Capítulo CINCUENTA y CINCO

Ante la expresión de Peter, Lali rió y arrugó la nariz con picardía. 

—Lali: Estoy bromeando. En serio. Yo sé quién eres. Estoy perfectamente bien. 

Por encima del hombro de Peter, Lali vio a Gastón moviendo la cabeza en alerta, dibujando un dedo por la garganta. Se dio cuenta demasiado tarde de que probablemente no había sido un momento adecuado para bromas. Que un Espósito habría soltado una buena carcajada pero Peter solo se había enfureciendo. 

La miró con ira incrédulo. Fue sólo entonces cuando se dio cuenta que estaba temblando como consecuencia de su terror para ella. Definitivamente no era el momento para humor. 

—Lali: Lo siento -empezó contrita. 

—Peter: Te pedí que no entrenaras a ese caballo — espetó – Y estuviste de acuerdo conmigo. 

Lali asintió inmediatamente a la defensiva. Estaba acostumbrada a hacer lo que queria. Esta no era la primera vez que ella se caia de un caballo, ni seria la última. 

—Lali: No lo pediste específicamente —dijo de manera razonable– Me pediste no hacer nada peligroso. Y en mi opinión, no lo era. 

En lugar de calmar a Peter, el se enfurecio aún más. 

—Peter: A la luz del hecho de que te haya aplanado casi como un pikelet hace un momento, yo diría que estás equivocada. 

Lali tenia la intención de ganar la discusión. 

—Lali: Bueno, no importa en todo caso, porque la promesa que te hice fue para después de casarnos. Y no estamos casados todavía.

Gastón se tapó los ojos con la mano, sacudió la cabeza, y se retiró de ahi. Peter le diriguió una mirada de incineración, abrió la boca para hablar, y volvió a cerrarla. Sin otra palabra, se levantó lejos de ella y se fue a la cuadra en un paso largo. 

Lali se quedó mirándolo con irritación perpleja 

—Lali: Se está yendo. 

—Gas: Eso parece — se acercó a ella, tendiéndole una mano y tirando de ella para arriba. 

—Lali: ¿Por qué me dejó justo en medio de una pelea? — exigió, desempolvando sus nalgas con azotes cortos — No se puede dejar asi, hay que terminarla 

—Gas: Si se hubiera quedado, cariño. Habrias tenido que probar sus manos sobre tu cuello. 

La conversación se detuvo al ver a Peter salir con un caballo de los establos, su forma recta como una hoja espoleó al caballo al trote elegante rápida. 

Lali suspiró. 

—Lali: Estaba tratando de ganar puntos en lugar de considerar cómo se sentía — admitió. – Esta asustado, probablemente por mí, ya que me cai del caballo 

—Gas: Probablemente – repitió — Parecía que acababa de ver a la muerte. Creo que puedes haber desencadenado una de sus crisis, o lo que sea que lo llames. 

—Lali: Tengo que ir con él. 

—Gas: No vestida así. 

—Lali: Por el amor de Dios, Gastón, sólo por esta vez. 

—Gas: Sin excepciones. Eres mi hermanita y siempre te he dado libertad pero cuando te he dado la mano siempre terminas por tomar el pie — extendió la mano y echó hacia atrás su cabello cayendo — También... no te vayas sin un acompañante. 

—Lali: No quiero un acompañante. Eso no tiene ninguna diversión. 

—Gas: Sí, Lali, ese es el propósito de un acompañante. 

—Lali: Bueno, en nuestra familia, cualquiera que me acompañe probablemente necesitaría un acompañante más que yo. 

Gastón abrió la boca para discutir, luego la cerró. Rara era la ocasión en que su hermano fuera incapaz de argumentar un punto. Reprimiendo una sonrisa, Lali se dirigió hacia la casa. 

Peter había perdonado a Lali antes de llegar hasta la Casa Lanzani, era consciente de que ella estaba acostumbrado a la libertad sin reservas, y no tenía deseos de ser restringida. 

Se necesitaría tiempo para adaptarse a sus restricciones. Él ya sabía eso. Pero había estado demasiado nerviosos para pensar con claridad. Significaba demasiado para él, era su vida. El pensamiento de verla herida era más de lo que su alma podía soportar. 

La impresión de ver que casi mató a Lali, la mezcla abrumadora de terror y furia, habían explotado a través de él y lo dejaron en el caos. No, no es el caos, algo mucho peor. 

Le dijo al ama de llaves que no quería ser molestado, se dirigió al santuario oscuro y tranquilo de la biblioteca. Después de buscar a través del aparador, encontró una botella de Armagnac, y se sirvió un vaso. El licor era duro y picante, ardiente el interior de su garganta. Exactamente lo que quería. Con la esperanza de que quemara a través de la frialdad de su alma, lo arrojó hacia atrás y sirvió un segundo vaso. Escuchando un rasguño en la puerta, fue a abrirla. Albert cruzó el umbral, moviendo y resoplando felizmente. 

—Peter: Hola... — dijo, incorporándose para acariciarlo — Hueles como el suelo de una taberna del East End. — El perro se acomodo hacia atrás contra la palma de su mano. Peter bajó a sus patas traseras y lo miró con tristeza. — ¿Qué me dirías si pudieras hablar? — se preguntó — Supongo que es lo mejor. Ese es el punto de tener un perro. Ninguna conversación. Sólo miradas de admiración y jadeando sin fin. 

Alguien habló desde el umbral detrás de él, sorprendiéndolo. 

— Espero que eso no sea lo que esperes... 

Peter reacciono con instintos explosivos, se volvió y clavó la mano en torno a una garganta suave. 

— . . . de una esposa — finalizó Lali vacilante. 

Peter se congeló. 

Continuará...

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Bueno bueno... Juli♥ tenía razón :) Lali solo estaba 

bromeando! PERO... MAL MOMENTO :S

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