzani está en el umbral con un fajo de revistas viejas. Nos observa despacio y se fija en la expresión de enfado de Pablo, que sigue con la mano en mi pecho, y en la agonía que refleja mi rostro.

-Pablo: Señor... Lanzani —tartamudea— Lo ... siento mucho. No estábamos... Ejem... Me gustaría decirle que estoy, estamos muy...
-Peter: Seguro que lo están —lo interrumpe con cara inexpresiva e impenetrable y una voz más seca que de costumbre— ¿Podrían vestirse antes de volver a sus puestos de trabajo?
La puerta se cierra tras él y permanecemos inmóviles, como figuras de cera.
-Lali: ¿Querés sacar la mano? —grito, repentinamente furiosa con Pablo.

Mi deseo sexual ha desaparecido y me siento furiosa conmigo, con él y con todo el mundo.

Continuará...

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Jaja Peter atrapó a Pablo con las manos en.... bueno... pobre!! 
+15 firmas y subo el siguiente!!! :D

Les gustó es cursor!! jaja si el lindo, yo igual que Chari no paro de moverlo jeje! vagomi espero que te haya ido bien en psicología!... 


23 comentarios:

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  3. mas noveeeeeeee!!!! q pittt le haga una escena de celossss y que lali deje a pablo yaaaaaaaaaaaaaa

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  4. me encanta tu novee!!!!!!!!!!!

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  7. solo te digo una cosa me encanta


    Angie***

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  8. Naaaaaaa que buen caapppp me encantooooo
    quiero mas :D

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  9. mas noveeeeeeeeeeeeeee

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  10. peter estara celosoooo??? ojala que siiiii :D

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  11. Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove

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  12. yo creo que peter tiene celos

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  13. masssssssssssssssss noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

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  14. quiero masssssssssssssssssssss esta buenisima

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  15. Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove

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  16. Me encanto el capitulO!
    Que situacion en la que los encontro! jajaja

    PD: Tanto sufrimiento y estudio para nada! jaja No hubo tiempo para presentar la exposición! Hasta el lunes! GRACIAS POR LOS BUENOS DESEOS!
    Besos
    @vagomi

    PD2: revisa las menciones de tw! ;)

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  17. Nooo!!! Que verguenza!!!

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  18. huyy jajajaa
    massss!!!
    snif snif huego celos lanzani??!!

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  19. Los pillo, jajaja,k bueno.

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  20. JAJAJAJAJAJ no yo te juro que me vuelvo ROJA!!! pero ROJISIMA no se como hizo Lali :P AMO a Peter JAJAJAJJA :D ME ENCANTO EL CAP BUENSIIMO!!!!! ♥

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